Parashat Vaera
3 de Shvat 5784 No
1442
Por
encima de la naturaleza
Rav
Ioram Eliahu
Al final de
la Parashá Shmot
Moshé le dice a D’s, ¿por qué me has mandado sacar
a los Hijos de Israel de
Egipto?, yo no soy un buen emisario, “desde que vine al Faraón
para
hablar en Tu nombre, él ha hecho mal a este pueblo, pero
Tú no has salvado a Tu
pueblo” (Shmot 4:23). Al principio de nuestra Parashá D’s
le contesta, y
le dice que se reveló a los patriarcas con el nombre “D’s
omnipotente”, “pero
con Mi nombre ‘el Eterno’ no me di a conocer a ellos” (Shmot 6:3).
Pregunta el
autor del libro Shem MiShmuel (5671, pág. 60): No se
entiende, ¿dónde se
encuentra la respuesta de D’s al argumento de Moshe, que pregunta si
todavía no
ha llegado el momento de la gueulá (Redención) y
se necesita todavía
sufrimiento y purificación, ¿por qué Me has
enviado?
Explica el Shem
MiShmuel
según el Midrash (Bereshit Rabah 19) que la Shjina
(manifestación
de la presencia Divina) al principio se encontraba en el mundo. Por el
pecado
del Primer Hombre y otros pecados se elevó hasta el
séptimo cielo. Llegaron los
siete tzadikim (justos) – Avraham, Itzjak, Iaacov, Levi, Kehat,
Amram y
Moshé – y la hicieron descender al mundo nuevamente.
Dice el Shem
MiShmuel
que de la misma forma que el séptimo día es Shabat,
“así también Moshé
era como el Shabat de los siete tzadikim…”, es decir,
todos los
seis tzadikim anteriores a él eran como los seis
días de actividad,
cuando el trabajo en los días comunes es “para ligar la kdushá
al mundo
natural y alumbrar a la naturaleza con el resplandor Divino”.
Así también ellos
en todos sus asuntos tenían por meta ligar la kdushá
con la naturaleza. Respecto
a Avraham en las diez pruebas, dice el Midrash que todo el
mundo se hizo
como un muro frente a él, como si toda la realidad se presenta
frente a él y le
impide cumplir lo que D’s le dijo, “y ellos en su kdushá
traspasaron
todos los muros de hierro que encontraron frente a ellos, y se
adhirieron a la
voluntad de D’s, y de esa forma alumbraron al mundo natural”. Y en base
a ello
lograron convertir a muchos, y separar entre el bien y el mal. Esa
labor de los
seis tzadikim se hizo en base al nombre “D’s omnipotente”, que
hace
milagros ocultos bajo vestimentas naturales, cuando D’s se esconde y no
se
revela en forma clara.
“Llegó
nuestro Rav Moshé e
hizo señales y maravillas por encima de la naturaleza, y
mostró que esta es
desplazada totalmente por la voluntad de D’s”, y lo hizo en base al
nombre “el
Eterno”, que le entrega a la realidad una existencia nueva en cada
momento, y
en base a él se puede hacer señales y maravillas que son
contrarias a lo que se
acostumbra en la naturaleza (y de esa forma se revela que la naturaleza
no es
una entidad de por sí, sino que está subordinada a la
voluntad de D’s). Y eso
es semejante al Shabat, en el que no hay labor, sólo se
descansa del
trabajo, como si todo tu trabajo ya fue hecho, que es lo contrario de
los seis
días de actividad en paralelo al mundo natural, en los que la
creación fue
ordenada y perfeccionada.
De esto
aprende el Shem
MiShmuel que según la forma que la persona le rinde culto a
D’s, se
esfuerza por separar entre el bien y el mal en los seis días de
actividad, así
logra traspasar todas las murallas de hierro que se presentan frente a
ella y la
obstaculizan, logra vencer todos los inconvenientes, así se hace
merecedor de
la kdushá (santidad) del Shabat. Él lo
aprende del versículo “el
pueblo que anda en tinieblas vio gran luz, y sobre los habitantes de la
tierra
de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos” (Ishaya 9:1).
Es decir, si
la persona anda en tinieblas, a pesar de las dificultades que tiene e
incluso
siente que no tiene luz alguna, pero “anda”, se esfuerza y rinde su
labor,
entonces se hace merecedor y ve una gran luz, el resplandor del Shabat.
Pero el que todos los inconvenientes lo hacen sentarse, “habitantes de
la
tierra de sombra”, recibe sólo un pequeño resplandor
limitado, “luz
resplandeció sobre ellos”.
Los santos
patriarcas
arraigaron en Am Israel (el Pueblo de Israel) esa fuerza, de
marchar en
la oscuridad haciéndole frente a los inconvenientes que ocultan
el resplandor
Divino en la naturaleza, “y revelar el resplandor Divino dentro de la
naturaleza con nuestra labor en la Torá, el rezo y
apartándonos del mal…”.
Todo eso es la labor de los seis días de actividad, y luego nos
hacemos
merecedores del resplandor del Shabat, cuando como si todo ya
fue hecho,
la naturaleza descansa. Para llegar a ese nivel eran necesarios el
sufrimiento
y la depuración de Egipto, y todo eso hasta que nuestro Rav
Moshé llegó. Desde
ahora, deberán elevarse y llegar al nivel que Moshé
fundó en Am Israel,
el nivel del Shabat que es paralelo a la conducción al
nombre “el Eterno”,
por encima de la naturaleza. Y entonces era necesaria una
depuración añadida, a
través del endurecimiento del trabajo por parte de los egipcios.
Y de esa forma
entendemos lo que le contestó D’s a Moshé en cuanto a la
pregunta “¿por qué has
hecho mal a este pueblo?” (Shmot 5:22), diciéndole que se
reveló a los
patriarcas con el nombre “D’s omnipotente”, y ellos arraigaron en Am
Israel
el aspecto de los seis días de actividad - descubrir el
resplandor Divino en la
naturaleza. Ahora, Am Israel debe subir a otro nivel, al nivel
que tú
debes arraigar en ellos – que la naturaleza es desplazada por la
voluntad Divina,
y se anula frente a ella. Para que adquieran ese nivel se necesita el
endurecimiento
del trabajo, para que se hagan merecedores a través del
sufrimiento y la depuración.
Y de eso debemos aprender que los sufrimientos que le llegan a la
persona no
necesariamente son un castigo, sino que llegan para prepararla a un
nivel nuevo
y más elevado en el culto a D’s.
Cuatro
factores
Rav
Shlomó Aviner
Gracias a
D’s, vencemos. Por
supuesto, no amamos en absoluto las guerras, las odiamos. Amamos a todo
el género
humano, pero si nos atacan nos defendemos, y debemos vencer – y
vencemos.
Gracias a
cuatro factores
conjugados vencemos, y son: Unidad, ingenio, espíritu y
valentía.
1. Unidad.
Nos
encontramos unidos, somos amigos, somos una misma familia, un mismo
alma. Lo
sentimos en forma natural, lo sentimos en forma racional, lo sentimos
en forma
de fe. Por detrás de todas las discusiones, por encima de todas
las
discusiones, dentro de todas las discusiones, somos Am Israel
(el Pueblo
de Israel), “quién como Tu pueblo Israel, un pueblo en la
tierra”. Somos un
mismo pueblo, tenemos una misma tierra, un mismo país, un mismo
ejército. Nunca
lo olvidamos. Uno para todos, y todos para uno.
2. Ingenio.
No amamos
las guerras, pero cuando se necesita, se hace. Y entonces luchamos con
mucha
habilidad. Aprendimos a luchar. Desde la Declaración de la
Independencia e
incluso antes, aprendimos a luchar. Los institutos militares de
estrategia
mundiales estudian nuestras guerras y se maravillan, nos admiran, y
aprenden de
nosotros. Es preferible sin guerras, pero cuando se necesita, lo
hacemos muy
bien.
3. Espíritu.
Un ejército
no solo es fuerza, el ejercito respira espíritu, ideales, fe. No
luchamos para
satisfacer instintos agresivos, sino que como una obligación
moral elevada para
defendernos del mal mundial, de las fieras salvajes, de criaturas
crueles que
no se merecen ser llamadas personas. Luchamos por nuestra vida, y por
ello no
tenemos remordimiento de conciencia, y luchamos por la justicia y la
moral
contra la maldad y la injusticia. De esa forma todos nos convertimos en
emisarios de D’s para exterminar la crueldad, y en realidad terminar
con las
guerras. Goliat dice: Agravié las huestes de Israel. Y David le
contesta:
Agraviaste las huestes del D’s vivo.
4. Valentía.
No
tememos. En la galut (el exilio) nos convertimos en miedosos en
contra
de nuestra voluntad, huyendo de todo como una hoja en el viento. Ahora
el león
despertó de su letargo, y lucha con una elevada valentía.
No más como pobrecitos,
no más debilidad, sino que firmeza y vigor. No más
desaliento, no más
depresión, sino que arrojado a la meta. No más miedo, ni
en el frente ni en la
retaguardia, ni en los hombres ni en las mujeres, ni en las
niñas ni en los
niños – sino que sacrificio elevado, altura,
manifestación del alma elevada.
Bienaventurado
es el pueblo
que así es, bienaventurado es el pueblo que D’s es su
Señor.
Meorot
HaShabat
El cometido
de esta sección es
familiarizar a los lectores con las pautas básicas del Shabat.
Cada uno
debe aconsejarse con la autoridad rabínica en su comunidad en
cuanto a los
detalles de las numerosas y a veces complejas halajot del Shabat,
y no
limitarse a lo escrito en esta sección.
Asuntos
laicos en Shabat
Sueldo de Shabat
incluido
El que
contrata un obrero por
un periodo de varios días, por ejemplo por un mes, cuando cada
día del mes
deberá hacer alguna acción, el contratador debe pagarle
también por los días de
Shabat de ese periodo, y no es considerado que el obrero recibe
sueldo
de Shabat[1].
La
razón es que nuestros
sabios no prohibieron sueldo de Shabat sino que cuando lo
recibe de por
sí mismo, pero cuando lo recibe incluido con el sueldo de
días corrientes, no
lo prohibieron[2].
Por
ejemplo: Una persona que
fue contratada para acompañar ancianos todas las mañanas
al rezo matutino en el
Beit Kneset (Sinagoga), y lo contrataron por un mes, le deben
pagar
también por acompañar en Shabat, y no es considerado que
recibe sueldo de Shabat,
ya que es incluido junto con el pago de los días corrientes.
También
cuando el obrero fue
contratado por un mes, de todas formas cuando negocia el obrero con el
contratador en cuanto al sueldo de Shabat, no deberá
decir tanto y tanto
dinero me corresponde por mi trabajo en Shabat, sino que
deberá decir
tanto y tanto dinero me corresponde por el trabajo del mes[3].
Contrato
diario
El que
contrata un obrero en
forma diaria, también si se continuó por un periodo
largo, es considerado
obrero diario, ya que no es contratado por todo el periodo de una vez,
sino que
cada día es considerado de por sí[4].
Un obrero
que fue contratado
de esa forma tiene prohibido recibir pago por su trabajo en Shabat.
Y no
ayuda que cuando le paga el contratador le paga por todos los
días juntos,
incluyendo el sueldo de Shabat junto con los días
corrientes, de momento
que el contrato es de cada día por separado, y es considerado
que recibe un
sueldo de Shabat[5].
Por
ejemplo: Mozos que son
contratados para trabajar en un salón de fiestas para servirle a
los agasajados
la comida, y el contrato de los mozos es por cada fiesta por separado,
ellos
tienen prohibido recibir un pago por su trabajo en Shabat,
incluso
cuando el pago es realizado al final del mes por todas las veces que
trabajó [y
más adelante será aclarado cómo se puede recibir
ese pago en forma permitida].