El
lugar más extraño del mundo
Rav
Shlomó Aviner (Beahava Ubeemuna No498)
"Capitán
Ignorantos!. Usted despega dentro de un cuarto de hora. El
piloto automático ya fue programado. Este es el portafolio con
las
instrucciones. Que le vaya bien!".
Un viaje sin contratiempos. Cerca del destino, abrí el
portafolio:
"Hemos recibido mensajes radiales que no logramos descifrar. Usted debe
verificar qué está pasando en ese planeta".
Miré por la ventana, y leí las instrucciones: "Delante
suyo, se
encuentra un disco luminoso. Su nombre, es 'Sol'. Alrededor de
él, se
encuentran varios planetas. La pequeña migaja que se encuentra
frente a usted,
se llama 'Planeta Tierra'. A pesar de ser tan pequeña, hay en
ella millares de
pequeñas criaturas en constante movimiento, llamadas 'Hombres'.
Esas criaturas
no saben vivir juntas, y usted no podrá encontrarse con todas.
Usted aterrizará
en el centro del Planeta Tierra, en un lugar llamado 'Eretz Israel'.
Usted llegará a su capital, 'Ierushalaim', a un lugar central
llamado 'Kotel
HaMaarabi (El Muro de los Lamentos)', que es llamado por ellos:
'Lugar Kadosh
(santo)'".
Kadosh?. No conozco esa palabra!.
Mientras tanto, el piloto automático anunció:
"Prepárese para el
aterrizaje". En efecto, pude ver una pared enorme, pero
extrañamente,
detrás de ella - no había nada. Mientras aterrizaba vi
que ciertas criaturas se
aglomeraban, y elevaban su mano amenazándome. Se veían
bastante enojados, y
gritaban: "Shabes, shabes!".
Salí de la nave espacial, y me disculpé: "Lo siento mucho
si he
herido sus sentimientos. Yo llego de otro lugar, y no conozco sus
costumbres". Ellos se calmaron.
"De donde llega usted?", me preguntó una criatura que
vestía
un traje y un sombrero negro.
Señalé en dirección al cielo.
"Aha!", dijo acercándoseme un hombre con la cabeza descubierta,
"y acaso has visto a D's?".
"No he visto nada especial", contesté.
"Esa es la demostración!", dijo el que tenía la cabeza
descubierta, "D's no existe!".
"Por el contrario", lo interrumpió el que tenía la cabeza
cubierta, "esa es la demostración que D's no puede ser visto.
Él ve, pero
no es visto. Dirige el mundo, 'mira por las ventanas, atisba por entre
las
rejas' (Shir HaShirim 2:9)'". Él señaló en
dirección al Kotel.
"He aquí que está tras nuestra pared" (Ídem.).
No comprendí absolutamente nada.
"Perdón por mi ignorancia", me intercalé en la
conversación,
"pero si D's no puede ser visto, cómo saben ustedes que
Él existe?".
"Muy sencillo", contestó el de la cabeza cubierta, "Él
nos ha hecho regresar a nuestra tierra. Cuando mi bisabuelo
nació, había aquí
30.000 judíos. Cuando mi abuelo nació - 80.000, y cuando
mi padre nació -
200.000. Cuando yo nací - 600.000, cuando mi hijo nació -
dos millones, y
cuando mi nieto nació - cinco millones!. D's reconstruyó
nuestra tierra, y
cumplió todas las promesas del Tanaj!".
"Tanaj?".
"Sí, Tanaj, Biblia!".
"Qué es Biblia?".
"Es un libro maravilloso", irrumpió el que tenía la
cabeza
descubierta "que escribieron los Profetas de Am Israel en
nombre
del D's".
"Que no existe", agregue.
"No importa", contestó con incomodidad, "pero es un libro
maravilloso, pleno de justicia, de igualdad, de justicia social...".
"No, no!", dijo el que tenía la cabeza cubierta, "el Tanaj
son las mitzvot del D's, el culto a D's, el estudio de la Torá
y el cumplimiento
de las mitzvot, temor a D's y buenas virtudes".
"De ninguna forma!", dijo una tercera persona que vestía ropas
color aceituna, pequeñas piezas metálicas en los hombros
y llevaba un arma,
"el Tanaj es Eretz Israel, el Estado de Israel, el
Ejército
de Israel".
"Perdón", dije, "estoy confundido. Todavía no han logrado
convenir entre ustedes sus distintas versiones?".
Una persona con blanca barba me miró desde un costado, se
sonrió y dijo:
"Todos tienen razón, extranjero, no hay contradicción
alguna".
"Cómo puede ser que todos tienen razón, y dicen cosas
contrarias?".
"Tú también tienes razón", dijo sonriéndose
el anciano.
Qué personas extrañas...
"Tengo otra pregunta", dije con cortesía, "ustedes me gritaron
'shabes'. A qué se referían?".
"Muy sencillo", contestó el que tenía la cabeza cubierta,
con
evidente satisfacción de quien se siente en lo suyo "es el
día kadosh
para el D's, se reza, se estudia Torá, se canta a D's.
Un día dedicado todo
para D's, y no para el fútbol", dijo dirigiendo una furiosa
mirada al que
tenía la cabeza descubierta.
"No!", replicó este, "shabat es un día de
igualdad, de descanso para los obreros, de socialismo, de justicia".
"Ambos se equivocan", dijo el que vestía uniforme, "shabat
es un día nacional, para fortalecer la unión en la
nación, con amistad y
amor".
Entendí que con personas como esas, no se puede aclarar nada.
Comencé a
sentirme hambriento. Tomé de mi portafolio algunas galletitas, y
comencé a
comer. Noté que el que tenía la cabeza cubierta murmuraba
algo con sus
compañeros, y otros me miraban por encima del hombro.
"Hay algún problema?", pregunté.
"Sí, por supuesto: Acaso es kasher?".
"Kasher?. Qué es eso?".
"Kasher, es kadosh", comenzó a disertar el que
tenía la cabeza cubierta con efusión, "no comemos
cualquier cosa. Existen
cosas puras e impuras, que impurifican a la persona. No hay que ser un
ávido
glotón. No hay que vivir para comer, sino que comer para vivir.
Para vivir con
pureza. No para dejarse llevar por las pasiones y los instintos. Hay
que
dominar el instinto. Hay que comer con pureza. Somos un pueblo kadosh...".
"Kadosh?!". Si no lo hubiese interrumpido, sería capaz
de seguir hablando horas!.
"Kadosh, es lo que es más elevado y sublime que el
mundo", contestó el de la cabeza cubierta, "el D's nos santifica
con
sus mitzvot, y de esa forma nosotros santificamos y elevamos la
vida en
el mundo".
"Un poco más y su galletita se escapará de tanta
elevación",
se burló el de la cabeza descubierta.
Me cansé. "Qué extraño", dije, "en nuestro planeta
todos
piensan lo mismo. En general, aquí todo es diferente, salvo una
sola cosa:
Nosotros también nos balanceamos - antes de despegar".
Ellos se miraron con estupor.
"Ah, usted se refiere a los que rezan. Ellos le agradecen a D's y lo
alaban por el renacimiento de Am Israel en su tierra, y porque
nos da
fuerzas para vencer", dijo el que estaba vestido con uniforme.
"Ellos ruegan suplir sus necesidades", se metió el de la
cabeza descubierta, "como todas las personas interesadas: Dinero,
comida,
placeres...".
"Pero alabando y suplicando nos acercamos a D's", lo corrigió
el de la cabeza cubierta, "Él desea que nos dirijamos a
Él".
"Y tiene resultado?", pregunté.
"D's escucha los rezos", continuó el de la cabeza cubierta,
"hay rezos que son aceptados de inmediato, y hay los que deben ser
reiterados y suplicados, y hay también rezos cuyo efecto no
somos capaces de
ver".
Cerré mis ojos, y murmuré en mi corazón: "D's!.
Haz que coincidan
en algo!".
Ellos notaron mi preocupada mirada, y dijeron al unísono: "No se
inquiete,
todo estará bien".