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Rav Shlomó Aviner Dame hijos
Rav Shlomó Aviner
(Beahava Ubeemuna No627)

Al principio me encontraba sumergida en la depresión y la tristeza. Cada mes – una tensa espera, el desengaño, y un día de llanto. A veces tenía una sensación buena: “Esta vez sí, finalmente estoy embarazada!” – pero no. Pensé: Si nuestras matriarcas – Sara, Rivka y Rajel – fueron estériles al principio, y luego D’s les concedió, seguramente yo también – pero no.
Y por encima de todo eso, las preguntas indiscretas de la familia y las amigas – y en respuesta, mis frías evasivas, insinuándoles que no se metan en mi vida privada. Y luego, la cólera contenida contra ellos, porque no me dejan en paz.
Cuánto pensamos: Comenzar con los exámenes y los tratamientos - o no?. Hay, la esterilidad es tan difícil!.
Mi marido no siempre me entendió. “Acaso no te soy mejor que diez hijos?” (Shmuel Alef 1:8) – le preguntó Elkana a Jana. No: Tú no me eres mejor que diez niños!. Y en general, no tiene nada que ver: Yo quiero hijos!. Y quizás fui yo la que no lo entendió?. Quizás también él estaba deshecho, y sólo intento alentarme con su torpe lengua?.
Cada vez que me encontraba con una muchacha joven que hace poco se casó, y ya está embarazada – sentía envidia. Por qué justamente yo tengo que pasar por todos los difíciles exámenes y tratamientos dolorosos – sin resultado?!.
Tampoco las bendiciones de los Rabanim (Rabinos) me ayudaron: “Todo estará bien, pronto todo estará bien”. Cómo saben?. Quién dice que alguna vez quedaré embarazada?.
Muchas veces sentí que deseo morir. Yo se que no es lógico, pero los sentimientos me invadieron sin golpear antes en la puerta. Me sentí triste, desalentada, deprimida, tensa, inundada, ahogada. “Dame hijos, de lo contrario me moriré” (Bereshit 30:2). Comprendí que esa tensión finalmente me matará, y debo bajarla. Si, bajarla – pero cómo?.
Entonces, comprendimos – yo y mi esposo – que no tiene sentido seguir escondiendo. Por el contrario, eso consume nuestras energías. No hicimos nada malo, y no somos culpables de nada!. Ya de por sí nos es difícil – entonces, para qué agregar el peso del silencio?. Comenzamos a contarle a la familia y a los amigos, a hacerlos partícipes de lo que nos está pasando. Y ellos nos ayudaron mucho, con el apoyo y el amor. Cada encuentro se hizo más fácil. Incluso respecto al embarazo que terminó con aborto dudamos si contarlo – y finalmente lo contamos también. Con el tiempo, también encontramos cierta intimidad con todo ese sufrimiento. Comprendimos que no somos los únicos que sufrimos en el mundo: Hay otras parejas sin niños, hay quienes tienen hijos enfermos, hijos anormales, o hijos rebeldes, o hijos que fallecen a temprana edad. Lentamente, asimilamos que todo eso no es en vano, que hay un Señor del Mundo que nos ama – sólo que no conocemos los secretos de las almas.
Nos llevó tiempo decidir adoptar un niño. El proceso fue muy largo. Tengo amigas que después de haber adoptado un niño, tuvieron hijos: Por lo visto, de momento que la tensión disminuyó, lograron quedar embarazadas. Pero a mí - no me pasó.
Adoptamos niños desdichados, realmente infelices. Ciertamente, una unión celestial: Padres desdichados, con niños desdichados!. Pero juntos – todos son felices. Ellos son realmente nuestros hijos. Gracias, D’s, en nombre de todos. Muchas gracias.