Fuimos
ordenados nombrar jueces justos, como dice
el versículo de nuestra Parashá: “Jueces y
magistrados pondrás para ti
en todas tus ciudades… los cuales juzgarán al pueblo con justo
juicio… seguirás
la justicia más exacta, para que vivas y poseas la tierra que el
Eterno, tu
D’s, te da” (Dvarim 16:18-20). Comenta Rashi: Nombra jueces expertos y tzadikim
(justos), para que juzguen en forma correcta. Y el mérito del
nombramiento de
jueces correctos le otorgará vida al pueblo y lo asentará
en su tierra.
También Itro, cuando le recomendó a nuestro Rav
Moshé quiénes deberán ser los líderes y los
jueces adecuados para dirigir y
juzgar al pueblo, dice: “Tú buscarás de entre todo el
pueblo hombres hábiles,
temerosos de D’s, hombres de verdad, que aborrezcan el soborno… y ellos
juzgarán al pueblo” (Shmot 18:21-22). También el profeta
Ishaya, cuando vio la
crisis espiritual y de valores en la que se encontraba el pueblo,
amonestó a
los corruptos dirigentes diciendo: “Tus príncipes son rebeldes y
camaradas de
ladrones, cada uno de ellos ama el soborno y corre tras las
dádivas” (Ishaya
1:23). Pero también consuela al pueblo, diciéndole que
llegará un momento en
que todos los dirigentes corruptos se desvanecerán, y en su
lugar llegarán
dirigentes honestos y justos, diciendo: “Y volveré Mi mano sobre
ti, y limpiaré
enteramente tus escorias, y quitaré todo tu estaño; y
restituiré tus jueces
como fueron al principio, y tus consejeros como de primero,
después de lo cual
serás llamada Ciudad de Justicia, Ciudad Fiel. Tzion será
rescatada con juicio,
y sus habitantes con justicia” (Ishaya 1:25-27).
En la actualidad, nos son muy necesarios dirigentes
rectos, honestos y
justos. Y cada día rezamos por ello, diciendo: “Restaura
nuestros jueces como
al comienzo, y nuestros consejeros como al principio”, y luego “aparta
de
nosotros la tristeza y los lamentos” (Shmoná Esré).
Necesitamos un liderazgo
que sea sensible al sufrimiento del público y lo comparta, tanto
el sufrimiento
de las personas particulares como el sufrimiento general. Deseamos un
liderazgo
que esté vinculado realmente, y sea capaz de tomar la
responsabilidad por el
pueblo, la tierra y la tradición. Como dice el Rav Kuk zt”l –
que falleció el 3
de Elul, hace 71 años: “La persona no podrá compartir
sinceramente el
sufrimiento del público si no santifica sus acciones, corrige
sus virtudes y se
arrepiente sinceramente. Sentir el sufrimiento del público en lo
profundo del
corazón… lo logran sólo los que han purificado su alma,
que se conducen con
entereza por los caminos de la Torá de D’s” (Orot
HaTshuvá, Cáp. 13,
inciso 4).
Dov
Bigún