¿Juventud
“desconectada”, o marcos “desconectados”?
Rav Lior
Engelmann
No es por casualidad que pensé justamente
en esa escuela al límite entre la bendición de Iaacov a
sus hijos y el crisol
del pueblo en Egipto. El Rav Kuk explica que Am Israel (el
Pueblo de
Israel) se caracteriza por la conjugación especial de la
importancia del
público general con el valor singular de cada persona. En el
correr de la
historia hubo concepciones que se caracterizaron por grandes ideales
nacionales, que finalmente pisotearon la vida de las pequeñas
personas. Y en
contraste, concepciones opuestas que colocaron al individuo particular
en el
centro, convirtieron a la sociedad en un campo de batalla de todos
contra
todos, cuando cada uno intenta saciar su hambre con las delicias de la
vida, y la
preocupación por los ideales generales le es totalmente ajena.
En Am Israel
justamente por la importancia del público general y su singular
meta se
reconoce el valor de cada individuo particular.
Esa es la razón por la cual un instante
antes que comencemos a cristalizar en una entidad única en
Egipto, y nos convirtamos
en un solo pueblo, se agudiza la necesidad de definir la singularidad
de cada
una de las tribus de Israel - una necesidad que comenzó en forma
compleja con
la envidia y la competencia, y finalmente encontró su lugar
pleno en las
bendiciones de Iaacov a sus hijos, que trazan el camino especial para
cada uno dentro
del marco general.
En relación a ese punto pensé en el sistema
educativo. Me parece que no hay casi ninguna escuela en la que no
esté colgado
en alguna pared un lindo cartel que dice “educa al joven según
su camino” (Mishlei
22:6) - y a pesar de ello las escuelas por naturaleza se caracterizan
por una
educación que es buena para la mayoría de los
niños, es adecuada para la generalidad
de sus estudiantes, pero no logra llegar a todos. El sistema
genérico desperdicia
personas maravillosas, que se pierden en la muchedumbre. Parte de ellas
pierden
sus horas, días y años en una lucha de desgaste consigo
mismos, o con los
maestros. Y parte de ellas sencillamente son expulsadas de los marcos,
llenas
de frustraciones y derrotas. Cuando abandonan la escuela, se puede
escuchar un
suspiro de alivio de los maestros cansados de luchas, y del alumno que
se hartó
de marcos que desgarraron su personalidad.
¿Y qué hará ese alumno? Hasta hace un
tiempo su destino era escuchar apodos como “juventud de resaca”,
“expulsados
del sistema educativo”, “juventud desconectada” y otras cosas de ese
tipo. En
los últimos años fueron creados varios marcos de otro
tipo. Uno de esos marcos
- que tuve el honor de conocer de cerca - es llamado “Tzur Israel”.
El
sistema educativo no sabe muy bien cómo digerir escuelas que no
marchan al paso
de las reglas generales, escuelas donde la ley principal es el amor.
Aman,
aman, y vuelven a amar. Aman sin condiciones, sin obligar, aman de lo
profundo
del corazón. Por un lado el sistema educativo no puede ser
indiferente a las
decenas de egresados que lograron volver a creer en sí mismos,
gracias a esa
educación sin marcos, y le entregó el Premio a
“Tzur Israel” y sus semejantes que
se encuentran esparcidos en distintos lugares del país no son
para cualquiera.
Para la mayoría de la juventud un lugar como ese puede arruinar
en vez de
edificar. Pero para el que llega a esos lugares porque lo necesita, es
un
regalo de vida, literalmente.
El libro Shmot es el libro en el que
nos transformamos en pueblo, pero justamente es él el que
comienza
recordándonos en forma personal a cada uno, con sus nombres
particulares. Me
parece que una sociedad que aspira a ser plena, debe recordar esos
individuos
particulares que los grandes marcos y sistemas no les son adecuados
realmente.
Es importante que sepamos que existen
escuelas como “Tzur Israel”, es importante que el que el
presupuesto de
la educación se encuentra en sus manos recuerde entregarle lo
que le
corresponde también a los lugares especiales e importantes como
esos. Y hasta
que el sistema lo haga, es conveniente que cada uno de nosotros lo
sepa: Marcos
educativos especiales viven de mucho amor y de porciones muy generosas
de
sacrificio de los que allí trabajan, y también de sueldos
bajos – que muchas
veces no son pagados todos los meses. El apoyo del público, en
el plano de los
valores y en la práctica, es para ellos un bálsamo de
vida.
Midreshet
Majón Orá
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No vendas
nuestra tierra a un pueblo ajeno
Rav
Shlomó Aviner
Me
preguntaron, ¿por qué – en mi humildad – agregué
mi firma a la petición de los Rabanim
(Rabinos) que prohíben vender casas, apartamentos, terrenos
y campos a los
árabes? La respuesta es tan sencilla: La visión del
Estado Judío. Regresamos
después de dos mil años de galut (exilio) para
edificar un Estado Judío.
Está
permitido que vivan en él gentiles, y hay que tratarlos bien y
con toda la
rectitud y el respeto que se debe tener para con el extranjero que se
encuentra
en nuestra tierra. Pero fortalecer la posesión de los
árabes en esta tierra es
una irresponsabilidad nacional, ya que hoy en día son un 25% de
la población, y
debemos cuidar una mayoría judía clara y fija.
No
es ningún secreto que los árabes quieren adueñarse
de nuestro país y
despojarnos de nuestra tierra, y lo hacen de todas las formas posibles:
A
través de sangrientas guerras, a consecuencia de las cuales
nuestro país está
lleno de huérfanos, viudas y padres que han perdido a sus hijos
en las batallas.
A través del terror continuo, que también él cobra
víctimas. En los últimos
tiempos, después de la gran desgracia del Carmel, dijeron en
forma oficial que
se debe añadir incendios en Israel – y en efecto, ya hubo 15
intentos de incendios.
Y también a través de la compra masiva de terrenos por
parte de los árabes, a
todo lo largo y lo ancho de la tierra, sin descanso, en dimensiones
colosales –
como en Yafo, Haifa, Ako, la galilea, y en los últimos tiempos
hay un intento
de comprar el barrio “Nof Tzion” en Ierushalaim. Hay en el mundo
árabes
ricos que están dispuestos a aportar millares para ese fin. Y en
efecto, judíos
con responsabilidad nacional débil son tentados por las grandes
sumas de dinero
que ofrecen.
Cuando
yo era un niño – en el movimiento juvenil Bney Akiva – fuimos exhortados junto con nuestros
amigos a andar días y noches repartiendo de casa en casa las
alcancías azules
del Keren Kaiemet LeIsrael, para
la redención de Eretz Israel (
No se trata solamente de una halajá particular,
que habla de la prohibición de “no le concederás
gracia” (Dvarim 7:2) – no les darás asidero en la tierra. En el
mes de Iyar del
5768 los más grandes Rabanim del público jaredi (ultra-ortodoxo)
publicaron su opinión al
respecto, y ya habló del tema el Gaón (genio del
estudio de
Hay quienes preguntan: ¿Qué sucederá si gentiles
en EE.UU. se negarán a
alquilar o vender casas a judíos en su tierra? Es un tonto
argumento demagógico.
Todos saben que los judíos en EE.UU. son ciudadanos fieles, no
aspiran a
edificar un estado judío dentro de EE.UU., no participan de
acciones
terroristas, y no pactan con los enemigos de EE.UU.
Y también hay quienes preguntan: ¿No se trata de racismo?
También ese
es un argumento demagógico tonto. Racismo es una
concepción biológica, que
diferencia entre una raza superior y una raza inferior, cuando la raza
superior
tiene el derecho de subyugar y aprovechar la raza inferior. Pero Am
Israel
incluye dentro suyo decenas de razas – y quizás es el pueblo que
incluye más
razas en el mundo – todas las razas europeas, la mayoría de las
razas
asiáticas, africanas y americanas. Pero el Pueblo Judío
quiere que nuestro país
continúe siendo judío, de la misma forma que el pueblo de
EE.UU. desea que su
estado continúe siendo un estado estadounidense.
Es más, toda persona recta del mundo debe reconocer que nosotros
hacemos por los árabes que habitan en nuestra tierra mucho
más de lo que
deberíamos, sin ninguna comparación con ningún
otro país. No porque estemos
obligados, sino que porque tenemos un ideal moral. Pero no hay nada –
ni las
cosas más nobles – que el extremismo no lo dañe. Y no
puede ser que se llegue a
una situación de suicidio nacional. Que nuestro estado sea un
estado
democrático judío no quiere decir que la democracia debe
suicidarse para
demostrar su vitalidad.
Dos mil años soñamos con el Estado Judío, y
gracias a D’s, esa
aspiración se plasma frente a nuestros ojos, y continuaremos
fortaleciéndonos
para con ella.
Departamento
ibero-americano
Majón Meir
abrió sus
puertas para alumnos ibero-americanos de habla hispana y
portugués, y te invita
a tener esta experiencia única de estudiar Torá en
su ambiente tan
especial en la ciudad de Ierushalaim.
El
programa - dirigido por el Rav Rafael Spangenthal - está
destinado para jóvenes
de diecisiete años en adelante que desean reforzar su identidad
judía por medio
del estudio de
Para más
información los
invitamos a llamarnos o escribirnos:
Director del
Departamento ibero-americano
Rav Rafael
Spangenthal
Tel.: 972-8-9285216
Cel: 972-52-4501467
E-mail: sfaradit@emeir.org.il,
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