Edición semanal
Basada en materiales de Majón Meir

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Parashat Vaikra     7 de Nisan 5785     No 1504

 


Rav Dov Bigún

Fuimos redimidos y diferenciados
En la actualidad

 

Cada festividad nos trae su corrección y resplandor singular, un resplandor que es un poco como el primer alumbramiento que le fue entregado a Am Israel (el Pueblo de Israel). A través del cumplimiento de las mitzvot que fuimos ordenados, “en recuerdo de la Salida de Egipto”, nos alumbra un resplandor semejante a cuando salimos con la mano en alto de Egipto.

El tema de la prohibición del jametz (fermento) y el comido de la Matza (pan ácimo), nos recuerda y nos enseña que hasta la Salida de Egipto Am Israel se encontraba mezclado con el resto de las naciones, “un pueblo de adentro de un pueblo”, y en la Salida de Egipto fuimos redimidos y diferenciados. ¿De qué manera? El jametz, el pan común que comemos todos los días del año, es afín con la naturaleza del hombre, es fácil de digestión y es sabroso. Nuestros sabios asemejan el jametz al Ietzer HaRrá (mal instinto) de la persona.

Pero hay un momento especial, que es la festividad de Pesaj, en la que Am Israel fue ordenado prescindir totalmente del jametz, cuando está prohibido que se encuentre o se lo vea entre nosotros. A través del comido de la Matza disminuimos la fuerza del Ietzer HaRrá y la tendencia material, y fortalecemos la vinculación con lo espiritual, con nuestro Padre en el Cielo. La Matza es el “pan de la fe”. Por ello nos hacemos merecedores de la abundancia y el resplandor de Pesaj, el “momento de nuestra libertad”, en el que fuimos redimidos y diferenciados (véase Ramja”l, Derej Hashem 4:88).

En la actualidad, en cada generación la persona debe verse a sí misma como si él saliese ahora de la esclavitud de Egipto, y al respecto ordenó D’s en la Torá “recordarás que fuiste esclavo, es decir como si tú mismo fuiste esclavo y has salido a la libertad y fuiste liberado” (Ramba”m, Hiljot Jametz UMatza 7:6). En nuestra generación, la generación del renacimiento nacional y la reunión de los exilios, vemos en forma palpable la salida de la galut (el exilio) a la gueulá (redención), de la oscuridad a la luz, y nos es relativamente fácil vernos a nosotros mismos como si ahora hayamos salido de la galut a la gueulá. Pero como hemos dicho, no sólo fuimos redimidos sino que también fuimos diferenciados con la Salida de Egipto de todos los pueblos. Reconocimos nuestra identidad que nos hace singulares y nos diferencia de los egipcios y de los demás pueblos del mundo, porque D’s nos eligió de entre todos los pueblos y nos ama, como bendecimos día a día “que elige a Su pueblo Israel con amor”. Sobre todo en la Noche del Seder debemos recordar no sólo la gueulá sino que también la diferenciación entre nosotros y las demás naciones, y en base a ello seremos merecedores de clamar frente al que dijo y el mundo fue hecho un canto nuevo, con gran alegría: “Cuando Am Israel salió de Egipto, la Casa de Iaacov de un pueblo extranjero…” (rezo de Halel).

Con bendiciones de Jag Kasher VeSameaj

(fiesta alegre y kasher)

con anhelo de la gueulá plena

Dov Bigún

 


Rav Shlomó Aviner

“Porque no saldréis con precipitación”

Rav Shlomó Aviner

 

El Rav Kuk explica que hay una diferencia básica entre la primera gueulá (redención) y la última. La redención de Egipto fue precipitada (Shmot 12:11, Dvarim 16:3, Brajot 9A). Pero con respecto a la última redención, dice el versículo: “Porque no saldréis con precipitación” (Ishaya 52:12, Maamarei HaReaia pág. 164). ¡¿Es que acaso existe alguna limitación de la capacidad Divina?! ¡Por supuesto que no! Pero existen distintos tipos de redención: Precipitada y gradual, milagrosa y natural, según la medida de la Justicia y según la medida de la Misericordia, con bravura y con bondad. Cada una tiene sus ventajas. Y nosotros “anhelamos la salvación” (Shabat 31A) de cualquier forma que llegue.

¿Cuál es la ventaja de una redención precipitada? Es obvio. Pero ¿cuál es la ventaja de que no sea precipitada? Es que la redención de Egipto, D’s hizo, “comienza de lo alto”. La redención actual es a través nuestro, iniciada por nosotros mismos, “comienza de abajo”. Lo que D’s hace, lo hace rápido. Pero lo que nosotros hacemos, somos sólo seres humanos, ni ángeles ni serafines, y por lo tanto lleva tiempo. Hay ascensos y descensos, dificultades y crisis, el ritmo de avance depende de nuestras fuerzas y si somos merecedores. La redención de Egipto fue en contra de nuestra voluntad. Estábamos inmersos bajo 49 grados de impureza, casi pasamos el límite del cual no se puede regresar (Ramba”m, Halajot de Avoda Zara, fines del primer capítulo). Y D’s nos redimió, en su grandeza. Por supuesto, hay que estar preparado para acoger el “comienzo de lo alto”, ser capaz de recibirlo, pero la última redención “comienza de abajo”, a través de nuestra voluntad, entusiasmo, sacrificio y lucha. Y por eso no es en forma precipitada, hay dificultades y crisis. Pero depende de nosotros, y desde ese punto de vista es más grandiosa. Es la “Conducción de la Unificación”, de la que habla el Ramja”l (Daat Utbunot), para que sepamos que D’s es uno, y Su nombre uno, y Él hace también a través nuestro, para traer el fin, en su santa magnificencia.

Pero no hay que olvidar que también el “comienzo de abajo” es de origen Divino. Todo proviene de Él, bendito sea. Escuchemos el canto de David: “Porque conTigo embestiré ejércitos” (Shmuel Bet 22:30, Tehilim 18:30). Yo embisto a los ejércitos, pero es conTigo, D’s del mundo. Cuando yo embisto a los ejércitos, es D’s el que embiste a mi lado, y a través mío. “Y con mi D’s saltaré muros” (Ídem.). Yo salto el muro, pero lo hago con D’s. “Pone mis pies como los de gacelas”, cuando yo corro rápidamente como una gacela, D’s es el que les da a mis pies esa fuerza. Yo sé luchar porque Tú, D’s, “adiestra mis manos para la guerra”. D’s es el que hace a través nuestro, es el “comienzo de abajo”, largo y complicado. La salida de Egipto es a través de Moshé, que está por encima de todo, que no come ni bebe cuarenta días, pero en realidad es D’s mismo el que hace. Por eso, en la Hagada de Pesaj no es mencionado nuestro Rav Moshé salvo una sola vez, “y creyeron en el Señor y en Moshé, su siervo”, el versículo que recalca que Moshé no es más que el siervo de D’s, en la anulación total (comentario del Gaón de Vilna a la Hagada). “Yo, y no un ángel, Yo y no un serafín, Yo y no un enviado” (Hagada de Pesaj). ¿Es que Moshé no fue un enviado? No, él es como el hacha en la mano del leñador, como la pluma en la mano del escriba. El Señor del mundo hizo todo, y nosotros fuimos pasivos, contemplando sus milagros y maravillas. “No temáis, estad firmes, y veréis la salvación que el Eterno obrará para nosotros hoy... El Eterno luchará por nosotros, y vosotros guardaréis silencio” (Shmot 14:13-14). Ustedes no tienen que hacer nada, solo estar firmes y contemplar, y D’s hará todo el trabajo. Solo tienen que creer, y de esa forma ser capaces de acoger Su grandiosa bondad.

Pero actualmente es a través nuestro. Nosotros tomamos la iniciativa, nosotros luchamos, y por supuesto, recordamos que “conTigo embestiré ejércitos, y con mi D’s saltaré muros”.

Cuando comenzó a despertar el anhelo por Tzion, comenzó la polémica de nuestros Rabinos. Unos decían así, y otros decían asá. No hay que tomar ninguna iniciativa, dijeron los Rabinos de la Agudá, D's prometió que va a traer la redención, y Él lo va a hacer, sólo tenemos que esperar en silencio, sin hacer nada, y cuando D's traiga la salvación, correremos tras Él. Los Rabinos de la Mizraji dijeron: Nosotros tenemos que tomar la iniciativa, y D's acudirá a nuestra ayuda y nos salvará. Hasta que llegó la tercera opinión, el Rav Kuk, y concluyó: Por supuesto que D's hace, como sabemos a través de nuestras más profundas fuentes, pero lo que sucede es que si bien D's hace, Él hace a través nuestro, desde las profundidades de Kneset Israel: “La naturaleza de la redención que llega, que sentimos sus pasos, es que surge de la profundidad de Kneset Israel” (Orot, Orot Hatjiá 32). “ConTigo embestiré ejércitos, y con mi D’s saltaré muros”. “Comienza de abajo”, surge de nosotros mismos, lentamente, en forma progresiva: Tierra, pueblo, lengua, ejército, independencia, estado... como una planta, que crece, “la planta de David, Tu siervo” (Plegaria diaria), “el hombre-planta haz crecer” (Plegaria a la salida del Shabat), “la voz de la planta, el hombre-planta es su nombre, es David mismo, anuncia y dice” (Hoshanot).

El Señor del mundo hace crecer una planta, y es imposible obligar a una planta a crecer más rápido; se estropea y marchita. Tiene su propio ritmo, y hay que ser paciente. El carpintero marca con fuerza su huella sobre la madera, a su voluntad acorta o alarga. Pero el agricultor, trabaja lentamente, “tiene fe en D’s y siembra” (Tosafot, Shabat 31A, citando el Talmud Ierushalmi).

“La planta de David, Tu siervo, haz crecer pronto”, lo más rápido posible. Pero hay un límite, ya que a fin de cuentas, es una planta.

En la redención de Egipto todo fue en forma precipitada. De pronto, salimos de Egipto, de pronto, nos instituimos en pueblo, de pronto, recibimos la Torá. Una generación grandiosa, gigantesca, en pasividad suprema: “AcuérdoMe de tu cariño a Mí, en tu juventud, del amor de tus desposorios, cuando Me seguiste por el desierto, en una tierra no sembrada” (Irmya 2:2).

Pero ahora, no. Nosotros hacemos, en forma natural. En aquellos días, nuestra segunda naturaleza se había echado a perder, y era necesario luchar contra ella hasta aniquilarla, desmenuzar todos sus groseros componentes. No dejarse llevar por ella, por supuesto, sino que dominarla, someter la grosera y rústica naturaleza (Orot, Orot Hatjiá 30). ¿Quién es el valeroso?, el que domina su instinto (Avot 4:1), su naturaleza (Shmoná Prakim, cap. 4). Pero desde ese entonces pasaron más de tres mil años, y nuestra naturaleza se refinó. Y es por eso por lo que irrumpe, como un fuerte impulso interno, también en planos positivos: El asentamiento de la tierra, el regreso a Tzion, institución del Estado, luchas contra nuestros enemigos que quieren exterminarnos, y el engrandecimiento de la Torá en la Tierra de Israel. Todo eso no nos es impuesto como “un monte sobre nuestras cabezas” (Shabat 88), no nos es impuesto de lo alto, ni tampoco como un deslumbramiento a través de ángeles o profetas, sino que por nuestra voluntad. Nosotros queremos.

Y reiteramos: Lo que nosotros queremos hacer, es la mano de D’s. En aquel entonces, “D’s luchará por vosotros”, pero ahora, nosotros luchamos. Pero también de esa forma, D’s lucha a través nuestro. “ConTigo embestiré ejércitos, y con mi D’s saltaré muros”. Siempre es la mano de D’s la que hace. Pero así es más grandioso aún: El Señor del mundo tiene “una morada en la tierra” (Tanjuma, Nasó 7:1). Lo que nosotros hacemos en forma natural, es la voluntad de D’s.

Por supuesto, la naturaleza no ha llegado a su perfección, el camino aún es muy largo, pero ya comenzamos a marchar. Todavía no llegamos al Meshiaj (Redentor). Es el resplandor del profeta Eliahu. El Rav Kuk escribe: “Yo veo el resplandor de Eliahu que comienza a alumbrar” (Orot, Ídem.). ¡El Rav Kuk ve! Ya no se trata de una grosera naturaleza que debemos someter a la fuerza, sino que la santidad de la naturaleza comienza a manifestarse y genera imponentes obras, en un “comienzo de abajo”. Es el último redentor, el profeta Eliahu (Orot, Israel Utjiató 28), que trae la armonía entre la naturaleza interna y la sublime luz Divina, de forma que la naturaleza habla en nombre de D’s. Él hace las paces entre los padres y los hijos. Los padres, en los que brilla el resplandor de la Torá, y los hijos, en los que brilla el resplandor de la naturaleza (Ídem. 29), y anuncia la llegada del Meshiaj, quien es como David. El resplandor Divino, que surge a través de la naturaleza, a través nuestra voluntad, nuestra iniciativa.

Lleva tiempo, “La realidad no tiene veloces alas como la imaginación” (Orot, Orot Hatjiá 3). Hay problemas, sufrimiento y derrotas. Se necesita sacrificar. Y al mismo tiempo, hay que alegrarse una alegría sin fin por todo lo que pasa, que es para bien. Bienaventurados somos, cuan dichoso es nuestro destino, que nosotros vivimos en esta gran generación, una generación maravillosa, sin par en toda la historia, que es totalmente distinta de la generación que salió de Egipto, y al mismo tiempo es tan similar a ella. El mismo D’s que se reveló en ese entonces en un “comienzo de lo alto”, se revela ahora en un “comienzo de abajo”, lo que es más grandioso, para que todos sepan que “Nuestro D’s es uno, en el cielo y en la tierra” (Canto Ejad mi yodeá), “en el principio creó D’s el cielo y la tierra”, y sobre todas las cosas “tuyo, oh Señor, es el reino”. 


Shabat

Meorot HaShabat

 

El cometido de esta sección es familiarizar a los lectores con las pautas básicas del Shabat. Cada uno debe aconsejarse con la autoridad rabínica en su comunidad en cuanto a los detalles de las numerosas y a veces complejas halajot del Shabat, y no limitarse a lo escrito en esta sección.

Kidush

Kidush en el rezo y la obligación de hacerlo con una copa

En el rezo de Arvit en la noche del Shabat mencionamos el alabado del Shabat y su kdushá (santidad). Luego, antes de la cena hacemos Kidush con una copa de vino, y también en él mencionamos las alabanzas del Shabat y su kdushá, como dijeron nuestros sabios “recuerda el día de Shabat para santificarlo – recuérdalo sobre el vino”[1].

Hay quienes opinan que la obligación del Kidush según la Torá se cumple con el mencionado de las alabanzas del Shabat y si kdushá incluso sin vino, pero nuestros sabios instituyeron la obligación de hacerlo con la copa de vino, e incluso una persona que ya mencionó el Shabat nuestros sabios lo obligan a hacer kidush sobre la copa de vino[2].

Escuchado del Kidush de un niño

Según ello, hay poskim (sabios que determinan la halajá) que opinan que una persona mayor que ya mencionó el Shabat en su rezo, cumplió con su obligación de la Torá, y a partir de ese momento su obligación de hacer Kidush con el vino es sólo de nuestros sabios, y por lo tanto puede cumplir su obligación escuchando un pequeño que ha llegado a la obligación de educación y hace Kidush, ya que también él tiene obligación de Kidush según nuestros sabios[3].

El Mishná Brurá escribió que no se debe fiar en ello por varias razones[4], y por ello también cuando el mayor ya rezó Arvit y mencionó el Shabat en su rezo, no debe cumplir su obligación de Kidush con el vino escuchándolo de un pequeño[5].



[1](Gmará, Psajim 106A, Shuljan Aruj 271, Mishná Brurá inciso 2, Biur Halajá comienza miad).
[2]Y hay quienes opinan que la obligación del Kidush sobre la copa de vino es de la Torá, y también si ya mencionó el Shabat en su rezo, todavía tiene la obligación de cumplir la mitzva de la Torá de mencionar el Shabat sobre la copa de vino (allí, Biur Halajá comienza miad). Y citó lo que escribió Rabí Akiva Iguer que la opinión del Ro”sh y del Ra”n es que el Kidush con la copa de vino es según la Torá, y según el Ro”sh es más, incluso si el Kidush sobre la copa de vino no fue recitado en donde se come enseguida, no cumplió con su obligación según la Torá.
Y según la opinión de los que sostienen que cumple con su obligación de Kidush según la Torá con el rezo, escribieron los Ajaronim cómo es que el hombre que ya rezó Arvit y según la Torá cumplió su obligación de Kidush puede recitar el Kidush en su casa y con ello cumplen con su obligación su esposa y sus hijos que todavía no rezaron, y su obligación es de la Torá.

[3](fue citado allí, Mishná Brurá inciso 2). Y escribió en Derej HaJaim que justamente cuando el pequeño no rezó aún Arvit, pero cuando ya rezó, también según esa opinión el mayor no puede cumplir su obligación escuchando al pequeño, porque la obligación del pequeño es “dos de nuestros sabios” [en primer lugar toda su obligación es de nuestros sabios, y en segundo lugar ya mencionó al Shabat en su rezo], mientras que el mayor es “uno de nuestros sabios” [mencionó el Shabat en su rezo]. Pero el Jaiei Adam en la regla 5 inciso 23 no coincide con ello, y opina que incluso cuando el pequeño ya rezó, el mayor que rezó puede cumplir su obligación escuchando al pequeño (allí, Shaar HaTziun inciso 2).
[4]En primer lugar las mitzvot necesitan intención, y por lo general las personas no piensan cumplir con la obligación de Kidush en el rezo. En segundo lugar, en el rezo no recuerda la Salida de Egipto en el Kidush. En tercer lugar en un principio hay que tomar en cuenta la opinión de grandes sabios que no se cumple la obligación de Kidush de la Torá con el rezo, solamente con la copa de vino (allí, Mishná Brurá y Biur Halajá comienza miad).
[5](allí, Mishná Brurá y Biur Halajá comienza miad).
Y véase Kaf HaJaim (allí, inciso 9) que si es posible, es preferible que el pequeño no recite el Kidush para que el mayor cumpla con su obligación, incluso cuando el mayor
 ya rezó, porque en un principio hay que tomar en cuenta las opiniones que el Kidush con la copa de vino es según la Torá. Y en Ben Ish Jai (segundo año, Bereshit inciso 12) escribió que el pequeño no puede cumplir con la obligación del mayor que ya rezó, e incluso si el pequeño tiene 13 años y un día, si no es sabido que ya tiene dos pelos no puede cumplir con la obligación del mayor.