Beahavá Ubeemuná
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Parashat Jaiei-Sara     27 de Jeshvan 5767     No 591


La adquisición
Rav Mordejai Hershkop

La clara, precisa y detallada descripción de la adquisición de Mearat HaMajpela (Cueva de Majpela, en Jevrón) en la Torá constituyó en el pasado y también constituye en el presente un testimonio histórico muy significativo para los pueblos del mundo – y también para nosotros mismos.
Pero si sólo se limita a ser un testimonio, no queda claro cuál es el objetivo de la Torá cuando detalla todos los acontecimientos que anteceden a la compra – como la proposición de Efron y la negativa de Avraham. Qué nos faltaría si la Torá se limitase a los dos versículos finales que resumen ese episodio, describiendo la gran suma de dinero que Avraham le entregó a Efron y el traspaso de la propiedad a sus manos?.
Tal parece que a través de la detallada descripción de la negociación que antecedió a la adquisición, la Torá
nos hereda una de las enseñanzas de Avraham – no menos importante que la herencia de la Mearat HaMajpela misma:
En la descripción de esas negociaciones descubrimos que Avraham – el hombre de la bondad que siempre brinda (Mija 7:20) – es una persona que se comporta en forma sistemática y sin concesiones tratándose de recibir de los demás. A diferencia de la proposición del rey de Sdom que Avraham no aceptó (Bereshit 14:21) – negándose a recibir alguna riqueza que no le pertenece desde un principio – en este caso su negativa es mucho más valiosa, y le cuesta una gran suma de dinero – un dinero que él adquirió con su
esfuerzo. La Torá nos describe la generosa proposición de Efron y el educado rechazo de Avraham – acompañados de todas las ceremonias acostumbradas en aquel entonces (Bereshit 23:10-16). La profunda diferencia entre un regalo y una adquisición de la que se adueña pagando todo su precio, le era sabida y le estaba muy clara a Avraham: Un regalo es entregado en forma unidireccional, del que entrega al que recibe – y por ello, el que lo recibe no logra un vínculo de pertenencia auténtico, a pesar que se le dio permiso para utilizarlo. Si Avraham hubiese recibido un regalo, todo el vínculo con Mearat HaMajpela de Avraham se habría reducido a “entierra tu muerto” (Bereshit 23:11). En contraste, tratándose de una compra, el comprador forja un vínculo de pertenencia con el objeto adquirido cuando no sólo recibe, sino que también entrega algo suyo a cambio del traspaso de propiedad: Su dinero, que adquirió con su esfuerzo. Por ello, cuando se trata de la compra de la cueva, no se habla sólo del entierro, sino que de “posesión de sepultura” (Bereshit 23:20) – una posesión auténtica. En la firme actitud del “Padre Vigoroso” – adquirir, y no recibir un regalo – nuestro patriarca Avraham nos hereda el secreto de la existencia del Pueblo Judío: El lazo de pertenencia, que es también un compromiso.
La compra como generadora de un lazo de pertenencia enhebra toda la vida de la kdushá (santidad) judía. El profundo vínculo entre D’s y Su mundo es descrito con el término de “adquisición”: Ya encontramos esa idea en la creación del mundo, con respecto a la cual fue dicho que D’s “adquirió el cielo y la tierra” (rezo de Shabat) – que creó a nuestro mundo y se nos revela en él. Esa misma idea nos es trasmitida en la descripción del vínculo singular de D’s con Su pueblo – “Él es tu padre, que te adquirió” (Dvarim 32:6), nos eligió de entre todos los pueblos como el pueblo que Le pertenece. Y continúa en el vínculo con la Torá, que le pertenece a D’s – “el Eterno me adquirió desde el principio” (Mishlei 8:22). Y nosotros también la adquirimos a través de las 48 formas de “adquisición de la Torá” (Avot 6:6). Y también así es respecto a Eretz Israel (la Tierra de Israel), que es apodada “adquisición” (Ialkut Shimoni, Beshalaj). Y finalmente esa idea también tiene su expresión en la descripción de la Torá del casamiento – lo que demuestra cuál es la intención desde un principio: “Si un hombre adquiere una mujer…” (Dvarim 22:13). No nos sorprende que la Gmará deduzca que una de las formas de casarse es “adquiriendo” la esposa con dinero, justamente en base a la compra de Mearat HaMajpela: El denominador común, es el deseo de forjar un lazo de pertenencia que compromete, edificar algo que continúe para toda la eternidad.
No hay dudas que esa enseñanza de nuestro padre Avraham es muy relevante en nuestra época, cuando se intentan y se prueban todo tipo de cambios que alteran el equilibrio de adquisiciones que nos pertenecen por un lazo de compromiso, en cuanto a Eretz Israel y la célula familiar. A veces parece evidente que el punto de partida del “desfile de la desconexión” y el “Desfile del Orgullo” es un mismo error moral en el plano de los valores. Frente a ello, despierta dentro nuestro la exigencia de dirigirnos por el camino de nuestros patriarcas, enseñar y educar con más claridad el importante significado de una compra que une, que hace pertenecer el uno al otro, que forja un vínculo de compromiso con todo lo que nos es preciado realmente.

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Rav Shlomó Aviner No le creas
Rav Shlomó Aviner

No creas ni una sola palabra de Lashón HaRrá (calumnias), con respecto a nadie. Ni siquiera prestes oídos: También eso está prohibido. Pero si ya lo has escuchado - no le des crédito.
Hay tanta Lashón HaRrá en el mundo!. Tantas mentiras y difamaciones!.
Dijeron respecto al Rav Kuk que es un cristiano disfrazado, respecto al Ramja”l (Rabí Jaim Luzato) que es un falso Meshiaj (Mesías), respecto al Ramba”m que se convirtió al Islam, respecto al profeta Irmyau que tuvo relaciones con una prostituta, y respecto a nuestro Rav Moshé que cometió adulterio con 600.000 mujeres casadas!.
Incluso lo que ves con tus propios ojos, no lo creas!. Porque quizás no conoces todos los detalles del caso, que pueden cambiar totalmente la perspectiva – lo que se llama “juzgar para bien”. No se trata de un sentimiento que nos induce a apartarnos de la correcta medida de la justicia, sino que de la aclaración de la verdad. No olvides que la verdad - es toda la verdad!. La regla es: Incluso lo que ves con tus propios ojos – no lo creas!.
Ocurrió una vez que el Rav Arieh Levin vio una persona que en medio de un entierro se fue a comprar una maceta. Se extrañó mucho. Cuando averiguó, se enteró que el difunto tenía una grave enfermedad contagiosa, y en el hospital decidieron quemar todas sus pertenencias, incluso sus Tfilin (filactelias) – a no ser que sean enterrados de inmediato. Por ello, esa persona compró una maceta para enterrar en ella los Tfilin.
Y también ocurrió una vez que una mujer se encontraba en el aeropuerto esperando su vuelo. Estaba comiendo baffles, cuando la llamaron al mostrador para aclarar algunos detalles. Cuando regresó a su lugar, encontró un hombre de apariencia jaredi (ultra-ortodoxo) comiendo de su paquete de baffles, sin ninguna vergüenza!. No quiso ofenderlo, y por ello continuó comiendo ella también baffles del paquete – para insinuarle que le pertenece. Pero él no entendió la insinuación, y continuó comiendo. Él comía, y ella comía - hasta que terminaron todo el paquete. Ella se extrañó; cómo es capaz de semejante descaro? – pero calló. Cuando se sentó en el avión y abrió su cartera, encontró sus baffles dentro de ella, y se acordó que cuando la llamaron al mostrador puso el paquete dentro de la cartera!. De pronto, todo el episodio se vio totalmente distinto!.
Y también ocurrió que el Ari z”l cuando llegó a Tzfat, fue adherido a una asamblea que se encargaba de personas que han pecado. Una mañana muy temprano, uno de las personas que componían la asamblea se levantó para rezar con la salida del Sol, y cuando abrió su ventana vio una mujer casada saliendo de su casa que entraba al patio de un hombre que era conocido como un adúltero. Se trastornó mucho, y después del rezo reunió a la asamblea y les contó lo que hizo esa mujer.
Le dijo el Ari z”l: “Cierra tu boca!. Cómo te atreves a hablar de esa forma de una mujer de Israel correcta?!. En la casa de ese hombre hay un visitante que llegó del exterior con dinero y una carta secreta que envió el esposo de esa mujer. Y el esposo exigió que no sean entregados a ninguna persona, sólo a ella
personalmente. Por ello, ella se dirigió a la casa de ese hombre. Y por ser muy recatada, prefirió hacerlo temprano por la mañana cuando no hay nadie en la calle, para que nadie la vea”.
Le dijo el otro miembro de la asamblea: “Perdóname, mi Rav, perdóname!”.
Le contestó: “No tienes que pedirme perdón a mí, sino que a esa mujer justa y recatada, de la que has sospechado!”.
Y también ocurrió que ciertos Rabanim
(Rabinos) hicieron una gran reunión para tratar de los problemas de la generación, y después comieron juntos. En medio de la comida se levantó el director, y les dijo que les mostrará algo maravilloso: Sacó de su bolsillo una moneda de la época del rey David, que él utilizaba en ocasiones de Pidión HaBen y semejantes. La moneda pasó de mano en mano, y todos los Rabanim se emocionaron mucho – pero en cierto momento la moneda desapareció. Todos buscaron en las mesas y en el suelo – pero la moneda no se encuentra en ningún lado!. El ambiente se puso tenso.
Les dijo el director: “Quizás alguien sin darse cuenta, por costumbre, introdujo la moneda en su bolsillo?. Por favor, que cada uno busque en sus bolsillos”.
Se ofendieron un poco, pero buscaron, y no la encontraron. El ambiente se puso más tenso.
Dijo el director: “Quizás por equivocación la moneda cayó en el bolsillo de alguien sin que se dé cuenta?. En los sacos de los Rabanim hay muchos bolsillos, y quizás no todos saben buscar en ellos?. Yo propongo que cada Rav busque en los bolsillos de su vecino a su derecha”.
Los Rabanim se sintieron muy molestos, pero por respeto al director consintieron. Buscaron, pero no encontraron nada.
Pero
un talmid jajam (erudito del estudio de la Torá) anciano le dijo cortantemente a su vecino: “En mis ropas nadie buscará!”.
“Por qué?”.
Él se puso pálido, y luego colorado, pero continuó afirmando: “A mí no me registrarán!”.
Le dijo el director: “Entonces, qué propones?”.
“Yo no propongo nada!”.
Todos
callaron. El ambiente era insoportable. Un pesado silencio envolvía el recinto. Después de diez minutos, entró corriendo el mozo con la moneda en su mano: Cuando retiró las bandejas con los platos, tomó la moneda por equivocación!. Todos volvieron a respirar, miraron avergonzadamente al talmid jajam anciano del que sospecharon, y le preguntaron: Por qué se negó a ser registrado?. Él introdujo su mano en el bolsillo, y sacó de él una moneda semejante a la del director. Dijo: “Yo también traje una moneda idéntica para mostrarle al público, pero cuando el director mostró la suya perdí el interés. Quién me habría creído, que yo también tengo una moneda como esa?…”.
Todos asintieron con vergüenza, y dijeron: “Si sólo hubiésemos venido por esto, hubiese sido suficiente”.
Tú has comprendido?. No creas ni una sola palabra de Lashón HaRrá, incluso si lo has visto con tus propios ojos!.

Departamento ibero-americano

Majón Meir abrió sus puertas para alumnos ibero-americanos de habla hispana y portugués, y te invita a tener esta experiencia única de estudiar Torá en su ambiente tan especial en la ciudad de Ierushalaim.
El programa - dirigido por el Rav Rafael Spangenthal - está destinado para jóvenes de diecisiete años en adelante que desean reforzar su identidad judía por medio del estudio de la Torá en un marco agradable, que enfatiza el valor de nuestros lazos con el pueblo, la Torá y la Tierra de Israel.
Para aquellos que lo deseen, existe también en el Majón un ulpán de hebreo bajo la órbita del Ministerio de Educación.
Para más información los invitamos a llamarnos o escribirnos:
Director del Departamento ibero-americano
Rav Rafael Spangenthal
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Cel: 972-52-4501467
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