Parashat Beaalotja 16 de
Sivan
5770 No
769
La humildad
Rav Ioram
Eliahu
Por ello, él explica que “no es semejante
la humildad de una persona débil, desgraciada e ignorante a la
humildad de una
persona valiente, rica y sabia, y también de buena porte.
Mientras que el
primero – el pobre y débil – su humildad es natural, dada su
situación inferior
y su bajo espíritu, el segundo – rico y valiente – su nivel y
sus aptitudes
deberían hacer despertar en él el orgullo, y se
atrevería a despreciar a los
inferiores a él. Pero si una persona como esa es humilde
realmente, se trata de
una elevada humildad sin par. Y eso es lo que nos quieren
enseñar: A pesar que
Moshe era valiente, rico, sabio y de buen porte, era el más
humilde sobre la
faz de la tierra. Y D’s manifiesta Su presencia justamente en aquellos
que
siendo valientes, ricos y sabios no se enorgullecen y son
también humildes –
porque esas personas son las que se lo merecen” (Torá Temima,
Bamidvar 12:3).
Es conocido el cuento de nuestros sabios de
dos personas que apostaron quién logrará enojar a Hilel,
del que dijeron que
“siempre debes ser humilde como Hilel, y no severo como Shamai”. Una de
ellas
llegó en vísperas de shabat y le preguntó
a Hilel todo tipo de preguntas
extrañas, pero Hilel le respondió sus preguntas con
paciencia, y no se enojó en
absoluto. Y cada vez que llegaba para preguntarle gritaba
“¿quién es Hilel?”, e
Hilel salía a su encuentro y le contestaba “mi hijo,
¿qué deseas?”. De ello
aprende el Rav Kuk que “de las condiciones de la humildad es que
esté vinculada
con el respeto por el prójimo. Pero el respeto no es la meta
final, sino que se
le debe unir también el amor. Y cuando se una el amor por el
prójimo junto con
el respeto, se expresará en las acciones, y la persona siempre
estará dispuesta
a hacer el bien por su prójimo. Y cuando la disposición a
hacer el bien se una
con el sentimiento de respeto y amor, entonces el prójimo
estará dispuesto a
recibir esa bondad, y no sentirá vergüenza o dificultad”.
Por ello, Hilel le
mostraba a esa persona su amor llamándolo “mi hijo”, “para
demostrar su
sentimiento de amor natural por él, como el amor de un padre por
su hijo”. Y
después de haber manifestado su amor, le decía
“¿qué deseas?”, mostrando que “él
está dispuesto a expresar su amor cumpliendo con su deseo, todo
lo que pueda”
(ver Ein Aya, Shabat, Pág. 136).
De nuestro Rav, el Rav Tzvi Iehudá Kuk
aprendimos que “la humildad frente a D’s es reconocer que el
Señor del Mundo es
el origen de todo, la raíz de todo. Todo lo que poseemos no es
nuestro, todo
nos llega de D’s, y no tenemos de qué enorgullecernos”.
En forma similar, la Torá nos indica
que tenemos una Sgulá (esencia espiritual
intrínseca) especial: ¿Acaso
tenemos de qué enorgullecernos? No nos hicimos a nosotros
mismos, así fuimos
creados. Rabí Iehudá HaLevi define esa idea en pocas
palabras: “Todo es de Él,
y no de nosotros”. Todo proviene de Él, bendito sea, y nosotros
no somos el
origen (Sijot HaRav Tzvi Iehudá, Bereshit, Pág. 34).
Nos reforzaremos en esa virtud, y seremos
merecedores de una adquisición auténtica de la Torá,
como nos enseñaron
nuestros sabios: “La Torá se conserva en el que es
humilde” (Taanit 7A).
Midreshet
Majón Orá
Centro de estudios
de Torá para chicas en
español y portugués
Están todas
invitadas!!
Para mas detalles
llamar al : 052-4621830
o escribir a: anachman2@walla.com
, editorial@alumbrar.org
Para las
interesadas, hay dormitorios en el lugar
La
división imaginaria
Rav
Shlomó Aviner
El Rav Kuk describe en su
artículo “Masa HaMajanot” (Maamarei
HaReaya, Pág. 76) con gran dolor una nueva enfermedad que
atacó a la nación en
las últimas generaciones, que es el origen de todas las otras
enfermedades: La
división en sectores, que él apoda “jaredim” y “jofshim”
– y en
la terminología de nuestros días, datiim
(religiosos) y jilonim
(seculares). No hay una división de ese tipo en la Torá,
ni en los
libros de los profetas, ni en la Mishná, ni en la Gmará,
ni en
los escritos de los Rishonim ni de los Ajaronim.
Por supuesto que las personas son distintas en su nivel espiritual,
pero
eso no justifica la clasificación en sectores, grupos o
partidos. Esa tozudez,
cuando cada uno se encierra en su sector propio, ese extremismo no es
justificable, y es un obstáculo que impide toda la vida sana y
pura de la
nación.
¿Por qué? Porque bloquea toda influencia y
complementación mutuas. Cada uno
está satisfecho sintiéndose parte de un sector –
imaginario – determinado, en
el que encuentra toda su plenitud, y se imagina que él posee
toda la verdad,
toda la justicia y toda la rectitud, y no tiene lo qué aprender
de los demás.
Es decir: El religioso – o para ser más exacto, el que se define
a sí mismo en
forma imaginaria como perteneciente al sector llamado dati o jaredi
– mira “de arriba” al sector jiloni – jofshi, y le hace
entender
que él es el que tiene que arrepentirse sinceramente de sus
acciones. Para él,
todo el concepto de arrepentimiento y corrección, de
introspección, existe sólo
para el otro sector. Por eso, cada vez que se habla de arrepentimiento,
de
persona que se arrepiente, o de un movimiento de arrepentimiento,
él mira al
otro sector – que lo ve vacío y falto de todo resabio de Torá
o mitzvot.
Allí es necesario el arrepentimiento, se habla de “ellos”, y no
de “nosotros”.
Y para el jiloni o jofshi – es decir, el que se imagina
que
pertenece al sector que lleva ese nombre – por supuesto que todo
concepto de
arrepentimiento es un concepto religioso, con fuerte olor a jaredi
y no
tiene lugar en su mundo, un mundo de progreso y modernismo.
Y de esa forma los unos y los otros salen perdiendo, todos salimos
perdiendo, ¿de dónde llegará el remedio? Y no es
necesario explicar que la
unidad de la nación será dejada de lado.
El Rav Kuk utilizó un término agudo: “No tenemos
más remedio que dejar de
utilizar esos nombres del Baal (culto al Sol) en nuestro
campamento”.
Como hemos dicho, por supuesto que hay diferencias de niveles, pero se
trata de una diferencia personal, no pública. Hay una idea
antigua, que
citan en nombre del Ar”i z”l respecto a tres niveles del
público: Tzibur
(público) es siglas de tzadikim (justos), beinonim
(medianos) y reshaim
(malvados). Pero se está hablando cuando cada uno piensa que
“incluso si todo
el mundo te dice que eres tzadik, debes verte como un rashá”
(Nida 30B) – no quiere decir que la persona debe desesperar, sino que
siempre
debe hacer su introspección y arrepentirse de sus malas
acciones. Pero si
avanzará otro paso, y comenzará a clasificar a su
prójimo – desde su cátedra de
tzadik – como rashá o incluso beinoni, no
es a eso a lo
que se refirieron nuestros sabios.
Por el contrario, debe juzgar para bien a su prójimo. Y buscar
sus defectos
propios y corregirlos.
D’s le hizo una gran bondad a Su pueblo cuando esparció las
aptitudes en
toda la nación. Todos tienen un destello de la luz, y
sólo todos juntos pueden
cumplir: “Y harán todos juntos una misma alianza, para hacer Tu
voluntad, con
todo el corazón” (rezo de Iamim Noraim).
Departamento
ibero-americano
Majón Meir
abrió sus
puertas para alumnos ibero-americanos de habla hispana y
portugués, y te invita
a tener esta experiencia única de estudiar Torá en
su ambiente tan
especial en la ciudad de Ierushalaim.
El
programa - dirigido por el Rav Rafael Spangenthal - está
destinado para jóvenes
de diecisiete años en adelante que desean reforzar su identidad
judía por medio
del estudio de
Para más
información los
invitamos a llamarnos o escribirnos:
Director del
Departamento ibero-americano
Rav Rafael
Spangenthal
Tel.: 972-8-9285216
Cel: 972-52-4501467
E-mail: sfaradit@emeir.org.il,
editorial@alumbrar.org