Parashat Shlaj Leja 23
de
Sivan 5767 No
620
El pecado
de la rama
Rav Eran
Tamir
Fueron dichos muchos comentarios en
cuanto al
Pecado de los Espías. Una de las explicaciones – que habla del origen de ese gran percance, que “cargamos” con nosotros a
lo largo
de todas las generaciones – es el comentario del Rav Jarla”p (Nimukei
HaMikraot
204-204, Maaianei HaIeshua 250, 261-262). Nos aclara el Rav Jarla”p que
en
nuestro mundo las cosas se dividen en tres categorías: Lo
obligatorio, lo
permitido y lo prohibido. Hay cosas que tenemos la obligación de
hacer, desde
el punto de vista de la Torá, de los valores y de la
moral. Hay cosas
que tenemos prohibido hacer, y hay otras que nos son permitidas – lo
que es una
categoría intermedia, entre lo obligatorio y lo prohibido. Esa
tercer categoría
la podemos elevar a un nivel de mitzva y obligación, o –
D’s no lo
permita! – hacerla descender, transformándola en algo prohibido.
Y al respecto dijo la Torá:
“Santifícate, privándote de
lo que te está permitido” (es decir, lo que es incluido en la
tercer categoría)
– o de lo contrario, se puede obrar neciamente sin transgredir ninguna
prohibición evidente de la Torá.
Pero todo eso es la realidad después del Pecado
del Primer Hombre en el Gan Eden (Paraíso):
Antes, sólo existía lo obligatorio y lo prohibido. Lo
obligatorio, como fue
expresado en el mandamiento de D’s al Primer Hombre: “De todo
árbol del jardín
comerás” (Bereshit 2:16), “y lo puso en el Gan Eden para
que lo labrara”
(Bereshit 2:15) – ese es un mandamiento positivo. Y en contraste, le
prohibió
“mas del árbol del conocimiento del bien y del mal no
comerás” (Bereshit 2:17),
“y lo guardase” (Bereshit 2:15) – esa es una prohibición. Y en
esa situación,
la categoría de lo permitido era parte de la mitzva,
“pero el pecado
causó que descienda del nivel de mitzva al nivel de
‘permitido’, y puede
descender más aún, al nivel de ‘prohibido’. Pero en el
futuro, será extinguida
toda la impureza del mundo, y lo ‘prohibido’ será abolido y
anulado, y lo
‘permitido’ volverá a ser parte de la mitzva y de lo
obligatorio”. Pero
hay dos partes en las que ese pecado no pudo producir un
daño tan profundo: En Am Israel (el Pueblo de Israel) y
en Eretz
Israel (la Tierra de Israel). Por ello, cuando Am Israel
vive su Torá
hay muchas cosas que son permitidas que pueden ser incluidas en la
categoría de
mitzva y obligación. Y también en Eretz Israel
“la vida laica en
ella, el asentamiento, el arado, la siembra y similares se elevan al
nivel de mitzva
y obligación”. Por ello, “también los distintos tipos
de asentamiento y
todos los aspectos materiales que están relacionados con la
conquista de la
tierra y el renacimiento y edificación de los marcos de vida
nacionales
naturales no son sólo medios para la adquisición de la
tierra, sino que son una
meta en sí. Cada paso y cada conquista son mitzva y
obligación, y a
través de ellos se edifican niveles espirituales en el cielo, y
toda la
existencia del mundo depende de ellos”.
Según ese principio explica el Rav Jarla”p el
Pecado de los Espías: Nuestro Rav Moshé les pidió
que averigüen varias cosas,
cuando una de ellas era “si hay allí árboles o no.
Esforzaos, pues, y traednos
de los frutos de la tierra” (Bamidvar 13:20). El árbol es el
medio para obtener
el fruto, que es la meta. Nuestro Rav Moshé les dice que en
todas la otras
tierras hay un distanciamiento entre el árbol y el fruto, entre
los medios y
los fines, entre la vida espiritual y la vida práctica nacional
– pero en Eretz
Israel las cosas son distintas en su esencia, y por ello deben
esforzarse –
deben elevarse, deben profundizar - y tomar de los frutos de la tierra.
Es
decir, deben descubrir que en Eretz Israel todo es fruto, todo
es meta
en sí, también los medios – como la vida secular natural
– son parte de la meta
misma. Pero los espías pecaron: No tomaron sólo el fruto,
sino que “cortaron de
allí una rama con un racimo de uvas” (Bamidvar 13:23)
“para mostrarle al
pueblo que también en Eretz Israel la rama y el racimo
de uvas son
distintos” - como diciéndole a Am Israel: Sepan, en Eretz
Israel
hay que ocuparse de muchos aspectos materiales, guerras, problemas de
seguridad, económicos, etc., que pueden molestar e incluso
imposibilitar el
descubrimiento de lo kadosh (santo) y del aspecto espiritual.
Como dice
el Rav Jarla”p: “Pero los espías tomaron la rama junto con el
racimo con toda
la intención – para mostrarles que Eretz Israel es como
todas las otras
tierras, y el gusto de sus árboles y sus frutos no es el mismo”.
Y volviendo a nosotros en nuestros días: Debemos
comprender que en Eretz Israel la preocupación por la
vida secular
práctica no es sólo un medio, sino que una meta en
sí misma. Si hay cohetes que
caen en Sderot, no es sólo un problema de seguridad – es
también una
Profanación del Nombre de D’s, es un ultraje de Am Israel.
Si hay
brechas en el plano económico entre diferentes fracciones de la
sociedad – como
es notorio en los elevados índices de desocupación y
grandes sectores de la
población que viven por debajo del nivel de vida mínimo –
no se trata sólo de
problemas de los individuos particulares, sino que es una terrible
Profanación
del Nombre de D’s!. Si hay problemas familiares en los hogares de
Israel – eso
no se limita al marco familiar, sino que genera un vacío en la
manifestación de
D’s en el mundo. Y por ello, el punto de partida de todos los retos que
enfrentamos – dentro de Am Israel, y también fuera de
él – debe ser un
punto de partida espiritual, Divino – y no se debe limitar a buscar
alguna
solución práctica de un tipo u otro. Y concluimos de ello
que todo el pecado de
los espías fue que junto con el racimo trajeron la rama, y con
la ayuda de D’s
cada uno de nosotros corregirá ese pecado, en sus asuntos: No
diferenciaremos
entre la rama y el racimo de uvas, sino que seremos merecedores de
beber del
auténtico vino de Eretz Israel, del racimo de uvas que
trajeron los
espías.
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Majón
Orá
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No enojes a
D’s
Rav
Shlomó
Aviner
Lo que más Lo
enoja – es Lashón HaRrá (calumnias). Cómo
sabemos?. Porque por eso fue
destruido el Beit HaMikdash (El Templo) y fuimos exiliados de
nuestra
tierra: Sinat Jinam (odio gratuito) es en realidad Lashón
HaRrá,
como lo demuestra el autor del libro “Jafetz Jaim” al principio
de su
libro.
Todos tienen
defectos, y siempre podrás encontrar de qué hablar mal.
Por ello, por favor, no
desprecies a nadie. Y tu agudo sentido de crítica –
utilízalo para encontrar
tus propios defectos, y no en el marco de “La Comisión de
Búsqueda de Defectos
de los Demás”.
Incluso en la
antigua Roma castigaban al que hablaba Lashón HaRrá
con el exilio y el
trabajo forzado – no porque les preocupaba la pureza de las palabras y
la
santificación de la lengua, sino que comprendían que eso
desmenuza la sociedad.
Y todo eso incluso
si lo que dices es verdad. Pero si no lo es, eso es mucho más
severo. Por ello,
acostúmbrate – una costumbre muy buena – a no creer nada, sin
antes verificarlo
a fondo.
Escápate,
escápate de la Lashón HaRrá!. Si para
autorizarle a alguien obrar en contra
de la excomulgación que instituyó el Rav Guershom se
necesita el permiso de
cien Rabanim (Rabinos) – para autorizar algo que puede ser
contrario a
la prohibición de la Torá de “no andarás
chismeando” (Vaikrá 19:16) se
necesita el permiso de mil Rabanim!.
Escápate de
todas las formas de permisión de Lashón HaRrá.
Escápate de cien partes
de permisión, para no caer en una sola parte de
prohibición.
Por ello, no
prestes oídos a Lashón HaRrá. Y si por
error lo escuchaste – no lo
creas!.
Escribió el
autor del libro “Jafetz Jaim”: Cómo le puedes creer a una
persona que no
se cuida de decir Lashón HaRrá, y sospechar de
una persona que por lo
visto es correcta?! (Shmirat HaLashón, Shaar HaZjira,
Cáp. 12).
Y no digas que
“yo tengo que hablar, tengo que contarlo, que difundirlo, para salvar
al mundo,
para salvar la nación, para salvar la tierra, para salvar la Torá”.
No
corrijas nada de una forma que enoja a D’s. Utiliza la fuerza de la
palabra
para bien – y de esa forma alegrarás a tu Creador.
Departamento
ibero-americano
Majón Meir
abrió sus
puertas para alumnos ibero-americanos de habla hispana y
portugués, y te invita
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su ambiente tan
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