Confiar
en D’s
Rav
Shlomó
Aviner (Beahava Ubeemuna No593)
Por supuesto que todo lo que le ocurre a la persona – también
los
ínfimos detalles en su vida - están bajo control Divino.
El mundo no está a la
deriva, y D’s no abandonó la tierra. Él – bendito sea –
ama a todas sus
criaturas, se interesa por ellas y ordena todos sus asuntos de la mejor
forma.
Pero al mismo tiempo D’s hizo al hombre responsable de sus actos, y
este tiene
la obligación de esforzarse.
Si una persona roba y engaña, y a pesar de ello tiene
éxito, eso
no es una señal que D’s está satisfecho de su conducta y
lo alienta a continuar
comportándose de esa manera, ya que está escrito “no
robarás” (Shmot 20:12). Lo
que ocurre, es que D’s decidió no ponerle trabas en su mala
conducta, como
dijeron nuestros sabios: “El que pretende impurificarse, se lo
permiten” (Avoda
Zara 55A). En contraste, si se comportará con rectitud y
honestidad, y a pesar
de ello pierde dinero en sus negocios, no se le está insinuando
que de ahora en
más debe transformarse en un estafador, ya que está
escrito: “Y harás lo que es
recto y bueno a los ojos del Eterno” (Dvarim 6:18). La razón de
su desgracia es
que D’s decidió ponerlo a prueba, para permitirle purificarse
más aún. Este
mundo está lleno de pruebas de ese tipo, lo que es apodado “un tzadik
(justo) que le va mal, y un malvado que le va bien”.
La compaginación del libre albedrío y el control Divino
es
compleja, pero el aspecto más sencillo es explicado por
Rabí Iosef Albo en su
libro “Sefer HaIkarim” (Parte 4, Cáp. 6): A veces D’s
decide hacerle algún
bien a alguna persona particular, o a toda una nación, sin tomar
en cuenta sus
méritos o su esfuerzo. Se trata de una decisión Divina,
que se encuentra más
allá de la lógica de la recompensa y el castigo, basada
en
También hay una situación intermedia, cuando D’s
decretó que una
persona tenga éxito – a condición que se esfuerce. “‘Para
que te bendiga el
Eterno, tu D’s en toda obra de tu mano que hicieres’ (Dvarim 14:29).
Entonces,
puede quedarse sentado cruzado de brazos?. Dice el versículo;
‘en toda obra de
tu mano que hicieres’ – si hace, será bendecido. Y si no hace,
no será
bendecido” (Midrash Shojer Tov, Tehilim 23). El hombre se hace
partícipe junto
con D’s en sus acciones.
Confiar en D’s es “esforzarse todo lo que sea capaz, y más
allá,
lo que no es capaz de hacer, debe confiar en D’s” (Ein Ayá,
Brajot Bet, Cáp. 9,
inciso 120) en base a la convicción que “no hay nada, por
más pequeño o
grandioso que ocurra en el camino o en la ciudad, en la casa o en el
campo, que
no este bajo el maravilloso control exacto de D’s. Y Él ‘mira
por las ventanas,
atisba por entre las rejas’ (Shir HaShirim 2:9) y los Portones del
Cielo,
supervisando todos los detalles, pequeños o grandes” (Sefer
HaBrit, Maamar 12,
Cáp. 3).