Entusiasmo
productivo y entusiasmo destructivo
Rav Zeev
Karov (reimpresión)
“Y aconteció en el día octavo” (Vaikrá
9:1), en los festejos de la
construcción del Mishkan (Tabernáculo). Ese
día, “fue tan jubiloso como
el día en que fueron creados el cielo y la tierra”, y Am
Israel (el Pueblo de Israel) se elevó a un encumbrado nivel, en el que
“apareció la gloria del Eterno
frente a todo el pueblo” (Vaikrá 9:23).
En ese sublime momento, llegaron Nadav y Avihu y ofrecieron su
sacrificio frente a D’s. Por un lado, su actitud es una
expresión de bajeza, ya
que “ofrecieron ante la presencia del Eterno un fuego extraño,
que a ellos no
les había ordenado D’s” (Vaikrá 10:1), lo que es muy
severo. También la
reacción fue muy dura; “y de la presencia del Eterno
brotó un fuego que los
devoró” (Vaikrá 10:2). Pero por otro lado, a
continuación es escrito respecto a
ellos que “esto mismo es lo que habló el Eterno, diciendo; He de
ser
santificado por los que se Me acercan” (Vaikrá 10:3).
También en la
descripción del castigo, es utilizada la expresión “y
de la presencia del Eterno
brotó un fuego que los devoró”, la misma
expresión que fue escrita
anteriormente respecto a las ofrendas: “Y de la presencia del Eterno
brotó un
fuego que consumió de sobre el altar el holocausto y los sebos”
(Vaikrá 9:24).
Entonces, ¿cómo debemos juzgar la acción de Nadav
y Avihu?
El estrecho sendero para llegar a ser
meritorio de la cercanía Divina,
es muy delicado y complejo. A diferencia de lo que se acostumbra a
pensar, no
se trata de un camino en el que hay sólo “blanco” y “negro”. De
la misma forma
que la realidad es muy compleja, también lo es el camino para
llegar a la kdushá
(santidad) de la vida. Los
límites entre lo
permitido y lo prohibido, pueden ser muy sutiles.
Con facilidad la persona puede dejarse llevar, y enturbiar los
límites
que diferencian y separan. Hay dos razones principales de esa
equivocación: La
primera, la soberbia. Quien se enorgullece, necesita justificar
sus
tendencias y sus deseos, y por ello confunde los campos. Así le
ocurrió a
Koraj, que anhelaba el poder, y su soberbia lo confundió hasta
tal punto que no
fue capaz de reconocer las diferencias que existen dentro de Am
Israel.
La segunda, es la falta de control racional. La persona se
entusiasma hasta tal punto que su raciocinio no es capaz de controlar
sus
acciones y tendencias. Por su entusiasmo, él no es capaz de
identificar las
sutiles diferencias en sus actos.
Entre los comentaristas, encontramos dos explicaciones básicas
de la
razón por la cual Nadav y Avihu ofrecieron un “fuego
extraño”: Una de ellas,
es que fijaron la halajá en presencia de Moshé,
nuestro Rav. Nadav y
Avihu se enorgullecieron, hasta tal punto que no fueron capaces de
diferenciar
entre el nivel de Moshé y el de ellos. También en
nuestros días, vemos
personas que se creen muy importantes, y no son capaces de reconocer
que ellos
no son “profesionales”. Hay quienes se sienten capaces de fijar halajot,
y criticar a los grandes talmidei jajamim (eruditos del
estudio de
La otra, es que entraron al Ohel Moed (Tienda de
Reunión) embriagados. El borracho, pierde el control racional,
se deja llevar y
no es capaz de discernir.
Y a pesar de ello, “He de ser santificado por los que se Me acercan”:
El entusiasmo es importante en el culto a D’s. Sus poderosas
energías son
índices de la anulación de la persona frente al Creador.
Toda la esencia de la
persona se deja llevar por el entusiasmo, y rinde culto a D’s. Un culto
a D’s
frío, cuyo cometido es sólo cumplir con la
obligación y nada más, es un culto
muy falto. Pero el entusiasmo debe ser “dominado” por la
discriminación y la
diferenciación entre lo prohibido y lo permitido, entre lo
impuro y lo puro.
Una forma de vida tan delicada, en un mundo tan complejo, no puede ser
constituida sin dificultades y crisis. “Si no hubiese caído, no
podría
levantarme”. La inauguración del Mishkan exige el
estudio de muchas
discriminaciones: Qué sacrificio es correcto, y cuál no
lo es, quién debe
ofrecer el sacrificio, y quién no, y cuando es correcto
ofrecerlo.
Ese estudio nos es enseñado a
través del episodio de Nadav y Avihu. El
fuerte anhelo de vincularse con D’s ardía en su interior. Ellos
se
entusiasmaron tanto de la edificación del Mishkan, que
quisieron ofrecer
sacrificios y acercarse a D’s. Ellos eran kdoshim (santos), y justamente a través de ellos todo Am
Israel
aprendió, que incluso si se es kadosh y se posee un
fuerte deseo de
vincularse con D’s, se puede fracasar cuando se pierde la capacidad de
discernir y diferenciar entre un fuego extraño y un fuego kadosh.
Por un lado, el octavo día fue un día de alegría y
elevación espiritual.
Por otro lado, fue el día del gran fracaso de grandes personas.
Un fracaso que
todo él es una lección y una aclaración para Am
Israel, cómo debe ser
resguardada la elevación espiritual, para todas las generaciones.
Midreshet
Majón Orá
Centro de estudios
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Soy una
trabajadora social
Rav
Shlomó Aviner
Soy
una trabajadora social. Si, y estoy orgullosa de ello. Con toda la
modestia,
estoy orgullosa. Es un trabajo duro, pero yo lo amo. Ya cuando era una
muchacha
quería trabajar en esa profesión, porque me gusta ayudar
a las personas. Es
algo vital para mí. Por ello, a pesar que me es difícil,
yo continúo. Vuelvo
cargada con todos los problemas que escuché durante el
día, que me absorben.
A
veces logro ayudar, a veces no. A veces las personas me gritan porque
yo no les
doy el dinero que necesitan – ellos piensan que tengo tesoros
inacabables. Y a
veces me gritan y me ofenden solamente porque les es difícil, y
yo soy la
persona con la que se descargan. A veces
incluso me amenazan que me golpearán o me asesinarán. Y
yo continúo, porque los
amo, porque quiero ayudar. Trabajo horas y más horas,
también sin recibir
remuneración, porque no soy capaz de abandonar a las personas en
situaciones
difíciles. Viajo en mi auto, a pesar que no recibo ningún
reembolso, solo me
pagan la nafta – porque me siento obligada.
Me
duele que yo reciba un sueldo paupérrimo de 4000 shkalim por
mes, por un
trabajo de jornada completa. Tengo amigas que reciben incluso menos que
eso,
3500 shkalim, o menos aún. Mi jefa – que tiene varios
títulos, alto rango y
agregados – apenas llega a 6000 shkalim. Me duele.
Yo
estoy tratando una muchacha que quiere suicidarse, drogadictos, decenas
de
expedientes. Estoy cargada hasta el límite. Yo me desplomo.
Corro de la mañana
hasta la noche, a veces no tengo tiempo ni para comer – sólo
algún sándwich bien
rápido, y me duele la barriga, aparte de todos los otros
dolores, porque me
tratan con violencia – pero yo continúo.
A
veces me quejo a mi madre – trabajo tan duro y recibo un sueldo tan
bajo. Ella
me sonríe, y me dice: ¿Cuál es tu problema? Habla
con alguna trabajadora
social…
Yo
abrazo mujeres, muchachas, a veces lloro con ellas – a veces
también después
que ellas se consolaron y dejaron de llorar, yo continúo
llorando. Pero a veces
me encuentro con una pared impermeable, cuánto debo esforzarme
hasta que la
muchacha consiente en abrirse – y eso me es más difícil
que el llanto. No me
quedan lágrimas para llorar por mi sueldo.
No
envidio a mi joven hermana, D’s no lo permita, que es terapeuta
ocupacional y
trabaja jornada completa de 26 horas - mientras que yo trabajo 40
horas. Pero me
da pena.
A
veces no puedo dormir por las noches, temo que ocurra algún
asesinato o
tragedia, cuando la responsabilidad se encuentra sobre mis
pequeños hombros.
Ustedes
pueden comprender por qué no tengo fuerzas para pelear por mi
sueldo. Dicho sea
de paso, lo que dije que recibo 4000 shkalim bruto no es exacto, porque
recibo un
seguro de manutención que completa hasta 5000 shkalim. ¡Es
decir, yo misma soy
un caso social que recibe dinero del seguro social! ¡Eso
realmente me ofende!
Yo trabajo como corresponde, estudié muy duro y tengo varios
títulos muy
respetables. Y eso también quiere decir que si me
aumentarán el sueldo todavía
recibiré lo mismo – solo que no recibiré más el
seguro de manutención. Eso
seguramente me hará sentir más respetable, pero no
solucionará el problema del
sustento.
A
veces tengo malos pensamientos, pienso en dimitir y buscar otro
trabajo. Pero
mi corazón se parte pensando en esas familias destrozadas, los
drogadictos y
los heridos. Yo me esfuerzo tanto, y no siempre veo frutos de mi
esfuerzo. Yo
entiendo que no es cierto, que toda buena palabra tiene efecto, pero no
lo
siento. ¿Qué puedo hacer? Yo también soy una
persona… Yo quiero sentir
satisfacción, quiero verlo con mis propios ojos. Y todo ese
esfuerzo a cambio
de tan poco… Me indigna. Pero yo continúo, ¿qué
culpa tienen esos pobres
desgraciados?
¡Si!
He decidido consagrarme a los débiles, los desgraciados – ellos
también son
personas. Pero en nuestro país se olvidaron que también
yo soy una persona.
Siento que me explotan. Y no sólo lo siento: Realmente,
así es. Seguro que me
explotan. Y yo, con mi buen corazón, consiento con una carga
insoportable a
cambio de un sueldo de 4000 shkalim…
¡Yo
amo tanto mi trabajo! Es mi misión. No se de donde tengo coraje
para hacer una
huelga. Me extraño de mí misma. A veces me acuerdo de
todos los que me
necesitan y sienten mi falta – y me duele el corazón. Pero
buenas e
inteligentes personas me alientan: “Continúa con la huelga, muy
bien. ¿Por qué
esperaron tanto tiempo? Buenas personas”.
No
piensen que el dinero es lo que más me importa en la vida. Pero
no puede ser
que mis padres me deban ayudar en mi sustento. Y yo también me
voy desgastando.
Suerte que yo soy también un poco trabajadora social de
mí misma, y me enseño a
mí misma todo el tiempo a ser optimista, ver lo bueno, el medio
vaso lleno, y
no hundirme en pensamientos grises. Mi consuelo es que comparado con
las
familias que yo ayudo, mi situación es buena. Y a pesar de ello,
no es un
consuelo.
Pero
con todo el optimismo, espero que no llegue el día en que me
desplome. Porque
con toda la buena voluntad, mi familia va creciendo y yo necesito del
sustento.
Y ya les dije que no es agradable recibir dinero de mis padres. Yo se
que continuaré,
porque ¿qué será de todas esas mujeres
maltratadas, violadas, ofendidas,
preocupadas, que sufren – y todas las demás, y todos los
demás? ¡Basta! ¡Debo
dejar de pensar en todo eso! Cuanto más pienso, más me
siento destrozada.
En
general, es una huelga muy extraña, que no incluye casos de
emergencia. Todos
los días tengo casos de emergencia, a veces en medio de la
comida, o cuando
duermo, o cuando estoy con mi familia… Me enloquezco del stress. Me
ofende que
no valoren mi trabajo. Realmente, me ofendo. Me siento herida. Es un
problema
de dinero, pero también es una ofensa. Me resulta tan
difícil hacer huelga, es
todo lo contrario a mí. Yo me siento rasgada por dentro – y
continúo con la
huelga.
No
se confundan porque hablo de las trabajadoras sociales, por supuesto
que también
hay trabajadores sociales que son maravillosos, realmente maravillosos.
Se
merecen todo el respeto, por haber elegido nuestra profesión… No
fue mi
intención realmente: Por supuesto que es la profesión de
todos.
Y
para terminar, un poco de consuelo. Mi hija, de 16 años de edad,
me dijo:
“Mamá, cuando sea grande quiero ser trabajadora social, como
tú…”.
Departamento
ibero-americano
Majón Meir
abrió sus
puertas para alumnos ibero-americanos de habla hispana y
portugués, y te invita
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su ambiente tan
especial en la ciudad de Ierushalaim.
El
programa - dirigido por el Rav Rafael Spangenthal - está
destinado para jóvenes
de diecisiete años en adelante que desean reforzar su identidad
judía por medio
del estudio de
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invitamos a llamarnos o escribirnos:
Director del
Departamento ibero-americano
Rav Rafael
Spangenthal
Tel.: 972-8-9285216
Cel: 972-52-4501467
E-mail: machon.espanol@gmail.com,
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