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Muéstrame Tu gloria
Rav Azriel Ariel
 (Beahava Ubeemuna No607)

“Dijo entonces Moshé: Ruegote, me permitas ver Tu gloria” (Shmot 33:18). Acaso Moshé pidió ver a D’s?. Acaso él no sabía que “no tiene forma, y no tiene cuerpo” (canto Igdal)?. Y por qué le contesta D’s: “Porque el hombre no puede verme y vivir” (Shmot 33:20) - como si después de la muerte fuese posible verlo?. Acaso no hubiese sido más sencillo decir que no hay lo qué ver?.
Este tema fue tratado por los más grandes sabios de todas las generaciones. Y nosotros marcharemos tras dos de ellos: Rav Saadia Gaón - de la época de los Rishonim – y Rav David HaCo
hen, el “Rav HaNezir” – de nuestra época.
Rav Saadia Gaón escribe (Emunot VeDeot, Maamar 2, Cáp. 12): “Y confundió a algunas personas la pregunta de nuestro Rav Moshé. Cómo puede ser que le pidió a D’s ‘me permitas ver Tu gloria’?. Y más los confundió la respuesta ‘tú no podrás ver Mi rostro, porque el hombre no puede verme y vivir’. Y más aún se confundieron cuando Le dijo: ‘Para que veas Mis espaldas, mas Mi rostro no será visto’ (Shmot 33 18-23)”. Y contesta: “Porque El Creador crea una luz, que le muestra a los profetas... y cuando uno de ellos ve esa luz, dice que vio la gloria de D’s. Y hay quien dice que vio a D’s...”. Es decir: Cuando D’s desea revelarse a un profeta, crea una luz. Esa luz no es D’s mismo, ni siquiera una materialización de Él – D’s no lo permita!. Es una creación, de la misma forma que el Sol y su luz son creaciones Divinas. Y Moshé no pidió ver a D’s mismo – D’s no lo permita! – sino que ver Su gloria. Su gloria no es Él mismo, sino que es como una vestidura externa. Es semejante a las ropas de la persona, que no son la persona misma, sólo una envoltura externa que cubre su cuerpo. (Y la verdad debe ser dicha: También el cuerpo de la persona no es la persona misma, sólo una envoltura externa. Y podemos llegar a aprender algo sobre la forma de ser de la persona, en base a su apariencia física...). A través de esa luz que el profeta ve, con las formas que él percibe, D’s le insinúa lo que no puede ser concebido a través de los sentidos. La luz y lo que se ve en ella, son como una metáfora que insinúa lo que se encuentra más allá. Semejante a lo que dice el versículo “he aquí que está tras nuestra pared, mira por las ventanas, atisba por entre las rejas” (Shir HaShirim 2:9). (Hay algunos sabios de la época de los Tanaim que dijeron que esa luz también la ve la persona cuando pasa de este mundo al mundo de las almas, y por lo visto hay testimonios de personas que llegaron a esa situación y volvieron a la vida terrenal que lo confirman).
De acuerdo a ello, explica Rav Saadia Gaón nuestro episodio: “Pero cuando ellos ven esa luz, no pueden mirarla directamente... y nuestro Rav Moshé pidió que D’s le dé fuerzas para que pueda mirar esa luz. Y le contesto que en el principio esa luz es muy poderosa y no podrá verla, porque puede llegar a morir. Pero Él la ocultará... hasta que pase esa luz inicial... como le dijo ‘te cubriré con Mi mano, hasta que haya pasado’ (Shmot 33:22). Y después que haya pasado esa luz inicial, descubrirá a Moshé y podrá ver la luz final, como dice el versículo ‘luego apartaré Mi mano, para que veas Mis espaldas’ (Shmot 33:23)”.
Y concluye Rav Saadia Gaón: “Pero El Creador mismo - no es concebible que sea visto por nadie, y eso es una mentira”.
Esa es la profecía: El profeta ve “La luz de la Gloria” Divina. Y en ella ve formas, como: “Yo vi al Eterno sentado sobre un trono alto y excelso” (Ishaya 6:1). Las formas que ve, no pretenden describir a D’s mismo, sino que nos hacen saber cuál es la actitud de D’s para con el mundo en ese momento. Por ello, diferentes profetas vieron distintas formas en distintos momentos, como bien lo describió el autor del canto “Shir HaKavod” (Himno de la Gloria, atribuido a
Rabí Iehudá Jasid, de Regensburgo):
"Proclamo aquí Tu gloria, y Te ofrezco cantos de amor.
Digo Tu alabanza, aunque no Te he visto.
Te describo, aunque no Te he conocido.
A través de Tus profetas de entre Tus adoradores, Mostraste Tu esplendor majestuoso (Tehilim 145:5)...
Ellos Te imaginaron no como realmente Eres, Te describieron por Tus obras solamente.
Te diseñaron en innumerables visiones, a pesar de todas las comparaciones Tu eres único.
Ellos vieron en Ti edad anciana y edad juvenil, con el cabello de Tu cabeza ya gris, ya negro...".
El Rav HaNezir, en una clase que dedicó a ese tema, nos hizo notar lo que dice el Tirgum Onkelus (traducción-comentario de la Torá). Onkelus no dice como Rav Saadia Gaón – que “Mi rostro” es el inicio de la aparición de la luz, y “Mi espalda” es el final - sino que escribe: “Verás lo que se encuentra tras Mío, pero lo que aún se encuentra por delante, no puede ser visto”. Sólo el pasado puede ser conocido, pero no el futuro. Moshé pidió entender lo que es llamado “Maase Merkava”: La Conducción Divina del mundo, que surca por la historia humana – a semejanza de una carroza que sale de un punto de partida determinado, y avanza hacia su meta que se encuentra en otro punto. Y la respuesta de D’s, es que el secreto de la Conducción Divina no puede ser concebido. Se puede analizar el pasado, pero el futuro no puede ser predicho en forma exacta por un ser humano.
Por ello, sólo nos resta elevar nuestra plegaria al que ordena las generaciones de antemano, que apresure la llegada del futuro benévolo que vaticinaron nuestros profetas, como continúa en el canto “Shir HaKavod”, hacia el final:
"Tu palabra suprema es verdad (Tehilim 119:160), Creador de todo (Ishaya 41:4), cuida de Tu pueblo que siempre Te busca.
Que mis numerosos cantos sean ante Ti, que mi grito sonoro llegue cerca Tuyo.
Que mi alabanza sea como una corona para Tu cabeza, que mi plegaria se levante como piadoso incienso ante Ti (Tehilim 141:2).
Que Te sea precioso el canto de un pobre hombre, como el canto que será cantado con los sacrificios".