Parashat Pekudei 6 de Adar Bet 5784 No 1451
“Y
los bendijo Moshé”
Rav
Azriel
Ariel (reimpresión)
El término de la
construcción del Mishkan
(Tabernáculo) es descrito en detalle. “Así fue
acabada toda la obra del Mishkan
de
Un gran momento, de suprema elevación
espiritual. Dos meses y medio de dura labor han terminado. Llega el
momento en
que se puede plasmar la meta de la salida de Egipto: “Que los
saqué de la
tierra de Egipto para habitar en medio de ellos” (Shmot 29:46). Los
Hijos de
Israel han superado el reto. No hacen otro Becerro de Oro, sino que
construyen
el Mishkan y sus utensilios tal cual “como había mandado
el Eterno, así
lo habían hecho” – y por ello, Moshé los bendice.
¿Cuál es la bendición más
adecuada en esas circunstancias, cuando se siente todo eso?
Los Midrashim – y Rashi en pos de
ellos – citan la bendición de nuestro Rav Moshé: “Que sea
la voluntad del
Eterno que se revele
Esa bendición tiene dos aspectos: El
primero, es que el Mishkan cumpla su cometido. Respecto a
él fue dicho:
“Me harán un Mishkan, y Yo habitaré en medio de
ellos” (Shmot 25:8).
Pero en la bendición de Moshé hay otro
aspecto: Él no se limita a bendecir que
“Enseñó Bar Kapara: Las obras de los tzadikim
(justos) son más elevadas que la creación del cielo y la
tierra. Respecto a la
creación del cielo y la tierra está escrito ‘Mi mano
fundó la tierra, y
Mi diestra extendió los cielos’ (Ishaya 48:13). Mientras que en
cuanto a las
obras de los tzadikim está escrito ‘lugar que preparaste
para Tu misma
habitación, oh Señor, en el Mikdash que
establecieron Tus manos’
(Shmot 15:17)”.
En la creación del mundo participó sólo
“una mano”,
De acuerdo con ello podremos entender la
continuación del comentario de Rashi, valiéndonos de las
insinuaciones del Rav
Kuk (Shmona Kvatzim Guimel, 348). La bendición de Moshé
no termina allí, él
agrega el último versículo del capítulo “Rezo de
Moshé”: “Y sea la gracia del
Eterno, nuestro D’s, sobre nosotros, y la obra de nuestras manos
confirma sobre
nosotros, sí, confirma Tú la obra de nuestras manos”
(Tehilim 90:17). Ese es el
tema del versículo: El vínculo entre las obras del hombre
(“la obra de nuestras
manos”) y la manifestación de D’s en el mundo (“la gracia del
Eterno”). Ese
vínculo es la base de la construcción del Mishkan.
La creación del mundo
es llamada “Melaja” (obra): “Y el día séptimo
acabó el Señor Su Melaja
que había hecho, y descansó en el día
séptimo de toda Su Melaja que
había efectuado” (Bereshit 2:2). Y también la
construcción del Mishkan
es llamada Melaja: “Y vio Moshé toda la Melaja y
he aquí que la
habían acabado de hacer”. Pero el pecado del Primer Hombre en el
Gan Edén
(paraíso) hizo recaer la maldición sobre las obras
humanas: “Maldita sea la
tierra por tu causa” (Bereshit 3:17). El hombre fue expulsado del Gan
Edén
Divino, después de haber comido del árbol del
conocimiento del bien y el mal –
hizo que su egoísmo se adueñe de su misión. Cuando
la obra humana no es
orientada según la buena causa – de acuerdo con el
versículo “que creó el
Señor, para hacer” (Bereshit 2:3), a través del
hombre – recae sobre
ella la maldición. La obra del Mishkan nos devuelve al Gan
Edén
perdido, a lo que nos fue encomendado cuando D’s dijo “para que lo
labrara y lo
guardase” (Bereshit 2:15), antes que el hombre fuese expulsado. El
corregimiento se logra cuando todo lo que se hace, se hace exactamente
como D’s
le encomendó a Moshé – por la buena causa, sin
intenciones o aspiraciones
humanas, egoístas. Entonces, cuando Moshé vio la obra, “y
he aquí que la habían
acabado de hacer, como había mandado el Eterno, así la
habían hecho” –
enseguida los bendice diciendo “sea la gracia del Eterno, nuestro D’s,
sobre
nosotros”.
La “gracia”, es el regreso al Gan Edén.
Cuando se obra por la buena causa, se siente satisfacción. “El
placer y la
satisfacción Divinos son el contenido más elevado, que se
manifiesta a través
del resplandor Divino, que se plasma en todos los aspectos de la vida y
toda la
existencia” (Olat Reaya Bet, 74). En esa situación se elevan y
se fortalecen –
y se transforman en recipiente – las obras humanas, cuando son
orientadas al
corregimiento del mundo con el Reinado de D’s. Su corregimiento es en
dos
aspectos: “la obra de nuestras manos confirma sobre nosotros” – a
través
nuestro, de nuestro esfuerzo. “Sí, confirma Tú la obra de
nuestras manos” – a
través del contenido Divino que se esconde en ellas.
De esa forma corrige la obra del Mishkan
las obras humanas en todo lugar y en todo momento, y los devuelve al Gan
Edén.
Y por ello, cuando termina el Shabat y volvemos a los
días en los que
obramos, rogamos: “Sea la gracia del Eterno, nuestro D’s, sobre
nosotros, y la
obra de nuestras manos confirma sobre nosotros, sí, confirma
Tú la obra de
nuestras manos”.
No
odies árabes
Rav
Shlomó Aviner
No odies
árabes, porque no se
debe odiar ninguna persona. Es cierto que está escrito “amaras a
tu prójimo
como a ti mismo”, y de momento que él no es tu prójimo no
hay una mitzva de
amarlo, pero no se debe concluir de ello que es una mitzva odiarlo.
No
los odies arguyendo que todos son nazis y asesinos, porque no es
cierto, y está
prohibido mentir también en cuanto a los gentiles. Sufrimos del
odio dos mil
años, y entendemos lo que siente el odiado.
No odies a
los árabes, a pesar
de que nos hacen muchos problemas, demonización en sus escuelas,
adoptan
estereotipos antisemitas, hay entre ellos quienes niegan el Holocausto
y alaban
a Alemania nazi, hay quienes incitan a la violencia, al terror, al
asesinato.
Pero no todos los árabes son así. No digas ni cuelgues
carteles: ¡Muerte a los
árabes! Si hay que hablar de muerte, quizás se
debería decir: ¡Muerte a los
terroristas! Y por supuesto, todos los terroristas del mundo, de todo
pueblo o
nación o religión.
No odies
árabes, porque de esa
forma justificas el argumento que el sometido de otro pueblo corrompe,
pero no
conquistamos una tierra ajena, sino que volvimos a nuestra tierra. Esta
es
nuestra tierra, este es nuestro país, según la moral,
según la historia, según
el Tana”j (La Biblia). No los odies, sino que diles: Ustedes
pueden
quedarse dentro nuestro como una minoría, si no rinden culto a
otros dioses ni
se ocupan de asesinarnos (Sijot HaRav Tzvi Iehudá, Eretz Israel,
pág. 112, El
Gentil Dentro de Vosotros).
No odies
árabes, y en base a
ello no desprecies, no ofendas, no abuses, no discrimines, no
mortifiques, no
hagas apartheid.
No odies
árabes, a pesar de
que no es fácil, porque nos hicieron una guerra tras otra cuando
nuestros
brazos estaban extendidos a la paz y no cesaron con el terror, porque
nos
asesinaron más de veinte mil judíos en nuestra tierra,
dejando viudas y
huérfanos, y todo eso sin contar a los asesinados durante el
exilio.
No odies
árabes, a pesar de
los duros datos de la Liga Anti Difamatoria en cuanto a los
países donde hay
más antisemitismo: Iehudá y Shomrón
- 93% del público adulto.
Irak – 92%. Yemen – 88%. Argelia
– 87%. Libia – 87%. Túnez – 86%. Kuwait – 82%. Bahrein – 81%.
Jordania – 81%. Marruecos
– 80%. Y en comparación, los países con menos
antisemitismo: Dinamarca –
9%. EE. UU. 9%. Inglaterra – 8%. Vietnam – 6%. Hollandia – 5%. Suecia –
4%.
Filipinas – 3%. Laos – 0.2%. O en relación con los musulmanes
del mundo: 49%
antisemitas. Y en EE.UU. y medio oriente – 75%. Y a pesar de ello, no
los
odies.
No odies
árabes, ya sea que
eres derechista y te parecen un enemigo político, y a sea que
eres izquierdista
y deseas apartarlos porque sencillamente sientes aversión.
¡No odies! Pero yo
se que ya seas religioso o no, los ideales de la Torá de
generosidad
para con toda criatura colman tu alma, y por ello no en vano te digo:
No odies,
porque tu naturaleza es no odiar, no te descuides en la guardia.
Y de
momento que no odias
árabes, seguramente te alegrarás de leer dos cosas que
escribió nuestro Rav, el
Rav Tzvi Iehudá Kuk al respecto (Sijot HaRav Tzvi Iehudá,
allí, pág. 13):
Una vez vio
niños que cuando
salieron de la escuela ofendieron dos vendedores árabes en la
calle. Intentó
atraparlos y amonestarlos, pero ellos corrieron rápidamente y se
escaparon.
Entones le escribió una carta al director y los maestros de la
escuela: “Ese
hecho, que me dolió y ofendió, como he dicho, me exige
hacerles saber en cuanto
a la necesidad de prestar mucha y singular atención en la
educación para evitar
algo así, ya sea por parte del judaísmo y su moral, ya
sea por parte del valor práctico
del asentamiento y político del cuidado de los caminos de paz y
relaciones
correctas entre vecinos”.
Y
también cuando unos
muchachos escondieron los zapatos de un árabe que se
durmió en el ómnibus, y lo
publicaron en el diario como una buena broma. Nuestro Rav
escribió: “Si
lamentablemente ocurrió un vergonzoso incidente como ese, de
ofensa y
sufrimiento, una broma salvaje y corrupta como esa, por parte de
personas
dentro nuestro para con una persona de nuestros vecinos que viven y
habitan
dentro nuestro, se debe repudiar y avergonzarse de ello, y buscar
alguna forma
de hacer las paces realmente con el ofendido, que se encuentra entre
nosotros,
y reponer ese tropiezo, no sea que ocurra otra vez algo terrible como
eso, D’s
no lo permita, y quitar la profanación del Nombre de D’s de
nosotros – y no
publicarlo como si fuese una buena broma”.
Esa es la
regla, no odies
árabes, respeta árabes, no te dejes llevar, son personas.
No
odiaremos árabes, pero
lucharemos sin cuartel contra los que vienen a exterminarnos.
Meorot
HaShabat
El cometido
de esta sección es
familiarizar a los lectores con las pautas básicas del Shabat.
Cada uno
debe aconsejarse con la autoridad rabínica en su comunidad en
cuanto a los
detalles de las numerosas y a veces complejas halajot del Shabat,
y no
limitarse a lo escrito en esta sección.
Asuntos
laicos en Shabat
Medido en Shabat
Nuestros
sabios prohibieron
medir o pesar objetos en Shabat, porque esa acción es
una acción de días
laicos y es considerada un desprecio del Shabat[1].
Esa
prohibición cabe ya sea
que mide con un instrumento especial, como metro o recipiente de
medida, o ya
sea cuando mide con algo que no es un instrumento especial, como medir
con una
cuerda que tiene en su casa y sabe su largo, o un recipiente que tiene
en su
casa y sabe su volumen. E incluso medir sin un instrumento está
prohibido, como
por ejemplo medir un objeto con su mano[2].
Así
también está prohibido en Shabat
medir la altura de una persona, o el peso de su cuerpo.
El que toma
en préstamo de su
compañero alimentos en Shabat [de la forma permitida,
como fue aclarado
anteriormente] tiene prohibido medir o pesar en Shabat los
alimentos
para saber cuánto tiene que devolver, ya que el pesado o medido
están
prohibidos en Shabat[3].
Alimentos
que en días comunes
acostumbran a condimentarlos midiendo en forma exacta los condimentos,
cuando
los prepara en Shabat y desea condimentarlos tiene prohibido
medir los
condimentos, porque el medido en Shabat está prohibido.
Pero si el
medido no se hace en forma exacta, sino que agrega o disminuye un poco,
está
permitido[4].
Por lo tanto, cuando dese condimentar el alimento en Shabat [de
una
forma que no trasgrede la prohibición de cocinado] puede medir
los condimentos
no en forma exacta, sino que agregando o quitando un poco.
El pesado
está prohibido en Shabat,
también si no lo hace en forma exacta, sino que agrega o
disminuye un poco,
porque de todas formas se lo ve pesando[5].
[1](Shuljan Aruj, Orej Jaim 306 inciso 7. Shuljan Aruj HaRav
allí,
inciso 18. Mishná Brurá inciso 34. Kaf HaJaim inciso 61).
[2](Shuljan Aruj HaRav, allí).
[3](Véase 323, Shuljan Aruj y comentaristas).
[4](323 inciso 1, Ram”a). Y véase Ram”a (allí)
que permite medir no en
forma exacta también cuando toma algo del dueño del
almacén. Pero en opinión
del Shuljan Aruj en ese caso está prohibido incluso si no mide
en forma exacta.
[5](500, Mishná Brurá inciso 8. Kaf HaJaim
inciso 16).
La persona puede pesar con su mano, es decir, tomar el
objeto en su mano y evaluar cuanto pesa. Pero eso es justamente cuando
se trata
de una persona que no acostumbra a pesar con la mano, pero un artesano
cuando
vende un trozo de carne en Iom Tov [de la forma permitida] tiene
prohibido
pesarlo incluso con la mano (allí, Shuljan Aruj inciso 2.
Mishná Brurá inciso
12 13).
Toda persona tiene prohibido [incluso si no es un
artesano] pesar un objeto o alimento cuando lo sostiene en una mano y
en la
otra sostiene una pesa (allí, Mishná Brurá inciso
12. Kaf HaJaim inciso 25. Y
véase más en Kaf HaJaim allí).