Beahavá Ubeemuná
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Parashat Bahar - Bejukotai     24 de Iyar 5767     No 616


Rav Iaacov Filver La Torá, el pueblo y la tierra
Rav Iaacov Filver

La Parashá “Bahar” incluye en ella la Torá, Am Israel (el Pueblo de Israel) y Eretz Israel (la Tierra de Israel): Comienza mencionando el Monte de Sinai – el lugar donde fue entregada la Torá – luego pasa a hablar del shabat de la tierra – la Shmita (el Año de Descanso) – y finaliza con las dificultades económicas del judío que vive en Eretz Israel.
En cuanto a la Torá y Am Israel nuestros sabios discreparon: Quién de ellos fue creado para el otro?. Como es mencionado en el midrash (Tana DeBei Eliahu 14): “Una vez pasaba de un lugar a otro, y me encontró una persona. Me dijo: Mi Rav, hay dos cosas en el mundo que yo amo con todo mi corazón; la Torá y Am Israel. Pero no se cuál de ellos antecede al otro!. Le dije: Mi hijo, las personas acostumbran a decir que la Torá antecede, pero yo te digo que Am Israel antecede a la Torá”. Esa opinión figura también en otro midrash (Kohelet Rabah 1:9): “Dijo Rabí Shimón Bar Iojai, está escrito ‘porque como los días de un árbol, serán los días de Mi pueblo’ (Ishaya 65:22). El árbol insinúa la Torá, como dice el versículo ‘es árbol de vida para los que echan mano de ella’ (Mishlei 3:18). Y quién fue creado para el otro?. La Torá fue creada para Am Israel, o Am Israel fue creado para la Torá?. Por supuesto: La Torá fue creada para Am Israel!. Y si la Torá – que fue creada para Am Israel – es eterna, Am Israel – que fue creado por su propio mérito – por supuesto que es eterno”.
En cuanto a Eretz Israel, hay muchos que la consideran sólo un medio, y en su opinión su valor se debe a que ella nos permite cumplir ciertas mitzvot determinadas. Respecto a esa opinión ya escribió Rabí Shlomó Elkavetz: “Y hay muchos que pensaron que la virtud de Eretz Israel es sólo cuando está habitada por mucha gente de Am Israel, pero cuando se encuentra vacía pierde todo su valor. Y eso lo dedujeron porque piensan que la virtud de Eretz Israel se debe a que los hijos de Israel cumplen en ella las mitzvot, sin entender que el cumplimiento de esas mitzvot es una consecuencia de su propio nivel... pero eso es un error. Debes saber, que la plenitud de Eretz Israel
se debe a ella misma, porque es el punto primordial de la creación... hasta tal punto que los patriarcas la deseaban aún cuando se encontraba colmada de ídolos – y esa es la gran prueba que su nivel es consecuencia de su valor propio” (Beit HaLevi).
Esa misma discusión la encontramos en el tema del Heter HaMejirá [Se trata de una venta provisoria de terrenos destinados a la agricultura en el año de Shmita. Esa venta permite realizar ciertas labores en el cultivo, venta y exportación de la producción agrícola bajo determinadas condiciones – lo que de lo contrario estaría prohibido según la halajá. N. del T.]. El Rav Kuk cita en el prólogo a su libro “Shabat HaAretz” los argumentos del Ridba”z [uno de los más grandes opositores al Heter HaMejirá, contemporáneo del Rav Kuk. N. del T.]: Cómo podemos permitir vender los terrenos agrícolas de Eretz Israel a un gentil – y de esa forma anular la mitzva de Shmita – cuando haciendo eso anulamos la kdushá (santidad) de la tierra, y deja de existir la mitzva del asentamiento en Eretz Israel?!. Contesta el Rav Kuk que su opinión se basa en la suposición que todo el valor de Eretz Israel se debe a que en ella se puede cumplir mitzvot determinadas. Pero no es así, porque el valor de Eretz Israel es por ella misma, sin relación con el cumplimiento de sus mitzvot. Una de las pruebas es lo que escribió el Rav Ashturi HaParji (Kaftor VaPeraj, Cáp. 10), que lo demuestra a través de nuestros santos patriarcas: “Y también nuestro patriarca Iaacov, y el tzadik (justo) Iosef, y nuestro señor Moshé – bendita sea su memoria – encontrándose todos ellos fuera de Eretz Israel anhelaban ser enterrados en ella - a pesar que la tierra todavía no había sido conquistada, y todavía no tenían obligación de cumplir las mitzvot propias de ella. Es evidente entonces que la kdushá (santidad) de Eretz Israel y su valor ya existía cuando le fue predestinada a los santos patriarcas, y no solamente a partir del momento que fue conquistada”. Y a ello se le puede agregar lo que escribió el Jatam Sofer en su respuesta (Shut Jatam Sofer, Ioreh Dea 234): “Eretz Israel tiene prioridad en toda situación [es decir, incluso cuando el Beit HaMikdash fue destruido y el pueblo fue exiliado. N. del T.], sin duda. Y a primera vista, tal parece que el esposo puede obligar a la esposa – o viceversa – a emigrar a Israel, o ir a vivir a Ierushalaim, no porque en la tierra se puedan cumplir las mitzvot singulares de ella, sino por su kdushá propia... porque no estamos intentando aclarar si las mitzvot de Israel deben cumplirse ahora o no, ni tampoco si una persona impura puede entrar al Har HaBait (el Monte del Templo), sólo estamos hablando de la elevada kdushá de Ierushalaim – que es como los Portones del Cielo – desde siempre, incluso cuando se encontraba bajo el dominio del Iebusita, y cuando el Knaanita y el Prizita gobernaban sobre la tierra. Y la Shjina (manifestación de la Presencia Divina) nunca abandonó y nunca abandonará el Kotel HaMaaravi (el Muro de los Lamentos), incluso cuando se encuentra en ruinas”. Y resume su posición: “La conclusión de todo ello, que según todas las opiniones la kdushá de ambos [de Eretz Israel y de Ierushalaim] es eterna, desde el principio del mundo hasta el final, no cambió y nunca cambiará”.

El valor propio de Eretz Israel lo encontramos también en otros midrashim – que presentan a Eretz Israel y Am Israel como dos entidades, cuando cada una de ellas tiene valor propio, y D’s – por su gran amor a cada una de ellas – las unió. Por ejemplo: “Le dijo D’s a Moshé; la tierra Me es amada, como dice el versículo ‘una tierra que el Eterno, tu D’s, siempre la reclama’ (Dvarim 11:12), y Am Israel me es amado, como dice el versículo ‘debido al amor del Eterno por ustedes’ (Dvarim 7:8). Dijo D’s: Introduciré a Am Israel – que me es amado – a la tierra que me es amada” (Bamidvar Rabah 23). También aprendieron del versículo “yo tengo una buena herencia” (Tehilim 16:6) – “hay una persona que es agradable, pero sus prendas no lo son. Y hay quien es desagradable, y sus prendas son hermosas. Pero Am Israel no es así: Ellos son agradables, y también sus prendas lo son. Ellos le son adecuados a la tierra, y Eretz Israel le es adecuada a ellos. Por ello dice el versículo ‘yo tengo una buena herencia’”. Y también dijo Rabí Shimón Bar Iojai (Vaikrá Rabah 13): “‘Midió la tierra’ (Javakuk 3:6) – D’s midió todas las tierras, y no encontró ninguna adecuada para ser entregada a Am Israel – salvo Eretz Israel”. De ello aprendemos que el valor de Eretz Israel no se debe a que es la tierra de Am Israel, sino que por el contrario, justamente por el valor propio de la tierra D’s se la entregó a Su pueblo Israel.
Que sea la voluntad de D’s que sepamos cuidar esa santa consignación que nos fue entregada, y que seamos meritorios de ella.

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Rav Shlomó Aviner La ciudad milagrosa
Rav Shlomó Aviner

Ierushalaim es una ciudad milagrosa, maravillosa. No es mencionada por su nombre en todo el Jumash (Pentateuco). Todo lo que está escrito es: “El lugar que el Eterno, vuestro D’s, escogiere” (Dvarim 12:5) – ya desde un principio, podemos notar que Ierushalaim no se alcanza rápidamente, con facilidad.
A lo largo de las generaciones el fulgor de Ierushalaim se amorteció un poco: Ella fue destruida, reducida a ruinas. Pero en el futuro, ese fulgor volverá a surgir. Ocurrió una vez que Rabí Iojanan estaba hablando de Ierushalaim, y mencionó el versículo: “Y haré que sean tus almenas rubíes, y tus puertas carbunclos” (Ishaya 54:12) – es decir, las ventanas y las puertas de Ierushalim estarán hechas de piedras preciosas. Dijo Rabí Iojanan: “En el futuro, D’s traerá piedras preciosas de 30 codos por 30 codos, y cavará en ellas 10 codos de ancho por 20 codos de alto, y las pondrá por portones en Ierushalaim”. Uno de sus discípulos se burló de ello. Un día, ese discípulo partió con un barco y se alejó gran distancia, en dirección desconocida, y allí vio ángeles celestiales que aserraban piedras preciosas de 30 codos por 30 codos, socavando en ellas 10 codos por 20 codos. Les preguntó: Para qué son esas piedras preciosas?. Y le contestaron que están preparando los futuros portones de Ierushalaim. Cuando regresó al Beit HaMidrash (centro de estudio de la Torá), le dijo a Rabí Iojanan: “Cuéntanos, Rabí, que te es adecuado. Exactamente lo que tú has dicho, yo vi con mis propios ojos”. Rabí Iojanan lo amonestó: “Vanidoso!. Y si no lo hubieses visto, no lo habrías creído?!”. Lo miró con sus ojos, y se convirtió en una montaña de huesos (Baba Batra 75A).
Es cierto que Rav Jaim Vital dice que los midrashim deben ser interpretados en forma textual (Shaar HaGuilgulim, prólogo 10), pero el Mahara”l de Praga (Netzaj Israel 51) explica ese midrash en forma alegórica: Rabí Iojanan intentó enseñarle a sus discípulos qué es Ierushalaim, la Ierushalaim del futuro venidero. Ese discípulo no lo entendió, él pensaba que Ierushalaim del futuro será como cualquier otra ciudad, y el mundo continuará siendo el mismo mundo que conocemos. Luego, se sumergió en el mar de la sabiduría, viajó por todos sus confines, hasta que su cerebro se iluminó y comenzó a entender cuál es el nivel de Ierushalaim. Cuando volvió a su Rav, y le confesó que ahora sí ha entendido, fue amonestado: Y si no lo hubieses entendido, no lo hubieses aceptado?. Yo no necesito tu consentimiento!.
El Mahara”l dice que Ierushalaim no es una ciudad natural: Es cierto que se encuentra en un punto determinado del globo terráqueo, pero también se encuentra en el cielo. Existe una Ierushalaim terrenal, y una Ierushalaim celestial – pero también la Ierushalaim celestial se encuentra aquí abajo. Como vio nuestro patriarca Iaacov en su sueño: “No es esta sino que la Casa de D’s, y esta es la Puerta del Cielo” (Bereshit 28:17). Terrenal y celestial al mismo tiempo. Ierushalaim “está vinculada a otro mundo totalmente distinto” (Netzaj Israel 51), “he aquí que Yo asentaré tus piedras con turquesas, y echaré tus fundamentos con zafiros” (Ishaya 54:11). Esa ciudad es construida toda ella de zafiros – una de las piedras del Joshen HaMishpat (prenda que se vestía sobre el torso) del Cohen Gadol (Sumo Sacerdote). Todo en ella está vinculado con el sacerdocio y el Beit HaMikdash (El Templo). Por supuesto, esa edificación es lenta y paulatina: Ierushalaim vuelve a ser reconstruida, empieza a consolarse, y lentamente se vuelve más como turquesas y zafiros. Esa ciudad, que toda ella es Beit HaMikdash, cuya kdushá (santidad) depende de la Shjina (manifestación de la Presencia Divina) [que nunca la abandonó. Véase
Ramba”m, Hiljot Beit HaBejira 6:15-16. N. del T.], que toda ella es como los rollos de la Torá – no es natural, sino que Divina. Y ese aspecto Divino se va revelando más y más, lentamente.

Departamento ibero-americano

Majón Meir abrió sus puertas para alumnos ibero-americanos de habla hispana y portugués, y te invita a tener esta experiencia única de estudiar Torá en su ambiente tan especial en la ciudad de Ierushalaim.
El programa - dirigido por el Rav Rafael Spangenthal - está destinado para jóvenes de diecisiete años en adelante que desean reforzar su identidad judía por medio del estudio de la Torá en un marco agradable, que enfatiza el valor de nuestros lazos con el pueblo, la Torá y la Tierra de Israel.
Para aquellos que lo deseen, existe también en el Majón un ulpán de hebreo bajo la órbita del Ministerio de Educación.
Para más información los invitamos a llamarnos o escribirnos:
Director del Departamento ibero-americano
Rav Rafael Spangenthal
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