Parashat Pekudei 29 de
Adar
Alef 5771 Shabat Shkalim No 808
“Y los
bendijo Moshé”
Rav
Azriel Ariel
Un gran momento, de suprema elevación
espiritual. Dos meses y medio de dura labor han terminado. Llega el momento en que se puede plasmar la meta de la
salida de Egipto: “Que los saqué de la tierra de Egipto para
habitar en medio
de ellos” (Shmot 29:46). Los Hijos de Israel han superado el reto. No
hacen
otro Becerro de Oro, sino que construyen el Mishkan y sus
utensilios tal
cual “como había mandado el Eterno, así lo habían
hecho” – y por ello, Moshé
los bendice. ¿Cuál es la bendición más
adecuada en esas circunstancias, cuando
se siente todo eso?
Los Midrashim – y Rashi en pos de
ellos – citan la bendición de nuestro Rav Moshé: “Que sea
la voluntad del
Eterno que se revele
Esa bendición tiene dos aspectos: El primero,
es que el Mishkan cumpla su cometido. Respecto a él fue
dicho: “Me harán
un Mishkan, y Yo habitaré en medio de ellos” (Shmot
25:8).
Pero en la bendición de Moshé hay otro
aspecto: Él no se limita a bendecir que
“Enseñó Bar Kapara: Las obras de los tzadikim
(justos) son más elevadas que la creación del cielo y la
tierra. Respecto a la
creación del cielo y la tierra está escrito ‘Mi mano
fundó la tierra, y
Mi diestra extendió los cielos’ (Ishaya 48:13). Mientras que en
cuanto a las
obras de los tzadikim está escrito ‘lugar que preparaste
para Tu misma
habitación, oh Señor, en el Mikdash que
establecieron Tus manos’
(Shmot 15:17)”.
En la creación del mundo participó sólo
“una mano”,
De acuerdo a ello podremos entender la
continuación del comentario de Rashi, valiéndonos de las
insinuaciones del Rav
Kuk (Shmona Kvatzim Guimel, 348). La bendición de Moshé
no termina allí, él
agrega el último versículo del capítulo “Rezo de
Moshé”: “Y sea la gracia del
Eterno, nuestro D’s, sobre nosotros, y la obra de nuestras manos
confirma sobre
nosotros, sí, confirma Tú la obra de nuestras manos”
(Tehilim 90:17). Ese es el
tema del versículo: El vínculo entre las obras del hombre
(“la obra de nuestras
manos”) y la manifestación de D’s en el mundo (“la gracia del
Eterno”). Ese
vínculo es la base de la construcción del Mishkan.
La creación del mundo
es llamada “melaja” (obra): “Y el día séptimo
acabó el Señor Su melaja
que había hecho, y descansó en el día
séptimo de toda Su melaja que
había efectuado” (Bereshit 2:2). Y también la
construcción del Mishkan
es llamada melaja: “Y vio Moshé toda la melaja y
he aquí que la
habían acabado de hacer”. Pero el pecado del Primer Hombre en el
Gan Eden
(paraíso) hizo recaer la maldición sobre las obras
humanas: “Maldita sea la
tierra por tu causa” (Bereshit 3:17). El hombre fue expulsado del Gan
Eden
Divino, después de haber comido del árbol del
conocimiento del bien y el mal – hizo
que su egoísmo se adueñe de su misión. Cuando la
obra humana no es orientada
según la buena causa – de acuerdo al versículo “que
creó el Señor, para
hacer” (Bereshit 2:3), a través del hombre – recae sobre
ella la maldición.
La obra del Mishkan nos devuelve al Gan Eden perdido, a
lo que
nos fue encomendado cuando D’s dijo “para que lo labrara y lo guardase”
(Bereshit 2:15), antes que el hombre fuese expulsado. El corregimiento
se logra
cuando todo lo que se hace, se hace exactamente como D’s le
encomendó a Moshé –
por la buena causa, sin intenciones o aspiraciones humanas,
egoístas. Entonces,
cuando Moshé vio la obra, “y he aquí que la habían
acabado de hacer, como había
mandado el Eterno, así la habían hecho” – enseguida los
bendice diciendo “sea
la gracia del Eterno, nuestro D’s, sobre nosotros”.
La “gracia”, es el regreso al Gan Eden.
Cuando se obra por la buena causa, se siente satisfacción. “El
placer y la
satisfacción Divinos son el contenido más elevado, que se
manifiesta a través
del resplandor Divino, que se plasma en todos los aspectos de la vida y
toda la
existencia” (Olat Reaya Bet, 74). En esa situación se elevan y
se fortalecen –
y se transforman en recipiente – las obras humanas, cuando son
orientadas al
corregimiento del mundo con el Reinado de D’s. Su corregimiento es en
dos
aspectos: “la obra de nuestras manos confirma sobre nosotros” – a
través
nuestro, de nuestro esfuerzo. “Sí, confirma Tú la obra de
nuestras manos” – a
través del contenido Divino que se esconde en ellas.
De esa forma corrige la obra del Mishkan
las obras humanas en todo lugar y en todo momento, y los devuelve al Gan
Eden. Y por ello, cuando termina el Shabat y volvemos a los
días en
los que obramos, rogamos: “Sea la gracia del Eterno, nuestro D’s, sobre
nosotros, y la obra de nuestras manos confirma sobre nosotros,
sí, confirma Tú
la obra de nuestras manos”.
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Amar la
tierra, y hacer alia
Rav
Shlomó
Aviner
Estas
son citas de lo que dijeron personas que participaron de un seminario
de alia
(inmigración a Israel) de
Así
dijeron las personas que están a punto de hacer alia:
-
Yo me decía: Por supuesto que haré alia, pero
todavía no. Y ahora, me
digo: Si no lo hago ahora, ¿cuándo lo haré? Cuanto
más espere, será más
difícil. Y si no hago alia por mí, por lo menos
por mis hijos.
-
Por supuesto, se debe preparar la alia – pero no se debe
demorar
demasiado.
-
Lo he pensado mucho, y he llegado a la conclusión que no es tan
imposible como
me parecía. Si realmente se quiere, se puede solucionar los
problemas.
-
Haremos todo lo que podamos para hacer alia. Nada es imposible.
-
Llegué al seminario con muchas dudas, y no recibí
respuestas a todas ellas.
Pero en Israel nadie se muere de hambre, nadie se queda sin
alojamiento, y
ningún enfermo se queda sin tratamiento. Es cierto que tenemos
muchas dudas
auténticas, pero no se debe preguntar demasiado. Siempre
encontraremos alguna
forma de arreglarnos, ese es nuestro lugar, el lugar que D’s nos dio.
-
Llegué a la conclusión que el problema soy yo. Por lo
tanto, debo resolver mi
problema y hacer alia.
-
Tengo mucha motivación para hacer alia, y también
importantes dudas,
sobre todo en cuanto a las escuelas para mis hijos. Pero cuando
lleguemos,
seguramente los problemas serán resueltos.
-
Yo me voy convenciendo. Me esforzaré todo lo que pueda para
hacer alia
en la brevedad, y D’s me ayudará.
-
En cierto momento dejé de hacer preguntas. Primero, hay que
decidir que se hace
alia, y fijar fecha. Y sólo entonces tratar de resolver
los problemas,
cada uno según lo que le es más adecuado.
-
Cuanto más tiempo pasa, tengo menos dudas. En dos días
logré avanzar mucho.
-
Dejé de hacer preguntas. Yo hago alia.
-
Gracias a D’s, ahora quiero hacer alia. Por fin logré
liberarme de todo
tipo de opiniones negativas que escucho alrededor mío.
-
Pensé que el que hace alia es una persona que no tiene
lo qué perder,
una persona con problemas en el trabajo y en la educación de sus
hijos. Aquí me
encontré con médicos, ingenieros, jurisconsultos, que
tienen todo para ganar si
se quedan – ¡pero ellos hacen alia! He abierto los ojos.
Tenía temores,
pero se han desvanecido.
-
Tuve muchas dificultades en la vida, y en comparación la alia
no es
difícil. Por supuesto que no es fácil, pero haremos lo
que debemos hacer.
-
Nos apresuraremos a hacer alia lo más rápido
posible. Hay que terminar
de hacer preguntas – de lo contrario, nunca haremos alia.
-
Siempre pensé hacer alia, pero nunca fije fecha. Ahora,
la he fijado: Yo
hago alia.
-
Hacer alia en grupo es un método muy eficaz, se siente
apoyo e impulso.
Llegué al seminario como un visitante, y en forma gradual
nuestros pensamientos
y nuestros sentimientos se fueron aclarando y desarrollando. Nuestro
futuro es
allí. Nos sentiremos orgullosos frente a nuestros hijos por
nuestra decisión.
-
Antes de llegar al seminario no tenía idea de cómo
será. Y ahora, todas nuestras
ideas se han ordenado en nuestra cabeza. Algo que estaba trabado se ha
liberado.
-
A veces les digo a los judíos en Francia:
¿¡Qué hacen ustedes aquí!? Y de
pronto, me di cuenta que yo también estoy aquí.
-
No tengo más dudas. Estoy impaciente por hacer alia.
-
El sustento no es el problema, el punto clave es tomar la
decisión. Después que
decidamos, resolveremos los problemas. Hubo otros que hicieron alia
en
situaciones peores que la nuestra. Si ellos
lo hicieron, yo también lo puedo hacer. El problema soy
yo. Resolveré mi problema, y
haré alia.
-
Siempre habrá dudas. Debo tapar mis oídos y dejar de
escuchar a personas en mi
entorno que debilitan mi motivación. Me está claro que mi
lugar es allí.
-
Gracias. Nosotros venimos.
-
Es una decisión correcta. Lo lograremos. Las dudas se han
desvanecido.
-
Si no haremos alia, no estrecharemos la mano que D’s nos
extiende.
-
Hasta aquí el asunto teórico. De ahora en más, nos
dedicamos a las acciones.
-
He encontrado aquí personas maravillosas, nuevos amigos, amigos
del camino, un
gran impulso. Todos juntos lo lograremos.
-
Son tan espantosas las calumnias que se escuchan respecto a Israel.
Ellos me
dicen: Tú estás loca. Aquí, todo fue aclarado.
Hasta el día de mi alia
me taparé los oídos.
-
Tenía muchas dudas. Después de haber escuchado lo que nos
fue dicho aquí, se
han desvanecido.
-
Fue mi marido el que me hizo pensar en la alia. Ahora, yo lo
empujaré a
él con todas mis fuerzas.
-
No le contaré a nadie en mi entorno que he decidió hacer alia,
para que
no me desaliente.
-
He decidido hacer alia, y desde mañana comienzo a
estudiar hebreo.
-
En estos días he cambiado mucho. Sin dudas, es bueno para
nuestros hijos.
-
Estamos de camino. Tenemos algunos pequeños problemas para
resolver. Nuestro
lugar es allí.
-
Recibí respuestas a mis preguntas, incluso a lo que no
pensé preguntar.
-
He encontrado aquí amigos con los que podré trabajar
juntos.
-
Gracias al grupo. Ahora no me siento sola.
-
Mi corazón se elevó. Siento que he nacido nuevamente.
Tengo seguridad en mí
misma. No tengo de qué temer. Nuestra tierra cuidará de
nosotros.
-
Todas las dificultades son como las del embarazo, antes del parto. Yo
nazco
nuevamente.
Departamento
ibero-americano
Majón Meir
abrió sus
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Director del
Departamento ibero-americano
Rav Rafael
Spangenthal
Tel.: 972-8-9285216
Cel: 972-52-4501467
E-mail: sfaradit@emeir.org.il,
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