Los Rabanim
no son
magos
Rav Shlomó Aviner (Beahavá
Ubeemuná No550)
Los
Rabanim (Rabinos) no son magos, que pueden transformar mundos y
solucionar todos los problemas con la ayuda de sus bendiciones. Si bien
es cierto
que está escrito: "Todo el que tiene algún enfermo en su
casa debe
dirigirse a un sabio para que implore por él" (Baba Batra 116A),
y comentó
Nimukei Iosef: "Se acostumbra que todo el que tiene algún
enfermo
en su familia le pide al Rav de la ieshiva que lo bendiga"
(allí).
Y así escribió el Ram"a: "Todo el que tiene algún
enfermo en su casa,
debe dirigirse al sabio de su ciudad para que implore por él"
(Shuljan
Aruj, Iore Dea 335:10). Todo eso es cierto, pero no debemos pensar que
eso es
todo, eso sólo es parte: "El rezo, el arrepentimiento y la
caridad anulan
el mal decreto" (rezo de Iom Kipur).
También la capacidad el Rav se debe a que él mismo reza,
como dijeron
nuestros sabios, que tanto se aflige hasta que él mismo se
siente enfermo
(Brajot 12B). Todos le dicen al Rav: "Por favor, bendígame para
que me
cure", "tengo fuertes dolores en la espalda", "quiero
encontrar mi pareja auténtica, un muchacho temeroso de D's,
descendiente de tzadikim
(justos) y personas honestas, con buenas virtudes", "necesitamos
procurarnos
nuestro sustento", "nuestra hija no nos escucha", "sálvenos
de malos pensamientos", "una pronta salvación", "ayuda de
D's en todos los campos", "escalar en la fe y en la confianza en
D's"… convirtieron al Rav en un Rav-de-bendiciones!. Pero ese camino -
no
hacer nada, y pensar que el Rav es un mago - no es correcto!.
Se necesita "el rezo, el arrepentimiento y la caridad"!. Se
necesita estudiar Torá y cumplir mitzvot!. Se
necesita temor a
D's y buenas virtudes!. Eso es lo que aprendemos de toda la Torá
escrita
y oral. A todo eso, se le puede añadir una bendición o un
rezo del Rav - pero
no se puede pensar que eso es todo, como un interruptor mágico.
No se vuela al
cielo pronunciando una palabra, dice Rabí Iehudá HaLevi,
ni tampoco se
solucionan los problemas pronunciando una palabra. Hay que
esforzarse.
En general, no es correcto molestar a los Rabanim con temas de
los que
ellos no entienden. Por ejemplo: Ellos no son médicos!. Puede
ser que
adquirieron experiencia en ese tema, y pueden dar algunos consejos,
como toda
persona con experiencia - pero seguramente que no como médicos.
Ni tampoco son
economistas - y también puede ser que en ese tema adquirieron
experiencia de la
vida, y pueden dar algún buen consejo - pero no como Rabanim.
Y ya se
quejó en su momento el autor del libro "Tania" que las
personas lo molestan con preguntas relativas al mundo material, al
sustento, y
nuestros sabios dijeron: Hay siete campos que la persona no conoce, y
entre
ellos de qué se procurará su sustento. Y lo que
está dicho respecto a un talmid
jajam (erudito del estudio de la Torá) que es capaz
de dar consejos
y tiene perspicacia - se refieren en el campo de la Torá
(Iguerot
HaKodesh 22).
En efecto, en ese campo se debe preguntar a los Rabanim - en lo
que
respecta al culto a D's: Si vivir en un lugar donde hay Torá
o no (ver
Avot, al final del sexto capítulo), si enviar a los hijos a
estudiar a una
escuela torani, si hacer un casamiento donde estén
separados los hombres
de las mujeres o no, si estudiar Torá o leer el diario,
si se puede
hablar Lashón HaRrá (calumnias) y mentir, ofender
y maldecir - en todos
esos campos, los Rabanim son
realmente expertos.
El Rav no sabe nada respecto a la compra
de propiedades e inversiones en la bolsa, pero te puede decir: No
gastes más de
tus ingresos, no vivas en rojo, no es correcto que tomes
préstamos sin
intereses a costa de otros - por ello, no te compres un
automóvil, ni un
teléfono celular. Él no sabe nada respecto a
automóviles, pero te puede decir:
Conduce lentamente!. Ni siquiera tienes necesidad de asesorarte con
él respecto
al nombre de tu hijo - lo importante es que no sea el nombre de
algún malvado,
ni un nombre de niño para niña o viceversa, ni un nombre
extraño que lo puede
llegar a avergonzar - pero él te pude aconsejar, para el bien
espiritual del
niño que no tengas televisión en tu casa, ni video ni
Internet - y fijes horas
de estudio de la Torá.
Él no es un mago, no lo sabe todo ni tiene
ninguna obligación de saberlo - pero se alegrará
ayudándote. Y tú, por favor,
asume tu responsabilidad!.
Incluso en el tema de Eretz Israel
el Rav no tiene remedios maravillosos. Dicho sea de paso, tampoco
nuestro Rav
Moshé los tenía, y no pudo evitar el Pecado de los Espías. Ni tampoco los
profetas tenían remedios maravillosos, y no lograron evitar la
destrucción del
primer Beit HaMikdash (El Templo).
Eretz Israel es una de esas cosas que exigen sacrificio. Y
debemos recordar que sacrificarse, no es prometer milagros. "Yo he de
ser
santificado dentro de los hijos de Israel" (Vaikrá 22:32) -
"cuando
se sacrifica a sí mismo, y pone en peligro su vida, santifica Su
nombre. Porque
todo el que se sacrifica pensando que le harán un milagro, no se
lo hacen. Así
hicieron Mishael, Azaria y Janania, (Daniel, cáp. 3) que
sacrificaron sus vidas
sin pensar que les harán un milagro" (Rashi, allí). Y
Iehudá el Macabeo le
dijo a sus soldados: "Nosotros haremos lo que debemos, y el D's
hará lo
que le parece correcto hacer" (Jashmonaim 3:60).
Es muy bueno que tú cumples con tu
obligación de "hazte un Rav" (Avot 1:6), y que tienes un
vínculo
personal con un talmid jajam, pero lo principal no es besarle
la mano y
ser un "religioso liviano" que no hace ningún esfuerzo - sino
que
aprender de su propia personalidad más de lo que se aprende en
mil clases. Aprender
buenas virtudes, aprender a temerle a D's, aprender a estudiar con
perseverancia la Torá, aprender a brindar, a amar a tu
prójimo como a ti
mismo.