La moraleja del desierto
Rav
Iaacov Filver (Beahavá
Ubeemuná No570)
En las Parashot de la Torá, a veces encontramos
mitzvot,
y otras veces relatos. Las mitzvot - son eternas, y fueron
escritas para
todas las generaciones. Pero respecto a los relatos, cabe preguntar si
acaso se
limitan a describirnos episodios que ocurrieron en un momento
determinado, o
tienen alguna moraleja también para las generaciones futuras?.
Ya encontramos que respecto a la Creación del Mundo, Rashi
citó las palabras
de Rabí Itzjak: Todo ese relato fue escrito para que tengamos
cómo responderle
a las naciones - las que arguyen que Eretz Israel no nos
pertenece. Y
respecto a todo el libro de Bereshit (Génesis) dijeron
nuestros sabios
que "lo que les ocurrió a los patriarcas, insinúa lo que
les ocurrirá a
sus descendientes": Los relatos de los patriarcas fueron escritos para
enseñarnos cómo deberemos dirigir nuestra vida en el
futuro. También respecto
al libro de Shmot (Éxodo), "el libro de la galut
(exilio) y
de la gueulá (Redención)", dijo al respecto el
profeta Mija:
"Como en los días que saliste de la tierra de Egipto, les
haré Yo ver
maravillas" (Mija 7:15). Todo lo que les ocurrió a nuestros
antepasados en
la gueulá de Egipto, volverá a ocurrir en
también en la gueulá
futura. Por ello, es evidente que los relatos del libro de Shmot
tienen
un mensaje para todas las generaciones. Y debemos preguntar: Acaso
los
relatos de lo acontecido a nuestros antepasados en el desierto tienen
algún
mensaje para las generaciones futuras?. Y si así es, cuál
es la moraleja que
podemos aprender del libro Bamidvar (Números) para
nuestra vida
futura?.
Ya en el "Brit Bein HaBetarim" (Pacto de las Partes.
Bereshit, Cáp. 15) D's bosquejó el itinerario de la gueulá
del pueblo
judío, como dice el versículo: "Tu simiente será
extranjera en tierra
ajena, donde la reducirán a servidumbre, y la oprimirán
cuatrocientos años, mas
también a la nación a quien hubieren servido Yo
juzgaré… y la cuarta generación
retornará aquí [a Eretz Israel]" (Bereshit
15:13-16). Esa
trayectoria - de la galut a Eretz Israel - le vuelve a
ser
repetida a Moshé en el episodio de la zarza ardiente, cuando D's
le describe a
Moshé la ruta de la gueulá de Am Israel,
como dice el versículo:
"Y por ello he descendido para liberarlo de la mano de los egipcios, y
para hacerle subir de aquella tierra a una tierra buena y espaciosa,
tierra que
mana leche y miel [=Eretz Israel], al lugar del Knaanita, y del
Jitita,
y del Emorita, y del Prizita, y del Jivita y del Yebusita" (Shmot 3:8).
Podemos aprender de los relatos del desierto cómo se desenvuelve
ese proceso:
El trayecto de la gueulá no lo podrán cambiar o
demorar los gentiles - sólo
nosotros mismos. Si hay algo que puede interferir o demorar ese
itinerario,
son solamente los fracasos del pueblo judío mismo - como vemos
en los relatos
del desierto.
Ahora, comparemos los intentos de detener la gueulá por
parte de los
gentiles, y por parte de Am Israel. Una semana luego de haber
salido de
Egipto, Paró (El Faraón) se arrepiente, y dice:
"Qué es esto que
hemos hecho, dejando partir a Israel, para que dejase de servirnos?"
(Shmot 14:5). Y él intenta con su ejército devolver a Am
Israel a Egipto
- cuando finalmente terminan siendo ahogados en el mar. En la
continuación del
camino de Am Israel, llega Amalek para luchar contra ellos en
Refidim -
sin ninguna razón, sin que Am Israel le hubiese hecho
daño alguno - y
también ellos fueron vencidos a filo de espada. No solo al
principio, sino que
también al final del trayecto, en vísperas de la entrada
a Eretz Israel,
intentan luchar contra Am Israel Sijon, rey de los Emoritas y
Og, rey de
Bashan. Pero ellos también son vencidos. Debemos sumar
también el intento de
Balak y Bilam de maldecir a Am Israel y echarlo de la tierra -
un
intento fallido, que no logró su propósito. Todos los
intentos de los gentiles
fracasaron.
En contraste, vemos que Am Israel mismo incluso si bien no
puede
cancelar el trayecto de la gueulá, puede interferir en
él y aminorar su
ritmo. El ejemplo más claro es el Pecado de los Espías:
Si no hubiesen
despreciado a Eretz Israel - una tierra codiciada - y no la
hubiesen
calumniado, hubiesen entrado en un breve lapso de tiempo. Pero cuando
no
quisieron subir a la tierra, no sólo que demoraron la gueulá
cuarenta
años, sino que también toda la generación que
salió de Egipto fue castigada - y
no entró a Eretz Israel.
Los relatos del desierto nos enseñan que la verdadera
amenaza al proceso
de la gueulá de Am Israel, no proviene de los
gentiles, sino que
proviene justamente de los fracasos originados por nuestra propia
necedad.
Como el desprecio de la tierra de los espías - que eran los
ministros del
pueblo - cuando todo el pueblo se dejó llevar por ellos. Y esa
misma idea
vuelve a repetirse en la época del segundo Beit HaMikdash
(El Templo):
También en ese momento, no fue la amenaza de Haman ni de
Antiojus la que
produjo la desolación de nuestro pueblo, sino que justamente Sinat
Jinam
(odio gratuito). Ese odio que existía dentro del pueblo mismo
fue el que
condujo a la pérdida de la independencia, la destrucción
del Beit HaMikdash
y la expulsión del pueblo de su tierra.
También en nuestra época volvemos a presenciar el mismo
fenómeno. Fuimos
merecedores en nuestra generación de recibir dos grandes
obsequios de D's: En
el 5708 recibimos al Estado de Israel, y en el 5727 recibimos grandes
porciones
de Eretz Israel. Y también en nuestro caso, los intentos
de los gentiles
fracasaron: Las luchas de los árabes - la Guerra de la
Independencia, la Guerra
de los Seis Días y la Guerra de Iom Kipur - terminaron con su
derrota. Y
también hoy en día los peligros que acechan al futuro de Eretz
Israel no
provienen de las demás naciones - que intentan atacarnos, pero
no tienen éxito.
Los peligros son producto de los continuos esfuerzos de los pobres de
espíritu
y los impacientes dentro nuestro, que menoscaban y ponen en tela de
juicio
nuestro legítimo derecho a nuestra tierra. Y rezamos para que
"D's no
abandonó a Su pueblo, ni desatenderá a Su herencia".