Parashat Masaei
1 de Av
5765 Shabat Rosh Jodesh No 524
"Y
tomaréis posesión de la tierra, y
habitaréis en ella"
Rav Iaacov
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No hay otra Parashá en
toda la Torá
como la nuestra, que hable tanto de Eretz
Israel, de sus límites geográficos, de su conquista y
asentamiento. Incluso
al principio, cuando son enumerados los lugares donde acamparon en el
desierto
– también esas son las paradas que hicieron de camino a Eretz
Israel. También
al final de la Parashá,
se habla de la singular adjudicación de la tierra de las hijas
de Tzlofjad
sobre las que fue dicho: “Que apreciaban mucho a Eretz Israel”
(Rashi,
Bamidvar 26:64). Y en el centro de la Parashá
encontramos escrito: “Y tomaréis
posesión de la tierra y habitaréis en ella, porque a
vosotros os he dado la
tierra para poseerla” (Bamidvar 33:53). Ese es el corazón de la Parashá.
Ese versículo nos enseña que la mitzva del
asentamiento en Eretz
Israel tiene dos partes: Primero, se debe conquistar la tierra. Y
luego, se
debe habitar en ella. Rashi comenta: “‘Y tomaréis
posesión’ conquistándola de
manos de sus habitantes, y entonces ‘y habitaréis en ella’,
podréis subsistir
en ella. Pero de lo contrario, no podréis vivir en ella”.
Rabí Jaim Ben Atar
explica su intención en su comentario “Or HaJaim” a la Torá:
“La mitzva
es ‘y tomaréis posesión de ella’, pero ‘y
habitaréis en ella’ es una promesa”. Según
su interpretación se trata de una sola mitzva;
conquistar la tierra. Y
si tendremos el mérito, seremos merecedores de habitar en ella
con
tranquilidad. Y agrega “Or HaJaim” que “el Rambán z”l
comentó que la mitzva
es ‘y habitaréis en ella’, y en base a ello determinaron (Ktuvot
110B) que
todos deben ir a Eretz Israel”. Es decir: En opinión del
Rambán – a
diferencia de Rashi – la mitzva es asentarse en la tierra,
mientras que
su conquista es sólo un medio que nos posibilita habitar en
ella. Y “Or
HaJaim” se inclina por la opinión de Rashi, escribiendo: “Y
la
interpretación simple del versículo es afín con la
opinión de Rashi, ya que
termina diciendo ‘porque a vosotros os he dado la tierra para
poseerla’. Pero
si el asentamiento en ella fuese la mitzva, debería
haber dicho ‘porque
a vosotros os he dado la tierra para habitar en ella’”.
De una forma u otra, la mitzva de asentarse en Eretz Israel
está compuesta por dos partes; la conquista y su
colonización. Pero después de haber
sido merecedores de conquistarla y asentarnos en ella, debemos tener
presente
que Eretz Israel no es mercadería en venta con la que
podemos negociar como
nos plazca, sino que es la tierra que “los ojos del Eterno, tu D’s,
están
siempre sobre ella, desde el principio hasta el fin del año”
(Dvarim 11:12). Y
si utilizando nuestro libre albedrío haremos tonterías,
deberemos asumir las
consecuencias de nuestros hechos y pagar su precio cuando la tierra
reaccione,
de distintas maneras. La reacción más severa, es “no sea
que os vomite la
tierra” (Vaikrá 20:22). Incluso el ritmo en que será
conquistada la tierra no
se encuentra en nuestras manos; nos anuncia la Torá
que será conquistada paulatinamente, “y
el Eterno, tu D’s, quitará estas naciones de delante de ti poco
a poco, no
podrás acabar con ellas de una vez, no sea que se multipliquen
sobre ti las
fieras del campo” (Dvarim 7:22). Y también en la pequeña
porción que se
encuentra en nuestras manos es nuestra obligación cumplir la mitzva
de
asentarnos en ella, y cada zona que es conquistada debemos colonizar.
También respecto a los gentiles que habitan en la tierra la Torá
impone
limitaciones: Es cierto que podemos permitirle a gentiles vivir en ella
junto
con nosotros, y según la opinión del Rav Kuk - como fue
expresada en varios de
sus escritos - esa posibilidad no es sólo “si no hay más
remedio” sino que también
es deseable. Y así escribió: “Y ese es el ‘Guer Toshav’
(ciudadano
extranjero), el gentil que se encuentra en nuestros portones, que
nuestra Torá
kdoshá (santa) menciona como uno de los que se adhieren a
nuestra vida
social y nosotros le proporcionamos dentro nuestro la posibilidad de
procurarse
el sustento y trabajar, como un pueblo soberano en su tierra generoso
de
espíritu”. Pero al mismo tiempo la Torá
nos exige alejar de nuestra tierra los gentiles
malvados que persiguen nuestro mal, que describe en nuestra Parashá:
“Aquellos que dejaréis de ellos os serán como aguijones
en vuestros ojos, y
como espinas en vuestros costados, y os serán por adversarios en
la tierra en
donde habitáis” (Bamidvar 33:55).
Y cuando nosotros nos preguntamos: Por qué recae sobre nosotros
esta
desgracia, de Gush Katif (los asentamientos judíos de la Franja de Gaza)?.
Debemos
recordar que en los Acuerdos de Oslo nos comprometimos a devolver
decenas de
miles de asesinos que pretenden exterminarnos, que mataron miles de
ciudadanos,
y al respecto ya insinuó Rashi en nuestra Parashá:
“‘Y tomaréis
posesión’ conquistándola de manos de sus habitantes, y
entonces ‘y habitaréis
en ella’, podréis subsistir en ella. Pero de lo contrario, no
podréis vivir en
ella”. Y “Or HaJaim” en su comentario al versículo “y os serán por adversarios en la
tierra en
donde habitáis” escribe: “Si le permitiremos a los gentiles
malvados gobernar
alguna región de Eretz Israel, ellos no se
conformarán con lo que
tienen, y exigirán también las regiones que Am Israel
ya poseyó. También
esas regiones ellos intentarán poseer y nos dirán; salgan
de allí”.
De los versículos de la Torá,
y de los comentarios de Rashi y “Or HaJaim” aprendemos que no
podemos
hacer de Eretz Israel lo que nos plazca, e ignorar la
reacción de la
tierra a nuestros actos. Pero al mismo tiempo nosotros, que somos
fieles a la Torá
y a Eretz
Israel no debemos abatirnos ni debilitarnos: Incluso si – D’s no lo
permita
– ocurrirá la desgracia que hacemos recaer sobre nosotros
mismos, debemos
continuar siendo partícipes de todos los aspectos – espiritual,
científico,
civil y militar - de la vida del Estado de Israel. No permitiremos que
nuestra
estatura sea agobiada, y si también – D’s no lo permita –
habrán demoras en el
proceso de nuestro renacimiento, continuaremos por nuestro camino y D’s
nos
ayudará.
Tzahal
no puede?!
Rav
Shlomó Aviner
Tzahal (Ejercito de Defensa de Israel) no puede?!.
No
existe “no puede”, sólo existe “no quiere” – así se
acostumbra decir en Tzahal,
y es cierto. Esa es la regla; no hay algo así, que Tzahal
no sea capaz
de cumplir con alguna misión. Si Tzahal “no puede”, ya
dejó de ser Tzahal.
Esa es la regla. Pero toda regla tiene su excepción, y hay una
situación en la
que lo cierto es lo contrario: Tzahal no puede, y si puede –
dejó de ser
Tzahal.
Si él desmantela
comunidades de Am Israel en Eretz Israel
– dejó de ser Tzahal. Si comienza una guerra civil – en
la que pueden
morir, D’s no lo permita, varios cientos de personas, como
publicó la
Oficina del Primer
Ministro – entonces dejó de ser Tzahal. Porque Tzahal
– como su
nombre lo indica orgullosamente – es el Ejercito de Defensa de
Israel, y
su meta es proteger a los judíos, y por supuesto que no utilizar
su fuerza para
expulsar judíos tranquilos y buenos, entregando sus casas a
asesinos. Si Tzahal
tira a la calle hombres, mujeres y niños sin casa, sin sustento,
sin escuela –
entonces dejó de ser el Ejercito de Defensa de Israel, y se
transformó en Tzagal
(Ejército de Expulsión de Israel), o Tzaal
(Ejército de Desmantelamiento
de Israel), o Tzabal (Ejército de Huida de Israel).
Y esta es una carta de un
oficial de Tzahal:
“Yo soy Comandante de
Pelotón en una unidad de infantería que se supone
deberá evacuar ciudadanos. Fuimos capacitados para hacerle
frente a todo tipo de
situaciones hipotéticas, y en toda situación está
claro que debemos acatar las
órdenes con la máxima sensibilidad y el mínimo
daño posible. Pero hay una
situación que no fue tomada en cuenta, y es sencillamente que
no seamos
capaces de llevar a cabo la misión. No porque no seamos
suficientemente
fuertes, sino que no somos capaces de desconectar a un judío de
su tierra,
sobre todo luego de un largo período de tiempo en el que los
protegimos
arriesgando nuestras vidas. Hay algo que está claro: Ese
infortunado día, la
orden será impartida pero no habrán soldados para
cumplirla. Por ello, yo les ruego
que no coercionen, porque arruinará todo. No somos capaces de
llevar a cabo esa
misión, y por el contrario, ayudaremos a los evacuados a volver
a sus casas.
Concluyo mi carta diciendo que soy una persona jiloni (secular)
orgullosa, que se alegra que hay judíos cuerdos en el
país. Gracias a ellos
estoy dispuesto a luchar y cuidar y proteger a nuestra tierra y nuestro
estado.
Y hay muchos, muchos que piensan como yo que aún no han hablado,
pero ese
infortunado día los escucharemos. Con el corazón
destrozado, y con lágrimas en
los ojos, les digo a todos que somos hermanos, y entre hermanos no se
pelea. Hasta
la vista, en Gush Katif (los asentamientos judíos de la Franja de Gaza)”.
Él tiene
razón, la mayoría de los soldados sienten así,
pero no los
dejan expresarse amenazándolos.
Bienaventurado sea el
soldado que no es capaz, bienaventurado sea el
soldado que continúa siendo humano, que continúa siendo
judío con un corazón
judío que aún no han logrado exterminar – ni lo
lograrán.
Bienaventurado sea el
ejército que no se suicida desde el punto de vista
humano. Bienaventurado sea el ejército que no destroza a sus
soldados en
pedazos, que no los pone en dilemas imposibles y no le ordena a un
hermano
golpear a su hermano, junto con sus hijos. Bienaventurado sea el
ejército que
no realiza lavado de cerebros, ese deplorable “brainwashing” que
inventaron los
coreanos para inducir a soldados prisioneros a luchar contra sus
hermanos.
Bienaventurado sea el ejército que no malgasta millares para
expulsar judíos y
hacer recaer una catástrofe sobre otros judíos, en el
Norte del Neguev y en el
Sharon. Bienaventurado sea el ejército que no se
convirtió en el Ejército de
Defensa del Primer Ministro en su juicio penal. Bienaventurado sea el
ejército
que no borra la hermandad.
Y cuando Tzahal no
pueda, y quizás se sienta un poco incómodo, lo
consolaremos diciéndole que es semejante a D’s. Porque
también D’s no puede
hacer ciertas cosas, como explica nuestro gran Rav, el Rambam (More
Nebujim
2:13): D’s no puede crear otro D’s como Él, y no puede
convertirse en cuerpo -
y no es considerado una limitación ni una debilidad. Y nosotros
agregaremos que
D’s no podrá hacer algo inmoral, ni algo irracional - y no es
considerado una
limitación ni una debilidad, sino que por el contrario, es algo
sublime.
En forma similar respecto a
nuestro ejército: No es concebible que no
pueda proteger al país – y en efecto, lo protege. No es
concebible que no pueda
exterminar al terror – y en efecto, lo hace. Y no menos, no
podrá hacerle
frente a la suave amonestación: “Mi hermano, tú me
expulsas?!”.
Sólo debemos
recalcar que no se trata de desobedecimiento de la orden,
ni amotinamiento. No se trata de una manipulación
política, ni una amenaza,
sino que se trata de una incapacidad moral humana auténtica,
de un soldado
que fue puesto en una situación imposible, en una dificultad
insoluble en el
plano moral, en una incapacidad absoluta producto de la hermandad.
Ocurrió que hubo dos
soldadas jiloniot (seculares) con ideas
izquierdistas que impartieron muchas charlas a soldados de
preparación para la Desconexión, y
hablaron con entusiasmo y convencimiento de la obligación de
obedecer las
ordenes. Finalmente, les fue informado que ellas son llamas a
participar en le
expulsión, e irrumpieron en un terrible llanto. Los soldados se
extrañaron:
“Ustedes mismas hablaron sin descanso con todos los soldados que se
debe
cumplir la orden!”. Contestaron: “Por supuesto, pero no nosotras!”.
Porque por siempre ese
será el corazón del ejército: Responsabilidad
mutua, tenemos un solo ejército, una sola policía, y un
centro nacional
de convenio. Amamos tanto al ejército y la policía!.
Y cuando no sean
capaces – los amaremos mucho más. Y siempre seremos un
pueblo con un
solo ejército.