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El alma de las Tablas de la Ley

Rav Itiel Ariel
(Beahavá Ubeemuná No556)

La gran crisis del Pecado del Becerro de Oro y su contigüidad con la entrega de la Torá fue motivo de ocupación de nuestros sabios, los Rishonim que nos enseñaron los principios de fe, y sobre todo el Ramba"n y Rabí Iehudá HaLevi. Sus alegaciones a favor de Am Israel nos hacen ver el episodio del Becerro de Oro según un punto de vista más nivelado de lo que nos figuraríamos leyéndolo por primera vez. Cuál fue la dimensión exacta del pecado y la cantidad de pecadores?. Qué fue lo que lo motivo?. Y en qué se diferencia la concepción equivocada de los que rindieron culto al Becerro de la concepción hereje de los idólatras de todos los tiempos?.
En forma natural, sus argumentos se centran en el episodio histórico específico del pasado, pero entre líneas ellos aclaran un postulado central de "la fe de Am Israel y su Torá" (expresión utilizada por el Gaón de Vilna respecto al libro HaKuzari).
De la misma forma que la vida privada de la persona se caracteriza por una tensión continua entre las necesidades de subsistencia y sus aspiraciones espirituales, así también es cierto respecto a otros valores de la Torá. El alma de la persona siempre anhela la plenitud espiritual, y también cuando él cae en el pecado y es castigado, no es correcto juzgar toda su personalidad sólo en base a su conducta, y utilizar como criterio de medida único las consecuencias de sus acciones. Y si bien esta claro que D's no se conforma sólo con que "el alma que Me has entregado es pura" (rezo matutino), sino que nos exige vivir en la práctica de acuerdo a sus anhelos y cumplir en forma plena con las mitzvot de la Torá, a pesar de ello Él toma en cuenta la brecha entre los yerros del cuerpo y la grandeza del alma. Y no hay un episodio más apto que el de nuestra Parashá para enseñarnos a reconocer algo similar respecto a otros valores.
En primer lugar, en cuanto al quebrado de las Tablas de la Ley: El autor del libro "Shem MiShmuel" (5673) analizando cuidadosamente las palabras de nuestros sabios, dice que las Tablas en sí no fueron quebradas, porque también ellas tienen interior y exterior. Y también cuando las piedras sobre las que estaban escritas fueron quebradas, sus letras se elevaron en el aire - porque son como el alma en el cuerpo de la persona. Las segundas Tablas de la Ley no fueron escritas para sustituir a las primeras en todo su sentido, sino que la escritura tenía por cometido permitirle a las letras volverse a vestirse en otro cuerpo material.
Y por ello, cuando fueron recibidas las segundas Tablas de la Ley la Torá recalca: "Escríbete estas palabras, porque según el tenor de estas palabras he hecho pacto contigo y con Am Israel" (Shmot 34:27). Comentan al respecto nuestros sabios: "El pacto que concertó D's con Am Israel se refiere a la tradición oral" (Guitin 60B), para recalcar que la piedra no es lo principal, ni tampoco la escritura ni su lectura, sino que el contenido que se encuentra arraigado dentro nuestro con la Torá oral. De acuerdo a ello, también el valor de la Torá se mide en dos planos: El "cuerpo" de la Torá, y el "alma" de la Torá. El "cuerpo" de la Torá se adquiere con el esfuerzo intelectual, y el "alma" de la Torá se adquiere profundizando el vínculo entre el que la estudia y el que "enseña Torá a Su pueblo Israel" (bendiciones de la Torá). Y en relación a ello, es adecuado citar al padre del autor de "Shem MiShmuel", que en el prólogo a su libro "Eglei Tal" dice: "Porque lo principal en el cumplimiento de la mitzva de estudiar Torá, es alegrarse y deleitarse en su estudio, y es de esa forma que las palabras de la Torá son absorbidas en su sangre".
En segundo lugar, respecto a shabat: También en este caso encontramos que fue recalcado que su valor no se limita sólo a sus aspectos prácticos - el "cuerpo" del shabat. Su principal valor justamente está relacionado con su esencia - el "alma" del shabat. El "alma" del shabat, es que constituye una señal de la elección de Am Israel - "les doy por patrimonio Mi día de descanso para su descanso". Y sólo partiendo de esa base, se derivan las halajot prácticas. Y por ello, recalcamos en el rezo de shabat que "no se lo entregó a las demás naciones del mundo", sino que por el contrario, "un gentil que respeta el shabat, se merece la muerte" (Sanhedrin 58B). Porque en su esencia, el shabat le pertenece justamente a Am Israel, y sólo el que está relacionado con esa esencia puede cumplir sus halajot en la práctica.
Esa idea encuentra una expresión singular en las palabras de nuestros sabios: "'Por tanto los hijos de Israel guardarán el shabat' (Shmot 31:16) - transgrede un shabat, para que pueda cuidar muchos" (Shabat 151B). Es decir, el cuidado del shabat no es solamente una mitzva entre la persona particular y su D's, sino que también le exige tomar en cuenta su cumplimiento público. Y cuando hay una persona que se encuentra en peligro de muerte, lo que justifica su "profanación" - como si así fuera - no es correcto verlo como profanación del shabat, sino que como parte de su cuidado. Porque no hay algo que cuide más del shabat que salvar la vida de un judío, incluso si sólo se trata de conferirle algunos minutos más de shabat en su vida (ver Biur Halajá, Mishná Brurá 329).
Y en tercer lugar, por encima de todo, en la elección eterna de Am Israel: También cuando nos parece que hay momentos de elevación, y también de descenso, nos fue prometido que "no desechará el Eterno a Su pueblo, ni desamparará a Su herencia" (Tehilim 94:14).