Parashat Vaishlaj 14 de
Kislev 5775 No
996
Rav Eran
Tamir
¿Por qué? ¿Acaso hay algo malo en que durante
tantos
años en los que Iaacov estuvo ausente de su casa, y pasó
duras pruebas en la
casa del estafador Lavan, D’s le hizo milagros y lo salvo?
¿Cuál es el origen
del gran temor de Iaacov, hasta tal punto que dice “me he
empequeñecido” – es
decir, he sido reducido?
El Rav Kuk explica (Ein Aya, Shabat Alef, Pág. 168):
“La persona crece según el valor de sus acciones para bien, y en
toda ocasión
en la que él es pasivo, y le llega algún bien de esa
forma, se empequeñece”. Es
decir, D’s imbuyó en el hombre facultades y muchas aptitudes,
cuando pretende
de él que las utilice, que se esfuerce y pugne todo lo que pueda
para
plasmarlas en la práctica, y de esa forma ser partícipe
junto a D’s de la creación
del mundo. Pero cuando la persona deja de ser activo y pasa a ser
pasivo, deja
de influir y es él influido, se empequeñece, porque no
confía en su capacidad
ni sus fuerzas, y de esa forma “molesta” a D’s que tiene que
entrometerse y
hacerle un milagro – como un niño pequeño, que no es
capaz de asumir
responsabilidad de sí mismo, y por lo tanto la responsabilidad
pasa a sus
padres sin remedio. Y como continúa diciendo: “Porque cuando la
persona actúa,
se engrandece… y siendo pasivo se empequeñece, vive una vida de
recibimiento,
no de influencia, cuando lo correcto es que la persona ame la vida de
influencia que es una vida de acción, que es la voluntad Divina
más elevada,
porque D’s dese la plenitud más elevada de Sus criaturas. Por
ello, dijo
nuestro patriarca Iaacov ‘Me he empequeñecido por todas las
bondades y toda la
verdad que has hecho para con Tu siervo’”.
Pero enseguida después Iaacov se fortaleció a sí
mismo, creció, luchó contra el ángel, el Ministro
de Esav, y lo obligó a
bendecirlo, y de esa forma se transformó de pasivo a activo, de
recibidor a
influyente, y de esa forma se transformó de Iaacov en Israel,
del tobillo que
es arrastrado por otros a la cabeza y el gobierno sobre los
demás. Y como
culmina allí el Rav Kuk: “Pero más tarde le llegó
la grandeza, a través de la
vida de actividad, ‘porque has luchado contra dioses y contra personas,
y los
has vencido’ (Bereshit 32:29)”.
Donación
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y pone en peligro de cierre su actividad en Arutz Meir.
Queridos amigos de Majón
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nuestra bendita
actividad y nuestro estudio y enseñanza de
Por favor, apóyenos con su donación
y serán bendecidos del cielo.
Dov Bigún
Director de Majón Meir
Respetarás
a tu padre y a tu madre
Rav
Shlomó Aviner
Mi querido amigo, tú estudias Torá,
actúas a favor de Eretz Israel (
¿Y por qué es lo principal?
Porque D’s comparó Su honor al honor de ellos, y Su temor al
temor a ellos,
como es explicado en el “Kitzur Shuljan Aruj” (143:1). Por
supuesto, eso
está escrito en
Y no es por azar que fue escrito
en los Diez Mandamientos, junto con la fe en D’s, la prohibición
de rendirle
culto a otros dioses, la prohibición de matar, de cometer
adulterio y robar,
respetar el Shabat y otros. Se encuentra en el mismo nivel de
importancia.
¿Y por qué fue comparado su
respeto al respeto de D’s? Porque hay tres partícipes en la
creación de la
persona – D’s, su padre y su madre. Y si tú ofendes a dos de
esos socios,
también el tercero se ofende (Kitzur Shuljan Aruj 143:1).
Nosotros bien sabemos que a
veces los padres nos fastidian, que ellos no son ángeles, que no
son perfectos
(¿y tú eres perfecto?), pero a pesar de ellos les debes
tu agradecimiento.
Porque tu madre te aguantó 9 meses, y eso no es fácil. Te
dio a luz, y eso por
supuesto que no es fácil, te amamantó, y ella y tu padre
invirtieron en ti
muchos esfuerzos durante todos los años, y por ello incluso si
tienen defectos
hay que ser agradecido con ellos. D’s nos ordenó ser agradecidos
incluso con
los egipcios, porque nos “hospedaron” cuando no teníamos otro
lugar – y por
supuesto, mucho más tus padres.
Si tus padres fuesen todo el
tiempo dulces y amables no necesitarías la orden de
Hay personas que quieren aprende
a ser humildes, que es una gran virtud, y se esfuerzan para ello y se
inventan
todo tipo de artimañas. No es necesario, como escribe el Ramba”m
en su libro “Shmona
Prakim” (cap. 4), porque D’s ya pensó en ello y
ordenó respetar a los
padres y similares, y si tú los respetas y los temerás
como es debido, es
seguro que saldrás muy humilde.
Quizás tú digas: ¡Pero ellos me
fastidian tanto, no puedo soportarlo! Al respecto escribió el
Ramba”m una alegoría: Si un rey de carne y hueso se comportase
así para
contigo, por supuesto que lo soportarías en silencio – y en este
caso, se trata
del rey de los reyes.
Y así dice él: “¿Hasta qué punto
se debe honrar a los padres? Incluso si le arrebata su bolsa llena de
monedas
de oro y la tira frente a él al mar, no lo avergonzará ni
le gritará, y no se
enojará con él, sino que aceptará en silencio el
dictamen del versículo. ¿Y
hasta qué punto debe temerles? Incluso si estaba vestido ropas
lujosas, y se
encontraba sentado a la cabeza del público, y vino su padre o su
madre y le
rasgó las vestiduras, o lo golpearon en la cabeza, y escupieron
delante de él…
no los avergonzará sino que callará, y temerá del
rey de los reyes que así le
ordenó. Si un rey de carne y hueso hubiese decretado algo que le
hace doler
incluso más que eso, no podría quejarse, por supuesto
tratándose del que dijo y
el mundo fue creado, según Su voluntad” (Ramba”m, Hiljot Mamrim
6:7. Es citado
en el Kitzur Shuljan Aruj 143:2).
Y lo principal es hacerlo todo
sonriendo y con alegría, como continúa el Kitzur
Shuljan Aruj: “…con
buen semblante, porque incluso si le da de comer manjares pero lo hace
con mala
cara, será castigado por ello” (Kitzur Shuljan Aruj 143:3).
E incluso si tu padre o tu madre
cometen trasgresiones a
En efecto, es una mitzva difícil
de cumplir, pero según la dificultad la recompensa. Y si los
respetas, tus hijos te respetarán a ti también.
Ocurrió una vez que un anciano abuelo apenas veía, apenas
escuchaba,
sus manos temblaban hasta tal punto que cuando comía la comida
se le volcaba
sobre la mesa y sobre sus ropas, y también la saliva le goteaba
de la boca
hasta tal punto que su hijo y su esposa se asquearon y fijaron su lugar
para
comer en la esquina del cuarto. Y él se sentaba allí y
comía con gran pena,
mirándolos con ojos de angustia. Y una vez se le rompió
el plato de porcelana
con el que comía, y su nuera le gritó y le
insultó, y le dio a cambio un tazón
de madera. Y él continuó sentado en su esquina, humillado.
Un día, el hijo y su esposa se dieron cuenta que su
pequeño hijo de
cuatro años de edad junta trozos de madera y los ordena juntos.
Cuando le
preguntaron qué hace, les contestó: “Yo preparo tazones
de madera para ustedes,
cuando sean ancianos…”. Se miraron el uno al otro, estallaron en llanto
y
volvieron a sentar a su anciano padre junto con ellos, con gran honor.