Edición semanal
Basada en materiales de Majón Meir

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Parashat Noaj     4 de Jeshvan 5777     No 1092


Rav Zeev Karov

El arca salvadora
Rav Zeev Karov
(reimpresión)

Dos veces estuvo el mundo a punto de ser destruido. La primera vez fue en la época de Noaj: Cuando D's se dispuso a hacer caer el Diluvio, el mundo estuvo a punto de ser destruido desde el punto de vista físico. La segunda vez fue en la época de Paró (el Faraón egipcio): Cuando Paró decretó que "todo hijo que naciere lo echaréis al río" (Shmot 1:22) y de esa forma pretendió extinguir a Am Israel (el Pueblo de Israel), el mundo estuvo a punto de ser destruido desde el punto de vista espiritual. En ambas oportunidades, fue el arca la que salvó al mundo: En la época de Noaj, el Arca de Noaj, y en la época de Paró, el arca de Moshé (donde fue depositado para ser escondido).
¿Qué hay en el arca, que la hace tan importante para la salvación del mundo?
En el mundo está grabada la aspiración por la unidad. Existe un ansía oculta de ver el mundo unificado, como una sola cosa. Ese anhelo de elevarse por encima de todas las diferencias que separan, se encuentra en la base de nuestra Torá, "y afluirán a él todas las naciones" (Ishaya 2:2), "la humanidad se merece unirse toda en una sola familia, y entonces cesarán todas las luchas y todas las malas virtudes que emanan de la división en pueblos" (Orot). No sólo la humanidad se unirá, sino que también "y habitará el lobo con el cordero" (Ishaya 11:6). Pero ese anhelo universal tiene que ser aclarado y edificado por un largo y profundo camino, que no es posible acortar.
Noaj vivió en un mundo en el que todavía no existía un "pueblo elegido", un mundo que - a primera vista - es más equitativo y más unido, y a pesar de ello, Noaj era un tzadik (justo) particular, para sí mismo. Pero Avraham vivió en un mundo en el que había un pueblo elegido, había una persona que fue elegida de entre los demás y se encuentra bajo un título separatista. Y él, a pesar de ello, es el que es sensible a toda la creación, y se preocupa incluso de las personas de Sdóm y Amorá.
En la concepción universalista hay algo que borronea y corrompe desde el punto de vista moral. Borronea, porque le permite a la persona escaparse de su esencia y su misión particular en el mundo. Cuando las personas dicen "yo soy como todos" no piensan tanto en cuanto a su vida, sus acciones y su responsabilidad, y esa concepción les permite justificar todo fracaso o inmoralidad en la atmósfera general. Corrompe, porque no se pude vivir como si no hubiese ninguna diferencia, como si "toda la congregación, todos ellos son santos" (Bamidvar 16:3): Todos saben y tienen claro que existen diferencias entre los animales y los hombres, y también está claro que existen diferencias entre las personas. El intento de no tomar en cuenta las diferencias entre las distintas criaturas y hablar de igualdad, nos conduce forzosamente a discriminaciones antojosas y falsas, no a discriminaciones basadas en ideales y en la moral, producto de la aclaración de la realidad e identificación de la verdad.
Por eso encontramos que en la Torre de Babel, cuando intentaron producir una unión y universalidad ficticias, llegaron a la máxima perversión: Cuando una persona caía y moría, ni siquiera era lamentada, pero si un ladrillo caía, ellos lloraban. Así dice el Rav Kuk: "El sentimiento de amplitud de corazón, que quiere contener todo el mundo... necesita ser aclarado... a veces, ese amplio amor es producto del entumecimiento del sentimiento y el palidecer de la luz del kodesh (lo santo)... y entonces, es venenoso, y el contenido de sus acciones está colmado de terrible destrucción".
También en nuestros días podemos ver y escuchar quienes ensalzan la universalidad en sus bocas, pero es una universalidad estrecha y sumamente limitada. Por ejemplo, hay quienes hablan de querer vivir en armonía con los árabes, escucharlos e identificarse con su angustia, ¡pero no están dispuestos a hablar con mitnajalim (judíos que viven en los asentamientos) o jaredim (ultra-ortodoxos)! Eso es un borroneo y perversión que emanan de la falta del recogimiento profundo dentro del arca personal y nacional.
Por un lado, no es posible unificar el mundo de forma que todos sean iguales, y por otro lado, no es posible crear separaciones según los caprichos humanos, sean cuales sean. Para llegar a un mundo auténticamente unificado hay que aclarar con detenimiento y certeza cuál es el factor de unión auténtico del mundo, y cuál es la particularidad de cada criatura. Esa aclaración sólo puede lograrse con la ayuda del Creador, que creó al mundo y todos sus detalles. Ese es el recogimiento en el arca. El encuentro con el mundo debe ser producto de la profunda aclaración de la raíz del hombre y de la nación, y sólo sobre la base de ese recogimiento es posible abrir un ventanal a todo el mundo. Justamente el recogimiento en el arca es lo que salvó al mundo de su destrucción: Sólo cuando seamos lo que tenemos que ser podremos vincular y unir a toda la humanidad.
Por eso, la fiesta de Sucot - que expresa la unión ente Am Israel y los demás pueblos del mundo, cuando nosotros ofrecemos 70 toros, equivalente a los 70 pueblos del mundo - es el último de los Shloshet HaRegalim (las tres fiestas en las que se debe llegar a Ierushalaim). Para llegar a Sucot con plenitud es necesario pasar antes por la fiesta de Pesaj y la fiesta de Shavuot, que expresan la singularidad de Am Israel. En Pesaj, Am Israel se separó y se apartó de Egipto y de los pueblos del mundo, y en Shavuot recibió su Torá, la Torá particular de él - la Torá que es llamada Torat Moshé (la Torá de Moshé). Y sólo entonces, al final de ese proceso, podemos hablar de la materialización de las profecías de la unión, "y afluirán a él todas las naciones".


Rav Shlomó Aviner

Un libro de Kabalá para principiantes
Rav Shlomó Aviner

Pregunta: Tengo un amigo que arguye que lo único que le interesa y lo entusiasma es el estudio de la Kabalá. Pero él trasgrede el Shabat, come alimentos prohibidos y peca con mujeres. ¿Hay algún libro que se le puede sugerir?
Respuesta: Por supuesto. El libro “Mesilat Iesharim” es un libro de Kabalá para principiantes. El Ramja”l (Rabí Moshé Jaim Luzato, autor del libro) era un gran cabalista, y más que ello tenía inspiración Divina, como lo describe en sus cartas a su maestro, el Rav Ishayau Sadan. Él se hiso meritorio de la revelación de ángeles, del profeta Eliahu y de almas. Todo el libro Mesilat Iesharim se basa en secretos de la Kabalá, desde el principio hasta el final. Es cierto que él no lo menciona, porque como es sabido fue perseguido y lo obligaron a dejar de escribir libros de Kabalá. Por ello, él escribió ese libro en lenguaje sencillo, pero todo él es secretos de la Torá. A veces él cita a nuestros sabios, y las citas no se encuentran en la Gmará ni en el Midrash, sino que en el Zohar y otros libros esotéricos.
En efecto, esa es una gran ventaja de ese libro, que todo él es grandes secretos, pero está escrito en un lenguaje que todos pueden entender. No es el primer libro con ese estilo. El primero fue el Pentateuco, que también un niño de primero de escuela puede comprenderlo. A pesar que nuestro Rav Moshé fue un gran cabalista, incluso más aún que Rabí Shimón Bar Iojai, como es sabido en la Torá hay distintas formas de interpretación: la interpretación sencilla, hay estudio elaborado, insinuaciones y secretos – es una maravilla, cómo un libro tan profundo puede ser escrito en forma tan clara.
Hay otra gran ventaja del libro Mesilat Iesharim: El resumen esquemático maravilloso, hasta tal punto que el Rav Kuk lo apodó “el libro de los libros”, es decir, de cada renglón se puede escribir un libro entero.
Por ello no nos extrañamos que cuando ese libro llegó a manos del Gaón (genio del estudio de la Torá) de Vilna él enseguida lo estudió 101 veces, y dijo que si el Ramja”l aún viviese, él marcharía a Italia para aprender de él cómo corregir las virtudes.
Por supuesto, no somos nada en comparación con el Gaón de Vilna, y no tenemos la obligación de estudiarlo de memoria 101 veces - nos alcanza con estudiarlo 101 veces del libro escrito. Tampoco debemos estudiarlo 101 veces de una vez, pero se puede poco a poco. Alcanza con señalar una raya al final del libro cada vez que lo terminamos, para saber cuántas veces lo hemos estudiado.
Y otra ventaja que tiene ese libro sobre los otros libros de musar (cultivo de las virtudes) muy valiosos: Él edifica las cosas en forma gradual. Muchas veces encontramos en el libro Mesilat Iesharim que cierto nivel es muy difícil de adquirir, pero al mismo tiempo escribe que es fácil de adquirir. No es una contradicción. Llegar de una vez es difícil, pero en forma gradual es fácil. Es semejante al trepado al techo. Es muy difícil trepar por las paredes al techo, pero con una escalera, peldaño a peldaño, es fácil trepar. Eso es incluido en la expresión “trae a”, cada nivel nos abre la puerta al nivel próximo.
Por supuesto, no es un invento del Ramja”l, sino que de Rabí Pinjas Ben Iair (Avoda Zara 20B). ¿Y cómo sabía ese sabio de la época de la Mishná ese secreto, que hay un camino que es largo pero corto, donde todos pueden trepar desde la base hasta el nivel más alto en el kodesh (lo santo)? Por supuesto, gracias a su inspiración Divina. Y la continuación es la inspiración Divina del Ramja”l que se reveló en dos cosas: Antes que nada que de las 22 versiones distintas de esos diez niveles (al final de Sota. Majón HaTalmud Israeli) él decidió cuál es la versión correcta. ¿Cómo lo supo? Inspiración Divina. Y en segundo lugar, él supo explicar a lo largo y ancho cada uno de esos niveles con una genialidad fabulosa.
Por ello, ese maravilloso libro marca un pasaje en los libros de musar: Los libros anteriores a Mesilat Iesharim – que prepararon el terreno para ese libro – y los libros posteriores al Mesilat Iesharim, que se basan en él.
Y para finalizar, ocurrió una vez que un importante Rav enseñaba en una importante ieshivá (centro de estudio de la Torá). Pero lamentablemente decidió que él debe estudiar más, y por ello llegó a la ieshivá Merkaz HaRav, se presentó delante de nuestro Rav, el Rav Tzvi Iehudá Kuk, le contó que estudió profundos libros de emuná (fe) y también los enseñó, y le preguntó qué debe estudiar ahora. Le contestó nuestro Rav: Mesilat Iesharim. Él se extrañó, pero hizo como le dijo, volvió luego de un tiempo, y le preguntó qué debe estudiar ahora. Le contestó: Mesilat Iesharim. Se ofendió, pero cumplió la orden de su Rav. Y la tercera vez, nuevamente recibió la misma respuesta: Mesilat Iesharim. Y entonces entendió la sabiduría de nuestro Rav, y la grandeza del libro Mesilat Iesharim.


Meorot HaShabat

El cometido de esta sección es familiarizar a los lectores con las pautas básicas del Shabat. Cada uno debe aconsejarse con la autoridad rabínica en su comunidad en cuanto a los detalles de las numerosas y a veces complejas halajot del Shabat, y no limitarse a lo escrito en esta sección.
Agregar al Shabat
El tiempo que hay que agregar al Kodesh no fue aclarado en la Gmará. Pero no alcanza con un agregado insignificante, sino que se necesita un poco más. Y el que es estricto consigo mismo y deja de hacer Melaja media hora antes de la puesta del sol, o por lo menos 20 minutos antes de la puesta del sol, bienaventurado será, y cumple con todas las opiniones[1].
La hora en que se entra al Shabat cambia de semana a semana, y depende de la puesta del sol. También es diferente de lugar en lugar, y hay que verificar la hora según almanaques exactos[2].
La persona puede recibir el Shabat desde Plag HaMinja [véase acotación siguiente]. Pero antes de ello no, e incluso si recibió el Shabat eso no tiene ningún vigor[3].
Ese tiempo que agrega a la entrada del Shabat debe hacerlo con su boca, es decir, debe decir en forma explícita que recibe ahora el agregado al Shabat[4]. Y hay quienes dicen que si lo recibe en su corazón – es decir, que decide que recibe ahora el agregado a Shabat – también tiene vigor[5].
Antes de la puesta del sol, cuando dicen el canto de “Leja Dodi” y terminan diciendo “Boi Kala”, o cuando dicen el salmo “Mizmor Shir LeIom HaShabat”, es como recibir el Shabat en forma explícita, y le son prohibidas todas las Melajot de Shabat. También en lugares donde acostumbran a rezar Arvit antes de la puesta del sol, enseguida que el público dice “Barju”, es como si recibiesen en forma explícita el Shabat[6].


[1] (Shuljan Aruj 261 inciso 2. Mishná Brurá inciso 22, 23. Biur Halajá comienza eize zman. Kaf HaJaim inciso 23. Y véase Shaar HaTziun inciso 21, que de esa forma cumple con la opinión de Rabí Eliezer de Mintz según el cual Bein HaShmashot es tres cuartos de mil antes de la puesta del sol, incluso si diremos que el tiempo que demora caminar un mil es 24 minutos).
[2] También necesita un reloj exacto (véase Shuljan Aruj 293, Mishná Brurá inciso 7).
[3] (Shuljan Aruj 261, inciso 2. Mishná Brurá inciso 25).
Plag HaMinja: Según la opinión del Shuljan Aruj es una hora y cuarto solar antes de la salida de las estrellas, y según la opinión del Lebush y el Gr”a es una hora y cuarto solar antes de la puesta del sol [véase en Kaf HaJaim inciso 21, que si recibió el Shabat una hora y cuarto antes de la puesta del sol, debe ser estricto y tomar en cuenta la opinión del Lebush y el Gr”a y abstenerse de Melaja, a pesar que el Shuljan Aruj no opina así]. Y según todas las opiniones esa hora y cuarto es calculada según las horas solares.
Horas solares: Se divide el “día” en 12 partes iguales, ya sea en el verano en que los días son largos o en el invierno en que los días son cortos, y una de esas doce partes es llamada Hora Solar [Shaa Zmanit en hebreo. N. del T.].
En la opinión del Shuljan Aruj se divide el lapso de tiempo desde Alot HaShajar [Aurora. N. del T.] hasta la salida de las estrellas en doce partes, y una doceava parte como esa es Shaa Zmanit. Y Plag HaMinja es una de esas partes y cuarto antes de la salida de las estrellas.
En opinión del Lebush y el Gr”a se divide el lapso de tiempo desde la salida del sol hasta la puesta del sol en doce partes, y Plag HaMinja es una parte y cuarto antes de la puesta del sol (Shuljan Aruj 263, Mishná Brurá inciso 19). Todas esas horas son calculadas y publicadas en los almanaques que tienen los horarios de cada día.
En el verano en que los días son largos, una Shaa Zmanit es más larga que 60 minutos. Y en el invierno en que los días son cortos, una Shaa Zmanit es menos que 60 minutos.

[4] (Shuljan Aruj 261, Mishná Brurá inciso 21).
[5] Allí en Mishná Brurá citó (véase Shuljan Aruj 608 inciso 3, Mishná Brurá allí) al Ram”a en cuanto al recibimiento del ayuno en vísperas de Iom Kipur, que escribió que no alcanza con recibirlo en el corazón, y también escribió así en cuanto al recibimiento del ayuno en vísperas de Tisha BeAv (Shuljan Aruj 553 inciso 1). Pero Mishná Brurá (inciso 2) citó que el Ba”j y el Gr”a determinaron que el recibimiento en el corazón tiene vigor.
[6] (Allí, inciso 4, y Mishná Brurá inciso 31).