Parashat Toldot 2 de
Kislev
5776 No
1043
Hadasa
Gahali
En
La perseverancia es una de las fuerzas
vitales de la persona, es la voluntad de la persona que expresa la
fuerza de
vida. Es la voz interna que empuja e incita a la persona a aspirar, a
no
desistir de la meta, es el diálogo interno de la persona que no
lo abandona y
le dice no desistir, no tener miedo del fracaso, no temer de las
dificultades y
los desafíos, “tú puedes, tú sabes, ten confianza
en ti mismo”. La
perseverancia es una inversión redituable, que le posibilita a
la persona
trabajar, conocerse a sí misma, su capacidad y sus virtudes, es
un entrenamiento
a largo plazo que lo ayudará en el campo de la vida futura.
En los sistemas de enseñanza cada vez hay
más niños que son diagnosticados con problemas de
aprendizaje. Los maestros
tienden a recomendar el diagnóstico, porque el alumno no alcanza
las metas
esperadas. También los padres piden diagnosticarlo, para poder
recibir
exenciones. Ellos están cansados de las protestas de los
maestros y de andar
corriendo tras el niño.
Más allá del costo monetario superfluo
del diagnóstico, el problema es que se legitima las exenciones y
todo tipo de
relajaciones para que el alumno, D’s no lo permita, no se esfuerce
demasiado ni
trabaje duro, porque hay un protocolo que
dice que no se le puede exigir demasiado… Hay más y
más niños que dicen
“yo no puedo’, “no tengo buena memoria”, “no lo logro”. Esa tarjeta de
programación
está metida en su cabeza, y perpetúa la falta de avance.
Los diagnósticos
callan las voces naturales vitales que claman por el desarrollo del
niño, como
la fuerza de voluntad y la capacidad, que se desarrollan a
través del esfuerzo
y la perseverancia, sobre todo cuando se es joven. Hoy en día la
educación
enfatiza el éxito y los logros, pero en forma absurda genera una
situación en
la que los niños le temen al fracaso, no quieren tomar
responsabilidad, no
hacen para no equivocarse.
La fuerza de constancia se adquiere a
través de la perseverancia, sistemática y paciente, a
través de una actitud
educativa que aprecia el desarrollo de las capacidades, que incita la
curiosidad y el deseo de saber. Cuando se recalca el esfuerzo y la
labor, el
niño no le teme a los desafíos, y no se desplomará
por algún fracaso. Es un
nuevo idioma que hay que permitir, para darle lugar a crecer sin
catalogar.
Padres y maestros deben invertir hoy en día en hábitos de
estudio, hacerle
adquirir herramientas para la vida, y cuando llegue al liceo
podrá hacerle
frente a grandes cantidades de material de estudio. Muchos niños
llegan al
liceo y no logran terminar los estudios porque les falta la constancia,
y no
son capaces de sentarse y estudiar.
Antes de ir al diagnóstico, hay que
verificar cuánto invierte el niño en los estudios.
¿Él hace deberes, se prepara
para las pruebas, llega a la clase con el equipo necesario, libros y
cuadernos?
¿Acaso él completó lo que estudiaron en su
ausencia? Sobre todo cuando son
jóvenes, esos hábitos son críticos para poder
aprender a leer y saber escribir.
Falta de esfuerzo por parte del niño genera una cadena de
dificultades que
abren distancias entre el niño y su clase, deteriora su
autoestima y la fe en
su capacidad. Es recomendable para los padres invertir su dinero – si
ellos no
tienen tiempo – en un maestro particular para ayudar al niño a
completar el
material que perdió, ejercitar la lectura a diario
tratándose de niños que aún
no leen de corrido, y devolverle la autoestima y la confianza en
sí mismo. Tratándose
de niños que han acumulado muchos fracasos el diagnóstico
no ayudará mucho.
Por supuesto que hay otros factores para
las dificultades de aprendizaje y logros bajos, como problemas
familiares y
sentimentales, expectativas no reales del niño y de sus logros,
incapacidad de
los padres de pasarle responsabilidades al niño, etc.
Luego de haber verificado todos esos
parámetros, y estar seguros que realmente el niño estudia
y se esfuerza, sabe
organizar el material y contestar preguntas, y no está claro
cuál es la razón
de sus fracasos, entonces se puede dirigir al diagnóstico para
encontrar cuál
es exactamente su dificultad, para aprender y conocer las capacidades y
virtudes de él y trabajar correctamente con él.
Rav
Shlomó Aviner
Respuesta: Por
supuesto, la pregunta es muy genérica y no se refiere justamente
al terror,
sino que también a los problemas que tenemos, parte de ellos muy
grandes como
el terror, los países hostiles, la asimilación en la galut
(exilio),
educación sin Torá de cientos de miles de
niños, dificultades económicas
de gran parte de la nación, alejamiento de
Pregunta: ¿La
solución es espiritual o práctica? ¿Cuáles Rabanim
tienen razón?
Respuesta: Todos
tienen razón. Ambas son palabras del D’s vivo. Se necesitan los
dos. Nuestros
sabios preguntan y contestan en el tratado Nida (70B):
- ¿Qué
hará
la persona para ser rica?
- Abrirá negocios.
- ¿Hay quienes abrieron negocios y se
quedaron pobres?
- Se le debe rezar a D’s.
- Entonces, ¿hay que rezarle directamente
a D’s sin abrir negocios?
- No alcanza sólo con uno de ellos.
¿Y qué hará la persona para ser talmid
jajam (erudito del estudio de
- Estudiará
en la ieshivá (centro de estudio de
- ¿Pero hay quienes estudiaron y no se
transformaron en talmidei jajamim?
- Se le debe rezar a D’s.
- Entonces, ¿rezará directamente a D’s
sin estudiar?
- No alcanza sólo con uno de ellos.
Y también preguntaron, ¿qué debe hacer la
persona para tener hijos?
- Casarse.
- ¿Pero hay quienes se casaron y no
tienen hijos?
- Se le debe rezar a D’s.
- Entonces, ¿rezará directamente a D’s
sin casarse?
- No alcanza sólo con uno de ellos.
Pregunta: Lo
formularemos en forma más clara. ¿Qué es
más importante, lo espiritual o lo
práctico?
Respuesta: También
esa es una vieja pregunta. Por supuesto que el alma es más
importante que el
cuerpo, como decimos en Adon Olam: “Y con mi espíritu,
mi cuerpo”. El
cuerpo se adhiere al alma. Pero por supuesto, se necesitan ambos,
cuerpo sin
alma es un animal, y alma sin cuerpo es un demonio…
Pregunta: ¿Pero
si hay dos intereses distintos, necesariamente se crea una
tensión entre ellos,
una contradicción?
Respuesta: No
entre el alma y el cuerpo, porque el alma es el alma que alumbra en el
cuerpo.
Es decir, en base a la valentía espiritual se continúa la
valentía nacional y
la victoria bélica. O como lo explica el Rav Kuk en su libro Orot
(al
principio de Israel UTjiato): Hay una motivación moral, y hay
una motivación
causal, cuando la primera es el alma de la segunda.
Pregunta: ¿En
resumen?
Respuesta: Por
supuesto que se debe estudiar Torá - y