Parashat Haazinu     3 de Tishrei 5774     Shabat Shuva     N^o 934

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“Para que pueda entrar el Rey de la Gloria”
Rav Ioram Eliahu

“Dijo Raba, dijo D’s: Digan delante de Mí en Rosh HaShaná maljuiot, zijronot y shofarot. Maljuiot (versículos que hablan del reinado) – para que Me coronen sobre ustedes. Zijronot (versículos que hablan del recuerdo) – para que sean recordados para bien delante de Mí. ¿Y con qué? Con el Shofar” (Rosh HaShaná 34:B).
Con eso nos enseñan nuestros sabios que nuestra principal tarea en Rosh HaShaná es coronar a D’s como Rey de Su mundo. Y en efecto, enseguida cuando comenzamos el santo día nuestros rezos hablan de ello, y decimos “El Rey kadosh (santo)”, y rogamos “y reinarás Tú, nuestro D’s, pronto sobre todas Tus obras”, y culminamos el rezo de la noche diciendo “alzad vuestras cabezas, oh portones, para que pueda entrar el Rey de la Gloria”. Y por la mañana, nos estremecemos cuando el orador de Shajarit se dispone a comenzar su rezo, y aclama “El Rey” - según el rito de los ashkenazim (provenientes de comunidades de Europa).
Y debemos entender, ¿cuál es el sentido de la coronación de D's sobre nosotros y todo el mundo?
El Rav Tzvi Iehudá Kuk zt”l nos enseña que “el conocimiento que ‘Tu reinado es eterno, y Tu gobierno es para todas las generaciones’ (Tehilim 145:13) se encuentra sellado dentro nuestro, en contraste con los gentiles que se 'olvidan' de D’s. El episodio de la Entrega de la Torá en el monte de Sinai vive y continúa existiendo, dentro nuestro suena el Shofar que nos hace saber que ‘Tu reinado es eterno’, ese es el valor de nuestra vida, bienaventurados y cuan dichosos somos. Por ello rogamos ‘recuérdanos para la vida, para Ti, D’s vivo’. Es decir, nuestros intereses personales y el interés ‘para Ti’, es una sola cosa”. Y agrega el Rav Tzvi Iehudá Kuk y nos enseña que “todas las voces que penetran dentro de nuestra vida particular y pública son todas una sola cosa, coronación del Rey de los reyes sobre el mundo y el todo. Declamamos que el mundo no está a la deriva, ‘truenen alegremente ante el Rey, el Eterno’” (Sijot HaRav Tzvi Iehudá, Moadim Alef, Pág. 55).
Y eso se revela justamente en Rosh HaShaná, como explica Rabeinu Saadia Gaón cuando habla del Shofar, “porque ese día D’s creó Su mundo y reinó sobre él, y así hacen los reyes al principio de su reinado, que hacen sonar trompetas y cuernos delante de ellos, para anunciar y hacer saber en todos los confines el comienzo de su reinado. Y así también nosotros coronamos al Creador en ese día, y así dijo David ‘con las trompetas y el Shofar truenen alegremente ante el Rey, el Eterno’”. Es decir, D’s creó Su mundo y ese mundo tiene un sentido, hay un programa y una meta. Una vez por año, justamente el día en que fue creado el mundo - y para ser más exactos, el día en que fue creado el hombre que es la meta de toda la creación - todo el mundo tiene que comprender cuál es su meta, para qué fue creado. Y por ello rogamos en el rezo “y sabrá toda obra que Tú la hiciste, y comprenderá toda criatura que Tú la has creado, y dirá todo lo que respira, el Eterno, D’s de Israel, es Rey y Su dominio es sobre todo”. Y es recalcado que es el D’s, Señor de Israel, porque “de momento que ese día es la renovación de la creación, hay en él otro elemento importante, de momento que toda la creación es para Israel, como dijeron nuestros sabios que todo el mundo fue creado para Israel que son llamados “reshit” (principio), y para la Torá que es llamada “reshit”… o sea que el día de la renovación de la creación, cada año se renueva el pacto entre D’s e Israel, que es el Pueblo Elegido por la Torá kdoshá (santa)… y eso es el punto álgido de la festividad, coronar Su reinado sobre nosotros nuevamente” (Netivot Shalom, Rosh HaShaná, Pág. 100). O sea que lo principal de Rosh HaShaná es que sea “el día en que aceptamos el yugo del reinado de D’s en todo su sentido, y anulamos en forma absoluta nuestra vida frente a la obra Divina, el valor de nuestras vidas y acciones se mide sólo según su afinidad con la obra Divina” (LeTshuvat HaShaná, Pág. 117). De esa forma se puede comprender la razón adicional que menciona Rabeinu Saadia Gaón del tocado del Shofar, “hacernos recordar el Episodio del Monte de Sinai, donde fue escrito que ‘el Shofar resonaba con voz muy fuerte’, y consentiremos con lo que dijeron nuestros antepasados cuando dijeron ‘haremos y escucharemos’”. Y esa es la razón por lo que recordamos en el rezo de Musaf de Rosh HaShaná en Shofarot todo el episodio del Monte de Sinai, “Tú te revelaste…”. Porque en ese día es aclarada la meta para la cual fue creado el mundo, y en ese día coronamos a D’s sobre nosotros y declamamos que deseamos ser partícipes de la obra Divina, y para ello el único camino es la Torá, su estudio y su cumplimiento, y podemos ser merecedores de ello. Por ello hay que recordar el episodio de la Entrega de la Torá en ese día, para hacernos recordar cómo debemos coronar a D’s en Su mundo. De forma que “en ese proceso de la aparición de Su reinado sobre nosotros, Rosh HaShaná tiene un papel importante, iluminar dentro nuestro y hacer despertar la aspiración auténtica, de ser partícipes plenos de esa obra Divina.
“Con la ayuda de D’s aceptaremos en Rosh HaShaná el yugo del reinado que nos espera, y D’s nos juzgará con gran misericordia… y de esa forma sabremos nosotros también cómo mejorar nuestros caminos en todos los aspectos – en el aspecto personal, y en el aspecto genérico y nacional, y de esa forma avanzará la obra Divina en dirección a su meta plena, corregir el mundo con el reinado de D’s” (LeTshuvat HaShaná, Pág. 117).

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Perdón, mi esposa
Rav Shlomó Aviner

Mi querido amigo, tú tienes tres posibilidades:
1. Divorciarte. Quizás logres construir una nueva casa en Israel en la que serás feliz, o quizás no logres casarte nuevamente. Y si te casarás, puede que no seas feliz. También perderás el vínculo con tus hijos, y ellos te perderán a ti. Pero es una posibilidad.
2. Continuar viviendo en la situación actual, de peleas y culpaciones mutuas sin descanso, una situación que no es buena para ti ni para tu esposa, ni tampoco para los niños. No está claro qué es mejor, si la primera posibilidad o esta otra.
3. Intentar corregir. Tal parece que es posible. Pero con sus fuerzas solas no lo lograrán, ya lo han intentado sin éxito, y así pasaron muchos años. Por ello, ustedes deben ir a un consejero matrimonial. Les adjunto el nombre de una consejera matrimonial que me parece adecuada a su situación, que les enseñará a hablar el uno con el otro en forma normal.
Pero tú dices que ella ya está totalmente desalentada, y no tiene ninguna confianza en ningún consejero. Entonces, tú llevas todo el peso, debes arrepentirte un profundo arrepentimiento, sólo, y podemos suponer que eso influirá lentamente.
En realidad ella arguye sólo una cosa en contra tuya: Tú la ofendes todo el tiempo, y sobre todo frente a los niños, y ya no está dispuesta a perdonarte por ello. En efecto, es una queja muy severa, se trata de “violencia sicológica”. Yo te recomiendo leer el libro “El Hostigamiento Moral” de una de las sicólogas más grandes de Francia, Marie France Hirigoyen. Su libro fue traducido a decenas de idiomas, y te ayudará a entender lo que tú le haces sentir a ella (en hebreo, el libro se llama “Hatrada Nafshit”, y fue editado por Keter).
Comprende, ella está colmada de cicatrices sicológicas, y ellas no pueden curarse, porque todo el tiempo tú las rozas, e incluso un pequeño rose ya la hace saltar de dolor.
Por ello, toma en cuenta que incluso si te mejorarás maravillosamente, su actitud para ti no será corregida en un solo día. Nuestros sabios hablan de un ejemplo: Si tú bajas del fuego una olla hirviente, no se enfría enseguida, se necesita mucha paciencia (Nida).
Tú también tienes quejas, pero no hay ningún provecho en aclarar si son justificadas o no, si ella se volvió fría y cerrada con razón o no, sino que debes leer lo que está escrito en los carteles de los autobuses: “En la calle no se debe tener razón, se debe ser inteligente”.
O en las palabras de nuestros sabios: Si te dicen que eres un burro, toma una montura y ponla en tu espalda (Baba Kama).
Por ello, mi querido amigo, no hay otra solución sino que compórtate con gran humildad, humildad auténtica, sin fingir, y dile: “Mi esposa, perdón, soy un burro. Ya hace muchos años que soy un burro, te ofendí y te martiricé, de ahora en más me esforzaré todo lo que pueda para no ser más un burro. No te exijo nada a cambio, sólo me exijo a mí mismo comportarme como es debido y corregir lo que estropeé durante los años, compensarte por lo que hice mal y hacerte feliz. Y tú cambiarás tu actitud para conmigo cuando quieras y como quieras. Perdón mi esposa, soy un burro, mi nombre es burro, y todo lo mío es un burro”.
Mi querido amigo, se puede logra la paz. Si los franceses y los ingleses – enemigos de alma – lograron hacer la paz entre ellos, tú también puedes hacer la paz con tu esposa. Si la Unión Europea logró imponer la paz entre Francia y Alemania después de tres sangrientas guerras, por supuesto que tú puedes hacer la paz con tu esposa.
Sólo se necesita paciencia, humildad.
Haz una gran revolución, de 180 grados, dentro de ti.
Sabe que también tu esposa dentro de ella desea amor y amistad y paz y hermandad. Así como ella te parece distanciada y dura, tú le pareces a ella distanciado y duro.
Ocurrió una vez que un hacendado ruso se embriagó en la taberna y declamó: “La próxima semana haremos una lucha entre osos, con apuestas. Mi oso contra el oso del hacendado vecino” – que también estaba borracho, por supuesto, y consintió. Cuando llegó a su casa y el efecto del vino pasó, se acordó que no tiene ningún oso en su hacienda. Entonces llamó al judío de su estancia y le dijo: “Moshke, tú ahora vas al mercado y compras una piel de oso. Tú la vestirás, y serás mi oso. Si te niegas, yo te expulso a ti, tu esposa y tus hijos”.
Sin tener otra posibilidad, y con gran temor, el judío consintió. Y la semana siguiente llegó a la taberna vestido con la piel de oso, temblando de miedo frente al amenazante oso del otro hacendado, congelado en su lugar. Pero el público que apostó en su éxtasis lo empuja al oso del vecino, y ya se encuentra frente a él, y comprende que ha llegado su último momento. Entonces, dice: “¡Escucha Israel! El Eterno es nuestro D’s…” Y el oso frente a él completa: “¡El Eterno es uno!”. Y ambos osos se abrazan.
¿Comprendes, mi amigo?
D’s te ayudará.