"A
su diestra y a su siniestra"
Rav
Itiel Ariel (Beahava Ubeemuna No496)
En la detallada
descripción de
la partición del Iam Suf, la Torá recalca sobre todo el abrid de las aguas y
su permanencia como murallas de ambos lados, y repite dos veces el
versículo
"y les eran las aguas como un muro a su diestra y a su siniestra"
(Shmot 14:22, y 14:29). Por lo visto esa repetición y recalcado
no tiene por
objetivo solamente describir el milagro doble - la apertura de las
aguas y su
permanencia a ambos lados del lecho del mar - sino que principalmente
nos
quiere enseñar algo, para todas las generaciones.
Nuestros sabios describieron con extensión la
sensación de opresión que antecedió a la apertura
del Iam
Suf, cuando Am
Israel ve
delante de él el mar, los egipcios persiguiéndolos por
detrás, y se
siente atrapado entre la espada y la pared. "En ese momento no
sabían qué
hacer, cuando el mar les cerraba el paso y el opresor y las fieras del
desierto
los perseguían" (Shmot Raba 21). Tosafot (Taanit 16B)
agudiza más
aún la sensación de desesperación en ese momento,
sobre todo tratándose de la
generación que acababa de salir de Egipto. En su opinión,
esa es la profunda
intención del rezo "el que les respondió a nuestros
antepasados a la
orilla del mar, Él nos responderá... quien recuerda lo
olvidado", ya que
esa salvación llegó sólo cuando Am Israel se desesperanzó
totalmente de la gueulá (Redención). Y
por ello recordamos para todas las generaciones que en ese momento D's
escuchó
los clamores de desesperación de ellos, y despertó la Medida del
Recuerdo frente
al Trono de quien "recuerda lo olvidado", para ser redimidos.
De acuerdo a eso, los fabulosos muros de agua
que se levantaron a su derecha e izquierda fueron en cierta forma la continuación
del sentimiento de opresión, que continúa todo el
tiempo, desde el
clímax de la adversidad,
hasta el
clímax de la gueulá, y también en ese momento se sienten
en
cierta forma confinados. Si pretendimos ver el milagro como una salida
de la opresión
al espacio de la libertad, "desde la angustia clamé a D's, y D's
me
respondió sacándome a la anchura" (Tehilim 118:5), nos
espera cierta
desilusión, cuando aparece el suelo entre las dos portentosas
murallas de agua,
hasta tal punto que Am Israel temía pasar entre
ellas (ver Abot DeRabi Natan, Cáp. 38). La protección que
las murallas de agua
le conferían a Am
Israel, le
parecía a sus
ojos una amenaza, y por ello dijeron "no podemos pasar entre esas
murallas..." (Allí), temiendo que se desmoronen sobre ellos
(como
realmente casi ocurrió, cuando el ídolo de Mija
pasó con ellos entre las
aguas).
Pero en realidad, justamente la sensación de
desesperación enfatiza el milagro y el cambio radical que Am Israel experimentó - desde el
fondo de la
desesperación y el derrotismo, al polo opuesto, la
salvación Divina. La
dependencia absoluta de su Padre en el cielo de los que pasaron
entre las aguas del Iam
Suf, no
dejó la más mínima
duda en las personas que experimentaron ese milagro - ya sea que
reconocieron
el milagro que les ocurrió, o no. Esos momentos en la vida de la
nación en los
que la Mano
de
D's es vista en forma tan clara, hasta tal punto que no hay
ningún tipo de
dudas respecto al camino correcto por el que debe dirigirse, son muy
poco
frecuentes. En esos momentos, en el que cada uno de los que pasaron por
el mar
señala con su índice y dice "Él es mi D's, y Le
celebraré" (Shmot
15:2), existe sólo un camino, cuyos límites son
dibujados en forma clara y
tajante por D's mismo. Ese camino que surgió en las
profundidades de las
tinieblas iluminó esa noche, pero tenía como objetivo
también señalar la clara
meta del sendero hasta el fin, y alumbrar también a todas las
generaciones
venideras cuando la oscuridad se cierna y no se tendrá
conocimiento exacto hacia
donde se debe dirigir - "los harás entrar y los plantarás
en el monte de
Tu herencia..." (Shmot 15:17).
Esa idea volverá a
repetirse en la
continuación de la
Parashá con el
man
(pan milagroso), que también él estaba rodeado por
arriba y por debajo
de una capa de rocío, como depositado en un cofre. Ese doble
cubrimiento
recalca su origen celestial, y rechaza la concepción
errónea del papel que debe
asumir el pan en la vida del hombre - "porque no sólo de pan
vive el
hombre" (Dvarim 8:3). Sólo a partir de esa doble base que
envuelve el
milagro Divino a diestra y siniestra, por arriba y por debajo, se puede
educar
orientándose a la certitud y aceptación absolutas de la Torá,
y por ello "la Torá le fue entregada
a los que comieron del man" (Tanjuma,
Beshalaj 20).