Beahavá Ubeemuná
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Parashat Vaetjanan     11 de Av 5769     Shabat Najamu     No 728


Consuelo, destino y objetivo
Rav Eran Tamir

Cada año – y esperamos que, con la ayuda de D's, este año sea el último – Shabat Najamu (el Shabat posterior al ayuno del 9 de Av) nos presenta nuevamente la pregunta básica y habitual en nuestro mundo: ¿Cómo se consuela? En nuestro mundo en el que se alternan el bien y el mal, la alegría y el sufrimiento, los éxitos, las dificultades y las desgracias, debemos buscar la respuesta de la Torá a esa seria pregunta.
Rasha”r (Rav Shimshón Refael Hirsh, en su comentario a Bereshit 50:21, Bereshit 37:5 y otros lugares) dice que el término “najem” tiene en hebreo dos acepciones: Arrepentimiento, o también consuelo. “El denominador común de esas dos acepciones, es que indican un cambio en la forma de pensar de la persona. Hasta ahora pensaba que tenía razón, puede que incluso se enorgulleció de sus obras, y de pronto se da cuenta que hizo alguna injusticia, se avergüenza – y se arrepiente. En forma similar, el consuelo es el que convence al que está de duelo que también lo que lo entristece es para bien. No como consolaban los babilonios, diciendo ‘¿qué se puede hacer?’ – como si debiésemos dejarnos vencer por el ciego destino. Un consuelo auténtico hace despertar la fe… El consuelo no está orientado al corazón, sino que primeramente al raciocinio y sólo después al corazón. No se puede consolar a una persona, sólo se la puede hacer ver argumentos de consuelo… ella debe acercarlos a su corazón, y de esa forma cambiar su ánimo…”
El consuelo no intenta cambiar la realidad, ni tampoco la reacción sentimental de la persona frente a las dificultades. La realidad es un hecho que no puede ser negado, y la dificultad emocional de la persona es comprensible e incluso deseable. Pero frente a la realidad en general, y frente a las dificultades en particular, la persona de fe toma una actitud basada en un punto de vista racional, que le permite encontrar las fuerzas para continuar su camino. Y llega hasta tal punto que puede cambiar sus sentimientos negativos y continuar obrando.
El Rav Soloviechik en su artículo "Tzadik VeRrá Lo" (Ish HaEmuna, Pág. 65) explica en forma más precisa y amplia el cambio que la persona debe hacer en su pensamiento. Él diferencia entre el "yo de destino" de la persona, y el "yo de objetivo". Frente a su sufrimiento y penurias, la persona puede tomar dos actitudes totalmente distintas desde el punto de vista racional – y por lo tanto, también emocional: La primera, es en cuanto al pasado, al destino. En esa situación, la pregunta racional habla del pasado, en el que él se ve a sí mismo como un objeto pasivo en relación a las circunstancias, y entonces pregunta: "
¿Por qué?"¿Por qué me pasó esto? ¿Por qué es ese mi destino? La persona se encuentra trancada en el pasado, en lo que ocurrió sin ninguna capacidad de dar una respuesta cierta, ya que ¿cuál es la capacidad humana en relación a D's, que es el que genera toda la realidad? Y por lo tanto, de momento que no puede entender la razón de su sufrimiento tampoco es capaz de continuar andando. Muchas veces, en base a una fe falsa, incluso la persona abriga falsas ilusiones y se engaña  a sí mismo, diciéndose que en realidad no hay nada malo, todo es bueno – ya que todo es obra de D's...
Pero la concepción judía es totalmente distinta. La segunda forma de encarar esa situación, es no enfocarse en el pasado – que no puede explicarse, ya que no podemos comprender a D's – sino que enfocarse en el futuro, en el "yo de objetivo", preguntándonos:
"¿Cuál es la meta, el cometido?" En esa situación, el centro de gravedad es el futuro. ¿Qué pretende D's de mí ahora? ¿A dónde debo dirigirme, en qué dirección debo continuar, en base a lo que ocurrió? Y sobre todo, ¿en qué dirección debo crecer, justamente en base a la desgracia - que se convirtió en un trampolín para la continuación del camino? La persona no intenta cerrar sus ojos en cuanto al mal, sino que es conciente de él e intenta avanzar a través de él. No niega lo que le ocurre, sino que lo mira desde un punto de vista de fe auténtico, cuando todo el objetivo de D's que así le hizo es que conquiste una nueva posición, una nueva meta a la que debe llegar a través de sus dolencias. En esa situación, la persona deja de ser pasiva y pasa a ser activa, de ser activado pasa a activar, de un "objeto", pasa a ser un hombre...
Y como él dice, “el judaísmo, con su actitud reguladora para con el hombre y su posición frente a la realidad, entendió que el mal no puede ser borroneado o curado, el mal es una realidad que no puede ser negada. Hay sufrimiento en el mundo. El que quiere engañarse a sí mismo desentendiéndose del sufrimiento que existe y romantizando la vida del hombre, es un tonto alucinado. Por supuesto que lo que atestigua la Torá – que la creación es muy buena – es autentico, pero eso es desde el punto de vista infinito del Creador. Desde el punto de vista parcial limitado del hombre, el bien absoluto no se revela en la creación… Hay un mal que no se puede interpretar o explicar. Sólo una concepción que observa al mundo en toda su totalidad le puede permitir al hombre atisbar a la esencia del sufrimiento. Pero mientras la capacidad de comprensión humana es limitada, y sólo ve algunos trozos del drama cósmico y la trama de la historia, no se puede penetrar el secreto del mal y del sufrimiento. De acuerdo a ello, surge la vivencia del mal con todo su espanto: En una primera fase, el hombre es un objeto, encadenado por la existencia, en contra de su voluntad… el destino lo tortura… todo él siente temor y enojo… analiza el sufrimiento, y se hace serias preguntas. Trata de dilucidar las bases racionales del sufrimiento y el mal… hasta tal punto que puede engañarse a sí mismo, negando la existencia del mal en el mundo”. Y su conclusión, es que se trata del destino. Y en realidad lo que ocurrió es bueno. En esa situación la persona vive en un engaño propio. Por supuesto que "todo es para bien", desde el punto de vista Divino, pero en este momento – cuando la persona sufre – le es malo. Y por ello, continúa el Rav
Soloviechik y nos indica pasar de la pregunta al pasado, del destino, del ¿por qué?, del que se llega a la solución falsa que todo es bueno y en realidad no hay mal en el mundo, a la pregunta de la meta, ¿para qué? ¿A dónde yo, ahora, en mi mala situación, debo llegar en base a todo lo que me pasa? Y su respuesta: “Cuando la 'persona de objetivo' sufre, se dice en su corazón que hay mal en el mundo, yo no lo niego ni lo encubro con mi falsa dialéctica. Yo me pregunto una pregunta muy simple: ¿Qué hará la persona con su sufrimiento? No preguntamos cuál es la razón del mal ni su objetivo, sino que su remedio y elevación, ¿cómo se comportará la persona en su dolor?. Y la respuesta, es que el sufrimiento llega para elevar a la persona, para purificar su espíritu y santificarlo, para limpiar sus pensamientos y depurarlos de todo tipo de superficialidades y groserías, para refinar su ser y ampliar los horizontes de su vida, transformando el ‘destino’ en ‘objetivo’, y elevándose a sí mismo de ‘objeto’ a ‘sujeto’…”.
Seremos merecedores - con la ayuda de D’s - del consuelo auténtico y pleno a través del corregimiento genuino, interno y en la práctica, de las causas de la destrucción, y no sólo con palabras vanas y superficiales, que son distintas del sentimiento del corazón en lo profundo. Y de esa forma seremos merecedores de la gueulá (Redención) plena, pronto. 

Midreshet Majón Orá

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Rav Shlomó Aviner El enemigo cristiano
Rav Shlomó Aviner

Tenemos largas cuentas con el cristianismo, unas cuentas llenas de sangre. El cristianismo es el que derramó más sangre judía a lo largo de toda la historia – ya sea a través de cristianos devotos, cristianos menos devotos, y personas que absorbieron la cultura cristiana. El Holocausto fue obra de los alemanes, que nunca negaron su cristianismo.
Los cristianos convinieron exterminarnos – a filo de espada, o de cualquier otra forma. Pero, ¿por qué?  ¿Qué les hicimos?
Es que los cristianos arguyen que ellos son Am Israel (el Pueblo de Israel) auténtico. Hubo un intento que nosotros seamos Am Israel, pero según su forma de pensar eso fracasó, y por ello fuimos sustituidos por un nuevo Am Israel: Somos el Am Israel de carne, pero ellos son el Am Israel espiritual, el verdadero Am Israel – Verus Israel. Somos el Am Israel viejo, sólo las escorias históricas que deberán desaparecer totalmente.
Pero para su enojo, nosotros no desaparecemos – y argüimos que somos Am Israel. Por eso, ellos hacen todo lo que pueden para "ayudarnos" a desaparecer: Pogromos, inquisición y conversión por la fuerza. Judíos que se negaron a convertirse fueron tirados a la hoguera, sus barrigas fueron partidas, los golpearon hasta matarlos, las mujeres fueron violadas, sus riquezas fueron robadas, los ahogaron y los acogotaron – a través de la religión que se apoda a sí misma "la religión del amor". Esa religión pregona que cuando te dan una cachetada, debes ofrecer la otra mejilla – pero en la práctica, fue ella la que nos golpeó todo el tiempo. Y peor que ello: De momento que fuimos sustituidos, estamos demás en el mundo. Debemos dejar de existir, o convertirnos al cristianismo.
Pero somos un pueblo terco, y no dejamos de existir. Por ello, el cristianismo tuvo que adoptar otra teoría: No importa si ese pueblo continúa existiendo, lo importante es que sea humillado. Siendo un pueblo desgraciado y humillado es un monumento vivo-muerto que atestigua que el cristianismo es auténtico, ya que "el nuevo y auténtico Am Israel" es el importante, cuenta con un millar y medio de adeptos – en contraste con los judíos, que son desgraciados, pobres y necesitados. Por el contrario, que se queden así para toda la eternidad, como una excelente prueba. Así escribe el filósofo religioso cristiano Pascal – que también fue un conocido matemático.
En resumen, hay tres soluciones: Desaparecer, convertirse al cristianismo o por lo menos ser humillados en el exilio – el judío perseguido, solitario y errante. En base a ello, nos persiguieron y nos hicieron sufrir hasta la muerte.
En comparación con ellos, el problema árabe es lateral: En nuestra ausencia, se acostumbraron a vivir en nuestra tierra y ambicionaron también el poder. Es un conflicto territorial. Pero el conflicto con el cristianismo no es por un trozo de tierra, sino que es algo básico, esencial - ¿quién es Am Israel? O nosotros, o ellos. Es así que el cristianismo se comporta según ese triángulo infernal: Matar, convertir o humillar.
Pero hubo un desperfecto en su plan: Volvimos a nuestra tierra, y el Estado de Israel fue creado. Los profetas vaticinaron que Am Israel volverá a su tierra, pero según los cristianos son ellos los que deben volver. Ellos no volvieron, nosotros sí. ¡Un gran problema! Al principio del Holocausto, el Papa exhortó a todos los dirigentes cristianos del mundo prohibir de toda forma posible el nacimiento del Estado de Israel – porque de ello depende todo el destino del cristianismo, y no sólo su trono.
En efecto, las profecías se cumplen en nosotros. Ya no somos el judío errante, el judío solitario – somos un pueblo respetable, que vive en su tierra. Ya no se nos puede dar cachetadas, porque Tzaha"l (el Ejército de Defensa de Israel) sabe devolver y doblar – el que nos de una cachetada en la mejilla, recibirá dos cachetadas en ambas mejillas, para que todos vean y teman.
Hubo un percance en el plan, pero enseguida se repusieron: Es cierto que fue creado el Estado de Israel, pero seguramente se desmoronará – y nosotros lo ayudaremos a desmoronarse, provocando su desequilibrio.
Hasta aquí la concepción católica. En contraste, los malditos protestantes arguyen que el tema no es urgente: Que vuelvan a su tierra, que construyan su estado – e incluso el Beit HaMikdash
(El Templo) – y cuando terminen, todos se convertirán al cristianismo. ¡Y ese será un gran acontecimiento, muy importante! Por supuesto, también hoy en día hay que esforzarse en convertir judíos al cristianismo: Ya no se los puede matar, tienen su propio ejército. También humillarlos se volvió difícil. Pero todavía se los puede convertir, y eso es lo que hacen los protestantes en todo el mundo - y sobre todo en Israel. El presupuesto de la misión en Israel - millones de dólares – es el doble que el de todos los otros países juntos.
Desde su punto de vista, convertir un judío es un gran éxito – pero hacerlo en Israel, es lo más importante. Así dejará de existir Am Israel. En nuestro país hay muchos misioneros: 8000 pagos que trabajan jornada completa, otros muchos que trabajan jornadas parciales, y varias decenas de miles de voluntarios que hacen su labor cuando es necesario. Todos ellos actúan en silencio y engañando a las personas, haciendo el mal con astucia.
Ellos ubican a los judíos que están en mala situación económica, les dan dinero sin hablarles una palabra de cristianismo, una y otra vez. De esa forma se vinculan con ellos, y después de uno o dos años empiezan a hablarles de religión. Así actúan sin descanso, cuando su meta es convertir a todo Am Israel.
Por supuesto, no debemos preocuparnos demasiado: No lo lograrán. Pero también que conviertan a algunos judíos, es una desgracia. Hay que estar atentos, y luchar contra esa vergüenza y ese oprobio.
Hay una secta que se apoda "Testigos de Jehova", que reparten dinero y librillos que parecen muy inocentes: "Am Israel -
¿qué es?". "¿Qué es judaísmo?". "¿Qué es el Mesías?". Sobre los librillos están dibujados la estrella de David, el candelabro y otros símbolos judíos. Ellos penetran lentamente dentro del mundo judío.
Todos esos misioneros, de todo tipo, buscan judíos desgraciados: Problemas económicos, problemas sicológicos, peleas entre cónyuges, problemas de educación de los hijos... Ellos les hablan al corazón, y lentamente los envenenan.
Y hay peores: "Judíos para Jesús" – parte de ellos son judíos que se convirtieron al cristianismo. Tienen kipa, hablan hebreo y se enrolan en el ejército. También sus hijos son misioneros: El hijo viste una kipa tejida, estudia en una Ieshiva Tijonit (liceo religioso) y participa de las actividades de Bney Akiva (movimiento juvenil religioso) – pero es un misionero. También su hija lo es, en la Ulpena (liceo religioso para muchachas). Van al Beit HaKneset (Sinagoga), se visten como judíos, rezan como judíos – no revelan su identidad. Imparten clases de Tanaj (Biblia) que parecen totalmente comunes y normales – pero con el tiempo, introducen ideas cristianas. Son unos 5000, y viven en todo el país – también en los asentamientos. En el Midrejov de Ierushalaim podrás ver a veces Jasidim (miembros de una corriente jasídica) de Breslav que bailan y cantan:
¡No! Ellos son misioneros disfrazados. Hay también Jasidim de Breslav auténticos que pasan por allí, y en su inocencia caen en la trampa, cantan y bailan con ellos...
Parte de ellos se disfrazan de Jasidim de Breslav, otros de datiim leumim (religiosos nacionalistas), y hay también quienes se disfrazan de jaredim
(ultra-ortodoxos). Andan de casa en casa en los barrios jaredim y reparten dinero – como si fuese de una organización de caridad. Vuelven una y otra vez, y van atrapando a sus víctimas con su tela de araña.
Tanto nos hicieron sufrir a lo largo de las generaciones, y todavía continúan intentando convencernos que hay una persona que es un dios, un dios-humano, tres que son uno, uno que es tres... Ya lo escuchamos, frente a la hoguera, cuando nos dijeron: "
¡Conviértanse al cristianismo, o los tiraremos al fuego!". Y contestamos: "¡Escucha Israel, el Eterno es nuestro Señor, el Eterno es uno!". Entonces, ¿quizás nos dejarán en paz ahora?
¡No! Ellos no cesan. Se encuentran en el país, y cazan almas desgraciadas. Las compran con dinero, y después las convierten al cristianismo – les hacen el bautismo en el Kineret o en la piscina de un hotel.
Hay que abrir los ojos y luchar. La organización "Yad LeAjim" lucha ya hace decenas de años contra los misioneros. Pero no es solamente su papel: Es el papel de todo judío - religioso o secular, derechista o izquierdista, Ashkenazi o Sfaradi
detener esas repugnantes acciones, cuando ellos se atreven a venir a nuestra propia tierra para convertirnos al cristianismo.
También en el exterior ellos actúan, pero los judíos allí son más cuidadosos. Tienen buenas "antenas" para saber diferenciar. Pero aquí en nuestra tierra, es más difícil. En una esquina de Tel-Aviv hay dos muchachos sentados, que cantan cantos de Eretz Israel (la Tierra de Israel) acompañados de guitarras -
¿cómo podrás saber si son misioneros? Ellos reparten gratuitamente librillos de judaísmo – y sólo al final es nombrado Jesús.
Debemos cuidarnos, ser concientes del peligro. Ellos trabajan mucho dentro de los círculos de Olim (inmigrantes) de Rusia – y parte de ellos son cristianos que llegaron al país amparados por la "Ley del Retorno".
Por eso, no debemos olvidar que el cristianismo es el enemigo número uno a lo largo de toda la historia. Los depravados asesinos árabes son poca cosa en comparación. También las armas árabes, son armas cristianas: Los árabes no saben fabricar armas. Ya hace 400 años que están estancados – desde el punto de vista cultural, científico y tecnológico. Ellos no saben fabricar armas, y si los cristianos no les venderán, habrá paz. La anhelada paz llegará por sí sola. Pero los cristianos les venden armas, y les enseñan a utilizarlas. Los cristianos son nuestro principal enemigo, en todas las generaciones.
El Ramba"m escribe que toda la Torá es una lucha contra la idolatría (More Nebujim 3:29). El cristianismo es una idolatría disfrazada de Tanaj (Orot, Pág. 34): Idólatra por dentro, judío por afuera. "No hay más judío, no hay más griego" – dijo Paulus. Se puede ser judío y griego al mismo tiempo: Un griego idólatra por dentro, y un judío por fuera. Por ello, nuestra lucha contra el cristianismo es la misma lucha contra la idolatría – aunque mucho más compleja y sofisticada.
No es por azar que en el libro "Orot" – el gran libro del Rav Kuk, donde habla del renacimiento de la nación, el regreso a Tzion, la reconstrucción de la tierra – se habla tanto del cristianismo, nuestro opositor, y se habla del enorme daño que le produce a la humanidad. La respuesta al cristianismo, es Israel y su renacimiento: También para ello renacemos, gracias a D's. Volvemos a nuestra tierra, nos reforzamos y también reforzamos nuestra lucha contra ellos.
Nos reforzaremos, y nos fortaleceremos.
 

Departamento ibero-americano

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Director del Departamento ibero-americano
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