Parashat Tazria 27 de
Adar Bet 5774 Shabat
HaJodesh No
962
"¿Quién
puede extraer puro de
impuro?"
Rav Itiel
Ariel (reimpresión)
En nuestras Parashot se habla
de la impureza y la pureza; desde la impureza de los alimentos
prohibidos hasta
la impureza del cuerpo, como la mujer que ha dado a luz y el leproso.
De
momento que en nuestra época no somos lo suficientemente
versados en esas halajot,
a veces nos resulta difícil entender las pautas y las leyes que
rigen los
minuciosos detalles de ellas. Pero en realidad el Seder Taharot
[uno de
los seis Ordenes de la Mishná.
N.
del T.] - cuyas fuentes se encuentran en estas Parashot -
determina
reglas muy claras y precisas en cuanto a las diversas fuentes de
impureza y su
gravedad, y de la forma de purificarse de ellas. Y también el
tema de la lepra
se encuentra en ese marco de reglas concisas, según las que se
determina cuáles
son los síntomas de impureza y cuales lo son de pureza,
cuáles de ellos
absolutos que determinan que se trata de un "metzorá mujlat"
(definitivamente leproso) y cuales no son suficientes para determinar
su
situación, y es considerado un "metzorá musgar"
(leproso que debe continuar encerrado hasta que sea determinada su
situación).
Y por ejemplo: Un pelo blanco en la
llaga, que surge en la mancha lustrosa blanca es un síntoma
absoluto de
impureza, mientras que un pelo negro que surgió en ella es
un síntoma de
pureza. Y hay situaciones determinadas en que esos síntomas
no son
suficientes para determinar en forma clara si es impuro o no, y es
necesario
encerrar al leproso para determinar su situación en el futuro.
Pero existe un caso de lepra
extraordinario, en el que esos síntomas de impureza son
considerados
justamente síntomas de pureza. De acuerdo a las reglas
que mencionamos
anteriormente, cuando el aspecto de la mancha es blanco y se extiende
en la
piel es una razón para considerarlo impuro, y a pesar de ello
cuando la lepra
cubre toda su piel, en ese caso extraordinario - "se ha vuelto todo
blanco, él es puro" (Vaikra 13:13). Y eso se merece una
explicación.
Esa excepción a la regla nos obliga
a recalcar que los síntomas de impureza no impurifican en
sí, y por ello
no nos debe sorprender que sea distinto el síntoma que vemos
con los ojos
- como si fuese sumamente impuro - de su verdadera situación,
que es
determinada por causas que D's sabe, como les dijo Rabí Iojanan
a sus
discípulos: "Sepan, que no es el muerto el que impurifica y no
son las
aguas las que purifican, sino que quien dijo y el mundo fue creado"
(Midrash Raba, Jukat). Pero eso mismo es contradictorio; ¿cuál
es el
significado de ese síntoma de pureza - que parece ser totalmente
contradictorio a los otros síntomas de impureza, que
dependen de la
apariencia blanca de la llaga y su difusión en la piel?
Citaremos dos explicaciones
contrarias que fueron dichas al respecto por el Rav y su
discípulo, a pesar que
en realidad no son contradictorias sino que complementarias. El autor
del
comentario "Haamek Davar" (allí) explicó que la
pureza de ese
leproso es consecuencia de su carencia: Su pecado es tan severo, que el
proceso de purificación normal no puede auxiliarlo,
y por ello es
superfluo impurificarlo. Ya que la lepra, en general, tiene por
objetivo
incitar a la persona a arrepentirse de sus malas acciones, pero no a
quien no es
merecedor de ello. En su opinión, una persona cuya
vergüenza es sabida y
conocida por todos no puede arrepentirse, y de esa forma es puesto en
evidencia
hasta qué punto él no es merecedor de ser amonestado
y sermoneado. Y
cuando se arrepienta de su pecado luego de haber sido castigado, le
impedirán
del cielo un arrepentimiento sincero. Y por ello la Torá
menciona dos
veces ese caso, para insinuar que se trata de quien dice
"pecaré, y luego
me arrepentiré".
En contraste, su discípulo, el Rav
Kuk (Maamarei HaReayá, pág. 99) explica lo contrario: Ese
leproso es
considerado puro justamente por su grandeza y su capacidad de
utilizar sus
fuerzas con las que hizo el mal e impurificó para rendirle culto
a D's
encausándolas en dirección del bien y la kdushá
(santidad). También él
coincide en que el pecador se ha sumergido en el grosero materialismo
hasta tal
punto que no es posible incitarlo a aceptar sermones o amonestaciones
como es
acostumbrado, pero eso justamente nos da la pauta que debe ser
purificado sin
recurrir a los procesos de purificación acostumbrados con los
demás leprosos.
En su opinión, ese leproso representa la generación de
"los talones del Meshiaj
(Redentor)", cuyo anhelo por los mundos de la kdushá
(santidad) y
la pureza nos es desconocido, y surca por lo más profundo del
materialismo, del
pecado y la impureza.
Según su concepción, debemos
profundizar más aún en la esencia misma de la impureza y
la pureza, y no
sólo que no dependen necesariamente de los síntomas
externos, sino que a veces
la pureza se revela justamente en donde hay impureza. Y por ello
debemos
volver a estudiar y repetir que "no es el muerto el que impurifica y no
son las aguas las que purifican, sino que quien dijo y el mundo fue
creado".
Canto de
alabanza al judaísmo jaredi
– segunda parte
Rav
Shlomó Aviner
Como hemos escrito hace una semana, el
judaísmo jaredi es el
judaísmo fiel, el nivel básico de la nación. Ahora
ha llegado el momento de
agregar un segundo nivel, o para ser más exactos devolver un
segundo nivel que
se perdió en la galut (el exilio): Renacimiento de la
nación en su
tierra según la Torá.
El renacimiento de la nación no anula el “jaredismo” en lo
más mínimo,
sólo le agrega. Como dice Rashi: “‘Estos’ – anula los primeros.
‘Y estos’ –
agrega a los primeros”. El renacimiento de la nación no es en
ves del “jaredismo”
sino que se le agrega, no es alternativo sino que acumulativo.
Y nuevamente, no se trata de un agregado, sino que de una
devolución,
como dijeron nuestros sabios al principio del tratado Meguila:
“Lo olvidaron,
y lo volvieron a instituir” (Meguila 3A), como explica en
extensión nuestro
Rav, el Rav Tzvi Iehudá Kuk en su artículo “Tshuvá
VeBirur Dvarim”.
No sólo que el renacimiento de la nación en su tierra no
debilita el “jaredismo”,
sino que por el contrario, lo debe fortalecer más aún,
fortalecer el temor a
D’s, como es explicado en la carta 388 del Rav Kuk que fue impresa al
principio
del libro “Orot HaTshuvá”.
Y en general, esa fue la gran visión del Rav Kuk: “Deguel
Ierushalaim”, un movimiento de unión del judaísmo
fiel al gran ideal del
regreso a Tzion y edificación de la tierra y todo el
renacimiento de nuestros
días como antaño. Pero ese ideal no fue plasmado, porque
aún no ha llegado el
momento adecuado, y va revelándose lentamente, con pasos medidos
y pequeños.
En efecto, antes de la Declaración de la Independencia Agudat
Israel se opuso mucho a todo ese movimiento que era considerado una
innovación peligrosa, e incluso no alentaron la aliá
a la tierra. Pero
después de la edificación del estado, comenzó un
lento proceso de
reconciliación cuando un representante de Agudat Israel
firmó en la Meguilat HaAtzmaut,
los jaredim comenzaron a adherirse al Kneset (Parlamento),
y
luego al gobierno, al principio como ayudantes de ministros y
más tarde como
ministros mismos, e incluso exigieron ser parte del gobierno. Por
supuesto, eso
no anula su oposición justificada a todos los intentos de
separación de la
religión del estado - como casamientos civiles,
conversión no según la halajá
y otras leyes.
Pero no debemos olvidar que toda esa oposición no es odio, D’s
no lo
permita, sino que estricta custodia, como dijo el Rav Kuk que bajo una
apariencia de críticas y peleas hay un amor maravilloso (Orot,
Orot HaTjia 25).
También en cuanto al ejército hubo una gran
oposición, ya sea en
cuanto a los que se dedican al estudio de la Torá
que son los soldados espirituales de
la nación, ya sea la totalidad del público jaredi,
porque temen en
cuanto a la vida religiosa en el marco del ejército. Pero la
verdad debe ser
dicha, en la Guerra
de la
Independencia
participaron jaredim – como el regimiento “Tuvia” que
incluía
estudiantes de todas las ieshivot de Ierushalaim que la
defendieron, y
también después, como el Naja”l jaredi en
su primera forma en los
años 5720 -5730, cuya base era el asentamiento Komemiut.
Y en el año
5762 nuevamente fue fundado ese marco – Netzaj Iehudá –
relacionado con los
jóvenes de Agudat Israel, que cuenta con el apoyo de Rabanim
(Rabinos) jaredim, que formó y forma luchadores
excelentes. Y también en
el año 5767 fue fundado el marco Shaja”r que
también es una gran
bendición, y el porcentaje de jaredim que se enrola
aumenta en forma
notoria de año en año. Todo eso sin coerción, sin
amenazas de encarcelamiento o
presión económica, sino que en base a la mutua confianza
y formación de marcos
adaptados para el público jaredi sin mujeres, con comida
de alto nivel
de kashrut, con Rav, con clases de Torá, tiempo
para rezar, etc.
Y con la ayuda de D’s esa orientación se va fortaleciendo, como
hemos dicho,
sin coerción, en base a la confianza mutua, enrolamiento de
propia voluntad, y
rezándole a D’s por enrolamiento de propia voluntad.
Y también en el campo de la ocupación laboral. En el
pasado, hasta el
año 5710, los jóvenes jaredim estudiaban una
profesión. Y así es hoy en
día también en el judaísmo jaredi fuera
del país. Luego del Holocausto y
la destrucción de los marcos de estudio de la Torá
en Europa, los grandes Rabanim
jaredim dijeron que hay que fortalecer el estudio de la Torá
antes que nada, a
cuestas de todo lo demás. También el Rav Kuk
explicó que eso fue lo que hizo
Jizkiau, el rey de Iehudá, en su momento (Ein Aya Brajot). Pero
a lo largo de
los años se llegó a una situación de indigencia
económica en el judaísmo jaredi.
El sueldo promedio de una familia jaredi es la mitad de una
familia jiloni
(laica), y no es necesario explicar que una familia jaredi
tiene más
que el doble de hijos que una familia jiloni. Algunos
números basados en
estadísticas del año 5769: Ingreso promedio de 2000
shkalim por persona; Jilonim
24%, tradicionalistas 37%, religiosos 48%, jaredim 78%.
Hombres que
trabajan: Jilonim 93%, tradicionalistas 91%, religiosos 94%, jaredim
52%.
Mujeres que trabajan: Jilonim 88%, tradicionalistas 80%,
religiosos 94%,
jaredim 61%. En efecto, hay un problema. Y no es por casualidad
que los
grandes poskim jaredim escribieron que la persona debe
estudiar
hasta que no pueda más desde el punto de vista económico
(Minjat Itzjak 9 103.
Keina DeIguerta, el Gaón, el Rav Jaim Kanievsky). Y en
efecto, fueron
fundados marcos jaredim de
estudio de profesiones como contadores, directores de empresas,
arquitectos,
computación, etc. Y también marcos jaredim para
mujeres como contadoras,
grafica, secretarias, trabajadoras sociales, etc.
Lo último, es la unión de la nación, que
también es mencionada en el
famoso libro “Em
HaBanim Smeja” como una de las condiciones para la
gueulá
de la nación. Quizás el punto más
problemático es la limitación de número de
estudiantes sfaradim (provenientes de comunidades del norte de
África y
otros países) en los marcos de estudio jaredim de los ashkenazim
(provenientes
de comunidades de Europa), pero hay también grandes Rabanim
jaredim
que luchan contra ese “numerus clausus”. Pero en general, no debemos
dejarnos
engañar por la prensa que siempre nos presenta los casos
extremos, es decir,
los estallos extremistas de miembros del público jaredi.
Pero como hemos
dicho, no debemos consternarnos, y todo el que sabe mirar ve que hay un
gran
amor que se va ensanchando.
Gracias a D’s el judaísmo jaredi va trepando,
también en su
número (hoy en día 8% del público, dentro de 15
años 15%, en 35 años serán la
mayoría del público) y también en cuanto al
resplandor que alumbra en Tzion y
fortalece el encuentro de la kdushá de Israel escondida
con la kdushá
de la tierra escondida.
Esa es la regla, ver el gran común denominador que es mucho
mayor que
lo que nos separa. Esa es la regla,
armarse de paciencia. Esa es la regla, añadir lo positivo y
disminuir lo
negativo. Esa es la regla, añadir confianza y amor.