"De mano de
mi hermano, de mano de
Esav"
Rav Itiel
Ariel
El Netzi"b (Rav Tzvi
Iehudá Naftali Berlín) en su comentario
"Hamek Davar" (Bereshit 33:1) nos hace notar el cambio en la
forma en que se dispuso nuestro patriarca Iaacov cuando se
encontró con Esav,
en relación a la forma en que se preparó a sí
mismo y a su gente para ese
encuentro decisivo.
Al principio Iaacov se preparó para obsequiarlo, rezó a
D's y se dispuso a
luchar, y por ello dividió su gente en dos campamentos -
"si viene
Esav al primer campamento y lo hiere, el campamento que queda
escapará"
(Bereshit 32:9). Los comentaristas señalan la razón
lógica de esa medida, que
tenía por objetivo aumentar la posibilidad de escapar y
sobrevivir de parte de
su gente, o quizás permitirles defenderse de forma más
efectiva. Nuestros
sabios (Bereshit Rabah, 76) alabaron esa acción, y aprendieron
de ella para
todas las generaciones: "Nos enseña
Pero debemos comprender por qué cambió nuestro patriarca
Iaacov su táctica
a último momento, y presentó toda su familia junta frente
a Esav, en un sólo
grupo?.
El Netzi"b dice que la razón de ese cambio fue el
encuentro
nocturno entre Iaacov y el ángel, cuando al romper el alba le
fue aclarado cuál
es el tipo de conflicto que él sostiene con Esav - y debemos
precisar más su
idea. Esa lucha acentuó la secreta aprensión de Iaacov,
que lo acompaño durante
toda su preparación para el encuentro con Esav: Él teme
que Esav no lo atacará,
sino que por el contrario, lo abrazará. Luego de la
lucha con el Ángel
de Esav, Iaacov comprendió el terrible peligro cultural
que se esconde
en esa unión, que no es menor que el peligro de existencia
que implica
un combate contra él - y quizás mayor aun.
Desde un principio Iaacov expresa un recelo doble, cuando dice
"líbrame, Te ruego, de mano demi hermano, de mano de Esav"
(Bereshit 32:12), porque quizás se comporte con malicia, o
quizás se comporte
con hermandad. El autor del comentario "Shem MiShmuel" dice
que en realidad no hay ninguna discusión si Esav se
abalanzó sobre el cuello de
Iaacov para besarlo sinceramente o para morderlo (Rashi 33:4):
También quien
explica que intentó morderlo, consiente en que lo beso, pero ese
mismo beso
es como una mordedura para Iaacov, porque puede cobrar más
víctimas de Am
Israel a lo largo de las generaciones que una mordedura
auténtica.
Mientras el peligro se limitó al plano existencial, Iaacov
pensaba - y con
razón - que es preferible dividir a su gente, y aumentar
la probabilidad
de subsistencia de Am Israel. Pero cuando le fue aclarada la
verdadera
dimensión del peligro espiritual en toda su envergadura,
comprendió que es
preferible unir las fuerzas, para repeler todos juntos el
peligro de
asimilación y desmenuzamiento.
Y en efecto, el temor de Iaacov en cuanto a la hermandad de Esav
resultó
ser justificado, y cuando Esav le rogó que se adhiera a
él - "emprendamos
la marcha y vayamos, y yo iré junto contigo" (Bereshit 33:12), a
primera
vista Iaacov se "escabulle" diplomáticamente y arguye que los
tiernos
niños que necesitan del cuidado y el ganado no pueden soportar
un paso tan
rápido. Pero Rav Bejaiei (allí) en su comentario aclara
que Iaacov insinúa en
forma clara la verdadera razón de su oposición a esa
unión con Esav: Mientras
los niños sean pequeños y aún no cumplen la
totalidad de las mitzvot, no
estarán maduros para hacerle frente a la cultura de Esav. Es
necesario
acompañarlos, yendo lentamente, por un largo camino, hasta que
adquieran el
vigor espiritual suficiente para llegar a ese encuentro con orgullo. Ya
que si
la exposición a esa cultura no se hará en forma
controlada, Am Israel -
que son apodados "ganado santo" - puede perder su capacidad de
subsistencia espiritual, y dejarse llevar por corrientes ajenas.
Les es adecuado a los hijos de Iaacov ir por un camino lento y
esconderse
al principio de él en el Beit HaMidrash (centro de
estudio de
Rajel
Rav
Shlomó
Aviner
No dormí bien ayer de noche.
Estaba preocupado. Además, el viento se colaba
por las rendijas de la casa silbando, y las puertas golpeaban.
Finalmente,
logré dormirme. De pronto, sonó el reloj que está
colgado en la pared: Conté 12
campanadas. En ese momento se abrió en par la ventana de mi
cuarto, y una fría
brisa entró. La cortina comenzó a sacudirse por el
viento, y sentí la necesidad
de levantarme y mirar por la ventana. Afuera, estaba totalmente oscuro;
no
había Luna ni estrellas. Sólo el viento silbaba, cantando
una música a baja
voz. Me apoyé en el alfeizar de la ventana. Finalmente, la luz
de
Era una mujer alta, elevada, de porte noble, sensible, toda ella dice
temor
a D's, delicada, recatada, con un largo y ancho vestido negro, con un
cuello
blanco. Su cabeza estaba cubierta por un velo negro, sin ningún
adorno, que
escondía todo su pelo, salvo algunos cabellos que brotaban sobre
su frente.
De pronto, ella movió sus labios y se escuchó una
profunda voz:
"Yo soy Rajel".
"Rajel, nuestra matriarca!", dije, presa del terror.
"Sí, Rajel. He venido a decirles que me habéis humillado,
pisoteado,
avergonzado", dijo mientras las lágrimas caían de sus
ojos.
"Cómo?", pregunté.
"Yo estuve con ustedes en todos los exilios. Para el bien de ustedes
fui enterrada al lado del camino, y no con mi amado esposo Iaacov, el tzadik
(justo). Estuve sola en mi tumba. Cuando fuisteis expulsados
después de la
destrucción del primer Beit HaMikdash (El Templo),
pasaron a mi lado
caravanas y más caravanas de hombres, mujeres y niños,
quebrantados, apenados y
mortificados por los enemigos. Yo salí de mi tumba y
lloré, pidiendo
misericordia por ustedes. 'Se oye una voz en Ramá... Rajel llora
por sus
hijos'. Y D's me respondió: 'Será premiado tu trabajo...
y volverán los hijos a
su tierra propia'".
"Si, yo recuerdo", dije, "son versículos del libro Irmya
(Irmya 31:14-17). Rashi (Bereshit 48:7) habla al respecto". Sólo
en ese
momento me di cuenta que esa mágica figura que se encuentra
frente a mí
sostiene un libro en su mano. Esforzándome mucho logré
leer lo que estaba
escrito en su tapa: "Jumash con comentario de Rashi".
"Yo estuve con ustedes a lo largo de todos los exilios",
continuó
nuestra matriarca Rajel, "yo fui la fuerza Divina que surcaba dentro de
ustedes, por merito de la cual fuisteis capaces de sobrevivir en las
situaciones más terribles. Yo continuamente les hice mantener la
esperanza que
después de todos los suplicios, todas las matanzas y el quemado
de las almas,
volveréis a vuestro lugar: 'Y volverán los hijos a su
tierra propia'".
"De qué forma?", pregunté.
"Yo soy Rajel, yo soy la pastora del rebaño, soy
"Si", dije, respirando con dificultad.
"Y ahora, habéis llegado al final del camino: 'Y volverán
los hijos a
su tierra propia', gracias a D's, 'será premiado tu trabajo'.
Pensé que ahora
podrá cumplirse también: 'Reprime tu voz del llanto' -
pero no es así".
"Por qué no?", pregunté con gran temor.
"Porque vosotros descuartizáis mi tierra con cuchillos, y
pretendéis
entregarle a mi malvado primo Ishmael parte de ella. No es su tierra!.
Porque
pretendéis echar a mis hijos de mi tierra. Mis queridos hijos,
que se asientan
con gran sacrificio, que los malvados y crueles enemigos los atacan sin
descanso, y son asesinados, heridos, sus hijos quedan
inválidos!. Y vosotros,
no sólo que no los protegéis con vuestro ejército,
sino que por el contrario,
pretendéis expulsarlos!". Un torrente de lágrimas
bañó su rostro y se
deslizó hasta el suelo.
Sentí que mis fuerzas me abandonan, que me estoy por desmayar, y
con gran
esfuerzo continué sosteniéndome del alfeizar de la
ventana. No sabía qué
contestar. Nuestra matriarca Rajel continuó:
"Siempre callé. Callé cuando mi padre me engañaba
día a día, y le
entregaba a mi hermana los obsequios que mi amado Iaacov me enviaba. Le
dije a
D's: Tú sabes que Iaacov trabajó para mi padre tanto por
mí, y a pesar de ello
cuando mi padre me echó de la litera y puso a mi hermana en mi
lugar, yo callé.
Y también le comuniqué las señales a ella. Me
contestó D's: 'Por tu mérito,
Rajel, Yo devuelvo a Am Israel a su lugar' (Rashi, Irmya
31:14)".
"Y qué pasó?", pregunté.
"D's dijo algo cierto, prometió y ahora lo cumple: 'Reprime tu
voz del
llanto y tus ojos de lágrimas, porque será premiado tu
trabajo, dice el Eterno,
pues ellos volverán de la tierra del enemigo, de modo que hay
esperanza para tu
porvenir, dice el Eterno, y volverán los hijos a su tierra
propia' (Irmya
31:15-16). Comencé a alegrarme, pero ustedes lo han desbaratado
todo".
"Por qué?", pregunté con aprensión.
"Porque vosotros mismos os habéis convertido en enemigos. A lo
largo
de todo el exilio, los enemigos los hirieron y los expulsaron, su
ejército los
afligía. Ahora, gracias a D's, tenéis un ejército,
pero vosotros lo utilizáis
para atacar a mis hijos y expulsarlos!. Habéis olvidado que sois
hermanos?!".
"Pero, qué debemos hacer?", continué preguntando.
"Recordar siempre las palabras del Cohen (sacerdote) que
declama frente a las huestes: 'Escucha, Am Israel, ustedes
salen hoy a
combatir y luchar contra vuestros enemigos y no contra vuestros
hermanos. No
Iehudá contra Shimon, ni Shimon contra Iehudá' (Sota,
Cáp. 8)".
Comprendí, y dije: "Eso es lo que debemos hacer; utilizar
nuestro
ejército contra nuestros enemigos, y no contra nuestros
hermanos".
"Sí!. Luchar contra los enemigos, y no contra los hermanos",
dijo. Una noble sonrisa se dibujó en su semblante, y su figura
se desvaneció
lentamente entre la niebla.
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Tel.: 972-8-9285216
Cel: 972-52-4501467
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