Ver y ser
visto
Rav
Iaacov Filver
La Torá nos enseña que no hay una “póliza
de seguro” para la educación de la persona. No hay un mejor
ejemplo que nuestro
patriarca Avraham – que fue el educador de todo el mundo, sobre el que
atestigua el versículo “porque Yo lo he conocido a fin de que
mande a sus hijos
y a su casa después de él que guarden
el
camino del Eterno, haciendo rectitud
justicia” (Bereshit 18:19), y no sólo a su casa él
educó, sino que en
todo lugar donde llegaba proclamaba el nombre de D’s, como dice el
Ramba”m: “…
de momento que el público se agrupaba y le preguntaban, les
hacía conocer a D’s
a cada uno según su capacidad, hasta que los hacía tornar
al camino auténtico, y
de esa forma se le adhirieron miles y decenas de miles. Y esas son las
personas
que fueron llamadas ‘la casa de Avraham’. Y él implantó
en su corazón ese gran
principio, y escribió libros y se lo comunicó a Itzjak”
(Ramba”m, Hiljot Avoda
Zara, Cáp. 1). Y con todo eso, Avraham no logró tener
éxito en su propia casa:
No tuvo éxito ni con Ishmael - su hijo - ni con Lot – su
sobrino, que creció en
su hogar.
¿Cuál debe ser nuestra actitud frente al
caso de Dina, que tanto dolor produjo? ¿Acaso se trata de un
fracaso de la
educación de la casa de Iaacov? ¿O todo es culpa de Shjem
Ben Jamor? A primera
vista, Iaacov cuidó mucho a Dina, como cuenta el midrash:
“‘Y levantose
aquella noche y tomó… y a sus once hijos’ (Bereshit 32:23).
¿Dónde se
encontraba Dina? La puso en una caja, y la cerró. Se dijo: Ese
malvado [Esav]
tiene mucha codicia, no sea que la vea y me la quite”. Y también
está escrito
(Pirkei DeRabi Eliezer 38): “La hija de Iaacov se encontraba en las
tiendas, y
no salía afuera”. Y si tanto cuidó Iaacov a su hija Dina,
¿cómo llegó a ser
apresada por la red de Shjem Ben Jamor? Según la
interpretación sencilla
podemos decir que toda la culpa es de Shjem - que era un malvado, y no
era
capaz de dominar sus bajas pasiones - y Dina fue una víctima
inocente. Pero en
otro Midrash (Pirkei DeRabi Eliezer 38) dicen que “cuando
Iaacov llegó a
su casa, en la Tierra de Knaan, fue mordido por una serpiente.
¿Qué serpiente?
Shjem Ben Jamor. La hija de Iaacov se encontraba en las tiendas, y no
salía
afuera. ¿Qué hizo Shjem Ben Jamor? Trajo muchachas para
que se entretengan
afuera y toquen panderos. Dina salió a mirar a las muchachas, y
él la robó”. Encontramos
dos fases: El primer tropiezo fue cuando la muchacha salió a
mirar el
espectáculo de las muchachas ajenas – como sucede hoy en
día con los jóvenes
religiosos, que no se transforman de creyentes en herejes de una vez,
sino que
al principio los padres con su amplio corazón les permiten ir a
todo tipo de
festivales, como los de Arad o la costa Tzemaj y similares – y
¿qué hará el
joven para no pecar? Y después, cuando los padres ya no pueden
influir en el
hijo, llega “Shjem” y lo roba.
Otra razón, es el ejemplo en la casa que
influye en el comportamiento de los niños. Respecto al
versículo (Iejezkel
16:44) “he aquí que todo el que habla en refranes te
aplicará este refrán,
diciendo; como la madre, así es la hija” dijeron en el Midrash
(Midrash
HaGadol): “El versículo está hablando de nuestra
matriarca Lea, y la culpa a
ella de la falta de su hija… ya que está escrito: ‘Y
salió Lea a su encuentro’…
y por ello habla también de la salida de Dina. No está
escrito ‘salió Dina, la
hija de Iaacov’, sino que ‘salió Dina, la hija de Lea’
(Bereshit
35:1). Como la madre, así también su hija”.
Lo que debemos aprender es que cuando la
persona se transforma en padre de familia y padre de hijos, debe
prestar
atención incluso a sus acciones más sencillas, porque los
hijos lo miran todo
el tiempo y aprenden de ella. Como vemos en el caso de Dina, cuando una
salida
de Lea influyó en Dina en forma mucho más severa.
¿Y para qué salió Dina?
Dijeron en el Midrash (Tanjuma, Vaishlaj 10): “‘Y salió
Dina, la hija de
Lea’ – para ver y ser vista”. Una cultura de “ver y ser visto” es ajena
al
espíritu del judaísmo, y de momento que Dina la
adoptó, tropezó.
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No colmes
la
tierra de asesinos
Rav
Shlomó Aviner (Reimpresión)
¿Acaso debemos liberar
terroristas “sin sangre en las manos” a cambio de nuestros queridos
rehenes?
Dijeron nuestros sabios: “No se libera rehenes pagando un rescate
exagerado,
para la corrección del mundo” (Guitin 45A). ¿Por
qué? En la Gmará se dan
dos razones: A. Porque es una carga demasiado engorrosa para el
público. B.
Para que no secuestren más y más judíos.
Ambas razones deben ser
aclaradas: ¡¿Acaso para salvaguardar el dinero del
público no rescataremos una
persona que está sufriendo?! Y ¡¿acaso por la
probabilidad que en el futuro
haya algún peligro nos desentenderemos de un peligro palpable,
en el presente?!
La respuesta a ambas preguntas es la misma: Según la Torá,
realmente
debemos rescatar al que está sufriendo ahora, inclusive pagando
toda suma que
se exija, y no debemos tomar en cuenta el peligro futuro. Pero nuestros
sabios
instituyeron que no sean rescatados, para la corrección del
mundo.
Nuestros sabios toman
en cuenta las necesidades del público, y también toman en
cuenta el futuro.
Ellos miran la realidad desde un punto de vista amplio, toda la
situación a lo
largo del tiempo. No siempre es posible solucionar todos los problemas
de una
vez, y es necesario determinar un orden de prioridad – como aprendemos
de la
“Doctrina de Recursos Limitados”. Por ello, nuestros sabios
determinaron en
este caso que lo más importante no será el bien del
individuo particular, sino
que la corrección del mundo.
Por supuesto, en nuestra situación no se está hablando de
dinero, sino que
liberar terroristas, con el peligro que ellos vuelvan a asesinar. Ya
que toda
la diferencia entre un terrorista “con sangre en las manos” y un
terrorista
“sin sangre en las manos” - es arbitraria: Ese terrorista no ha
ensuciado sus
manos con sangre no por ser una persona delicada o por haberse
arrepentido, sino
que nuestras fuerzas de defensa, el ejército, la policía
y el Servicio de
Inteligencia han logrado detenerlo a tiempo. Y gracias a D’s, ellos
lograron
evitar muchos atentados – pero lamentablemente no todos. Por ello,
también en
esta situación se está hablando de una carga muy
engorrosa para el público,
cuando el país se llene de asesinos. Y también hay
peligro que haya más
secuestros, para liberar a todos los terroristas.
¿Acaso la conclusión cambiará si nuestros cautivos
se encuentran en peligro?
¿Acaso cuando los rehenes se encuentran en peligro se los
rescata pagando
cualquier suma? Los sabios que determinan la halajá
discrepan, de
acuerdo a las dos razones anteriormente citadas: Si la razón es
por tratarse de
una carga demasiado engorrosa para el público, puede ser que
tratándose de
peligro de muerte debemos rescatarlos. Pero si la razón es para
que no
secuestren más, ¡por el contrario, no debemos doblegarnos
y poner en peligro la
vida de muchas personas porque una de ellas está en peligro!
(ver Pitjei
Tshuvá, Shuljan Aruj, Ioreh Dea 252. Y Mahara”m Lublin).
Pero en nuestro caso,
ambas razones nos conducen a la misma conclusión: Si nos
doblegaremos y
aceptaremos sus exigencias, continuarán secuestrando más
y más personas,
poniendo su vida en peligro para alcanzar su meta. Y será
más engorroso para el
público inmediatamente, ¡porque el país se
llenará de asesinos!
Y no digas: “Confiamos
en el ejército, la policía y el Servicio de Inteligencia
que lograrán
desbaratar todo atentado que intenten hacer los terroristas ‘sin sangre
en las
manos’ (¡que están sedientos de sangre en sus manos!)”.
Porque si bien es
cierto que nuestras fuerzas de seguridad se sacrifican y actúan
con eficacia,
aparte de que esas personas son asesinadas a veces, no siempre logran
evitar
los atentados. La experiencia demuestra que la gran mayoría de
los terroristas
que fueron liberados volvieron al círculo del terror. Esta es
una corta lista
de algunos ejemplos de atentados realizados en los últimos
años por terroristas
“sin sangre en las manos” que fueron liberados - y se apresuraron a
mojar sus
manos con sangre:
Penetración y disparo en el puesto militar “África”: 4
soldados muertos.
Atentado en
“C-food-market”: 3 muertos.
Penetración y disparo
en la Mejina Kdam Tzvait de Atzmona: 7 jóvenes muertos.
Atentado en el hotel
“Park” de Natanya: 29 muertos, 155 heridos.
Explosión del ómnibus
en el cruce “Meguido”: 17 muertos, 42 heridos.
Atentado suicida en el
cruce “Um-El-Fajem”: Un policía muerto.
Explosión de un jeep,
al lado de un ómnibus en el cruce “Carcur”: 14 muertos, 42
heridos.
Disparos en Kiriat
Arba: 2 muertos.
Atentado suicida en
Tzrifin: 8 soldados fueron asesinados.
Atentado suicida al
lado del café “Hilel”, Ierushalaim: 7 muertos, muchos heridos.
Disparos en el
asentamiento Noghot, en el Sur de Har Jebron: 2 muertos.
Atentado suicida en el
café “Cafit”, Ierushalaim: 11 muertos, 30 heridos.
En total: 122
muertos y centenas de heridos – ¡por la liberación de
terroristas! Por eso,
podemos entender por qué las
organizaciones de los heridos en atentados se oponen a la
liberación de
terroristas: Porque han sentido en carne propia lo que eso significa.
Pero debemos decir la
verdad: Todo el tema de liberación de rehenes, habla de una
situación de galut
(exilio). Pero si tenemos un ejército – todo debe cambiar.
Cuando Lot fue
apresado, nuestro patriarca Avraham no negoció con los
secuestradores, sino que
salió a luchar contra los cuatro reyes y lo liberó
(Bereshit, Cáp. 14). Cuando
el rey de Arad en el Sur secuestró una sola sirvienta de Am
Israel (el
Pueblo de Israel), nuestro Rav Moshé salió a luchar para
liberarla (Bamidvar,
21:1-3). Cuando Amalek secuestró las mujeres de Tziklag, el rey
David salió a
luchar para liberarlas (Shmuel Alef, Cáp. 36). Así es la
regla en la guerra:
Uno para todos, y todos para uno. Si bien no es un dicho del Talmud,
es
cierto. ¡Sin eso, no hay guerra, no hay ejército, no hay
estado!
Por todo ello, no
debemos doblegarnos por las presiones, debemos fortalecernos con vigor
y
valentía, y de esa forma también protegeremos a nuestro
pueblo.
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Cel: 972-52-4501467
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