Edición semanal
Basada en materiales de Majón Meir

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Parashat Koraj     23 de Sivan 5771     No 823


Disputas en la pareja
Hadasa Gahali

“Toda discusión que es por la buena causa finalmente perdurará, y la que no es por una buena causa desaparecerá. ¿Cuál es una disputa por la buena causa? La disputa de Hilel y Shamai. ¿Y cuál no? La disputa de Koraj y su congregación” (Avot 5:16).
Esa Mishná recalca y resume el contenido de la Parashá de Koraj. En la disputa de Koraj y toda su congregación nadie persigue la verdad. Todos actuaron según intereses personales y malas intenciones – envidia, ambición de poder y honor, que expulsan a la persona del mundo.  Cada uno piensa en su bien personal, en su honor y sus placeres. Koraj envidia, quiere ser Cohen Gadol (Sumo Sacerdote) en vez de Aharon, los leviitas quieren ser cohanim (sacerdotes), y los primogénitos exigen volver a su posición y labor en vez de los leviitas.
Ellos no comprenden qué es kdushá (santidad) y qué es profecía, “toda la congregación todos ellos son santos” (Bamidvar 16:3) y por ello le dicen a Moshé – la persona más humilde sobre la tierra – “¿por qué se ensalzan sobre la congregación del Eterno?” (Bamidvar 16:3). Su equivocado argumento en contra de Moshé y Aharon hizo que la tierra los trague.
En el correr de la vida los cónyuges deben tomar decisiones importantes y significativas. Hay asuntos que ellos tienen que aclarar para continuar su vida conjunta, de forma que no pocas discusiones surgen entre ellos. Los cónyuges que se amaron se encuentran a sí mismos en relaciones dolorosas y destructivas, la tranquila e íntima esquina se transforma en un campo de batalla de discusiones y enfrentamientos.
Una comunicación sana es la base necesaria y obligatoria para cuidar el sistema de pareja. Ella también genera la cultura de conversación en la familia.
El nivel más bajo de comunicación, es el levantado de voz, ataques del uno al otro, amenazas, reprensiones que emanan de la tensión, de la falta de oídos, de auto anulación, de falta de seguridad en sí mismo.
Un nivel mediano de comunicación son las discusiones, cuando cada uno de los cónyuges se empecina en su posición y no renuncia. Muchas discusiones a menudo son testigos de diferencias de concepción, cuando cada uno trata de obligar al otro a coincidir con él.
Un nivel alto, es la capacidad de dialogar. El diálogo se da cuando cada uno de los cónyuges trata de entender la posición del otro, con gran respeto por la forma de ver del otro, incluso si es distinta de la suya propia. Es posible aprender el uno del otro.
Un nivel alto de comunicación es testigo de seguridad propia, potencia y buena adaptación de pareja.
Cuando hay diferencias de opinión entre los cónyuges, hay ciertos principios que deben cuidarse para poder conducir la discusión correctamente:
1. El punto de partida es la sensibilidad. El cónyuge no es un enemigo, y la aspiración debe ser que se sienta mejor, cómodo y suficientemente seguro en sí mismo para hablar.
2. La discusión debe enfocarse en el problema o el asunto específico, y no en la persona. Hay que evitar juzgar o criticar a la persona, y hablar en cuanto a la acción, el comportamiento o la opinión, y no en contra de la persona. Y por supuesto que no se debe traer acotación a recuerdos o discusiones de hace 20 años.
3. Esforzarse por explicar. Decir en forma explícita qué se pretende del otro, qué se puede hacer… en vez de decir “parásito”, etc.
4. Expresar el deseo de entender. “Lo que tú quieres decir es que…”, “tú te refieres a que…” para verificar que en efecto, fue entendido el punto. En la vida de pareja se tiende a dar por sentado interpretaciones o intenciones que no fueron dichas en absoluto por el compañero.
5. Escuchar. Ese es el punto mágico de la buena comunicación constructiva. Hay que cuidarse de no partir de la premisa que “yo tengo razón”, encerrarme en mi opinión y oponerme automáticamente a la otra opinión. Es importante prestar atención a las palabras, y no sólo al tono en que son dichas, se debe concentrar en el mensaje. Incluso si no se coincide, es importante demostrar que se han entendido el uno al otro, de lo contrario el cónyuge repetirá una y otra vez su opinión, “trancando” la conversación.
6. Buscar soluciones adecuadas a ambos. Traten de idear alguna solución que es aceptada por ambos, incluso si no han llegado a coincidir en todo. Si no logran llegar a ninguna solución adecuada, la discusión surgirá nuevamente en toda oportunidad, en forma más severa.
7. Pedir perdón. En la discusión puede ser que alguien hiera u ofenda al otro. Si se dejaron llevar, aprendan a pedir perdón. Pedir perdón expresa que a pesar de todo, estamos interesados en la paz, el amor y la amistad.
Esas pautas son ciertas, buenas e importantes también cuando se discute con niños, con amigos, en la familia y en el trabajo. Hay que practicarlas, y acostumbrarse a discusiones cultas, partiendo de una actitud de sensibilidad positiva. Es un mejor nivel de vida.
Junto con la labor de esas pautas se debe cultivar las virtudes de la humildad y la seguridad en sí mismo. Muchas discusiones duras son producto de la sensación de amenaza, culpabilidad, y por ello se atacan el uno al otro, como medio de auto defensa. Por lo general sienten y están convencidos que se los está culpando, y deben defenderse.

La Parashá de Koraj nos educa y nos enseña en forma inequívoca cuáles son las consecuencias de la disputa, cuáles son los obstáculos y los errores que nos pueden llevar a la nulidad, el quebrantamiento, qué es lo que une y qué es lo que separa. En todas las relaciones, la aspiración debe ser siempre unión, hermandad y mucho amor. 

Midreshet Majón Orá

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Rav Shlomó Aviner Pareja adecuada, pareja amada
Rav Shlomó Aviner

Pregunta:
¿Cómo podemos saber si somos adecuados para casarnos? ¿Cómo sabremos que nos amamos? ¿Cómo sabremos que seremos afines para siempre, y nos amaremos para siempre? Vemos quienes se casan con gran amor, y se separan con gran odio, o continúan viviendo juntos con gran odio. ¿Cómo sabremos?
Respuesta: No lo sabremos. Porque algo así no existe. No hay una pareja adecuada: Hay cónyuges que quieren ser afines y se esfuerzan por ello. No hay cónyuges que se amen un amor eterno en forma natural, fluyente, sino que hay cónyuges que desean amarse y están dispuestos a esforzarse y hacer renuncias para ello.
El filósofo griego Platón cuenta en su libro que habla del amor respecto a los cónyuges que cuando volvieron a su casa luego del casamiento se abrazaron con tanto amor, hasta que no lograron separarse y murieron de hambre… es muy romántico, pero la realidad no es así.
En la realidad nada es gratis. Todo requiere esfuerzo, “la persona nació para esforzarse”, por supuesto algo tan importante como el casamiento, que es la unión de dos personas, de dos que decidieron transformarse en uno. “Y serán una sola carne” (Bereshit 2:24) y una sola alma. Una afinidad inicial y un amor romántico inicial son sólo un iniciador, un motor de auxilio con el que no se puede viajar todo el tiempo porque se quemará. Hay que prender el gran motor de la vida, que puede remolcar las toneladas de dificultades, trepar las subidas, incluso en caminos tortuosos llenos de escollos. En teoría se puede casar incluso con un cónyuge para con el cual no se siente ninguna afinidad ni amor romántico y edificar juntos el vínculo con el esfuerzo mutuo. Pero por supuesto, es mucho más fácil para personas comunes edificarlo sobre la base de cierto lazo inicial. Y podemos utilizar la definición de la halajá del Rav Kuk en su respuesta al final de su libro de responsas “Mishpat Cohen”, que casarse es una mitzva, y casarse con una mujer que se ama es cumplir la mitzva con plenitud. Cumplir la mitzva con plenitud es importante y es lo adecuado, pero si la persona irá un poco más lejos y pensará que se debe cumplir la mitzva con plenitud sin cumplirla, llegará a una vida conjunta vana y problemática.
En forma similar a los korbanot (sacrificios) que son una labor continua, en forma similar al rezo que es una labor continua por ser una labor del sentimiento, así también el casamiento es una labor continua. ¿Y qué es esa labor? La labor de transformar dos en uno. “Y serán una sola carne”. Transformar el “yo” y “tú”, en “nosotros”. Transformar “alegra el novio y la novia” en “alegra al novio con la novia”: No sólo una “y” que los une, sino que “con” que los transforma en una sola cosa.
Ellos son uno en su sentimiento conjunto, son uno en la edificación de un lenguaje que los vincula.
No se logra en un día esa labor, sino que en todo el primer año, “libre quedará en su casa por un año” (Dvarim 24:5), y después se debe conservar los buenos frutos durante todo el día, y fortalecer el vínculo.
Construir es una labor difícil, pero destruir es fácil: Alcanza con una palabra hiriente – con intención o sin intención de destruir. Los venenos se crean de por sí mismos, y hay que evacuarlos. También el cuerpo humano genera desperdicios que deben ser evacuados todo el tiempo, de diferentes formas. Nosotros sólo somos personas, y a veces nos enojamos. No es una tragedia, lo importante es hacer las paces. Lo principal es disolver de una vez por todas los viejos enojos, que no vuelvan a despertar en toda ocasión. Lo principal es saber que también cuando nos enojamos nos amamos, que el enojo no es una declaración de guerra, sino que una debilidad humana. Lo principal es liberarse de las réplicas y protestas, a través de una conversación sincera diaria. Hay que saber que el matrimonio es una carga: Se sale juntos a marchar. En forma similar al ejército, donde hay una escala de esfuerzo creciente, así también en el matrimonio hay una escala de esfuerzo creciente. Es un largo camino, a veces duro, pero muy agradable. Alegrar al novio con la novia.
 

Departamento ibero-americano

Majón Meir abrió sus puertas para alumnos ibero-americanos de habla hispana y portugués, y te invita a tener esta experiencia única de estudiar Torá en su ambiente tan especial en la ciudad de Ierushalaim.
El programa - dirigido por el Rav Rafael Spangenthal - está destinado para jóvenes de diecisiete años en adelante que desean reforzar su identidad judía por medio del estudio de la Torá en un marco agradable, que enfatiza el valor de nuestros lazos con el pueblo, la Torá y la Tierra de Israel.
Para aquellos que lo deseen, existe también en el Majón un ulpán de hebreo bajo la órbita del Ministerio de Educación.
Para más información los invitamos a llamarnos o escribirnos:
Director del Departamento ibero-americano
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