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El diezmo - Te lo daré
Rav Azriel Ariel
(Beahava Ubeemuna No593)

“Y salió Iaacov de Beer Sheva” (Bereshit 28:10). Nuestro patriarca Iaacov abandona su tierra, su patria y su casa paterna – y se escapa en dirección a lo desconocido. Tiene muchas inquietudes: Cómo se salvará de su hermano Esav?. Cómo podrá hacerle frente a las artimañas de su tío Lavan?. Pero aún le queda un sostén: D’s. Sintiéndose angustiado, nuestro patriarca Iaacov se dirige a D’s, y jura en forma detallada: “Si estuviese D’s conmigo, y me guardare en este camino en que ando… y me diere pan para comer… y si volviese en paz a la casa de mi padre..” (Bereshit 28:20-21), entonces este lugar será una Casa de D’s. Y también agrega otro voto: “Y todo lo que Me dieres, la décima parte, el diezmo Te lo daré” (Bereshit 28:22).
En esas pocas líneas se esconde una gran riqueza de ideas – parte de las cuales trataremos de aclarar. La obligación de entregar la Truma y los Maasrot (tributo y diezmos) es sólo de los productos agrícolas, y sólo de lo que es comestible para el hombre. Hay otra obligación, y es la de entregar un diezmo del ganado. Pero Iaacov no dice “y lo que Me dieres, la décima parte…”, sino que “y todo lo que Me dieres”: Se compromete a entregar un diezmo de todo!. De ello dedujeron nuestros sabios que también el que no es un agricultor ni tiene un rebaño debe entregar un diezmo: Si no es de la producción agrícola ni del ganado - entonces de su dinero. Y respecto a nuestro patriarca Iaacov, dijeron que entrego un diezmo incluso de sus hijos, cuando consagró a su hijo Levi al culto a D’s.
Por lo general, cuando alguien dona dinero para algún fin elevado, se ve a sí mismo como un gran filántropo. Piensa que se merece gran respeto por ello, y también pretende que todos los que lo rodean lo honren y lo valoren por su generosidad. Pero no así nuestro patriarca Iaacov: Él no se ve a sí mismo como el dueño de su riqueza - a pesar que se la ganó con gran sacrificio y trabajo. Su riqueza, es un obsequio de D’s: Dice “Todo lo que Me dieres”, no “lo que me pertenece”. Él reconoce que cuando se le entrega a D’s es “dale a Él de lo que es suyo, porque tú y lo tuyo le pertenecen, como dice el versículo ‘porque todo es de Ti, y de lo Tuyo propio nosotros Te hemos dado’ (Divrei HaIamim Alef 29:14)”.

El diezmo de Iaacov es doble: “La décima parte, el diezmo Te lo daré”. Un diezmo, y otro diezmo más. Nuestros sabios lo explicaron de dos formas: La Gmará (Ktuvot 50A) deduce de ello cuál es el límite superior de la mitzva de la limosna - una quinta parte de sus pertenencias. Es decir, un diezmo y otro diezmo más. El décimo – siempre es considerado kodesh (santo), y consagrado a D’s. La décima letra del alfabeto hebreo – la Iud – no es más que un pequeño punto. Expresa con su forma el punto interno que se esconde en cada cosa, el punto Divino que el diezmo nos hace descubrir. Nuestro patriarca Iaacov no se conforma con la obligación sencilla del diezmo: Él quiere cumplir en forma más plena con la mitzva, y se compromete a entregar un quinto!.
Pero en el juramento de Iaacov no hay solamente un agregado cuantitativo, sino que también cualitativo: No sólo el diezmo que se entrega al Levita o al Cohen (sacerdote) él se compromete, sino que también el segundo diezmo, a través del cual toda persona de Am Israel (el Pueblo de Israel) revela su cualidad de Cohen - que se esconde en él. El primer diezmo, es considerado secular: Le pertenece al Levita, y cualquiera puede comerlo, incluso en impureza. Mientras que el segundo diezmo, es considerado kodesh (santo), “es patrimonio Divino” (Suca 35A). Sólo puede comerse en Ierushalaim, y sólo en pureza.
Y esa idea es acorde con el midrash
citado por el autor del libro “Menorat HaMaor”: “Avraham entregó Truma Gdola (tributo que se entrega a los sacerdotes), como dice el versículo ‘alzo mi mano al Eterno!’ (Bereshit 14:22), y alzar insinúa a la Truma [En hebreo Truma es tributo, pero también quiere decir “lo que fue alzado”. N. del T.]… Itzjak entregó el primer diezmo, como aprendemos del versículo que dice ‘y sembró Itzjak en aquella tierra, y recogió aquel año cien veces más, pues lo bendijo el Eterno’ (Bereshit 26:12)… para qué midió su producción?. Para entregar un diezmo… Iaacov entregó el segundo diezmo, como dice el versículo ‘y todo lo que Me dieres, la décima parte, el diezmo Te lo daré’ (Bereshit 28:22)”.
Y esa idea está bien respaldada por la forma en que fueron formulados los versículos: La Truma que Avraham le dio a Malkitzedek – que era “sacerdote del elevado D’s” (Bereshit 14:18) – le fue entregada para que sea de su pertenencia plena. Como dice el versículo: “Y le dio Avraham a él un diezmo de todo” (Bereshit 14:20). En contraste, el diezmo de Iaacov es entregado a D’s: “Y todo lo que Me dieres, la décima parte, el diezmo Te lo daré”. Y de esto aprendió el autor del libro “Jafetz Jaim” que se debe distribuir el diezmo de las ganancias (o la quinta parte) de la forma siguiente: Una parte debe ser destinada a los pobres mismos. Y la otra parte, debe ser destinada a los que se esfuerzan en el estudio de la Torá y consagran sus vidas al culto a D’s. Y de esa forma, se enlazan ambos juramentos de Iaacov: Ese lugar será “una Casa de D’s, un lugar fijo donde rezaré y entregaré un diezmo… un dinero que será destinado a quien es capaz de utilizarlo para enaltecer al Eterno” (Bereshit 28:21, comentario de Rav Even Ezra).
Como es sabido, el segundo diezmo es entregado cuatro años en ciclos de siete años. Los otros dos años restantes, en su lugar se entrega el diezmo a los indigentes. Ambos diezmos se encuentran en un mismo nivel de entrega “para enaltecer al Eterno”. El diezmo para los indigentes – que vincula a la persona con D’s, quien se revela como “un D’s bondadoso” – suple en esos dos años al segundo diezmo, que vincula a la persona con D’s, quien se revela como “el D’s kadosh (santo)”. La mesa de la persona - alrededor de la que sienta a sus huéspedes necesitados - se transforma en un altar.
Con el juramento de los diezmos, nuestro patriarca Iaacov hace saber que él nunca quedará solo, D’s se encuentra con él en todo lugar. “En todas sus penas, Él se apena con ellos” (Ishaya 63:9). D’s está presente y es partícipe de su esfuerzo y su trabajo. Y sus logros y sus ganancias – le son entregados por la mano de D’s.
En el conjunto de los diezmos – primer diezmo, segundo diezmo y el diezmo de los pobres – se expresa el reconocimiento de la persona que “todo es de Ti, y de lo Tuyo propio nosotros Te hemos dado”, porque “todo lo que Me dieres, la décima parte, el diezmo Te lo daré”.