Parashat Ki-Tisa 16 de
Adar
5772 No
859
El fin del
papel del Sionismo laico
Rav Zeev
Karov (reimpresión)
Después
que en
Desde el punto de vista moral humano, del humanismo, no es nada simple.
¿Por qué “nos prepara” D’s una tierra como esa?
¡¿Acaso El Creador no sabe que
no es moral expulsar un pueblo de su tierra?!
Todos conocemos el comentario de Rashi al principio del libro Bereshit
(Génesis): “Toda la tierra le pertenece a D’s, Él la
creó y la entrega a quien
le parece correcto. Cuando quiso se la entregó a ellos, y luego
se las quitó y
nos la entregó”. Rashi utiliza en su comentario una idea que se
encuentra
expresada en forma textual en un versículo de Irmya: “Yo he
hecho la tierra y a
los hombres y las bestias que se encuentran sobre la faz de la tierra
con Mí
gran poder y con Mi brazo extendido, y Yo se lo entregué a quien
Me pareció
correcto” (Irmya 27:5). A primera vista, suena muy arbitrario e
injusto. ¿Acaso
D’s no es sensible al sentimiento de las personas? ¿Acaso no
puede procurarle a
Su pueblo una tierra “limpia”, sin dificultades ni luchas?
El código moral producto del sentimiento y el pensamiento
humano, no es
claro ni absoluto. Si el intelecto humano fija las pautas morales, la
moral
será subjetiva y caprichosa. Hay quien piensa que algo es moral,
y hay quien
piensa que es corrupto.
Ya dijeron los filósofos - entre ellos Nitche - que quien se
considera
ateo no puede hablar de justicia y moral, porque lo que es justo para
uno, no
lo es para otro; no existe en el mundo ateísta conceptos de
justicia y moral.
En ese mundo se puede hablar a lo sumo de leyes arbitrarias que fueron
fijadas
por la sociedad, pero nada más. Cuando hablamos de un
código moral absoluto que
debe ser aceptado por toda la humanidad, eso implica que sea reconocida
una
fuerza suprema y absoluta que fija qué es moral y justo.
Ese es el punto que le es aclarado a Am Israel en el Pecado del
Becerro de Oro. El intento de aproximarse a D’s según el
intelecto y la
voluntad humanos, pretender hacer un becerro sin haber recibido la
“orden
Divina”, los hace caer. Ese camino los aleja del singular sendero que
tiene por
objetivo trasmitir que “Yo soy el Eterno en la tierra” (Shmot 8:18).
El reconocimiento humano de la existencia de un Creador del mundo, es
aclarado justamente cuando El Eterno elige un pueblo de entre los
demás y una
tierra de entre las otras. No se trata de una elección
arbitraria, sino que de
la elección Divina, que conoce cuál es el bien absoluto y
la verdad absoluta.
Es una elección que quizás el hombre no la entiende, pero
puede entender que si
bien él es limitado en su comprensión, hay alguien que no
lo es.
En contraste con toda doctrina humana, que varía con los cambios
de cada
época,
D’s le confirió al Sionismo Laico un gran papel: El regreso de Am
Israel (el Pueblo de Israel) a su tierra luego de dos mil
años de galut (exilio).
Le entregó grandes fuerzas para erguirse luego de la
destrucción, luchar,
vencer y edificar el estado. Pero ese Sionismo se desconectó,
dejo de ser
consciente de su propio origen. Ese es un Sionismo que intentó
erigir todo de
acuerdo al intelecto y la moral humanas, y desvincularse del origen
Divino.
Semejante intento puede mantenerse en pie un corto lapso de tiempo. Los
cuestionamientos respecto a la meta del Sionismo, nuestro derecho a Eretz
Israel, la necesidad de la existencia y continuación de Am
Israel
como pueblo, no reciben respuestas auténticas y sólidas
cuando se utilizan sólo
criterios humanos. A fin de cuentas la humanidad - que constantemente
cambia de
valores e ideales - no sabe a ciencia cierta para qué existe y
qué quiere de sí
misma.
El bien de Am Israel y el bien de la humanidad exigen la
existencia de Am Israel y el desarrollo de su vida en “la tierra de la cual el Eterno, tu D’s,
tiene especial cuidado, los ojos del Eterno están siempre sobre
ella, desde el
principio hasta el fin del año” (Dvarim 11:12).
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Nuestro
gran Rav, el Rav Tzvi Iehudá Kuk
Rav
Shlomó Aviner
Antes
que nada, nuestro Rav es la continuación del Rav Kuk - pero la
continuación
total. Porque el Rav Kuk tuvo y tiene y tendrá muchos
discípulos, pero cada uno
asimiló solo cierto aspecto. Por eso, son discípulos
parciales, este más y este
otro un poco menos, este agrega y este reduce, grandes
discípulos y discípulos
sencillos. Pero nuestro Rav, fue el discípulo total, no
agregó ni redujo.
Quizás
ustedes digan: No redujo, está claro. Pero, ¿por
qué no agregó? Si así es, ¿es
sólo una imitación? ¿Es como un pozo calafateado,
que no pierde ni una gota de
agua, pero tampoco agrega nada? ¡No es un manantial!
No
es así. Por supuesto que nuestro Rav era como un manantial que
emana. ¿Cómo
puede ser? Porque todo lo que emana de ese manantial no es superficial,
no son
aguas bombeadas, sino que aguas que atestiguan que se trata de un
manantial sin
fin. Todo lo que dijo nuestro Rav, ya se encontraba insinuado en los
escritos
del Rav Kuk, y no hay ninguna diferencia si el Rav Kuk lo dijo en forma
explícita o no. Ese es el punto, “y será que si
escucharás, escucharéis” (Dvarim
11:13) – “si escucharás lo antiguo, escucharás lo nuevo”
(Rashi). Cuando se
escucha mucho lo antiguo, con todo el corazón, con todo el ser,
con todo el
pensamiento y el sentimiento y la imaginación y la voluntad, con
toda el alma –
entonces, lo nuevo ya no parece tan nuevo e innovador, sino que se
trata de
algo muy viejo.
Entonces,
¿cuál es la doctrina del Rav Kuk? ¿Cuál es
su misión Divina singular? Como
hemos dicho, muchas definiciones de su camino fueron dichas, porque
cada uno
asimiló un aspecto determinado. Y nuestro Rav, el
discípulo total, es el que
nos transmitió la definición total: “
1.
Torá: Quizás ustedes digan, ¡por supuesto Torá!
Nuestro Rav fue
un talmid jajam (erudito del estudio de
2.
Gueulá: Vio el Cohen que D’s decidió
redimir a Su pueblo, que
comenzó el tercer regreso a Tzión, el renacimiento de la
nación en su tierra.
Clamó el Cohen: Nuestros queridos hermanos, está
llegando el momento de
su Gueulá, la edificación de la tierra, la
reunión de los exilios, la
formación del Estado de Israel. Y en efecto, más tarde
llegaron: El Estado de
Israel, las guerras de Israel, la unión de Israel, el regreso de
todo Ierushalaim
a manos del Pueblo de Israel y el regreso de
3.
Ahora
podemos entender hasta qué punto llega el Rav Kuk, y
dónde comienza nuestro
Rav. El común denominador, es el renacimiento de la
nación en su tierra, a la
luz de su Torá. El Rav Kuk explicó cuáles
son las fuerzas del alma en la
base de ese renacimiento, y nuestro Rav ya habló de su
expresión práctica, en
el estado y en el ejército.
Ocurrió
una vez que nuestro Rav le preguntó al Rav Kuk:
¿Dónde nos encontramos en el
proceso de
Y
ahora comprendemos por qué
El
Rav Kuk se elevó al cielo, pero dejó alimento para las
generaciones futuras,
muchas generaciones, generaciones de renacimiento, preparó el
renacimiento del kodesh
(lo santo).
Nuestro
Rav se elevó al cielo, pero su espíritu surca por encima
y dentro nuestro, en
sus libros y sobre todo en sus discípulos, e incluso en toda la
nación que
asimiló sus palabras, en forma consciente o no.
Continuamos
a la luz de nuestro gran Rav construyendo nuestra tierra y nuestro
estado y
construyéndonos en ellos, con el renacimiento de la
nación y el renacimiento
del kodesh, a través de las maravillas de D’s para con
Su pueblo y Su
herencia.
Departamento
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Majón Meir
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