Parashat Itro
17 de Shvat 5774 No
952
Rav Ioram
Eliahu
La lectura de la Parashá es
un encuentro con los acontecimientos en ella descritos, cuando la
lectura misma
hace despertar nuevamente lo que ocurrió. Cuando leemos en la Torá
el
acontecimiento de la Salida de Egipto hacemos despertar las luces de
esa salida.
Este Shabat cuando leemos el acontecimiento del recibimiento de
la Torá,
hacemos despertar las luces de la Entrega de la Torá.
Por ello, este Shabat
es como Shavuot (la fiesta de la Entrega de la Torá)
en pequeño,
hay en él cierta dimensión del recibimiento de la Torá
(Netivot Shalom,
Shmot, pág. 167).
Y para recibir la Torá
auténticamente, debemos estudiar con detenimiento los principios
de la
preparación para su recibimiento según lo que encontramos
en nuestra Parashá
(cap. 19), cuando los Hijos de Israel llegan al desierto de Sinai y
acampan a
los pies del Monte de Sinai. Allí está escrito (Shmot
19:2): “Partieron de
Refidim y llegaron al desierto de Sinai, y acamparon en el desierto,
allí
acampó Israel frente al monte”. El autor del comentario “Or
HaJaim”
aprende de ese versículo tres principios que son la base de la
preparación para
recibir la Torá.
1. Diligencia, que es lo
contrario a la holgazanería. Cuando hay holgazanería,
decaimiento, no se puede
ser merecedor de la Torá, y eso nos insinúa la Torá
cuando dice “partieron
de Refidim”. No es su intención decirnos de dónde
salieron, sino que nos dice
que ellos se apartaron del decaimiento, de la holgazanería [en
hebreo, rifaion
es decaimiento. El nombre del lugar refidim quiere decir “el
lugar donde
estaban decaídos”. N. del T.], porque sólo con
ansías, con voluntad,
comprendiendo el valor de la Torá y el valor del tiempo,
cuán valioso es
y cuánto debemos lamentarnos por cada momento que es
desperdiciado, sólo así podrá
la persona ocuparse de la Torá como es debido y crecer
en ella
auténticamente.
2. Dice el kadosh (santo)
autor del libro “Or HaJaim” – Humildad. “Porque la Torá
no
perdura sino que en el que se rebaja a sí mismo, como un
desierto”, y esa es la
intención de la Torá cuando dijo que acamparon en
el desierto. Es decir,
se rebajaron a sí mismos con plena humildad, y de esa forma se
prepararon para
recibir la Torá, porque el que se enorgullece dice D’s
“Yo y él no
podemos morar en un mismo lugar”.
3. Unidad, amor el uno por el
otro, “uniéndose de pleno corazón con entereza se
encontrarán juntos y se afilarán
el uno con el otro, y serán cordiales los unos con los otros”. Y
por ello dijo
la Torá “allí acampó Israel” – en
singular, se unieron como una sola
persona, porque la Torá es adquirida en grupo, a
través de la capacidad
de escuchar el uno al otro, aprender el uno del otro, del deseo que te
corrijan
si te has equivocado. Y no fue en vano que dijeron “o compañero,
o muerte”
porque sólo de esa forma será merecedor el estudiante de
comprender
auténticamente y plenamente la Torá.
El autor del libro “Shem MiShmuel”
agrega otra condición, que también lo aprende del hecho
que Am Israel (el
Pueblo de Israel) reciben la Torá en el desierto, “que
los hijos de
Israel arrojaron todos los deseos y anhelos de este mundo y se hicieron
a sí
mismos como un desierto, un lugar de desolación, y por ello
fueron meritorios
de recibir la Torá”. Porque sólo cuando la
persona no busca los placeres
y se abstiene de las pasiones de este mundo, en contraste con ellas se
hace
merecedor de la Torá (Shem MiShmuel, Bamidvar
pág. 70).
Otra base necesaria para ser
merecedor de la adquisición de la Torá es la fe y
certeza que D’s
“alimenta y provee de sustento a todo, y entrega pan a toda criatura
viviente”
(bendición Birkat HaMazon), porque a menudo se pregunta la
persona: Y si
estudiaré Torá, ¿cómo
procuraré mi sustento? Y al respecto escribe el Netzi”v
(Rabí Naftali Zvi Iehudá Berlín) en la Parashá
anterior que por ello
ordenó D’s a Moshé depositar Man (el pan
milagroso que recibieron en el
desierto) en una vasija para todas las generaciones, para mostrar que
D’s ayuda
al que decide entregarse al estudio de la Torá con
perseverancia. Y a
pesar que eso no llega en forma evidente – como el Man que
descendía del
cielo – dice el Netzi”v que a pesar de ello “Su providencia
existe en
toda generación para que la persona no sea distraída de
su perseverancia, y
alejan de la persona con milagros ocultos la preocupación por
las necesidades
materiales” para que pueda ocuparse del estudio de la Torá
plenamente (HaAmek
Davar Shmot 16). Y así escribe el autor del libro “Netivot
Shalom”
(Shmot 127) que “todo lo que está escrito en la Torá
no está relacionado
sólo a lo que ocurrió en el pasado, sino que es
pertinente a todo judío
eternamente”. Y los discípulos del Baal Shem Tov
explican que ese
episodio del Man “es una indicación eterna, un estudio
de fe y confianza
en el tema del sustento, como fue explicado en el libro ‘Noam
Elimelej’
al versículo ‘he aquí que Yo haré llover para
ustedes pan del cielo…’ (Shmot
16:4) que es algo eterno, de la misma forma que D’s hace caer la lluvia
del
cielo así también hace caer pan del cielo, y siempre
esparce la abundancia del
sustento del cielo… y es cierto que la persona debe esforzarse y actuar
para
procurarse su sustento… alcanza con que se esfuerce un poco, y el resto
del
tiempo estudie Torá”.
Nos fortaleceremos en esas bases de
diligencia, humildad y unión, que son condición para el
estudio de la Torá,
y en la fe que el pan y el sustento son del cielo, y seremos
merecedores de
cumplir la Torá en nosotros, y nuestros descendientes
para siempre.
Rav
Shlomó
Aviner
Las personas preguntan: Proyectiles son lanzados
desde Aza, y millones
de personas en esa zona deben quedarse en sus casas y escapar a los
refugios.
¿Por qué Tzaha”l (el Ejercito de Defensa de
Israel) calla y no ataca con
fuerza?
Por supuesto, no es Tzaha”l el que decide, sino que el
gobierno.
Por supuesto que en principio a cada ataque se debe reaccionar con toda
la
dureza, como cuando el rey David salió a luchar porque les
afeitaron la mitad
de la barba y les cortaron la mitad de las ropas a algunos de sus
soldados.
Pero hoy en día no es así. Tzaha”l actúa
según una escala de reacciones.
La reacción es proporcional, ojo por ojo, diente por diente. No
se puede actuar
de otra forma por acuerdos internacionales – firmados o no. Lo que es
llamado
en latino “jus ad bellum”, ley dentro de la guerra.
¿Por qué debemos cuidar leyes cuando se lucha en la
guerra? Por tres
razones:
1. Obligación – nos hemos comprometido en la ONU, en forma
explícita o
implícita.
2. Moralidad – no todas las personas en la Franja de Gaza son malvadas.
También allí hay desgraciados. Es cierto que “en la
guerra, como la guerra”,
pero como le dijo el rey Shaul a los Kenitas (Shmuel Alef 15:6):
“Váyanse,
retírense, bajen de entre Amalek, para que no te destruya junto
con él”. Es
decir, a pesar que eres mi amigo, si te encuentras allí puedo
llegar a herirte.
Te conviene salir de allí. Se debe ser moral, y tener
misericordia de los que
pueden llegar a ser dañados sin ser culpables.
3. Reciprocidad – de la forma que nos comportemos, se
comportarán con
nosotros los demás. No se trata de una preocupación por
el enemigo, sino que
por nosotros mismos. Necesitamos la ayuda de las naciones del mundo, no
podemos
vivir solos. Es cierto que está escrito “una nación que
morará sola” (Bamidvar
23:9), pero tratándose de asuntos prácticos no es
así. Por ejemplo, en la
Guerra de Iom Kipur se nos terminaron las municiones. La
situación era
muy poco agradable, y entonces los norteamericanos organizaron un
puente aéreo
y nos pasaron municiones. Si no nos hubiesen pasado las municiones, no
hubiese
sido el fin del país, pero nos habría resultado
difícil vencer. No estamos
solos, hasta que llegue el Meshiaj (Redentor) y seamos
responsables por
todo el mundo, pero mientras tanto dependemos de los demás.
Hay personas que dicen que de momento que dependemos de las naciones
del
mundo no se puede recitar el Halel (canto de alabanza) en Iom
HaAtzmaut (el Día de la Independencia), porque no somos
independientes. No
es cierto. No hay ningún país que no dependa de otros.
También EE.UU., también
Rusia, también Inglaterra. Ellos no hacen nada sin tomar en
cuenta lo que harán
los demás. Tampoco ellos se encuentran solos en el mundo.
Me contó un Rav – que no es de los miedosos o débiles –
que una vez
cuando volvió el Ministro del Exterior de una visita en EE.UU.,
lo criticaron
por haberse rendido frente a la presión de EE.UU. Le dijo
nuestro Rav, el Rav
Tzvi Iehudá Kuk: “¡¿Y nunca hay que tomar en cuenta
lo que los norteamericanos
piensan?!”
También nosotros tenemos relaciones tirantes con Irán.
Necesitamos el
apoyo mundial contra ellos. Es cierto que no hay lo que temer de ellos,
pero a
pesar de ello, es un problema. Es un hecho, en estos momentos las
naciones del
mundo actúan a nuestro favor contra Irán. No siempre se
puede luchar en todos
los frentes al mismo tiempo. También tratándose de la
educación no se puede
luchar en todos los frentes al mismo tiempo, se elige el frente de
batalla más
importante, y se hace la vista gorda en los otros frentes.
En una de las ieshivot (centro de estudio de la Torá)
entró
de improviso el Mashgiaj (encargado de la formación
moral de los
estudiantes) a un cuarto, y encontró unos alumnos jugando damas.
Ellos
ocultaron rápidamente el tablero debajo de la mesa, pero
él les dijo: “Yo les
explicaré qué es el juego de las damas. Siempre se marcha
adelante. Cuando se
llega arriba, se puede hacer lo que se quiere. Y se sacrifica uno para
ganar
dos”. Toda una lección de musar (moral). También
cuando se dirige el
país a veces se sacrifica uno para ganar dos. No nos encontramos
solos en el
mundo.
Una regla importante para el pueblo que habita en Tzion: Salimos a
luchar sólo cuando no hay más remedio. Según las
estadísticas de la
Organización Mundial de la Salud en nuestro país cada
año mueren en atentados
terroristas y todo tipo de asesinatos 8 personas de cada 100.000
habitantes (en
Francia 15, y en EE.UU. 25). Entonces, ¿por qué tenemos
la impresión que aquí
mueren más? Porque amamos y conocemos los unos a los otros. El
que vive en
EE.UU. en Nueva York no tiene relación con el que muere en
Miami. Pero cuando
un judío es asesinado o sufre, eso nos hace mucha
impresión.
Pero no se puede comenzar una guerra por cada incidente. También
el
pueblo que habita en Tzion no consiente con ello. Los soldados son
ciudadanos,
y no podemos luchar con soldados que no están convencidos que
deben luchar. Eso
es apodado “guerra optativa”. Cuando hay una guerra porque no hay
más remedio,
todos salen a luchar, derechistas, izquierdistas y de centro. Y luchan
con
sacrificio. No sólo el gobierno piensa que no se sale a luchar
por todo
incidente, también el pueblo que habita en Tzion así
piensa.
Hay quienes dicen: ¡¿Pero un millón de habitantes
están trancados allí?!
Es cierto, pero debemos ver las proporciones reales de la
situación. Hay
problemas más grandes. Cuando nací, me tuvieron que
ocultar para que no llegue
al campo de exterminio. Mi abuelo y mi abuela por parte de mi padre
fueron
asesinados en los campos de exterminio. ¡Esos son problemas! La
regla: Hay que
agradecerle a D’s por lo que hay, y no meter el dedo en la llaga de lo
que
falta. Por supuesto que hay problemas, pero no hay que exagerar. Por
ello
debemos fortalecer el vigor nacional, y eso no se hace cuando se les
grita al
Primer Ministro y al ejército.
En resumen, hay que fortalecer a los habitantes del sur, y en general,
fortalecer a la nación y tener confianza en el país, el
gobierno y el ejército.
Si todo el tiempo diremos que el ejército es débil y el
gobierno es débil –
realmente los debilitamos. “Lo que recelaba, me ha acontecido” (Iyov
3:25), es
decir, son profecías que se cumplen a sí mismas. La
fuente se encuentra en la Gmará
(Brajot 60A): “El que entra al baño público dice, sea Tu
voluntad, Señor, mi
D’s, que me salves de esto y de lo semejante a él, y no me
ocurra ninguna
desgracia, y si me ocurrirá alguna desgracia, que mi muerte
purgue mis pecados.
Dijo Abaiei: No diga la persona algo así, para que no le abra la
boca al Satán”.
Y debemos preguntar: ¿Cómo puede ser que Abaiei que es un
sabio posterior
discrepa con sabios de generaciones anteriores a él?
El Rav Kuk explica (Ein Aya, Brajot) que la generación de los Tanaim
(sabios de la época de la Mishná) eran
valientes y no le temían a
nada, y por eso se permitían decir que van al baño
público y tienen esperanzas
que no morirán. Y si morirá – morirá. Pero en la
época de los Amuraim (sabios
de la época de la Gmará) se debilitaron,
y no podían decir algo
así. Si dirán: "Si moriré, moriré" – ya se
murió.
Por ello, no se debe expresar de esa forma, sino que debemos decir que
somos fuertes y valientes – y es la verdad. Muy bien por Tzaha”l,
muy
bien por contenerse - y a veces se contiene para atacar mejor.
Fortaleza y buen
ánimo.
Departamento
ibero-americano
Majón Meir
abrió sus
puertas para alumnos ibero-americanos de habla hispana y
portugués, y te invita
a tener esta experiencia única de estudiar Torá en
su ambiente tan
especial en la ciudad de Ierushalaim.
El
programa - dirigido por el Rav Rafael Spangenthal - está
destinado para jóvenes
de diecisiete años en adelante que desean reforzar su identidad
judía por medio
del estudio de
Para más
información los
invitamos a llamarnos o escribirnos:
Director del
Departamento ibero-americano
Rav Rafael
Spangenthal
Tel.: 972-8-9285216
Cel: 972-52-4501467
E-mail: machon.espanol@gmail.com,
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