Artículos | Imprimir | Página inicial


"De mano de mi hermano, de mano de Esav"
Rav Itiel Ariel
 (Beahava Ubeemuna No488)

El Netzi"b (Rav Tzvi Iehudá Naftali Berlín) en su comentario "Hamek Davar" (Bereshit 33:1) nos hace notar el cambio en la forma en que se dispuso nuestro patriarca Iaacov cuando se encontró con Esav, en relación a la forma en que se preparó a sí mismo y a su gente para ese encuentro decisivo.
Al principio Iaacov se preparó para obsequiarlo, rezó a D's y se dispuso a luchar, y por ello dividió su gente en dos campamentos - "si viene Esav al primer campamento y lo hiere, el campamento que queda escapará" (Bereshit 32:9). Los comentaristas señalan la razón lógica de esa medida, que tenía por objetivo aumentar la posibilidad de escapar y sobrevivir de parte de su gente, o quizás permitirles defenderse de forma más efectiva. Nuestros sabios (Bereshit Rabah, 76) alabaron esa acción, y aprendieron de ella para todas las generaciones: "Nos enseña la Torá la forma correcta de conducirse, que no deposite la persona todas sus riquezas en un sólo lado", y como hizo Ovadiá, que escondió a los profetas para salvarlos "cincuenta en una cueva y cincuenta en otra" (Melajim Alef 18:13).
Pero debemos comprender por qué cambió nuestro patriarca Iaacov su táctica a último momento, y presentó toda su familia junta frente a Esav, en un sólo grupo?.
El Netzi"b dice que la razón de ese cambio fue el encuentro nocturno entre Iaacov y el ángel, cuando al romper el alba le fue aclarado cuál es el tipo de conflicto que él sostiene con Esav - y debemos precisar más su idea. Esa lucha acentuó la secreta aprensión de Iaacov, que lo acompaño durante toda su preparación para el encuentro con Esav: Él teme que Esav no lo atacará, sino que por el contrario, lo abrazará. Luego de la lucha con el Ángel de Esav, Iaacov comprendió el terrible peligro cultural que se esconde en esa unión, que no es menor que el peligro de existencia que implica un combate contra él - y quizás mayor aun.
Desde un principio Iaacov expresa un recelo doble, cuando dice "líbrame, Te ruego, de mano demi hermano, de mano de Esav" (Bereshit 32:12), porque quizás se comporte con malicia, o quizás se comporte con hermandad. El autor del comentario "Shem MiShmuel" dice que en realidad no hay ninguna discusión si Esav se abalanzó sobre el cuello de Iaacov para besarlo sinceramente o para morderlo (Rashi 33:4): También quien explica que intentó morderlo, consiente en que lo beso, pero ese mismo beso es como una mordedura para Iaacov, porque puede cobrar más víctimas de Am Israel a lo largo de las generaciones que una mordedura auténtica.
Mientras el peligro se limitó al plano existencial, Iaacov pensaba - y con razón - que es preferible dividir a su gente, y aumentar la probabilidad de subsistencia de Am Israel. Pero cuando le fue aclarada la verdadera dimensión del peligro espiritual en toda su envergadura, comprendió que es preferible unir las fuerzas, para repeler todos juntos el peligro de asimilación y desmenuzamiento.
Y en efecto, el temor de Iaacov en cuanto a la hermandad de Esav resultó ser justificado, y cuando Esav le rogó que se adhiera a él - "emprendamos la marcha y vayamos, y yo iré junto contigo" (Bereshit 33:12), a primera vista Iaacov se "escabulle" diplomáticamente y arguye que los tiernos niños que necesitan del cuidado y el ganado no pueden soportar un paso tan rápido. Pero Rav Bejaiei (allí) en su comentario aclara que Iaacov insinúa en forma clara la verdadera razón de su oposición a esa unión con Esav: Mientras los niños sean pequeños y aún no cumplen la totalidad de las mitzvot, no estarán maduros para hacerle frente a la cultura de Esav. Es necesario acompañarlos, yendo lentamente, por un largo camino, hasta que adquieran el vigor espiritual suficiente para llegar a ese encuentro con orgullo. Ya que si la exposición a esa cultura no se hará en forma controlada, Am Israel - que son apodados "ganado santo" - puede perder su capacidad de subsistencia espiritual, y dejarse llevar por corrientes ajenas.
Les es adecuado a los hijos de Iaacov ir por un camino lento y esconderse al principio de él en el Beit HaMidrash (centro de estudio de la Torá) de Shem y Ever, para "cargar" sus baterías internas, "hasta que llegue a mi señor, en Seir" (Bereshit 33:14).