Parashat Noaj 1 de
Jeshvan 5775 Rosh Jodesh No 990
Rav Zeev
Karov (reimpresión)
¿Qué hay en el arca, que la hace tan importante para
la salvación del mundo?
En el mundo está grabada la aspiración por la
unidad. Existe un ansia oculta de ver el mundo unificado, como una sola
unidad.
Ese anhelo, de elevarse por encima de todas las diferencias que
separan, se
encuentra en la base de nuestra Torá, "y afluirán
a él todas las
naciones" (Ishaya 2:2), "la humanidad se merece unirse toda en una
sola familia, y entonces cesarán todas las luchas y todas las
malas virtudes
que emanan de la división en pueblos" (Rav Kuk, Orot). No
sólo la
humanidad se unirá, sino que también "y habitará
el lobo con el
cordero" (Ishaya 11:6). Pero ese anhelo universal tiene que ser
aclarado y
edificado por un largo y profundo camino, que no es posible acortar.
Noaj vivió en un mundo en el que todavía no
existía
un "pueblo elegido", un mundo que - a primera vista - es más
equitativo y más unido, y a pesar de ello, Noaj era un tzadik
(justo)
particular, para sí mismo. Pero Avraham vivió en un mundo
en el que había un
pueblo elegido, había una persona que fue elegida de entre los
demás y se
encuentra bajo un título separatista. Y él, a pesar de
ello, es el que es
sensible a toda la creación, y se preocupa incluso de las
personas de Sdóm y
Amorá.
En la concepción universalista, hay algo que
borronea y corrompe, desde el punto de vista moral. Borronea, porque le
permite
a la persona escaparse de su esencia y su misión particular en
el mundo. Cuando
las personas dicen "yo soy como todos", no piensen tanto en cuanto a
su vida, sus acciones y su responsabilidad, y esa concepción les
permite
justificar todo fracaso o inmoralidad en la atmósfera general.
Corrompe, porque
no se pude vivir como si no hubiese ninguna diferencia, como si "toda
la
congregación, todos ellos son santos" (Bamidvar 16:3): Todos
saben y
tienen claro que existen diferencias entre los animales y los hombres,
y
también está claro que existen diferencias entre las
personas. El intento de no
tomar en cuenta las diferencias entre las distintas criaturas y hablar
de
igualdad, nos conduce forzosamente a discriminaciones antojosas y
falsas, no a
discriminaciones basadas en ideales y en la moral, producto de la
aclaración de
la realidad e identificación de la verdad.
Por eso encontramos que en
También en nuestros días, podemos ver y escuchar
quienes ensalzan la universalidad en sus bocas, pero es una
universalidad
estrecha y sumamente limitada. Por ejemplo, hay quienes hablan de
querer vivir
en armonía con los árabes, escucharlos e identificarse
con su angustia, ¡pero
no están dispuestos a hablar con mitnajalim (judíos
que viven en los
asentamientos) o jaredim (ultra-ortodoxos)! Eso es un borroneo
y
perversión que emanan de la falta del recogimiento profundo
dentro del arca
personal y nacional.
Por un lado, no es posible unificar el mundo de
forma que todos sean iguales, y por otro lado, no es posible crear
separaciones
según los caprichos humanos, sean cuales sean. Para llegar a un
mundo
auténticamente unificado, hay que aclarar con detenimiento y
ciertamente qué
es el factor de unión auténtico del mundo, y
cuál es la particularidad de
cada criatura. Esa aclaración, sólo puede lograrse con la
ayuda del Creador,
que creó al mundo y todos sus detalles. Ese es el
recogimiento en el arca.
El encuentro con el mundo debe ser producto de la profunda
aclaración de la
raíz del hombre y de la nación, y sólo sobre la
base de ese recogimiento es posible
abrir un ventanal a todo el mundo. Justamente el recogimiento en el
arca es lo
que salvó al mundo de su destrucción: Sólo cuando
seamos lo que tenemos que
ser, podremos vincular y unir a toda la humanidad.
Por eso, la fiesta de Sucot - que expresa la unión
ente Am Israel y los demás pueblos del mundo, cuando
nosotros ofrecemos
70 reses, equivalente a los 70 pueblos del mundo - es el último
de los Shloshet
A Regalim (las tres fiestas en las que se debe llegar a
Ierushalaim). Para
llegar a Sucot con plenitud, es necesario pasar antes por la
fiesta de Pesaj
y la fiesta de Shavuot, que expresan la singularidad de
Am
Israel. En Pesaj, Am Israel se separó y se
apartó de Egipto y
de los pueblos del mundo, y en Shavuot recibió su Torá,
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La
división de la humanidad
Rav
Shlomó Aviner (Tal
Jermón, Torá, Pág. 28)