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Rav Iaacov Filver Los límites de la apertura
Rav Iaacov Filver
(Beahava Ubeemuna No590)

Cuando el lema de “ser abierto” no tiene límites es muy peligroso, y puede ser utilizado para disimular el borroneado de los valores y la “elastización” de los principios.
Nuestro patriarca Avraham comenzó a consolidar su fe preguntándose y buscando, como escribió el Ramba”m (Hiljot Avoda Zara 1:2): “Comenzó a indagar cuando aún era pequeño, y pensaba de día y de noche”. Y a través de la curiosidad y la observación llegó a reconocer al Creador: “A los cuarenta años llegó Avraham a reconocer a su Creador. De momento que llegó a ese conocimiento, comenzó a responder las preguntas… y comenzó a hacerle saber al pueblo que no es correcto rendir culto a otros dioses, sólo al D’s del Mundo… y comenzó a declamar frente a todo el mundo, y hacerles saber que existe un D’s único, y a Él se le debe rendir culto. Y andaba declamando y juntando al público, de pueblo en pueblo y de reinado en reinado… hasta que llegaron a juntarse miles y decenas de miles, y esas son las personas de la Casa de Avraham” (Hiljot Avoda Zara 1:3). Avraham no se limitaba a disertaciones de fe en su labor, sino que también invertía dinero y esfuerzos en acercarse y acercar a la población alejada - con amor y amistad - como relata el midrash (Shir HaShirim Rabah 1): “‘Las almas que habían adquirido en Jaran’ (Bereshit 12:5) – nos enseña el versículo que nuestro patriarca Avraham los hospedaba en su casa, les daba de comer y beber, los amaba y los acercaba, y los convertía a su fe, y los introducía bajo las alas de la Shjina (manifestación de la Presencia Divina)”. Y en la Gmará (Sota 10B) dicen: “Nos enseña que nuestro patriarca Avraham hacía que todas las personas que transitaban invocasen el Nombre de D’s. De qué forma?. Después que habían comido y bebido, se disponían a bendecir a Avraham. Les decía: Acaso ustedes han comido de mis pertenencias?!. Han comido de las pertenencias del D’s del Mundo!. Agradezcan, alaben y bendigan al que ordenó, y el mundo fue creado”.
La curiosidad e integración social exigen de la persona que sea abierta, y seguramente Avraham poseía esa cualidad. Pero Avraham sabía poner límites para que la unión que él quería formar no venga a expensas de la unicidad que él representa:
“Dijo Avraham a sus mozos; quedaos aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí, y rendiremos culto, y volveremos a vosotros” (Bereshit 22:5). Pregunta el Rav Solovietchik: Si Avraham no quería que los mozos estuviesen presentes en el momento del Sacrificio de Itzjak, por qué los trajo con él?. Y también se puede preguntar: Por qué les ordenó esperarle?. Y contesta: Tal parece que en la orden de Avraham se esconde toda una concepción, que nos puede indicar también cuál debe ser nuestra actitud para con los judíos que no cumplen
mitzvot. Por un lado, Avraham no se aparta totalmente de ellos: El camino al monte Moria es largo, colmado de víboras y Knaanitas salvajes. Para que Avraham pueda llegar sano y salvo al monte, santificarlo y llamarlo “en el monte D’s se revelará” (Bereshit 22:14), necesita de la ayuda de los mozos - que no se identifican con su fe totalmente, y no comprenden la capacidad de sacrificio con la que Avraham le rinde culto a D’s. Pero por su propia voluntad o en contra de ella, ellos ayudaron a Avraham y lo acompañaron hasta el monte Moria. Si Avraham se hubiese apartado de ellos desde un principio, y hubiese partido sólo – quién sabe si hubiese llegado “al lugar que le había dicho D’s” (Bereshit 22:3)?. Avraham no pensaba que la forma correcta de conducirse es apartarse de ellos, pero no puede haber una unión plena mientras los mozos no están dispuestos a rendirle culto a D’s. Avraham y los mozos marcharon un largo trecho juntos, pero en un lugar determinado del camino al monte Moria el grupo se divide, y Avraham se despide de sus mozos y les dice: “Quedaos aquí con el asno” – ustedes no pueden continuar acompañándonos. Pero yo tengo fe en que llegará un día y ustedes me comprenderán plenamente, y todos nos uniremos en una misma alianza, “y volveremos a vosotros”. Porque más allá de los intereses económicos, políticos y militares, Avraham e Itzjak tienen otras aspiraciones. Es de suponer que los mozos se ofendieron y acusaron a Avraham e Itzjak de ser separatistas - pero se debe tener suficiente valentía para decir: “Quedaos aquí con el asno”!.
Y continúa el Rav Solovietchik y escribe: También nosotros, en la construcción del Estado de Israel hoy en día, marchamos con todos los partidos porque tenemos fe en que el Estado de Israel es el camino que conduce al monte Moria, y estamos seguros que marchando solos no tendremos éxito. Pero acaso eso quiere decir que marcharemos junto con todos al monte Moria, que estaremos dispuestos a permitirle a los mozos mancillar la santidad del monte y rendirle culto allí a sus ídolos?!. No!. Cuando se trata del monte Moria, de casamientos y divorcios, de la educación, del respeto del
shabat, de alimentos prohibidos, del nombramiento de Rabanim (Rabinos) y de dictaminar la halajá, de determinar quién es considerado judío, les decimos con orgullo a los mozos – sean quienes sean – que se encuentran en nuestra coalición: “Quedaos aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí, y rendiremos culto, y volveremos a vosotros”. La santidad del monte Moria debe cuidarse como corresponde!. Nosotros colaboramos con ustedes en todas las tareas, pero tratándose del “lugar que le había dicho D’s”, tratándose de la meta final de nuestra marcha de dos mil años en regreso a Eretz Israel (la Tierra de Israel) – no hay concesiones!.