Sucot 15 de Tishrei 5781 Sucot
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El
momento de nuestra
alegría
En
la actualidad
En las
tres fiestas llamadas Shloshet HaRegalim mencionamos en el
rezo la
característica de cada una: En Pesaj - el momento de
nuestra libertad.
En Shavuot – el momento de la Entrega de la Torá.
Y en Sucot
– el momento de nuestra alegría.
Esas
tres fiestas insinúan el proceso por el que pasan las
generaciones de la nación
de Israel, desde el principio hasta el final, desde la salida de Egipto
hasta
Ierushalaim. En Pesaj nació Am Israel (el Pueblo
de Israel),
salimos de la esclavitud a la libertad. En Shavuot recibimos la
Torá
y salimos a la libertad espiritual, como dicen nuestros sabios “no leas
grabado,
sino que libertad”. Y en Sucot, el momento de nuestra
alegría, llegamos
a la plasmación de la meta de Am Israel.
Revelación de las nubes de
honor, del resplandor Divino en el mundo, en Ierushalaim y en el Beit
HaMikdash (El Templo), que es acompañado con una
alegría enorme, y “el que
no vio la alegría de Beit HaShoeva no vio alegría
en sus días”.
En la
actualidad, en
nuestra generación, la generación de la reunión de
los exilios y el
renacimiento nacional, nos encontramos cerca del fin del trayecto de
las
generaciones. Hemos llegado a Ierushalaim. La clara señal se va
revelando, según
las fases y los niveles como lo aprendemos de las fiestas.
Después de dos mil
años hemos salido de la esclavitud de los gentiles a nuestra
independencia. Es
cierto que todavía somos influidos por la cultura de los
gentiles en cierta forma,
lo que borronea nuestra identidad, pero más y más
judíos regresan a sus raíces,
a la tradición judía y la Torá, y no
está lejano el día en que seremos
merecedores de ver con nuestros propios ojos la plasmación de la
profecía: “Y el
Redentor vendrá a Tzion y a los que se vuelven de la
trasgresión en Iaacov, dice
el Eterno. Y en cuanto a Mí, éste será Mi pacto
con ellos, dice el Eterno, Mi
espíritu que está sobre ti, y Mis palabras que he puesto
en tu boca, no se
apartarán de tu boca, ni de la boca de tu simiente, ni de la
boca de la simiente
de tu simiente, dice el Eterno, desde ahora en adelante y para siempre”
(Ishaya
59:20-21).
En la tercera
etapa, cuando la tierra se colmará del conocimiento de D’s como
el agua cubre el
mar, todos seremos merecedores, Am Israel y toda la humanidad,
de anular
el mal del mundo, y en base a eso también la tristeza, y la
alegría será el
patrimonio de todos y cada uno, en Am Israel y en la humanidad.
Como
dice el versículo “alégranos conforme a los días
en que nos has afligido”
(Tehilim 90:15), y “entonces habrá una época de
alegría para Am Israel
como no hubo nunca antes, y el mundo será corregido con el
descanso y el
silencio, y no habrá más desgracia ni tristeza en el
mundo en absoluto” (véase
Ramja”l, Maamar HaGueulá). Pronto, en nuestros días, amén.
Con bendiciones de una fiesta de Sucot
alegre
De quien anhela la salvación plena
Dov
Bigún
Tshuvá
a
la sombra de la corona
Rav
Shlomó Aviner
Nuestro
gran Rav, el Ramba”m escribe al principio de las halajot del
ayuno que en
momentos de desgracias hay que hacer Tshuvá (arrepentimiento
sincero).
La corona es ciertamente una desgracia, y debemos hacer Tshuvá.
Es
cierto que todo día y en todo momento debemos hacer Tshuvá,
pero cuando
hay corona debemos hacer una gran Tshuvá.
¿De qué
debemos arrepentirnos? Cuenta el Rav Avraham Ben HaRamba”m que una vez
le preguntaron
eso a su padre: ¿De qué debo arrepentirme? Y
contestó: De eso mismo. Es decir,
del hecho que no sabes qué debes corregir. Cada uno debe hacer
su introspección
y se arrepentirá de lo que debe.
Y a
pesar de ello, en este momento, hay seis cosas que todos debemos
arrepentirnos:
1. Conformarnos
con lo que tenemos: Lamentablemente, todos estamos bañados por
la cultura de la
abundancia, consumimos más y más, nos esclavizamos
más y más. Llegó el virus y
nos enseña que también con menos de eso se puede vivir y
estar contento con lo
que tenemos.
2.
Familia: Lamentablemente el hombre moderno está ocupado con mil
cosas, llama a
mil personas, pero con su familia, a su viña, no guarda. Dice la
corona:
Siéntate más en tu casa, relaciónate con tu
pareja, con tus padres, con tus
hijos, con tus hermanos.
3. Necesitados:
Olvidamos que en Am Israel (el Pueblo de Israel) hay pobres,
35% de los
niños se encuentran bajo la línea de pobreza, es decir
800.000, que es la
situación más severa de todos los países
desarrollados. Lamentablemente, eso empeorará
con la crisis económica de la corona. El virus nos recuerda:
Abre tu mano en
ayuda.
4. Torá:
La persona estudia poco la Torá, porque se mueve de
aquí para allá y
está muy ocupado con todo tipo de cosas, a derecha e izquierda.
El virus lo
obliga a sentarse en su casa, y así encuentra tiempo para
ocuparse de la Torá,
que es la obligación más elevada, y el placer más
elevado.
5.
Humildad: El hombre moderno está inflado de orgullo. Se piensa
que lo sabe
todo, lo entiende todo. Está ebrio de su potencia
tecnológica. Cada uno es
Primer Ministro, cada uno es Ramatka”l (Comandante en Jefe),
cada uno es
un científico, cada uno es médico, cada uno es Rav. Mira,
hombre orgulloso,
como es que no logras superar una criatura minúscula, que no
puede ser vista,
ese virus. Aprende a ser humilde.
6.
Salud: “Cuiden muy bien sus almas” (Dvarim 4:15), y por supuesto la
salud de
los demás. No le creas a los que dicen que el encierro es
demasiado difícil, y
que no hay corona. En el mundo murieron alrededor de un millón
de personas, por
lo visto hay corona. En nuestro país han muerto 1300, es decir
137 personas por
cada millón, cuando el promedio mundial es 124 por
millón. Por lo visto, en
nuestro país hay corona. Todas las indulgencias del encierro son
por presiones
políticas o religiosas, pero el virus no es político ni
religioso. Cuídate mucho.
Meorot
HaShabat
El cometido de esta sección es
familiarizar
a los lectores con las pautas básicas del Shabat. Cada
uno debe aconsejarse
con la autoridad rabínica en su comunidad en cuanto a los
detalles de las numerosas
y a veces complejas halajot del Shabat, y no limitarse
a lo escrito
en esta sección.
Melaben
Barro húmedo
Una prenda que se ensució con barro
está prohibido tirarle agua para que se limpie de esa forma, por
la prohibición
de Melaben – es decir, lavado.
También si no tira agua sobre la prenda,
a veces nuestros sabios prohibieron limpiarla porque es semejante a Melaben,
como será aclarado.
Frotado de la prenda
Cuando desea quitar el barro de la
prenda frotándola [sin humedecerla con agua], debe hacerlo por
el lado de
adentro. Es decir, tomar la prenda por el lado de adentro y frotar la
prenda
consigo misma, porque de esa forma no es notorio que su acción
es para quitar
el barro, y no es semejante a Melaben[1].
Pero cuando sostiene la prenda por
el lado de afuera [donde el barro está adherido], y frota la
prenda consigo
misma, está prohibido, porque es semejante a Melaben, de
momento que la
prenda se verá más limpia de esa forma[2].
Está permitido quitar el barro
rascándolo con la uña[3]
o con un cuchillo o similar[4],
porque cuando lo quita de
esa forma no es semejante a Melaben, y por ello está
permitido incluso
si lo hace del lado de afuera de la prenda[5].
Pero también de esas formas que está
permitido, como por ejemplo cuando frota la prenda del lado de adentro,
hay que
cuidarse que no quite del todo el barro hasta que no quede ninguna
mancha sobre
la prenda, porque cuando limpia totalmente está incluido en la
prohibición de Melaben[6].
Barro seco
Hay poskim (sabios que
determinan la halajá) que opinan que cuando hay sobre la
prenda barro
seco, está prohibido quitarlo frotando, incluso si frota la
prenda del lado de
adentro. Y también está prohibido rascarlo con la
uña o similar, porque cuando
quita el barro seco este se desmenuza y está prohibido por ser
considerado Tojen
(triturado)[7].
Y en un principio es bueno cuidarse de ello[8].
Pero si lo hace un gentil
está permitido[9].
[1](Shuljan Aruj, Orej Jaim 302 inciso 7. Mishná Brurá inciso 32. Shuljan Aruj
HaRav inciso 17. Kaf HaJaim inciso 48).
[2](Allí, Shuljan Aruj y Mishná
Brurá inciso 32).
Pero Melaben
propiamente dicho no es, porque no tira agua sobre la prenda
(allí, Mishná
Brurá inciso 33. Kaf HaJaim inciso 50). Y no es similar a la
prohibición de
quitar polvo de la prenda, porque en ese caso lustra la prenda
quitándole el
polvo, y es el corregimiento de la prenda. Lo que no es así en
nuestro caso,
que sólo quita el barro y la mancha queda en la prenda, y se
acostumbra a
limpiar barro con agua (allí, Shaar HaTziun inciso 41).
[3](Allí, Shuljan Aruj).
[4]Es decir, con el contrafilo del cuchillo. Y
puede que incluso con el filo está permitido (allí,
Mishná Brurá inciso 34). Y
Kaf HaJaim (allí, inciso 52) escribió que está
permitido con el filo del
cuchillo.
[5](Allí, Mishná Brurá).
[6](Allí, Mishná Brurá inciso
36. Biur Halajá comienza
deavi tojen. Shaar HaTziun inciso 41).
[7](Allí, Shuljan Aruj citando
comentaristas.
Mishná Brurá inciso 35. Shaar HaTziun inciso 43. Y
véase Drisha inciso 3). Esa
prohibición es de nuestros sabios, porque esa acción es
similar a Tojen – que desmenuza
un cuerpo en muchos pequeños trozos. Pero según la
Torá escrita no está
prohibido, porque no está interesado en los pequeños
trozos del barro, y se
acostumbra a triturar sólo cuando se necesita lo triturado
(allí, Shuljan Aruj
HaRav inciso 17).
[8](Allí, inciso 6. Biur Halajá
comienza o al
minalav).
El Shuljan Aruj
determinó como la primera opinión, que no se debe
diferenciar entre barro
húmedo o seco, y de todas formas está permitido quitar el
barro de la forma que
fue aclarada. Y la opinión de los que lo prohíben cuando
el barro está seco
citó como “hay quien comenta”. Y escribió el Jid”a
(Majzik Braja, inciso 3) que
la opinión del Shuljan Aruj en la práctica es como los
que lo permiten también
cuando está seco. Y citó otras opiniones que lo permiten,
como Rabinos de
Ierushalaim y Maar”i Abuab.
Pero Kaf HaJaim (inciso
49) escribió que también en opinión del Shuljan
Aruj hay que tomar en cuenta
los que lo prohíben en un principio cuando el barro está
seco, que todo lugar
donde el Shuljan Aruj cita una opinión sin comentar y luego dice
“hay quienes prohíben”,
a pesar de que su opinión es determinar como la primera, de
todas formas, en un
principio se debe tomar en cuenta la opinión de los que lo
prohíben.
Cuando el barro está
adherido a su cuerpo, incluso cuando está seco, hay que permitir
limpiarlo con la
mano o con agua, porque cuando el barro se encuentra sobre su cuerpo
eso le
hace sufrir, y se debe ser menos estricto (allí, inciso 6. Biur
Halajá al final
de o al minalav). Y no está prohibido tirar agua sobre el barro
por Megabel,
porque no es de la forma acostumbrada, y de momento que lo hace sufrir
no fue
prohibido.
[9](Allí, Mishná Brurá inciso
36. Kaf HaJaim
inciso 49). El rascado del barro de la prenda es una Melaja que no
necesita su
producto [ya que no está interesado en el barro que quita], y
por el respeto de
las criaturas que se avergüenzan de andar con las prendas sucias
hay que
permitirlo cuando lo hace un gentil (allí, Shaar HaTziun inciso
44 citando
Ajaronim).