Parashat Vaikrá
3 de Nisan 5766 No
558
Tu
trajín
Rav Itiel
Ariel
El Orador de Duvna plantea una hermosa
parábola - como es su costumbre -
para explicar un versículo de nuestra Haftará:
"Pero a Mí no me has
invocado, oh Iaacov, ni te has esforzado por rendirMe culto, oh Israel"
(Ishaya
43:22). Ese versículo y otros de la Haftará
apodan el ofrecimiento de
sacrificios en el Beit HaMikdash (El Templo) como
"trajín" y
"duro trabajo", y pretenden argüir que D's no desea toda esa labor
si
el que la efectúa no ha purificado sus intenciones.
En su parábola, el Orador de Duvna describe un changador que
consintió trabajar
a bajo precio, porque no estimó correctamente el peso de la
mercancía que
debería cargar a su espalda. Al terminar la jornada de trabajo,
le protesta a
su patrón diciéndole que lo engañó cuando
le dijo que la mercancía era liviana.
Y para su sorpresa, no sólo que el patrón no acepta su
queja, sino que por el
contrario, es él el que le discute con un argumento
sorprendente: "Por lo
visto, lo que cargaste no era mi mercancía, porque
realmente la mía es
muy liviana y no es difícil de llevar. Y por lo tanto, no te
debo pagar
absolutamente nada por tu trabajo!".
Y en forma similar comentó el Orador el versículo: Si
tú sientes que se trata
de una dura labor, por lo visto te has equivocado y no le
estás rindiendo
culto a D's en absoluto. Porque la sensación de pesadez que
siente la
persona que le rinde el elevado culto a D's, es producto puramente de
la
dificultad que él siente de identificarse con el profundo
contenido de la mitzva.
Esa dificultad, forzosamente generará toda una cadena de errores
que lo harán
sentirse encarcelado en un círculo vicioso del que es
difícil liberarse.
El distanciamiento que él siente del profundo
contenido de la mitzva lo hacen centrarse en los aspectos
técnicos,
y el vacío espiritual que es generado él intenta colmar
con una sensación de pesadez
artificial del yugo que él carga. Y por ejemplo: Cuanto
más grande es el
distanciamiento del que trae la ofrenda con su correcta
intención - acercarse,
vincularse y sacrificarse - más grande será su deseo de
traer una ofrenda
grandiosa y valiosa, para compensar de esa forma su alejamiento de D's.
Pero
sus desesperados intentos están condenados a fracasar, y
finalmente producirán
más daño que provecho. Porque justamente el esfuerzo
exagerado por hacerse
merecedor de experimentar sentimientos espirituales artificiales
acrecienta la
sensación de frustración. Y cuanto más esfuerzo
invierte - la recompensa será
menor aún.
Y no en vano la Torá recalca que no es la cantidad
sino que la
calidad lo principal, y no escamotea palabras para describir toda
la gran
gama de sacrificios que pueden ser ofrendados, escalonados desde el
más caro
hasta el más asequible. Y todo eso, para que entendamos que "ya
sea el que
abunda, ya sea el que escasea, lo importante es que su intención
sea pura"
(Kodashim 110A).
Ese concepto tiene su expresión en el salado de las ofrendas -
"y
sazonarás con sal toda tu oblación" (Vaikrá 2:13).
La cualidad de la sal es
que mejora el sabor de la carne si se utiliza cuidadosamente, en una
pequeña
dosis. Pero si se agrega en demasía, arruina todo el gusto del
alimento. Y ya fue
dicho (Rabeinu Bejaiei, allí) que hay un pacto con la sal,
porque ella puede
ser la que apuntale al mundo o lo destruya. Por un lado, es "El"
condimento con mayúscula, que adereza los alimentos y les
confiere un sabor
particular. Y por otro lado, con su exceso puede convertir una tierra
fértil en
una desolación.
Y también se puede decir que el sentido que le damos a la mitzva,
es
semejante al aderezamiento del alimento con la sal. Mientras la mitzva
permanece en el centro de la identificación y el "sabor" de la
"sal" le es secundario - es muy bueno. Pero cuando intenta
convertirse en lo principal - no hay nada más amargo que arruine
el gusto de
toda la comida. Y esa es la forma auténtica de rendirle culto a
D's, encontrar
la "sal" adecuada, en la proporción exacta, para que sea
más gustoso
el verdadero valor de la mitzva - "prueben y vean, que el
Eterno es
bueno" (Tehilim 34:9).
Que sea Su voluntad que seamos merecedores prontamente de sentir el
gusto
de las personas libres - que acostumbran a aderezar sus comidas.
Midreshet
Orá
Gueula Najman
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