Edición semanal
Basada en materiales de Majón Meir

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Parashat Vaigash     5 de Tevet 5775     No 999


Rav Eran Tamir

Hermandad
Rav Eran Tamir

Conmoción, descreído, sorpresa, miedo y vergüenza recayeron sobre los hermanos cuando Iosef confesó quién es él, como dice el versículo (Bereshit 45:3): “Dijo Iosef a sus hermanos, yo soy Iosef… y sus hermanos no pudieron responderle porque se turbaron frente a él”. Cuando Iosef se dio cuenta de ello, agregó y les dijo “yo soy Iosef vuestro hermano” (Bereshit 45:4). Y no se contentó con ello, sino que también “besó a todos sus hermanos y lloró sobre ellos, y luego hablaron sus hermanos con él” (Bereshit 45:15) (y todo eso acompañado del argumento de la Providencia Divina exacta que le hizo llegar a Egipto a través de la venta de sus hermanos). La palabra “hermano” y luego los besos y el llanto de Iosef fueron los que hicieron abrirse a los hermanos para con él, hablarle y volver a unir la familia.
¿Cómo es eso?
El autor del libro Or HaJaim (Bereshit 45:4) explica que sólo después que los hermanos vieron “que yo soy vuestro hermano Iosef, que se comporta como ellos con hermandad, como si eso (la venta) no hubiese ocurrido. Y aún más, les dijo ‘su hermano, al que ustedes vendieron’ como diciendo que incluso en el episodio de mi venta no disminuyó mi sentimiento de hermandad”, sólo después que ellos identificaron el profundo y auténtico sentimiento de hermandad de Iosef para con ellos lograron superar todas las huellas del pasado, lograron superar su miedo y vergüenza frente a Iosef y hablarle.
De ello debemos aprender un gran principio: Incluso en las luchas grandes e importantes en temas básicos y críticos dentro de la familia – la familia de Iaacov, y la sociedad israelí de hoy en día - luchas que emanan de duras diferencias de opinión ideológicas, discusiones en cuanto a concepciones que conducen también a diferencias de opinión en la práctica, hay que cuidar mucho el sentimiento de hermandad de la familia de Israel. Un sentimiento que no depende de alguna concepción o acción determinada, un sentimiento que no depende de la lucha interna, sea cual sea, ya que antes que nada y después de todo somos una sola familia – Am Israel (el Pueblo de Israel), y ese sentimiento de familia es más fuerte que todo. Entonces, diferencias de opinión - ¡Sí! Discusiones prácticas - ¡Sí! Distanciamiento de corazones, de sentimientos - ¡No, de ninguna forma!
Por supuesto, justamente porque somos una misma familia y el sentimiento de hermandad vive dentro de nosotros es grande el dolor en cuanto a la falta de consentimiento dentro nuestro, y por ello la lucha es muy dolorosa, porque nos es mucho más difícil las diferencias de opinión tratándose de personas cercanas en contraste con personas lejanas. Pero por otro lado a pesar del duro sentimiento de amargura, el sentimiento de hermandad es más fuerte. Y como dice el Rav Kuk (Maamarei HaReaya, Pág. 452): “El sentimiento de hermandad que sentimos también para con nuestros hermanos que tanto se han alejado por distintas y terribles causas de nuestra casa de vida, de la base del kodesh
(lo santo), de la vida de la Torá y las mitzvot, que incluye a toda la nación por todas las generaciones – es el que impulsa nuestra lucha y amplía su fuerza y la amargura de nuestra protesta, pero nos entrega también una cualidad de cuidado, porque a fin de cuentas no luchamos contra enemigos sino que con nuestros hermanos… (y por ello) el sentimiento de hermandad no desaparecerá dentro nuestro también en esta situación de emergencia”. En aquel entonces, y también hoy en día, ¡Amen! 

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Rav Shlomó Aviner

Preguntas y respuestas sobre Har HaBait
Rav Shlomo Aviner

Pregunta: Aparte de la prohibición según la halajá de la Rabanut HaRashit (Supremo Rabinato de Israel) y otros grandes poskim (sabios que determinan la halajá), ¿cuál es la razón por la cual no se debe entrar en el Har HaBait (Monte del Templo)?
Respuesta: No es adecuado a nuestro nivel. Tenemos muchas mitzvot que son totalmente obligatorias y no las cumplimos.
Pregunta: ¿Pero los árabes entran?
Respuesta: El Gaón (genio del estudio de la Torá) Rabí Meir Oirbaj, uno de los grandes poskim de Ierushalaim, dijo que D’s nos hizo un favor cuando gravó que no nos deje entrar al Har HaBait, porque de lo contrario ¿qué nos detendrá? (Shu”t Tzitz Eliezer 15, Pág. 84).
Pregunta: ¿No estamos interesados en entrar al Har HaBait para conquistarlo?
Respuesta: La conquista será a través del temor a D’s. Por el contario, entrar lo convertirá en algo burdo, y menoscabará nuestro temor a D’s. Incluso en el Kotel (Muro de los Lamentos) se necesita un gran temor a D’s y reverencia. Nuestro Rav, el Rav Tzvi Iehudá Kuk llegaba [al Kotel] en oportunidades especiales, y temblaba allí de temor a D’s, e incluso continuaba temblando otras dos horas en su casa, después de haber regresado.
Pregunta: ¿Y si alguna persona está colmada de temor a D’s?
Respuesta: No estamos hablando de algún tzadik en particular, sino que todo Clal Israel (la totalidad genérica del Pueblo de Israel) debe estar colmada de temor a D’s.
Pregunta: ¿Por qué esa condición puede obstaculizar a alguna persona particular?
Respuesta: No hay obligación de rezar en el Har HaBait. Y si alguien piensa que se trata de algo para piadosos, no cualquiera puede comportarse como un piadoso (véase Mesilat Iesharim, Cap. 20).
Pregunta: ¿Acaso si personas particulares elegidas entran al Har HaBait eso no acercará a Am Israel (el Pueblo de Israel) a su Padre en el cielo?
Respuesta: Por el contario, hay que elevar al pueblo en su temor a D’s y su reverencia al Mikdash (El Templo). Nuestro Rav, el Rav Tzvi Iehudá Kuk nos enseñó que no llegaremos a ello salteando niveles, sino que en un proceso lento de arrepentimiento. El nivel del Beit HaMikdash (El Templo) y del Har HaBait está lejos de nosotros.
Pregunta: ¿Qué dijo el Rav Tzvi Iehudá respeto a las zonas en el monte que no están incluidas en el Har HaBait según nuestras mediciones y cálculos?
Respuesta: Él despreció todas las mediciones y todos los cálculos, y dijo que es como escupir en el Har HaBait (Sijot Rabeinu 8, Talmud Torá 1, agregados inciso 3).
Pregunta: ¿Acaso no debemos entrar para declamar de esa forma frente a todo el mundo que ese lugar es nuestro?
Respuesta: Nosotros le hacemos saber a todo el mundo que es nuestro cuando nos comportamos con santa reverencia a ese lugar. Y eso es lo que nos acercará a él. A ese lugar se acerca justamente guardando distancia.
Pregunta: ¿Si así hubiésemos hecho respecto a Eretz Israel (la Tierra de Israel) nunca hubiese sido reconstruida, ni habríamos vuelto a Tzion ni hubiésemos edificado el Estado de Israel?
Respuesta: Es cierto. Har HaBait y el resto de Eretz Israel son distintos. A veces hay diferencias en la Torá. Véase Mishpat Cohen al final de la respuesta 96, donde dice que la construcción del Beit HaMikdash será según el orden de los niveles y después de la plasmación del Reinado de Israel en toda su plenitud. El Beit HaMikdash fue destruido no porque no entraron allí, sino que por el pecado del odio gratuito (Ioma 9B). Ese es el corregimiento que nos es exigido ahora.
Pregunta: ¿Pero hay Rabanim (Rabinos) que arguyen que se puede subir allí, y suben?
Respuesta: Con todo el respeto que se merecen, la halajá no es como ellos la determinan sino que como la determinó el Rav Kuk – que ni siquiera se atrevía a introducir los dedos entre las piedras del Kotel – y nuestro Rav, el Rav Tzvi Iehudá Kuk, y como la Rabanut HaRashit y los grandes poskim de nuestra generación. Para permitir la entrada al Har HaBait se necesita una gran autoridad de la halajá, no hay ninguna autoridad como esa en nuestra generación. Nadie tiene la autoridad para determinar la halajá tratándose de temas relativos a todo el Clal Israel tan severos, en contra de la opinión del Rav Kuk.
Pregunta: ¿Entonces, tratándose del Har HaBait dejamos de ser sionistas?
Respuesta: Así determinó el Rav Kuk, y nosotros no somos más sionistas que él. Cuando el Barón Rothschild entró al Har HaBait dentro de una litera que fue cargada por gentiles – porque pensó que eso está permitido – el Rav Kuk reaccionó con firmeza, a pesar de todos los méritos del Barón en Eretz Israel, y escribió: “Una lesión [en ese lugar] es más cara que todos los millones de asentamientos prácticos” (Iguerot HaReaya Bet 285).
Respuesta: ¿En ese caso se trataba del lugar donde fue construido el Beit HaMikdash, pero hay que diferenciar entre él y el resto del Har HaBait?
Respuesta: Hay un cartel del Rav Kuk para el público, donde él advierte no entrar al Har HaBait. Y como hemos dicho, él ni siquiera introducía sus dedos en las piedras del Kotel.
No son los individuos particulares que tienen que preguntarle a su Rav, sino que toda la nación debe elevarse en el temor a D’s, y deberá preguntarle a un Rav del Clal Israel.
El Mikdash y el Har HaBait y también el Kotel no son un asunto para sectores o particulares, sino que un asunto de todo Israel, como una sola persona con un solo corazón. Cuanto más nos acercamos al kodesh (lo santo), la nación tiene que estar más unida con el amor gratuito.