Nuestra
lucha
Nada ocurre por azar: Si D’s decidió que algo le pasará a
la persona, es
por algún motivo. Y su deber, es buscar qué le dice D’s a
través de los
acontecimientos que le ocurren, para actuar de acuerdo a la voluntad
Divina. Y
si eso es cierto en cuanto al individuo particular, lo es mucho
más tratándose
de toda la nación. Los duros acontecimientos que estamos
viviendo nos exigen
reflexionar e intentar dilucidar qué pretende D’s de nosotros.
Ya hace más de 120 años que D’s comenzó a redimir
a Su pueblo.
Paulatinamente, los exiliados vuelven al hogar, un estado se gesta, y
la Nación
de Israel comienza a palpitar nuevamente. Eretz Israel (la
Tierra de
Israel) es reconstruida, florecen la agricultura, la industria, el
comercio.
Volvemos a ser soberanos en nuestra propia tierra. Nuestro
ejército se
fortalece - el Ejército Judío! - y se perfila como uno de
los mejores ejércitos
del mundo. El país se ensancha y se vigoriza. Llegan olas y
más olas de
inmigrantes, nuestros hermanos que regresan del exilio. “En ese momento
os
traeré, y en ese momento os recogeré, porque haré
que seáis para renombre y
para alabanza entre todos los pueblos de la tierra, cuando Yo haga
tornar
vuestro cautiverio, ante vuestra misma vista, dice el Eterno” (Tzfania
3:20).
D’s nos hace maravillas, y nosotros nos regocijamos: “Cuando el Eterno
hizo
tornar el cautiverio de Tzion, éramos como quien sueña.
Entonces se llenó
nuestra boca de risa, y nuestra lengua de cánticos, entonces
decían entre las
naciones; grandes maravillas ha hecho el Eterno por ellos!…” (Tehilim
126).
Pero en paralelo, la resistencia de nuestros vecinos aumenta
también. Los
atentados y las guerras nos acompañan a lo largo de todo ese
proceso. Las
organizaciones terroristas se multiplican y sus filas se ensanchan. Su
arsenal
es más sofisticado, sus posibilidades también. Tampoco
eso es por azar. Qué
pretende D’s con ello?.
Desde un principio, cuando D’s eligió a nuestro patriarca
Avraham le dijo:
“Vete de tu tierra… y te haré una gran nación, y
serán bendecidas en ti
todas las familias de la tierra” (Bereshit 12:3). La Nación
de Israel tiene
un contenido y una meta nacional, por supuesto. Pero a diferencia de
las demás
naciones, tiene también un contenido universal. Nuestra
meta como
nación, no es “que nos dejen vivir nuestra vida en paz”: Es redimir
a toda
la humanidad de todas sus carencias, de todas sus dolencias. Esa es
la
voluntad de D’s, para eso fuimos creados, y eso es lo que haremos. Nada
ni
nadie podrá evitarlo.
Cuando analizamos nuestra situación hoy en día, debemos
hacerlo desde esa
altura: Qué pretende D’s de Su nación en este momento?.
Qué debe hacer la
nación cuyo cometido es elevar a toda la humanidad?. Y la
respuesta, es
evidente: D’s nos exige nuestro papel, a través de la realidad
que nos impone –
y no podremos desentendernos de ello. Nuestro deber es luchar contra el
mal, hasta
que sea exterminado. De esa forma – y sólo de esa forma –
nos redimiremos,
y redimiremos a todo el mundo junto con nosotros. Para eso todas las
fuerzas
del mal se reúnen alrededor nuestro, para eso la resaca del
género humano – que
es capaz de lanzar cohetes sobre hombres, mujeres, niños y
ancianos para
imponer sus exigencias – nos ataca: Para exigirnos nuestro papel!. No
somos
unos pobres refugiados que imploran para que los dejen vivir en paz:
Somos un
cachorro de león (Bamidvar 23:24), somos los Soldados de D’s que
luchamos por
la redención de toda la humanidad!. Tampoco es por azar la
singular cobertura
periodística de la que “gozamos”: Todo el mundo debe ver
cómo el Pueblo de D’s aniquila
a las fuerzas del mal.
El objetivo de los terroristas es desmoralizarnos, es debilitarnos – no
lo
lograrán!. Debemos fortalecernos, y fortalecer a nuestros
hermanos en el Norte
y en el Sur: “No tendrás temor de susto repentino, ni de la
desoladora
tempestad cuando viniere sobre los inicuos, porque el Eterno
será tu confianza,
y guardará tu pie, para que no sea prendido” (Mishlei 3:25-26).
“Tomarán
consejo, mas será frustrado, hablarán palabras, mas no
tendrán efecto, porque
D’s está con nosotros” (Ishaya 8:10).
Debemos fortalecer a nuestros valientes soldados: “El que bendijo a
nuestros patriarcas, Avraham, Itzjak e Iaacov, Él
bendecirá a los soldados del
Ejército de Defensa de Israel, que cuidan de nuestra tierra y de
las ciudades
de D’s, desde el Líbano hasta el desierto de Egipto, desde el
Mediterráneo
hasta la Aravá, en la tierra, en el cielo y en el mar. D's
entregará en sus
manos a nuestros enemigos, que pretenden atacarnos, y serán
vencidos. D's
protegerá y salvará a nuestros soldados de todo riesgo y
aflicción, y de todo
daño o enfermedad, y bendecirá con el éxito todas
sus obras… y se cumplirá el
versículo ‘porque el Eterno, vuestro
D’s, es el que os acompañará para pelear por vosotros
contra vuestros enemigos,
para salvaros’ (Dvarim 20:4)” (Rezo por el Bien de los Soldados).
Y por sobre todo, debemos fortalecer a nuestro gobierno, para que
continúe
su tarea hasta el final, a pesar de las amenazas y presiones – ya sean
internas
o internacionales.
“No temas, porque contigo estoy Yo, no te desanimes, porque Yo soy tu
D’s!.
Te fortaleceré, y te ayudaré, y te sustentaré con
Mi diestra que obra justicia
… Porque Yo, el Eterno, tu D’s, soy quien tiene asida tu diestra, y
quien te
dice; no temas, Yo te ayudo!” (Ishaya 41:10-13).