Parashat Naso 12 de
Sivan 5778 1170
Identidad
y singularidad
Rav Eran
Tamir
¿Cuál
es el sentido de ese repetido innecesario?
Podemos
decir que muchas veces nosotros “buscamos” nuestra expresión
singular
justamente en acciones exteriores que son vistas por el público
y la sociedad,
pensando que la singularidad de cada persona (y en este caso, cada
tribu)
depende de las acciones superficiales distintivas que él hace.
La sociedad
juzga todo según la consecuencia técnica notoria a los
ojos de carne y hueso,
como se expresa en el comportamiento, vestido, etc. Las consecuencias
de esa
concepción superficial son muy notorias en nuestro mundo
“moderno”, y figuran
en diversas formas y matices, cuando la meta es ser distinto, especial…
De
la ofrenda de los ministros de nuestra Parashá
hay que aprender que la singularidad auténtica de cada persona
emana de su
mundo interno – su concepción, sus valores, sus virtudes, sus
aspiraciones y su
kdushá
(santidad) – que influyen en forma interna, oculta, en sus acciones
externas,
que según un punto de vista superficial muchas veces son
idénticas a las de su
prójimo.
Por
ello, desde el punto de vista técnico las ofrendas eran
idénticas, para
enseñarnos que la singularidad de cada ofrenda no fue
consecuencia de su
composición material, sino que fue consecuencia de la
personalidad interna y el
contenido singular de cada ministro de cada tribu según lo que
es, y en base a
eso la influencia espiritual singular de cada ofrenda – “esa fue la
ofrenda de
Najshon Ben Aminadav… esa fue la ofrenda de Netanel Ben Tzuar…”, etc.
Ese
principio es pertinente a todos los campos de nuestra vida, ya sea en
las
acciones relacionadas con lo santo – como el estudio de
Si te
encuentras con un prúsico…
Rav
Shlomó Aviner
(Charla
impartida en el Beit Kneset Rabí Iehudá HaJasid
en la noche de Iom
Ierushalaim).
“Este es
el día que ha hecho el Eterno, nos regocijaremos y nos
alegraremos en él”
(Tehilim 118:24). Desde
Hay que
recordar que durante dos mil años esta ciudad estuvo en ruinas.
Y no solo
estuvo en ruinas, sino que era un símbolo internacional de
ruina, y sobre todo
de la ruina de Am Israel (el Pueblo de Israel). Cuando
Napoleón
conquistó Prusia hace doscientos años, es cierto que al
final lo echaron, pero los
prúsicos sintieron mucha vergüenza; ¿cómo es
que el gran reinado, poderoso y
fuerte, fue vencido por los simples franceses? Tenían que
encontrar algún
culpable. ¿A quién culparon? Por supuesto, a los
judíos… Por ello, cuando
encontraban un judío en la calle, le propinaban fuertes golpes y
le gritaban:
Hierosolyma est perdita – Ierushalaim está perdida.
Por ello,
si se encuentran con un prúsico, muéstrenle a Ierushalaim
y díganle: ¿Aja?
¡¿Ierushalaim está perdida?!
Hace unos
doscientos años un católico francés, Chateubriand,
escribió libros para
entusiasmar a los cristianos a humillar a Am Israel, y sobre
todo al
pueblo que habita en Tzion, los pocos restos que quedaron en
Ierushalaim. Y así
está escrito en su libro “La marcha de Paris a Ierushalaim”: “En
contraste a la
nueva Ierushalaim (así la llaman los cristianos) que surge del
desierto,
fulgurante, miren entre el Monte de Tzion y el Templo, miren al
pequeño pueblo
que vive separado de todos los habitantes de la ciudad. Él es
motivo especial
de todo oprobio, baja su cabeza sin protestar, sufre todas las
degradaciones
sin exigir justicia, soporta todos los golpes sin quejarse, le exigen
su cabeza
y él la presenta a la espada.
Si uno de
esa sociedad excomulgada muere, su compañero marchará por
la noche a enterrarlo
en secreto en el valle de Iehoshafat a la sombra del Templo de
Shlomó. Entren a
la casa de alguno de ese pueblo, encontrarán una pobreza
estremecedora, donde
él les lee a sus hijos un libro misterioso. Lo que él
hizo hace cinco mil años,
todavía lo hace hoy en día. Él presenció 17
veces la destrucción de
Ierushalaim, y nada lo desespera, nada le impide dirigir su mirada a
Tzion.
Cuando se ve a los judíos diseminados sobre el globo
terráqueo de acuerdo a la
decisión del dios, seguramente nos extrañamos mucho. Pero
para extrañarnos en
forma sobrenatural, hay que verlos en Ierushalaim. Esos dueños
legítimos de
Por ello,
si ustedes se encuentran con Chateubriand, muéstrenle a
Ierushalaim y díganle:
¿Aja? ¡¿Ierushalaim está perdida?!
Gracias a
D’s volvimos a Ierushalaim, que para nosotros es dos cosas. En primer
lugar, “allí
subieron tribus, las tribus del Eterno, como testimonio para Israel”
(Tehilim
122:3-4). “Ierushalaim que fue edificada como una ciudad unificada”.
“Todos los
miembros de Israel compañeros” (bendición del mes). No es
cierto que hay datiim
(religiosos) y jilonim (seculares), derechistas e
izquierdistas, jaredim
(ultra ortodoxos) y sionistas: Somos un solo pueblo. En cuanto a
los
detalles de la halajá, de la vida, por supuesto que hay
diferencias,
pero en cuanto al punto central, al alma, el resplandor Divino que hace
a Am
Israel, no hay ninguna diferencia. Somos un pueblo. En el exilio
quizás lo
olvidamos, por ello día y noche debemos recordarnos “y
quién como Tú pueblo
Israel, un pueblo en la tierra” (Shmuel Bet 7:23). Hay que repetirlo
día y
noche. El común denominador es mucho mayor que lo que nos
diferencia. El común
denominador es Divino, es el alma. Lo que nos diferencia es humano,
depende del
libre albedrío de la persona. En Ierushalaim hay amor, “como una
ciudad unificada”.
Lo
segundo, es la emuná (fe). La cura de la nación
de sus enfermedades será
a través del añadido de emuná. El pueblo
que habita en Tzion todavía
está enfermo, pero se va curando, hasta que llegará al
sanado pleno. En el rezo
de Shmoná Ezre se habla del sanado pleno, pero
también una cura parcial
es un saneamiento. Hay una tshuvá (arrepentimiento)
plena, pero también
una tshuvá que no sea plena es llamada tshuvá.
Hay una gueulá (Redención)
plena, pero también una gueulá parcial es gueulá.
Pero una cura
plena, una tshuvá plena y una gueulá
plena, llegan a través del
estudio de la emuná, de la profundidad de la emuná.
Por supuesto,
todos los temas de
Porque un
pueblo necesita ejército, necesita un país, necesita
economía, necesita
política, necesita organización, necesita orden – pero
por sobre todo, y dentro
de todo, necesita alma. El alma mora aquí. El alma es la emuná,
y cuando
estudiamos emuná, a través de ello ella se revela
en la nación. Como
explica el Rav Kuk en su libro Orot, que nuestro programa son
dos que
son cuatro: Amor y emuná, Torá y mitzvot.
En base al amor
y la emuná, surgirán más y más Torá
y mitzvot.
Cuentan en
Meorot
HaShabat
El cometido de esta sección es
familiarizar a los lectores con las pautas básicas del Shabat.
Cada uno
debe aconsejarse con la autoridad rabínica en su comunidad en
cuanto a los
detalles de las numerosas y a veces complejas halajot del Shabat,
y no limitarse a lo escrito en esta sección.
La salida del Shabat
La cantidad de vino mínima necesaria
para poder recitar la bendición de Habdala es reviit[1].
Por ello, cuando
tiene sólo una copa que no contiene reviit, o cuando no
tiene esa
cantidad de vino para llenarla[2],
no puede hacer Habdala con
ella[3].
Se acostumbra a llenar la copa de Habdala
hasta que desborda y se vuelca un poco de vino de ella. Eso es en
señal de
abundancia al comienzo de la semana[4],
ya que toda casa en la que
no se vuelca vino como agua, no hay en ella abundancia[5].
Pero hay que cuidarse de
volcar sólo un poco y no demasiado, porque de lo contrario se
echa a perder
vino[6].
Hay que beber de la copa de Habdala
un volumen de reviit completo. La razón es porque cuando
se bebe del vino
u otras bebidas hay dudas en cuanto a la cantidad necesaria para tener
obligación de bendecir sobre esa bebida al finalizar.
¿Acaso alcanza con beber kazait
[que es como un tercio de reviit]? ¿O se necesita beber reviit[7]?
Para cumplir con todas las
opiniones sin dudas, escribió el Shuljan Aruj que cada
vez que bebe,
beberá menos que kazait, o por lo menos reviit[8].
De momento que en cuanto a
la copa de Habdala [y toda otra copa sobre la que se recita una
bendición] no puede beber menos que kazait, porque para
cumplir la
obligación de
[1]El volumen de reviit, en opinión del
Gaón, Rav
Jaim Nae es 86 cm3, como el valor numérico de la
palabra “kos”
[copa, en hebreo]. Y en opinión del Jazon Ish es 150 cm3,
como el
valor numérico de “kos hagun” [copa respetable].
[2]Y eso se refiere cuando el vino ya
fue diluido y no se le puede agregar más agua, porque si no es
así le puede
agregar agua para aumentar el volumen (Shuljan Aruj, Orej Jaim 296
inciso 3). Y
Ben Ish Jai (segundo año, Vaietze inciso 8) citó al
Moharja”n que escribió que
no se debe agregar agua a la copa de Habdala en absoluto. Y
escribió Kaf HaJaim
(allí, inciso 7) que eso es cuando tiene suficiente vino, pero
si no tiene un
volumen de reviit, y puede completarlo hasta reviit agregando agua, no
dejará
de hacer Habdala por ello.
[3](Ramba”m, Hiljot Shabat 29:7. Shuljan Aruj,
Orej Jaim 296 inciso 3).
[4](296 inciso 1, Ram”a. Mishná Brurá
inciso 5.
Kaf HaJaim inciso 9 10). Y en Mate Moshé escribió que la
razón por la cual se
vuelca, es según
Y véase Ram”a que
escribió que debe volcar durante la bendición, antes de
terminarla. Pero los
Ajaronim coincidieron en que cuando sirve el vino en la copa,
agregará vino
hasta desbordarla (Ta”z inciso 1, Maguen Avraham inciso 2.
Mishná Brurá allí).
Y véase Kaf HaJaim (inciso 10 11) que dijo que hay quienes se
cuidan de no
volcar en absoluto el vino de
[5](Iruvin 65A).
[6](Allí, Mishná Brurá inciso
5. Kaf HaJaim inciso
12, citando al Ta”z). Y véase Kaf HaJaim (allí, inciso
10) citando a Maguen
Avraham y Eliha Rabah que si vuelca sólo un poco no es
considerado desprecio de
la bebida.
[7]Por un lado puede ser que el volumen es como en
cuanto a la comida, es decir kazait, o por otro lado el volumen es
reviit como
encontramos en varios temas de
[8](Allí, inciso 3. Mishná
Brurá inciso 14. Kaf
HaJaim inciso 18).
[9](296 inciso 3. Mishná Brurá inciso
23. Kaf
HaJaim inciso 16. 190 inciso 3).
[10]Véase anteriormente, en las halajot de
Kidush.
[11](Allí, Kaf HaJaim inciso 16). Pero en
cuanto al
Kidush, de momento que no bendice luego de haber bebido sino que lo
exime con
la bendición al final de su comida [o lo incluye en la
bendición mein shalosh
junto con mezonot], alcanza con que beba melo lugmav.
Si la copa con la que
hace Habdala tiene sólo reviit, el que recita