Parashat Emor 6 de Yiar
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La
kdushá del estado y la persona
Mijael
Abulafia
Cuando nos encontramos contando los días
del Omer, y estamos centrados en la elaboración de
nuestras virtudes y
su purificación en el plano particular, nos llega una gran
festividad: Iom
HaAtzmaut (el Día de la Independencia), en el plano general,
y no siempre
sabemos cómo asimilar su grandeza…
El judío estudia todos los días de su
vida cómo santificarse, es decir, cómo encontrarse en
forma correcta con la
realidad. Él estudia la Torá, porque sólo
con su ayuda es capaz de
asimilar la compleja realidad. Y cuanto más compleja es ella,
será capaz de ver
dentro de ella más resplandor de la Shjina (manifestación
de la
presencia Divina).
Desde la edificación del estado somos conscientes
que tenemos una tierra, es decir, un cuerpo. De la misma forma que el
individuo
particular necesita ocuparse y pensar cómo vincularse con su
carne kdoshá
(santa), así también toda la nación se ocupa ahora
de la esencia del vínculo de
ella con la realidad política.
Dos mil años el cristianismo nos enseñó
que el cuerpo, la vida material, la política, son el
Satán, son la parte mala,
y hay que ser “religioso” para alejarnos de ellos, de todo lo que
está
relacionado con la realidad… En contraste, Am Israel (el Pueblo
de
Israel) tiene otra meta: ¡Revelar que D’s es uno! En el cielo y
en la tierra. Y
eso quiere decir que cuanto más “realidad” hay, hay más
labor – revelar más y
más el bien infinito que se encuentra en ella, como los
días del cielo sobre la
tierra. La dimensión material no asusta, por el contrario. Si
una persona se
casa, por supuesto que es bueno, incluso si eso lo hace encontrarse con
la
realidad corporal, económica, material, que exige de él
varios niveles por
encima del estilo de vida que llevaba como soltero. El casamiento es
como el
pueblo que regresó a su tierra, es condición necesaria
para la existencia, pero
es también la puerta de entrada a la complejidad, una
complejidad buena, una
complejidad que nos recuerda que no hay vida sin vinculación
entre cuerpo y
alma, entre la realidad y la verdad, entre la tierra y el cielo, entre
el
estado y el ideal profético. Para eso hemos llegado aquí.
El pensamiento
dicotómico es testigo sobre todo de la superficialidad, y no es
capaz de asimilar
nada, sino que impone el sometimiento de una dimensión sobre la
otra. Nosotros
declamamos tres veces por día que el Eterno, nuestro
Señor, es uno – ¡porque
esa es nuestra esencia, santificar el estado, el espíritu, el
cuerpo, nuestra
realidad en Eretz Israel (la Tierra de Israel)!
Pero debemos recalcar que nuestra kdushá
(santidad) es libertad, y no prisión de ideas. Debemos aclarar
dentro de
nosotros cada vez de nuevo el concepto de la kdushá del
cuerpo, del
estado. El recipiente contiene energía más alta, mientras
está adentro. En el
estado hay potencias más grandes que en un pueblo diseminado, y
en el cuerpo
hay potencias espirituales mayores que en el alma sola. Debemos revelar
en esta
generación que no hay Iom HaAtzmaut sin un intento de
descubrir cada vez
de nuevo la grandeza de la aparición del estado que tenemos, y
agradecer
infinitamente porque finalmente tenemos cuerpo.
Les
mostraré maravillas
Rav
Shlomó Aviner
“Como en
los días de tu salida de Egipto, les mostraré maravillas”
(Mija 7:15). El Netzi”v
(Rav Naftali Tzvi Iehudá Berlín) acota que en la Salida
de Egipto hubo también
sufrimiento. Como es sabido, la medida del bien es mayor que la medida
del
sufrimiento. Por ello, en nuestras generaciones, que hemos visto
grandes
desgracias, mayores que en Egipto, seguramente veremos también
milagros
mayores. ¡Ya hemos visto con nuestros ojos tantos milagros!
Antes de
la Declaración de la Independencia los americanos nos
advirtieron no hacerlo,
porque ponemos en peligro nuestras vidas: ¿Cómo
podrán hacerle frente 60.000
judíos a un millón y medio de árabes, con armas
inglesas que cuentan con el
apoyo de 7 ejércitos de los estados árabes vecinos?
También dijeron de antemano
que no reconocerán el Estado de Israel. El consular americano
abandonó el país
diciendo: No puedo ver cómo es aniquilado el asentamiento.
También los
sionistas americanos estaban convencidos en su oposición a la
Declaración de la
Independencia. Los líderes del asentamiento temieron una masacre
colosal, y
tenían dudas qué hacer. Parte de ellos opinaban que
está prohibido poner en
peligro todo el asentamiento. Finalmente fue tomada la
resolución en la
Asamblea del Pueblo, gracias a un voto: 6 contra 4. Y entonces
comenzó una
cadena de milagros. Un millón de árabes se escaparon de
por sí mismos, dejando
lugar a los millones de judíos que llegaron. Escribió el
escritor Moshe Pragar
en su artículo “Tjiat HaAretz UPliotea”:
“‘Desolaré Yo la tierra’
(Vaikra 26:32), a la luz de ese versículo debemos observar el
milagro del
escapado de los árabes cuando se levantó el estado. A
pesar de los argumentos
acostumbrados, no hay ninguna explicación lógica
convincente de esa extraña
visión, del escapado de los campesinos árabes.
¿Acaso han visto ustedes alguna
vez que un denso bosque, enraizado cientos de años, se arranque
a sí mismo de
pronto de su lugar, tome sus piernas y se escape a los cuatro
vientos?... y
aquí, se levantaron muchedumbres de campesinos, en un momento lo
abandonaron
todo y se escaparon, como la paja diseminada por el viento” (fue citado
en
HaTkufa HaGdola, pág. 40).
Por
ejemplo, los árabes de Tzfat y su vecindad tenían muchas
armas, y se prepararon
a masacrar los habitantes judíos de la ciudad. Los judíos
no sabían dónde
escaparse. Enviaron una delegación a los árabes, que les
hable al corazón y les
ofrezca mucho dinero para que se arrepientan de lo que quieren hacer,
sin
éxito. Había un puesto de defensa pequeño del
movimiento HaAgana con el Davidka
– ese cañón improvisado que siempre se temía si
logrará disparar, o explotará.
Gracias a D’s, el proyectil fue disparado con un ruido tremendo, y
cayó en el
puesto del enemigo. Los que dispararon comenzaron a bailar de
alegría. En ese
momento comenzó a llover en gran cantidad, algo poco
común en el mes de Iyar…
cuando llegaron a Tzfat, no encontraron a nadie, como en el cuento del Tana”j
(La Biblia) de los cuatro sarnosos. Finalmente fue aclarado lo que
pasó: ¡Todos
se escaparon! Los pocos que quedaron en el hospital contaron que los
dirigentes
árabes dijeron que los judíos tienen una bomba
atómica, y el ruido espantoso
junto con la lluvia imprevista es porque la han lanzado.
Hay
quienes preguntan, ¿por qué fue determinado Iom
HaAtzmaut justamente el
5 de Iyar? En ese día no ocurrió ningún milagro,
solamente fue declarado el
Estado Judío y de esa forma se encontraron en una
situación de peligro. Explica
nuestro Rav, el Rav Tzvi Iehudá Kuk que el valor de la
declaración de la
independencia es el milagro de los milagros, la fuente y la raíz
de todos los
milagros y maravillas a continuación (LeNetivot Israel Alef,
pág. 179). La Gmará
discute respecto a un pastor que abandonó su rebaño,
llegó un lobo y se comió
una oveja, llegó un león y atacó otras, y
determina que la responsabilidad del
pastor depende si podría haber salvado las ovejas o no. Si de
todas formas no
podría haber vencido a los atacantes, está exento.
Pregunta la Gmará (Baba
Metzia 106A): ¿Quizás le hubiese ocurrido un
pequeño milagro? Tosafot
define ese milagro como “un espíritu de valentía y
capacidad de luchar”
(Tosafot allí, comienza metiv).
Y así
también tratándose de la Declaración de la
Independencia. “El deseo y el
esfuerzo y el sofisticado y la valentía del impulso de
salvación y levantado”
es el milagro de lo alto, “gracias al impulso interno elevado”, la base
de
todos los milagro (LeNetivot Israel Alef, allí).
Bienaventurados
somos que vimos todos esos milagros, y vemos milagros todos los
días, y así nos
mostrará D’s maravillas, en su enorme bondad.
Meorot
HaShabat
El cometido de esta sección es
familiarizar a los lectores con las pautas básicas del Shabat.
Cada uno
debe aconsejarse con la autoridad rabínica en su comunidad en
cuanto a los
detalles de las numerosas y a veces complejas halajot del Shabat,
y no limitarse a lo escrito en esta sección.
Hatmana
Una de las formas de cuidar del calor de los alimentos
en Shabat
hasta la comida es Hatmana (cubierto).
Se considera que se hace Hatmana cuando se envuelve la olla
donde se encuentra el alimento. A veces se la envuelve con cosas que
agregan
calor, a veces con cosas que sólo cuidan el calor de la olla[1].
Dos prohibiciones decretaron nuestros sabios en cuanto a la Hatmana:
Una en cuanto a la Hatmana que agrega calor, y la otra en
cuanto a la Hatmana
que no agrega calor[2]. Esos
dos decretos son distintos en cuanto a su razón y sus detalles,
como será
aclarado.
1. Hatmana con algo que agrega calor:
Hay materiales que cuando se envuelve con ellos la olla, por su
naturaleza añaden calor a la olla – como cenizas, residuos de
aceitunas
prensadas (que fermentan), cal y arena[3].
Las cenizas de las que se habla son
las cenizas que quedan en la estufa de leña mezcladas con brasas
ardientes, y
cuando se envuelve con ellas se agrega calor por las brasas que
aún arden que
se encuentran mezcladas en ellas[4].
Nuestros sabios prohibieron envolver
una olla con algo que agrega calor, porque cuando se entierra la olla
entre las
cenizas con las brasas ardientes se puede por equivocación
avivar las brasas en
Shabat para aumentar el calor de ellas y de esa forma calentar
más el
alimento, y avivar las brasas en Shabat es una
prohibición de la Torá
escrita, por ser considerado un caso de encendido del fuego[5].
Para que no lleguen a envolver la olla con cenizas, prohibieron
nuestros sabios la Hatmana con cualquier material que agrega
calor [a
pesar que en ellos no hay peligro que avive brasas][6].
También en nuestros días es común que se envuelva
la olla con
materiales que agregan calor, como será aclarado más
adelante.
[1]Y en cuanto a Hatmana de un alimento que no se
encuentra dentro de un recipiente, cuando se lo envuelve con una toalla
o
similar, en opinión del Pri Megadim (254, Eshel Avraham inciso
12) no es
considerado Hatmana, y no está incluido en la
prohibición, y sólo cuando se
envuelve un recipiente que contiene alimentos está prohibido.
Pero en Shuljan
Aruj HaRav (259, Maadura Batra, Dinei Hatmana comienza aval)
escribió que
también si el alimento no se encuentra dentro de un recipiente
es considerado Hatmana.
[2](Shabat 34A-B).
[3](Shuljan Aruj, Orej Jaim 257 inciso 3).
[4](Gmará y Rashi allí, B).
[5](Allí. 257 inciso 1, Mishná
Brurá inciso 5. Kaf
HaJaim inciso 4).
[6](Allí. Mishná Brurá inciso
33).