Parashat Lej Leja 11 de
Jeshvan 5779 1190
El
hijo y su madre
Rav Yoni
Lavi
En sus sueños más rosados no se
imaginó que algo así le pasaría. Durante 7
años la envidia la quemó por dentro,
noches enteras no pegó un ojo y empapó toda su cama con
las lágrimas. Y de
pronto, como un sueño que cristaliza, se encuentra su padre en
la puerta de su
carpa y le comunica algo inconcebible. “¡Esta noche eres
tú la que te casas! Tu
hermana menor le será entregada a otra persona”. Todo
comenzó a girar alrededor
de ella. Pensamientos contradictorios golpearon su cabeza como
martillos.
“Pero, papá…” intentó decir. “Cállate”, la
cortó con dureza, “no se hace así en
nuestro lugar, dar la menor antes que la mayor (Bereshit 29:26).
Comienza a
prepararte…”. Se dio vuelta y salió como una tormenta, en
dirección a la carpa
contigua. Luego de un momento, se escuchó salir de la carpa un
grito
desgarrador: “¡Noooooooooo!”. En pocos segundos el grito se
convirtió en un
llanto implorante: “Por favor, papá, yo te lo ruego. No me
puedes hacer eso… Él
me ama a mí… 7 años esperé este momento…”. Pero,
¿quién puede frente al hombre
fuerte de Jaran? Cuando él decide algo, nadie puede moverlo. El
llanto fue
aumentando, hasta que fue cortado por el sonido de una fuerte bofetada.
“¡Así
he decidido, y es final! Ve a dormir, niña. Mañana ya
pensaremos en otra
persona para ti. Una bella como tú no tendrá problemas en
encontrar otra
persona para casarse”.
Luego de un rato, llegaron para
llamarla a la jupa. La luz de la luna penetraba en su carpa
alumbrando
su blanco vestido, pero sus pies estaban pesados como una piedra. De
pronto, su
hermana menor se encontró frente a ella. Su pelo estaba
desparramado, sus ojos
rojos del llanto, y una gran marca fea azul en su mejilla. La novia
nueva sabía
lo que está a punto de ocurrir. Su hermana le gritará, la
culpará, la maldecirá
y la odiará hasta el último día de su vida. Y con
razón: Así se sentiría ella
si le robasen a su amado en la noche de nupcias. Pero no… La voz ronca
de
llanto temblaba, pero hablaba con decisión, y en sus ojos
ardientes en la noche
había una mirada que nunca vio antes. “Escúchame, mi
hermana”, le susurró, “hay
algo que debo contarte. Hay algo que tú debes saber esta noche…”.
Los años pasaron y los hijos
crecieron, y en ese día primaveral regresó su hijo
primogénito del campo cuando
en su mano sostiene una rama verdosa con flores violetas. Ella
enseguida
identificó la planta poco común, que es conocida por sus
propiedades
especiales. De pronto, se dio cuenta que su hermana menor se encuentra
a la
puerta de su carpa, y mira lo que sostiene en su mano. “¿Puedo,
por favor, mi
hermana?”, imploró con una voz suave, “te ruego que me des de
los jazmines de tu
hijo” (Bereshit 30:14). El grito que brotó de su garganta en ese
momento, lo
escucharon incluso las dos sirvientas a pesar de la distancia de sus
carpas. “¿Se
te hace poco haber tomado a mi marido, que ahora también quieres
tomar los
jazmines de mi hijo?” (Bereshit 30:15). Las sirvientas ahogaron una
risa
burlona, y en su imaginación ya vieron el siguiente paso en el
drama que sucede
en la carpa de las señoras: “¡¿No te
avergüenzas de decirme algo así, mi
hermana descarada y corta de memoria?! Te recordaré quién
robó de quién… ¡Él no
te quería a ti! ¡A mí, a mí me
quería, y sólo nuestro padre embaucador nos
cambió en la noche del casamiento! Si yo no me hubiese apiadado
en ese entonces
de ti y te hubiese revelado las señales que convenimos, mi
desgraciada hermana,
te habrían echado de la jupa vergonzosamente, y te
habrías convertido en
motivo de burla para siempre a ojos de todo el poblado…”. Pero no. Nada
de eso
pasó. En lugar de ello, se escuchó la voz suave de la
hermana menor, “no te
enojes, mi querida hermana. ¿Tú sientes que no has
recibido la parte que te
corresponde? No te preocupes. Te renunciaré también esta
noche mi parte con
él…”.
No tenían ninguna duda que el
momento de la venganza llegará, y ella será dolorosa y
cruel. ¡No puede ser de
otra forma! ¿Por qué no ocurrió hasta ahora?
¿Por qué el gobernador de Egipto
no cerró las cuentas de sangre con ellos, ya en el primer
encuentro? No saben.
Pero en su corazón, ellos suponen que él espera el
momento oportuno. El hombre
que esperó 22 años con paciencia de acero eligió
contenerse otro poco, hasta la
muerte del anciano padre. Cuando eso ocurra – el último
obstáculo frente a su
terrible ira se apartará, y ellos no tendrán cómo
esconderse.
Los años pasaron volando, hasta el
momento en que llegó la amarga noticia. Ellos se presentaron en
silencio
alrededor de la cama de su querido padre con los ojos cerrados, y en
sus
cabezas retumbando el convencimiento espantoso que el día de la
muerte de su
padre será también el día de su propia muerte.
Con las piernas temblando se
apresuraron al palacio y cayeron frente al gobernador, implorando. En
sus
mentes ya pasaron los pensamientos terribles del destino que les
espera, pero
en su corazón aún hay una pequeña esperanza que
quizás encontrarán un destello
de misericordia en el corazón de su hermano. No tenían
más remedio, y con
atrevimiento se inventaron un pedido que nunca fue pronunciado por su
padre:
“Gobernador elevado y misericordioso. Es cierto que pecamos frente a ti
afrentosamente.
Pero el último pedido de nuestro anciano padre es que a pesar de
ello, te
apiades de nosotros. Que no nos devuelvas como te hicimos…”. El
gobernador de
Egipto los escuchó con un rostro inamovible, pero de pronto sus
ojos se
inundaron de lágrimas y estalló en un amargo llanto. Los
hermanos se miraron
entre ellos con pavor, temiendo lo que puede ocurrir ahora. Unos
segundos
pasaron, que les parecieron una eternidad, hasta que finalmente se
levantó
frente a ellos el gobernador cuando la corona de oro sobre su cabeza le
confiere un aspecto majestuoso. Su voz estaba ronca del llanto y
temblaba, pero
hablaba con decisión, y en sus ojos ardía una mirada que
nunca vieron antes.
“No teman, ¿acaso estoy yo en lugar de D’s? Aunque ustedes
pensaron de mí
hacerme el mal, D’s lo pensó para bien…” (Bereshit 50:19-20).
Este Shabat, 11 de Jeshvan,
es el día de la defunción de nuestra matriarca Rajel.
Un poco de Derej
Eretz
Rav
Shlomó Aviner
“El Derej
Eretz antecedió a
- No
“caigas” de visita de sorpresa sin antes coordinarlo.
- Cuando
alguien te invitó, no llegues antes de la hora que convinieron,
no sea que
todavía no está preparado para recibirte.
- Si has
sido invitado a algún acontecimiento, y esperan tu respuesta,
comunica
enseguida en forma clara si tú llegarás o no.
- A partir
del momento que tus hijos tienen un cuarto privado, no entres sin
golpear la
puerta. Él también se merece un poco de privacidad, y
así también aprenderá a
comportarse de esa forma cuando quiera entrar en tu cuarto.
- Si tú
invitas alguien a un café o restaurante, tú pagaras por
ambos. Pero si dijeron
“vayamos a un restaurante”, puede que ambos participen del costo.
- No
cuentes algo respecto a personas que no están presentes, y por
supuesto si
están presentes. Así es según los buenos modales,
y por supuesto que según la halajá.
- No
centralices toda la charla, y por supuesto si tú hablas de ti
mismo y tus
logros. Deja hablar también a los otros, interésate en lo
que ellos dicen y
hazles preguntas.
- No
coloques el celular sobre la mesa cuando hay otra persona delante de
ti. Eso le
hace entender que el aparato te es más importante que él.
- Si
alguien te ha ofendido, no te rebajes a su altura devolviéndole
ofensas o
elevando tu voz. Cuida tu calma, sonríe, cambia de
conversación o márchate a otro
lado.
- Cuando
entras en un cuarto, saluda a todos los que se encuentran allí.
- No leas
una carta que otra persona envió o recibió sin permiso.
También según la halajá
es parte de la prohibición de chismear.
- No le
preguntes a una persona extraña cuál es su
situación económica, su edad, su
situación familiar o similar.
- Vístete
de una forma que respete el lugar donde te encuentras.
- No rías
o hables en alta voz en presencia de otras personas.
- No fijes
tu mirada en personas que no conoces. Es falta de buenos modales.
- No
traigas tu mascota sin antes coordinarlo.
- En el
trabajo no cuentes cosas personales íntimas a otros, son
sólo tuyas. No los
obligues a escuchar tu vida particular. El trabajo es para trabajar.
- Si
alguien viene a visitarte, ofrécele agua para beber y algunas
galletitas para
comer.
- Si
hablas con alguien y te percatas que él mira alrededor o no se
interesa por lo
que le cuentas, se breve y cesa de hablarle.
- Cuando
tú eres un huésped en una cena, no dudes mucho tiempo
qué porción elegirás,
sino que toma la más cercana a ti. No comas haciendo ruido,
cierra la boca y
come en silencio. No hables con la boca llena mientras comes, incluso
para
alabar la comida. No te pongas en la boca comida si aún no has
tragado la
porción anterior. No limpies el plato con el pan. A lo sumo, pon
un trozo de
pan en el plato, tómalo con el tenedor, y cómelo. Y
véase Shuljan Aruj
(Orej Jaim 170).
- Si
alguien te lleva con su auto, no prendas la radio, no hables con tu
celular, no
hables con tu amigo si has subido al auto con él, no comas, no
cierres la
puerta con un fuerte golpe al subir o bajar. Por supuesto, no fumes,
incluso ni
preguntes si puedes fumar…
Meorot
HaShabat
El cometido de esta sección es
familiarizar a los lectores con las pautas básicas del Shabat.
Cada uno
debe aconsejarse con la autoridad rabínica en su comunidad en
cuanto a los
detalles de las numerosas y a veces complejas halajot del Shabat,
y no limitarse a lo escrito en esta sección.
Bishul
La prohibición de
A pesar que está permitido cocinar
con el calor del sol en Shabat, de todas formas nuestros sabios
prohibieron cocinar con las Toladot (derivados) del sol. Las Toladot
del sol son todas las cosas que fueron calentadas por el sol, como una
prenda o
el polvo, un metal, una chapa o similar, y cuando esas cosas
están ardientes,
nuestros sabios prohibieron poner sobre ellos algún alimento
como un huevo o
similar para que se cocine[4].
Nuestros sabios prohibieron
cocinar utilizando las Toladot del sol porque temieron que si
será
permitido cocinar de esa forma, llegarán a cocinar
también utilizando las Toladot
del fuego, ya que el que ve que cocinan sobre un objeto que fue
calentado por
el sol – Toladot del sol – pensará que también
está permitido cocinar
sobre un objeto que fue calentado por el fuego – Toladot del
fuego, ya
que no es notorio en el objeto si fue calentado de una forma u otra.
Pero el cocinado al calor del sol
directamente no fue prohibido por nuestros sabios, ya que no hay lugar
a que
alguien se equivoque y piense que también el cocinado con el
fuego está permitido,
porque es notorio que está cocinando al sol y no sobre el fuego[5].
Los poskim (sabios que
determinan la halajá) se debatieron mucho en cuanto al
uso del agua
caliente del calentador solar en Shabat[6],
y cada uno debe consultar
con su autoridad rabínica.
[1](Shabat 39A, Shuljan Aruj, Orej Jaim 318 inciso
3).
[2](Rashi y Ra”n allí).
[3]Pero está prohibido colocar el huevo
sobre un
techo ardiente del calor del sol, porque es considerado Tolada del sol,
como es
aclarado a continuación (allí, Mishná Brurá
inciso 20. Y véase Kaf HaJaim allí,
inciso 40).
[4](Shabat 38B, en la Mishná. Shuljan Aruj
allí).
[5](Mishná y Gmará allí.
Shuljan Aruj allí).
[6]El calentador solar de nuestros días
está
compuesto de dos partes principales: El recipiente de depósito y
el colector
solar. Al recipiente se le conecta un tubo de agua, a través del
cual entra
agua fría de la red general al depósito.
Un tubo de agua hace
pasar el agua fría del depósito a la parte inferior del
colector. Ese agua pasa
por los caños del colector y se calienta por el sol [el color de
los caños y el
fondo del colector es negro, para poder aprovechar mejor la
energía de los
rayos del sol]. El agua que se calentó en el colector sale por
otro caño de la
parte superior del colector, y llega a la parte superior del
depósito.
En el recipiente hay
otro caño más, a través del cual sale el agua
caliente de su parte superior, y
llega a las canillas de la casa.
Cuando una persona abre
en Shabat la canilla de agua caliente en la casa, ocurren varias cosas:
1. Agua caliente sale
del calentador solar, y en su lugar entra agua fría que se
mezcla con el agua
hirviente dentro del depósito, y es cocinada.
2. El agua fría que
entró al recipiente finalmente llegará al colector y
será calentada allí,
cocinándose.
3. Cuando abre la
canilla del agua caliente en la casa y también la canilla de
agua fría al mismo
tiempo, se mezcla el agua fría con el agua hirviente y el agua
fría es
cocinada.
Todas esas cuestiones y
si están permitidas o no están relacionadas con el tema
de cocinado
directamente del sol o de sus derivados, y hay también otros
puntos a ser
tomados en cuenta. Y como ha sido escrito, cada uno debe hacer como le
indique
su autoridad rabínica.
Además de ello, en el
calentador solar moderno hay también un calentador
eléctrico dentro del
recipiente que permite hervir el agua con la electricidad, y de esa
forma el
agua hervida es considerada Tolada del fuego, y no del sol. Se debe
tener en
cuenta que cuando se utiliza el agua que fue calentada por el
calentador
eléctrico hay severos problemas relacionados con la
prohibición de cocinar, ya
que el cocinado con Toladot del fuego es una prohibición de la
Torá escrita,
como fue aclarado anteriormente.