Edición semanal
Basada en materiales de Majón Meir

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Parashat Emor     17 de Iyar 5777     No 1118


“Para el menesteroso y el extranjero los abandonarás”
Rav Azriel Ariel
(reimpresión)

En la Parashá de las festividades D’s nos ordena muchas mitzvot que están relacionadas con la kdushá (santidad) que se revela en el tiempo. Y de pronto, entre esas mitzvot, se encuentra una mitzva que pertenece a un tema totalmente distinto: “Y cuando segareis la mies de vuestra tierra, no acabarás la esquina de tu campo, ni espigarás tu tierra segada, sino que para el menesteroso y el extranjero los abandonarás, Yo soy el Eterno, vuestro Señor” (Vaikra 23:22).
En primer lugar, es llamativo que ese versículo se encuentra en ese entorno. ¿Por qué razón el D’s que nos entregó la Torá eligió “meter” una mitzva social entre las mitzvot que tratan de la kdushá de las festividades? Pero más aún: Si el objetivo de la Torá de Am Israel (el Pueblo de Israel) es convertirnos en personas que brinden, ¿por qué nos ordena algo tan “extraño”, como abandonar el leket (espigas que cayeron en la siega) y la pea (esquina) en el campo? ¿No sería más bondadoso si las tomásemos y las entregásemos directamente en manos de los necesitados? ¿Y qué será de los menesterosos inválidos, enfermos o lejanos?
Ambas preguntas son contestadas por el Mahara”l de Praga en su libro “Gur Arie”. Él explica que hay dos aspectos en las mitzvot sociales: Por un lado existe el aspecto de la justicia y la obligación, y por otro lado el aspecto de la bondad. Los tributos de los menesterosos cuando se cosecha el campo, expresan el aspecto de la justicia y la obligación. Es por ello que esas mitzvot aparecen entre las mitzvot de los sacrificios de las festividades, que son obligatorios. El sacrificio, no expresa el anhelo humano de vincularse con su D’s, sino que por el contrario, su objetivo es expresar la anulación de la persona frente al Eterno y su reverenciada majestuosidad. Así son las mitzvot de leket y pea: No tienen por cometido expresar la buena voluntad de la persona, sino que su obligación, que cumplirá acatando y anulándose frente a la palabra de D’s.
Esa explicación del Mahara”l es ampliada por el Rav Kuk zt”l en su comentario a Masejet Pea” en su libro “Ein Ayá”. El abandono del leket y la pea en el campo - sin tomar alguna iniciativa para ayudar alguna persona específica - expresa en forma muy tangible el principio que “la entrega al menesteroso no es producto de la gran generosidad y misericordia del patrón sino que es una ley positiva, y lo que la Torá fijo para los menesterosos, les pertenece realmente”.
E inmediatamente se preguntará: ¿Qué derecho tiene el necesitado de adueñarse de lo que otro ganó con su esfuerzo? ¿Cómo sabemos que el abandono de los tributos de los menesterosos se basa en la justicia, y no en el sentimiento de amor, hermandad y compasión por ellos? En cuanto a eso el Rav Kuk  zt”l plantea una aguda respuesta: Los que piensan que la pobreza es sólo “un problema” que la sociedad debe “solucionar” se equivocan. Es un error pensar que el menesteroso es sólo una carga económica para el público que se procura su sustento trabajando. La pobreza tiene un papel en la sociedad: Un papel difícil, doloroso, pero con sentido. Si en la sociedad no hubiese pobreza, no habría benevolencia. Si no hubiese personas que necesitasen ayuda en el mundo, cada uno se sumergiría en sí mismo y en sus intereses egoístas, y no se vería obligado a tomar en cuenta a su prójimo, sus necesidades y sus penas.
Es cierto. Estaríamos más contentos si no hubiese pobres en el mundo. Preferiríamos hacer obras de caridad y benevolencia para con nuestro prójimo también si no tuviese necesidad de ello. Desearíamos vivir en una sociedad que respeta la “ley de la sonrisa obligatoria” para con toda persona, ya que “la sonrisa - no existe el menesteroso que no pueda ofrecerla, ni el rico que pueda prescindir de ella”. Pero mientras no hemos llegado aún a esa situación ideal, mientras el egoísmo gobierne, debemos agradecerle a los pobres que se encuentran con nosotros. Debemos agradecerles porque ellos evitan que nos convirtamos en una sociedad corrupta, fría y ajena al prójimo. Por ello debemos pagarles los tributos que les corresponden, no sólo por generosidad, como quien come del pan ajeno por bondad. Les daremos el sueldo que les corresponde justamente, por su importante aporte a toda la sociedad.
De esa forma aprendemos también cuál debe ser la actitud correcta frente al menesteroso: No lo veremos como una carga, sino que como un valor. No lo despreciaremos en nuestro corazón, sino que lo respetaremos. No le daremos mezquinamente “algunas monedas” para cumplir con nuestra obligación, sino que lo auxiliaremos en abundancia. Nos esforzaremos por liberarlo de la pobreza, no para “solucionar el problema de la pobreza” en el ámbito nacional - ya que lamentablemente sabemos que “no dejará de haber menesterosos en la tierra” (Dvarim 15:11). Lo ayudaremos para que el menesteroso particular que se encuentra delante de nosotros pueda liberarse de la desgracia y viva una vida de riqueza y felicidad adecuadas a toda persona que fue creada “a imagen y semejanza” Divinas. Por ello frente a él nos sentiremos como “bienaventurado aquel que piensa en el pobre” (Tehilim 41:2), ayudándolo de la forma más efectiva que somos capaces.
Y si ya hablamos de la efectividad de la ayuda, he aquí otro punto que tiene su expresión en el abandono del leket y la pea en el campo: El menesteroso no permanecerá de brazos cruzados, anulado en su pasividad esperando recibir lo que le corresponde. Él debe esforzarse. Debe trabajar. Debe tomar la iniciativa y hacerse responsable de sí mismo. Esa iniciativa es la que lo hará sentirse como una persona digna y con valor, y reforzará su espíritu para que pueda seguir escalando los peldaños de la escalera económica y social. Y quien no tiene fuerzas para tomar la iniciativa y apoderarse de lo que le corresponde - para él, existe la mitzva de la limosna.
Los tributos de los menesterosos en el campo - con todos los significados que encierran - son parte de las mitzvot que deben cumplirse en Eretz Israel (la Tierra de Israel): Justamente “cuando segareis la mies de vuestra tierra”, esa es la concepción social que emana de los terrones de la tierra de Eretz Israel y de las profundidades de su Torá. Porque Eretz Israel es la que nos hace a todos un sólo pueblo, como si fuésemos una sola persona. ¡“Y quién como Tu pueblo Israel, un pueblo en la tierra” (Shmuel Bet 7:23)!


Rav Shlomó Aviner

El problema de los solteros
Rav Shlomó Aviner

Pregunta: Como es sabido, encontrar pareja es difícil como partir las aguas del Iam Suf. ¿Cómo se soluciona ese problema? ¿Hay en Am Israel (el Pueblo de Israel) tantos solteros y solteras que realmente quieren casarse y no encuentran su alma gemela?
Respuesta: La principal razón es que las personas son mimadas y egoístas, quieren que su pareja les sea afín exactamente, y eso dificulta mucho el tema.
Pregunta: ¿Hay quienes arguyen que la sociedad separada de los religiosos es la culpable, porque no hay oportunidades de encontrarse con la pareja potencial?
Respuesta: No es cierto. Entre los jilonim (seculares) la sociedad es mixta totalmente, y allí el porcentaje de solteros es el más alto. Entre los datiim-leumim (religiosos nacionalistas) la sociedad es mixta a medias, y el fenómeno de los solteros mayores es mucho menor, y entre los jaredim (ultra-ortodoxos) la sociedad es separada totalmente, y casi no hay solteros mayores.
Pregunta: Realmente, ¿qué hacen los jaredim para resolver el problema de encontrar pareja?
Respuesta: Muy sencillo. Muchos casamenteros, y lo principal, casamenteros pagos.
Pregunta: ¡¿Por qué pagos?! ¿La persona no puede hacerlo por la buena causa?
Respuesta: Él puede, pero no siempre lo quiere. Hay muchas personas en el mundo que hacen cosas buenas no por la buena causa, o para ser más exactos, por la buena causa y también por su interés propio. No toda persona llegó al nivel de la pureza del libro Mesilat Iesharim, que todo lo hace por la buena causa, y a pesar de ello allí es explicado que es considerado el nivel del tzadik (justo). Es más, hay muchos que estarían contentos de hacerlo por la buena causa, pero no pueden. Porque ser casamentero lleva mucho tiempo – buscar, hablar, convencer, acompañar durante todo el proceso y más. Las personas necesitan procurarse su sustento, están dispuestas a disminuir sus horas de trabajo y ocuparse de casamientos, pero se les debe pagar por ello.
Pregunta: ¿Cuánto se les debe pagar?
Respuesta: Mucho. Yo propongo a la pareja pagar cada uno 5000 shekel al casamentero, incluso si lo hizo por su propia iniciativa, incluso si no es su profesión.
Pregunta: Perdón por preguntar, ¿ellos pagan?
Respuesta: Lamentablemente, no. A lo sumo le dan un pequeño regalo, y eso es tacañería. Hacen un casamiento que sale 100 mil shekel o 200 mil shekel, y no están dispuestos a pagar 10000 shekel al que le deben todo eso. Es ser desagradecido.
Pregunta: ¿Hay alguna fuente de esa suma, 10000 shekel”?
Respuesta: No. El Ram”a escribe que todo es según la costumbre del país (Shuljan Aruj, Joshen Mishpat 185:10, acotación).
Pregunta: ¿Pero entre los datiim-leumim la costumbre es no pagar nada, a no ser que se trate de un casamentero profesional, con el que se convino también cuánto se pagará?
Respuesta: Es muy cierto. Y esa mala costumbre tiene malas consecuencias. Por ejemplo, entre los jaredim cada Beit Iaacov (centro de estudio para muchachas) tiene una casamentera paga que recibe sueldo, que se encarga de encontrar pareja para las egresadas. Ellos lo ven como parte de la obligación del instituto por la preocupación del futuro espiritual de las muchachas. Entre nosotros es muy raro, hay unas pocas ulpenot (centro de estudio de muchachas) que hicieron algo así, y tampoco pagan, sólo los padres deben pagar, y ellos tampoco pagan. Todo eso debe cambiar.
Pregunta: El Rav fundó dos sitios para buscar pareja, Shushvinin y Culanu Shadjanim. ¿Cómo son las cosas allí?
Respuesta: Gracias a D’s hay muchos éxitos, pero está lejos de solucionar el problema. Allí es gratis. Sólo si se tiene éxito, se recomienda donar al sitio. Lamentablemente, casi nadie dona nada. Los que trabajan en el sitio consagran muchas horas en forma voluntaria, y también mantienen el sitio de su propio dinero.
Pregunta: ¿Por qué el que propone una pareja y no es casamentero profesional debe recibir pago?
Respuesta: El Ram”a determinó que el casamentero es como un intermediario de un negocio, y por ello se merece recibir pago según la regla que “desciende al campo de su compañero y planta allí sin su permiso”. Así escribe en forma explícita el Gaón (genio del estudio de la Torá), el Gr”a (Shuljan Aruj, Joshen Mishpat 87, inciso 117). ¿Y cuánto se le debe pagar? ¡Lo que disfrutó! Y casarse vale una fortuna, por lo menos se le debe pagar 5000 shekel por cada parte.
Pregunta: ¿El Ram”a, pero no el Shuljan Aruj?
Respuesta: Es cierto. Los sfaradim (provenientes de colectividades del norte de África y otros lugares) acostumbraron durante todas las generaciones a no pagar por casamientos, como atestigua el Gaón, el Rav Moshé Shterenbuj (Shu”t Tshuvot VeHanagot, Joshen Mishpat Alef, 715). Pero en nuestros días, también los sfaradim tienen que acostumbrar a pagar, también ellos necesitan encontrar pareja.
Pregunta: ¿Qué se debe hacer si el casamentero dijo que no hay que pagar? ¿Hay que pagarle de todas formas?
Respuesta: Ojalá esos sean nuestros problemas. Eso fue tratado en Pitjei Tshuvá (Shuljan Aruj, Even HaEzer 50 inciso 16).
Pregunta: ¿En resumen?
Respuesta: Es difícil encontrar pareja como partir las aguas del Iam Suf. Y fuimos merecedores del partido de las aguas por el sacrificio de entrar en el agua. En este tema no se necesita sacrificar la vida, sino que un poco de dinero…


Meorot HaShabat

El cometido de esta sección es familiarizar a los lectores con las pautas básicas del Shabat. Cada uno debe aconsejarse con la autoridad rabínica en su comunidad en cuanto a los detalles de las numerosas y a veces complejas halajot del Shabat, y no limitarse a lo escrito en esta sección.
Kidush
La persona puede cumplir con su obligación de Kidush escuchándolo de otra persona, a condición que el que recita el Kidush tenga presente la intención de que el que lo oye cumpla su obligación, y el que escucha tenga presente la intención de cumplir de esa forma con su obligación[1], como será explicado más adelante.
Una mujer puede recitar el Kidush y un hombre puede cumplir con su obligación escuchándola, porque también las mujeres tienen la obligación de la mitzva de Kidush según la Torá como los hombres, como fue explicado anteriormente[2]. Y de todas formas, en un principio se debe ser más estrictos, y la mujer no debe recitar el Kidush para que cumpla su obligación un hombre que no es parte de su familia cercana[3].
Un pequeño que aún no ha llegado a los 13 años, a pesar que ha llegado a la edad en que se lo debe educar y tiene la obligación de hacer Kidush, de todas formas no puede recitar el Kidush para que una persona mayor cumpla su obligación escuchándolo [ya sea hombre o mujer], porque la obligación del pequeño es sólo según nuestros sabios para educarlo, y la obligación de los mayores es de la Torá, y todo el que tiene obligación de la mitzva sólo por nuestros sabios no puede cumplir con la obligación del que tiene la obligación según la Torá[4].
Pero el pequeño puede recitar el Kidush para que cumplan su obligación otros pequeños que han llegado a la edad de educación y aún no han llegado a la edad del cumplimiento pleno de las mitzvot, de momento que su obligación del Kidush es sólo según nuestros sabios[5].


[1]Shuljan Aruj, Orej Jaim 273 inciso 6, Mishná Brurá inciso 30
[2]Allí, 273 inciso 2. Y véase Kaf HaJaim (inciso 8) que citó el Ba”j que cita a Rasha”l, que opina que las mujeres no puede cumplir con la obligación de los hombres, mientras que Kneset HaGdola cito a ambos y escribió que la costumbre no es así, y por ello Kaf HaJaim concluyó que de momento que hay diferencias de opinión al respecto, un hombre no debe cumplir su obligación escuchando a una mujer que recita el Kidush, a no ser que sea una situación excepcional, en la que no hay otro hombre del que lo pueda escuchar.
[3]Allí, Mishná Brurá inciso 4.
Pero los pequeños pueden cumplir con su obligación escuchando una mujer que recita el Kidush en un principio (Derej HaJaim, Dinei Kidush VeBeito inciso 3).

[4]Allí, Mishná Brurá inciso 2, Biur Halajá comienza miad.
Un hombre o una mujer que no saben hacer Kidush ellos mismos, y un pequeño lo hace para ellos, deben decir palabra por palabra junto con el pequeño. Y de momento que recitan el Kidush ellos mismos, lo correcto es que no confíen en el vaso de vino que sostiene el pequeño, sino que ellos también tengan un vaso con vino delante (allí, Mishná Brurá inciso 2 y 3, Biur Halajá comienza miad y comienza deitkash).
También un muchacho que ya tiene 13 años de edad, si no se sabe si tiene indicios de ser grande, no puede recitar el Kidush para que cumplan su obligación personas mayores que aún no han rezado y tienen obligación según la Torá, porque desde el punto de vista de la obligación de la Torá no alcanza con que haya llegado a los años necesarios, sino que también se necesita indicios de ser grande, es decir dos pelos en el resto del cuerpo aparte de la barba. Y tratándose de obligaciones de la Torá no se fía en “jazaka deraba” que seguramente tiene dos pelos hasta que sea constatado, o cuando tenga suficiente barba (allí, Mishná Brurá inciso 3, Shaar HaTziun inciso 5, Kaf HaJaim inciso 9).

[5](Derej HaJaim Dinei Kidush VeBeito inciso 1, Tehilat LeDavid 271 inciso 4). Y véase Mishná Brurá (inciso 2) que el que tiene obligación por nuestros sabios puede cumplir la obligación también para otra persona que tenga obligación según nuestros sabios.
Y véase en Tehilat LeDavid (allí) que escribió que también un pequeño que ya rezó [y su obligación es menos vigorosa, como será aclarado más adelante] puede cumplir con la obligación de un pequeño que aún no rezó [y su obligación es más clara], aunque Derej HaJaim (allí) no opina así, y escribió que un pequeño que ya rezó no puede cumplir con la obligación de un pequeño que aún no rezó. Y véase más adelante.