En la Parashá "Vaiakhel"
se encuentra la cima de la
generalidad: "Y cuando Moshé hubo convocado a toda la
congregación de los
hijos de Israel… tales son las cosas que el Eterno os ha mandado hacer…
y todos
los sabios de corazón de entre vosotros vendrán y ellos
fabricarán todo cuanto
ha mandado el Eterno… el Mishkan (Tabernáculo)" (Shmot
35:1-11).
Todo Am Israel se encuentra reunido para escuchar la orden
Divina de la
construcción del Mishkan, el lugar donde morará
la Shjina
(manifestación de la Presencia Divina) en la tierra. Y en la Parashá
"Pekudei", aparece el pormenorizado más extremo posible, que
llega
hasta la contabilidad de los vintenes de los ganchos de las columnas -
un
detallado insuperable.
Hay dos actitudes: Una de ellas es general, muy abstracta, habla de los
ideales genéricos que vuelan en el cielo - pero le falta la
capacidad de
descender a los detalles. Los ideales no descienden, y no se expresan
en la
realidad terrenal, en forma material. Como aquel cura que amaba a toda
la
humanidad, pero no amaba a ninguna persona!. A esa actitud le falta la
Medida
de la Justicia - es decir, la capacidad de limitar, de descender y
ordenar el
elevado ideal en forma detallada en las circunstancias reales exactas.
Como el
juez que es solicitado para dictaminar la sentencia de un pleito de un
centavo,
y no puede eximirse en nombre del ideal de la bondad, la misericordia y
la
renuncia. Es necesario que el veredicto sea sentenciado en forma
definida y
clara. La halajá, exacta y
pormenorizada, es la expresión de
la firmeza y el coraje de la Torá, que desciende hasta todos los rincones de
la realidad, ordena, corrige y asienta el ideal dentro de ella.
En contraste, puede existir una actitud opuesta:
Una contabilidad de nimiedades sin fe, sin grandeza. Una suma de
detalles
secos, sin raíces ni nutrimento de un origen ideal elevado del
que emana vida.
Ese tipo de contaduría es necesaria - pero es asfixiante. Por
ello, "había
un tejado fuera de Ierushalaim, y todo el que quería hacer
cuentas se dirigía
allí. Por qué? - para que no hagan cuentas en Ierushalaim
y se apenen"
(Shmot Raba 52:5). Ierushalaim es el lugar más alegre en toda la
tierra, no es
el lugar adecuado para hacer cuentas, ni siquiera introspecciones
morales. El
pequeño dolor en el corazón del que no se puede salvar
todo el que rinda sus
cuentas consigo mismo - su lugar adecuado no es en Ierushalaim. Por
supuesto,
es necesario hacer introspecciones, pero no puede ser que toda la vida
espiritual de la persona se limite a buscar sus propios defectos: Es
necesario
también elevar en forma genérica su voluntad, con
grandeza y alegría (Orot
HaTshuvá 16:1).
Nos edificamos de la conjugación de la
generalidad y del detallado. Hay grandeza en la generalidad, pero
también la
hay en la pequeñez. De la misma forma que decimos "cuán
grandiosas son Tus
obras, oh Eterno" (Tehilim 92:6), también decimos "cuán
pormenorizadas
son Tus obras, D's". Es decir, "de la misma forma que nos
maravillamos de la grandiosidad de los astros, de las inmensidades… nos
maravillamos cuando profundizamos en la pequeñez de la
creación, en los
detalles de los miembros de los seres vivientes más
minúsculos" (Orot
HaTorá 3:8). Es semejante al relato de la aguja: En una
exposición industrial
donde habían máquinas enormes, llegó una persona
para exponer una aguja. La
abrió, y dentro de ella había otra aguja, más
pequeña. También esta abrió, y
dentro de ella había una aguja más pequeña. Y
siguió abriendo agujas, una más
minúscula que la anterior. Así es también con la Torá:
"La generalidad de los elevados conceptos… le muestran a la persona un
mundo colmado de grandiosidad… y en forma similar se encontrarán
montañas de
conocimientos nuevos en cada punto y en cada detalle de la Torá" (Ídem.). Todas las mitzvot son una expresión de la
grandiosidad de la
pequeñez, la expresión de los grandes ideales dentro de
las limitaciones de la
realidad.
Y también es así en nuestro caso: De la
construcción del Mishkan genérico, pasamos
a los detalles de la contaduría de las columnas, sus bases y sus
estacas. Y
Moshé, "el hombre de D's" (Dvarim 33:1), poseedor de la
concepción
genérica de todo Am Israel, es el que se encarga
del balance monetario detallado, hasta el último centavo.
Generalidad y
detallado.