De
“hombre justo” a “labrador”
Rav
Iaacov
Filver (Beahava
Ubeemuna No588)
Desde el pecado del Primer
Hombre, pasaron diez
generaciones hasta que nació Noaj. Al principio la humanidad
depositó sus
esperanzas en él, como dice el versículo: “Este nos ha de
consolar de nuestra
obra y del trabajo de nuestras manos, a causa de la tierra que el
Eterno ha
maldecido” (Beresshit 5:29). Él buscó marchar en pos de
D’s, y encontrar una
forma de vida que permita eludir las faltas de sus antecesores. Y en
efecto, en
lo que respecta al vínculo con D’s, Noaj logró corregir
las equivocaciones de
la generación de Enosh, como dice el versículo: “Noaj
andaba con D’s” (Bereshit
6:9), y D’s le dijo “porque a ti te he visto tzadik (justo)
delante de
Mí en esta generación” (Bereshit 7:1).
En cuanto a sí mismo, Noaj logró corregir el pecado
del Primer Hombre, como lo comenta el Rav Kuk: El pecado del Primer
Hombre fue
“que se enajenó a sí mismo”. Por ello, Noaj colocó
en el centro de su vida su
corrección como individuo particular, como comenta el autor de “Or
HaJaim”,
que “las obras de Noaj, eran sólo Noaj mismo” (Bereshit 6:9, Or
HaJaim). En lo
que respecta a la relación con su prójimo, evitó
el pecado de Kain y Hebel –
que cada uno envidiaba al otro – y se cuidó de no molestar ni
herir a los
demás. Pero no se esforzó demasiado por brindar a los
demás: Noaj cumplió en cierta forma la regla de “vivir, y
dejar vivir”. “Yo no me
entrometeré en sus vidas, y ustedes tampoco obstaculicen mi
camino” – como
comentó el autor de “Or HaJaim”. Por ello, cuando D’s le
comunica a Noaj
que el Diluvio está por llegar y devastará al mundo, no
se esfuerza por
“descender” a la gente de su generación, para tratar de
salvarlos y devolverlos
al buen camino: Él se construye un arca para que se puedan
salvar él, sus hijos
y su familia. Noaj se preocupó por salvarse a sí mismo -
y su final atestigua
cual era su intención desde un principio. Porque cuando una
persona se
preocupa sólo de sí misma, finalmente esa
preocupación termina dañándolo a él.
Y así comenta Rabí Meir Simja HaCohen de
Dwinsk en su libro “Meshej Jojma” el midrash (Bereshit
Rabah 36):
“Moshé fue más apreciado que Noaj. Noaj, fue llamado en
un principio ‘hombre
justo’ (Bereshit 6:9), pero al final fue llamado ‘labrador de
la tierra’
(Bereshit 9:20). Mientras que Moshé, en el principio fue llamado
‘hombre
egipcio’ (Shmot 2:19), y finalmente ‘el hombre de D’s’ (Dvarim 33:1)”.
Explica
el autor de “Meshej Jojma”: Hay dos formas de rendirle culto a
D’s –
bendito sea. Una forma, es cuando la persona se dedica pura y
exclusivamente al
culto a D’s - y se aísla de la sociedad. Y
otra forma es cuando se ocupa de las necesidades del
público y se anula frente a él, hasta tal punto que se
despreocupa de su vida
particular por ello. A primera vista - a nuestros ojos de carne y hueso
-
justamente el que se aísla y concentra todo su ser en
complementar sus
carencias se elevará de nivel en nivel, mientras que el que se
ocupa de las
necesidades del público irá descendiendo. Como dice el midrash
(Kohelet
Rabah 7:14) respecto al versículo: “‘Ciertamente las
preocupaciones atontecen
al sabio’ (Kohelet 7:7) – Rabí Ioshua Ben Levi olvidó 80 halajot,
por
ocuparse de las necesidades del público”. Pero la
experiencia demuestra
lo contrario: Noaj - que se apartó de la sociedad y
no reprendió a su
generación - descendió de su nivel de
“hombre justo” y fue
llamado sólo “labrador”. Mientras que Moshé, al principio
de su camino fue
llamado “hombre egipcio” – ya que se vio obligado a escapar por haber
puesto en
peligro su vida por Am Israel (el Pueblo de Israel) al matar
al egipcio.
Y de momento que dedicó toda su vida a la conducción de Am
Israel,
finalmente fue llamado “hombre de D’s” – habiendo llegado al nivel
más alto que
puede adquirir un ser humano.
Hay otra personalidad con la que fue comparada
Noaj, y es el profeta Shmuel: “Dijo Rabí Iehudá, que
‘Noaj era hombre justo en
su generación’ (Bereshit 6:9), pero si hubiese estado en la
generación de
Shmuel, no hubiese sido considerado ‘hombre justo’”. En qué se
diferencia Noaj
de Shmuel?. También en este caso, la diferencia es en el
esfuerzo que
invirtieron para salvar al público, como nos cuenta el midrash
(Tanjuma): “Cuando D’s le dijo a Noaj ‘haz para ti un arca de madera’
(Bereshit
6:14), él plantó cedros, los
taló y los serruchó, e
hizo el arca. Sus contemporáneos le preguntaban: Para qué
son esos cedros?.
Para qué es esa arca?. Les decia
Noaj: D’s pretende hacer
un diluvio, y me ordenó que construya un arca para que yo y mi
familia nos
salvemos. Y sus contemporáneos se burlaban de él y de sus
palabras”. Según el midrash,
también Noaj le comunicó a su generación el
peligro que se avecina para el
mundo. Pero él “se quedó en su casa”, y no se
esforzó yendo de ciudad en
ciudad, de pueblo en pueblo para influir, convencerlos y advertirlos.
Él no
“descendió” al público, y por ello cuando le preguntaron
y él les respondió, no
lo tomaron en serio, sólo se burlaron. Pero el profeta Shmuel no
hizo así: Él
no se quedaba encerrado en su casa esperando que los interesados
lleguen a él,
sino que se esforzaba y pasaba de ciudad en ciudad, y en todo lugar que
llegaba
juzgaba a Am Israel cada uno en su lugar, y no los importunaba
exigiéndoles que se lleguen hasta él. Como dice el
versículo: “Y de año en año
daba la vuelta por Beit-El y Guilgal, y Mitzpa, y juzgaba a Israel en
todos
estos lugares” (Shmuel Alef 7:16). Porque sólo un
líder que “desciende” al
pueblo logra influenciar.