Parashat Koraj 23 de
Sivan
5771 No
823
Disputas en
la pareja
Hadasa
Gahali
Esa Mishná recalca y resume el
contenido de
Ellos no comprenden qué es kdushá (santidad)
y qué es profecía, “toda la congregación todos
ellos son santos” (Bamidvar 16:3)
y por ello le dicen a Moshé – la persona más humilde
sobre la tierra – “¿por
qué se ensalzan sobre la congregación del Eterno?”
(Bamidvar 16:3). Su
equivocado argumento en contra de Moshé y Aharon hizo que la
tierra los trague.
En el correr de la vida los cónyuges deben
tomar decisiones importantes y significativas. Hay asuntos que ellos
tienen que
aclarar para continuar su vida conjunta, de forma que no pocas
discusiones
surgen entre ellos. Los cónyuges que se amaron se encuentran a
sí mismos en
relaciones dolorosas y destructivas, la tranquila e íntima
esquina se
transforma en un campo de batalla de discusiones y enfrentamientos.
Una comunicación sana es la base necesaria
y obligatoria para cuidar el sistema de pareja. Ella también
genera la cultura
de conversación en la familia.
El nivel más bajo de comunicación, es el
levantado de voz, ataques del uno al otro, amenazas, reprensiones que
emanan de
la tensión, de la falta de oídos, de auto
anulación, de falta de seguridad en
sí mismo.
Un nivel mediano de comunicación son las
discusiones, cuando cada uno de los cónyuges se empecina en su
posición y no
renuncia. Muchas discusiones a menudo son testigos de diferencias de
concepción, cuando cada uno trata de obligar al otro a coincidir
con él.
Un nivel alto, es la capacidad de
dialogar. El diálogo se da cuando cada uno de los
cónyuges trata de
entender la posición del otro, con gran respeto por la forma de
ver del otro,
incluso si es distinta de la suya propia. Es posible aprender el uno
del otro.
Un nivel alto de comunicación es testigo de
seguridad propia, potencia y buena adaptación de pareja.
Cuando hay diferencias de opinión entre los
cónyuges, hay ciertos principios que deben cuidarse para poder
conducir la
discusión correctamente:
1. El punto de partida es la sensibilidad.
El cónyuge no es un enemigo, y la aspiración debe ser que
se sienta mejor,
cómodo y suficientemente seguro en sí mismo para hablar.
2. La discusión debe enfocarse en el
problema o el asunto específico, y no en la persona. Hay que
evitar juzgar o
criticar a la persona, y hablar en cuanto a la acción, el
comportamiento o la
opinión, y no en contra de la persona. Y por supuesto que no se
debe traer
acotación a recuerdos o discusiones de hace 20 años.
3. Esforzarse por explicar. Decir en forma
explícita qué se pretende del otro, qué se puede
hacer… en vez de decir
“parásito”, etc.
4. Expresar el deseo de entender. “Lo que
tú quieres decir es que…”, “tú te refieres a que…” para
verificar que en
efecto, fue entendido el punto. En la vida de pareja se tiende a dar
por sentado
interpretaciones o intenciones que no fueron dichas en absoluto por el
compañero.
5. Escuchar. Ese es el punto mágico de la
buena comunicación constructiva. Hay que cuidarse de no partir
de la premisa
que “yo tengo razón”, encerrarme en mi opinión y oponerme
automáticamente a la
otra opinión. Es importante prestar atención a las
palabras, y no sólo al tono
en que son dichas, se debe concentrar en el mensaje. Incluso si no se
coincide,
es importante demostrar que se han entendido el uno al otro, de lo
contrario el
cónyuge repetirá una y otra vez su opinión,
“trancando” la conversación.
6. Buscar soluciones adecuadas a ambos.
Traten de idear alguna solución que es aceptada por ambos,
incluso si no han
llegado a coincidir en todo. Si no logran llegar a ninguna
solución adecuada,
la discusión surgirá nuevamente en toda oportunidad, en
forma más severa.
7. Pedir perdón. En la discusión puede ser
que alguien hiera u ofenda al otro. Si se dejaron llevar, aprendan a
pedir
perdón. Pedir perdón expresa que a pesar de todo, estamos
interesados en la
paz, el amor y la amistad.
Esas pautas son ciertas, buenas e
importantes también cuando se discute con niños, con
amigos, en la familia y en
el trabajo. Hay que practicarlas, y acostumbrarse a discusiones cultas,
partiendo de una actitud de sensibilidad positiva. Es un mejor nivel de
vida.
Junto con la labor de esas pautas se debe
cultivar las virtudes de la humildad y la seguridad en sí mismo.
Muchas discusiones
duras son producto de la sensación de amenaza, culpabilidad, y
por ello se atacan
el uno al otro, como medio de auto defensa. Por lo general sienten y
están
convencidos que se los está culpando, y deben defenderse.
Midreshet
Majón Orá
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Pareja
adecuada, pareja amada
Rav
Shlomó
Aviner
Pregunta: ¿Cómo
podemos saber si somos adecuados para casarnos? ¿Cómo
sabremos que nos amamos?
¿Cómo sabremos que seremos afines para siempre, y nos
amaremos para siempre? Vemos
quienes se casan con gran amor, y se separan con gran odio, o
continúan
viviendo juntos con gran odio. ¿Cómo sabremos?
Respuesta: No
lo sabremos. Porque algo así no existe. No hay una pareja
adecuada: Hay
cónyuges que quieren ser afines y se esfuerzan por ello. No hay
cónyuges que se
amen un amor eterno en forma natural, fluyente, sino que hay
cónyuges que
desean amarse y están dispuestos a esforzarse y hacer renuncias
para ello.
El filósofo griego Platón cuenta en su
libro que habla del amor respecto a los cónyuges que cuando
volvieron a su casa
luego del casamiento se abrazaron con tanto amor, hasta que no lograron
separarse y murieron de hambre… es muy romántico, pero la
realidad no es así.
En la realidad nada es gratis. Todo
requiere esfuerzo, “la persona nació para esforzarse”, por
supuesto algo tan
importante como el casamiento, que es la unión de dos personas,
de dos que
decidieron transformarse en uno. “Y serán una sola carne”
(Bereshit 2:24) y una
sola alma. Una afinidad inicial y un amor romántico inicial son
sólo un iniciador,
un motor de auxilio con el que no se puede viajar todo el tiempo porque
se
quemará. Hay que prender el gran motor de la vida, que puede
remolcar las
toneladas de dificultades, trepar las subidas, incluso en caminos
tortuosos
llenos de escollos. En teoría se puede casar incluso con un
cónyuge para con el
cual no se siente ninguna afinidad ni amor romántico y edificar
juntos el
vínculo con el esfuerzo mutuo. Pero por supuesto, es mucho
más fácil para
personas comunes edificarlo sobre la base de cierto lazo inicial. Y
podemos
utilizar la definición de la halajá del Rav Kuk
en su respuesta al final
de su libro de responsas “Mishpat Cohen”, que casarse es una mitzva,
y casarse con una mujer que se ama es cumplir la mitzva con
plenitud.
Cumplir la mitzva con plenitud es importante y es lo adecuado,
pero si
la persona irá un poco más lejos y pensará que se
debe cumplir la mitzva
con plenitud sin cumplirla, llegará a una vida conjunta vana y
problemática.
En forma similar a los korbanot
(sacrificios) que son una labor continua, en forma similar al rezo que
es una
labor continua por ser una labor del sentimiento, así
también el casamiento es
una labor continua. ¿Y qué es esa labor? La labor de
transformar dos en uno. “Y
serán una sola carne”. Transformar el “yo” y “tú”, en
“nosotros”. Transformar
“alegra el novio y la novia” en “alegra al novio con la novia”: No
sólo una “y”
que los une, sino que “con” que los transforma en una sola cosa.
Ellos son uno en su sentimiento conjunto,
son uno en la edificación de un lenguaje que los vincula.
No se logra en un día esa labor, sino que
en todo el primer año, “libre quedará en su casa por un
año” (Dvarim 24:5), y
después se debe conservar los buenos frutos durante todo el
día, y fortalecer
el vínculo.
Construir es una labor difícil, pero
destruir es fácil: Alcanza con una palabra hiriente – con
intención o sin
intención de destruir. Los venenos se crean de por sí
mismos, y hay que
evacuarlos. También el cuerpo humano genera desperdicios que
deben ser
evacuados todo el tiempo, de diferentes formas. Nosotros sólo
somos personas, y
a veces nos enojamos. No es una tragedia, lo importante es hacer las
paces. Lo
principal es disolver de una vez por todas los viejos enojos, que no
vuelvan a
despertar en toda ocasión. Lo principal es saber que
también cuando nos
enojamos nos amamos, que el enojo no es una declaración de
guerra, sino que una
debilidad humana. Lo principal es liberarse de las réplicas y
protestas, a través
de una conversación sincera diaria. Hay que saber que el
matrimonio es una
carga: Se sale juntos a marchar. En forma similar al ejército,
donde hay una
escala de esfuerzo creciente, así también en el
matrimonio hay una escala de
esfuerzo creciente. Es un largo camino, a veces duro, pero muy
agradable.
Alegrar al novio con la novia.
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