"Si te
olvidare, oh
Ierushalaim"
Rav
Shlomó Aviner (Beahavá
Ubeemuná No546)
En todas las
generaciones juramos: " Si
te olvidare, oh Ierushalaim, que se seque mi diestra. Si no me
recordare de ti,
que se pegue mi lengua a mi paladar, si no prefiriere a Ierushalaim al
principal objeto de mi regocijo" (Tehilim 137:5-6). Ese juramento colmo
nuestros anhelos y nuestro sentimiento, y también fue el mensaje
que constituyó
el soporte de toda nuestra existencia en la galut (exilio).
Resistimos
todas las terribles adversidades, porque sabíamos y
teníamos fe que "el
año que viene, en Ierushalaim!". Ahora, ha llegado el momento de
los
hechos. Con la bondad de D's, hemos regresado a Ierushalaim, toda ella,
y
debemos asentar la ciudad con judíos y judaísmo. Por
supuesto, no
desvinculándonos de todo Eretz Israel, D's no lo
permita, como si
Ierushalaim fuese un consenso y estén todos de acuerdo, pero no
todo el resto.
Todo es un consenso, porque D's está de acuerdo. Ocurrió
una vez que le
contaron a nuestro Rav, el Rav Tzvi Iehudá Kuk, que hay quienes
piensan
entregar
Qué más podemos agregar a lo que dijeron
nuestros sabios, que el pacto de Avraham con Avimelej constituyó
un escollo para
la conquista de Ierushalaim por parte del rey David?. Es decir, por
haber
renunciado temporalmente a Gush Katif (los asentamientos
judíos de la
Franja de Gaza) de aquel entonces, eso afectó a Ierushalaim,
nuestra ciudad
santa (Shmuel Bet 5:6-9. Rashi y Ralba"g allí. Pirka
deRabí Eliezer 36).
En efecto, ya en aquel entonces la liberación de Ierushalaim era
un asunto
complejo y dificultoso. No nos sorprende: Cuanto más importante
es algo, más
complejo es. También en nuestros días, en la Guerra de la
Independencia los
esfuerzos descomunales que fueron invertidos en la liberación de
nuestra Ciudad
Santa no fueron coronados con el éxito. Finalmente, en la Guerra
de los Seis
Días regresamos a casa. Pero no alcanza con ello. No puede ser
que el corazón
de nuestra tierra esté poblado en su gran mayoría por
gentiles!. Hay que
renovar la presencia judía dentro de las murallas de
Ierushalaim. Si fuésemos
merecedores, nuestro gobierno se ocuparía de ello,
comenzaría y culminaría.
Pero no fuimos merecedores, y esa tarea recae no sólo sobre el
público, sino
que también sobre los individuos particulares.
Cuando le comentaron a nuestro Rav, el Rav
Tzvi Iehudá Kuk, que la formulación de la oración "Najem"
[oración que se agrega al rezo habitual por la
destrucción de Ierushalaim. N.
del T.] en Tisha BeAv no es adecuada a la realidad en nuestros
días, él
respondió que la Ciudad Vieja todavía se encuentra
"desdeñada y desolada,
sin habitantes". No se puede llegar a la Ciudad Vieja, ver las ruinas
de
los Batei Kneset (Sinagogas) y no romper en llanto.
Y cuando le contaron que renuevan la
presencia judía en el corazón de Ierushalaim, una sonrisa
benevolente alumbró
su semblante. Cuando le detallaron los nombres de las calles, dijo que
no hay
ninguna necesidad, porque todos esos lugares se encuentran grabados en
su
memoria - allí estudió en su juventud.
En efecto, nuestro Rav estudió en la ieshiva
"Torat Jaim" - donde se encuentra hoy en día la ieshiva
"Ateret Ierushalaim" [el Rav Shlomó Aviner es su
director. N.
del T.]. A ese edificio le ocurrió un milagro en la Guerra de la
Independencia,
cuando la Ciudad Vieja cayó en manos del enemigo: Los
árabes acometieron todas
las casas de los judíos, destruyeron, saquearon y profanaron
todos los Batei
Kneset. Sólo esa ieshiva se salvó, porque el
piadoso gentil que
vivía bajo ella la cuidó durante casi 20 años!.
Cuando regresamos, él entregó
las llaves al intendente de aquel entonces, Jaim Hertzog, que
más tarde fue
Presidente. Él le preguntó: "Cómo lograste cuidar
ese lugar durante tantos
años?!". Contestó: "No fui yo el que lo cuide, sino que
ese lugar me
cuidó a mí!".
En una de sus primeras visitas en la
ciudad liberada, nuestro Rav visitó la ieshiva. Todo
permanecía como en
aquel entonces, sólo estaba cubierto por una gruesa capa de
polvo gris que
redondeaba todas las esquinas, como nieve.
Gracias a D's, la Torá regresa a su
albergue, y nuevamente la voz del estudio de la Torá se
escucha en la ieshiva.
Y nuevamente, ancianos y ancianas, niños y niñas se
pasean - con escoltas - por
las calles de Ierushalaim.
Pero Ierushalaim no fue dividida entre las
tribus (Meguilá 26A), sino que fue construida con la
colaboración de todos
(Midrash Tehilim 122). Es "una ciudad bien unida entre sí"
(Tehilim
122:3) - que amiga a todos los miembros de Am Israel
(Ierushalmi,
Jaguiga 3:6). Ierushalaim le pertenece a la totalidad genérica
de Am Israel.
Y judíos de todo el país y de todo el mundo, de todas las
fracciones, de todas
las corrientes y de todas las opiniones cooperan en la
edificación del Corazón
del Mundo. En efecto, Ierushalaim es el corazón de Am Israel
(Tikunei
Zoar 21. Biur HaGra 56).