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Rav Shlomó Aviner Yo soy único
Rav Shlomó Aviner
(Beahavá Ubeemuná No578)

Yo marcho por la calle, veo tantas personas - y me siento perdido. Yo soy tan minúsculo, no valgo nada, soy como una migaja, soy anulado dentro de toda la multitud.
Pero entonces, recuerdo que soy único, especial, no hay otra persona como yo en todo el mundo. En toda la historia, nunca hubo otra persona como yo. Incluso mis hermanos y mis hermanas son tan distintos a mí!. Somos como mundos distintos, como pertenecientes a estrellas distintas.
Si, soy una estrella. Así es a mis ojos, y a los ojos de D's. No es arrogancia - porque también los demás son estrellas, y no los envidio.
Hay quienes son mucho más ricos que yo, los hay más hermosos, más valientes que yo, más inteligentes, más amados, más apreciados - pero no me importa, porque soy especial. Nadie puede suplirme, y D's me necesita a mí.
Si, yo digo: "D's me necesita a mí", porque de lo contrario, no me habría creado. Sí, yo digo: "D’s quiere que yo exista". "La Torá habla utilizando los conceptos humanos", y yo también!.
D's me creó singular, con tendencias especiales, con cualidades únicas, con padres determinados, con tendencias buenas y malas especiales, y me deparan pruebas especiales. Yo soy todo especial, desde la planta de los pies hasta la punta de la cabeza. Así me hizo D's, así debe ser, y Él pretende de mí que yo sea lo que debo ser - ni más, ni menos. Él se preocupa por mí, y me ama.
Eso lo aprendí del rezo "Adon Olam". Su primer parte, es muy genérica: "Él es el eterno Soberano, que reinó antes que todo ser fuese creado" - antes del mundo, y no necesita al mundo para nada. "Al tiempo en que todo fue hecho por Su voluntad, Él era ya reconocido como Rey" - cuando fue Su voluntad, creó todo el mundo. "Y al final, cuando todo cesará de ser, sólo el Reverenciado D's será aún Rey" - nada le hará falta. "Él fue, Él es, y Él será, en gloriosa eternidad" - por encima de la dimensión del tiempo. "Él es Uno, y no hay otro que pueda comparársele, o asociársele" - no hay nadie similar a Él, no hay nadie que pueda asociarse con Él. "Él es sin comienzo, sin fin, Le pertenecen poder y dominio" - se encuentra por encima del mundo, por encima del tiempo, Su poder es ilimitado.
Según eso, qué soy yo?!. Una nulidad!. Pero en la segunda parte del rezo, todo cambia: "Él es mi D's" - como si fuese mío, en particular. "Mi viviente Redentor" - Él me redime a mí!. "Mi sostén", me protege, "en tiempo de desgracia". "Él es mi guía, y mi refugio" –
es mío, en forma particular!. "Es mi parte de buenaventura en el día que lo invoco" - cuando lo llamo, Él siempre se encuentra allí - para mí. Por ello, "en Su mano confiaré mi espíritu", sin temor, "cuando duerma y cuando despierte". "Mientras mi alma está en mi cuerpo, el Señor está conmigo" - mí Señor, mío en forma particular - "no temeré".
Por ello, cuando le rindo culto a D's soy dichoso. En ese momento, yo sé que valgo. A veces, me siento en lo profundo de la desgracia, como en un mar de opresión. Busco entonces una isla de felicidad - y la encuentro. Esa es la dicha, "bienaventurado el hombre que no anda en el consejo de los inicuos… sino que en la Torá del Eterno es
su dicha" (Tehilim 1:1-2). Me pueden quitar todo - salvo mi deseo de cumplir con la voluntad Divina.
Yo cumplo con Su voluntad con todas mis fuerzas - y entonces, tengo la certeza que cumplo con mi cometido, y alegro a
mi Creador. Y yo también soy feliz.