Parashat Ki Tetze 14 de
Elul 5775 No
1033
Rav Eran
Tamir
Una de las preguntas básicas en
cuanto al proceso de tshuvá (arrepentimiento sincero)
de la persona, es
¿cuál debe ser el sentimiento, y sobre todo la
conciencia, en cuanto a ese complejo
proceso interno, un proceso que muchas veces es toda una
revolución en la vida
de la persona? ¿Acaso debe sentir pena y dolor por las faltas
del pasado, y
temor en cuanto a su repercusión e influencia en el futuro?
¿O quizás
justamente lo contrario, alegría y seguridad en el bien que a
pesar de ello
existe y se expresa en él, en la persona, y fe en su capacidad
de añadir y
avanzar?
Explica el Rav Kuk en su libro “Orot
HaTshuvá” (16:7): “Toda tshuvá que es plena
debe operar dos acciones
contrarias en la personalidad. Por un lado, temor y pena por el pecado
y el mal
que se encuentra dentro suyo, y por otro lado seguridad y
alegría por el bien
que no puede ser que no se encuentre dentro de la persona en alguna
parte…”. Ambas
sensaciones son auténticas, y ambas son necesarias para
identificar por un lado
lo que debe ser corregido, y por otro lado colmarse de valentía
para corregir
en la práctica.
Pero todavía se debe preguntar,
¿cuál debe ser el sentimiento central, básico, de
entre esos dos, la sensación
que es el motor de todo ese proceso y nos lleva a la plenitud?
Está claro que
la sensación de pena y temor puede conducir a la persona al
desaliento y la pasividad,
en contraste con la sensación de seguridad y alegría en
cuanto a sí mismo, que abre
en él portones de una nueva esperanza y posibilidad de
plasmación. Y en efecto,
así escribió el Rav Kuk en su libro “Orot HaTorá”
(11:2): “La persona
recta debe tener fe en su vida, es decir, debe tener fe en su propia
vida y sus
sentimientos que marchan por el camino recto en base al origen de su
ser, que
son buenos y rectos y que lo llevan por un camino recto… la
posición eterna
debe ser la seguridad de la persona… la persona de Israel debe tener fe
en que
un alma Divina se encuentra dentro suyo”
Ese principio básico es cierto en
general, y sobre todo en época de gueulá
(Redención), en la que
despiertan las fuerzas de vida de la nación y sus integrantes,
luego de dos mil
años de profundo letargo. Las fuerzas de vida cuyo origen es la
fe en sí misma,
la seguridad, la alegría, el deseo de arrepentirse por amor en
base a la
comprensión e identificación, y no un arrepentimiento por
temor en base al
miedo. Lo recalcó el Rav Kuk en su artículo “HaDor”,
y así escribe: “La
generación, cuando encuentra todo lo que escucha y ve de sus
padres y maestros
pequeño en su valor, entonces su moral no le llega al
corazón y no apacigua su
sed… su moral tampoco le da miedo, porque ya se elevó en su
carácter por encima
del nivel de darle forma a su vida según el escape por el miedo,
ya sea de algo
palpable como abstracto, ya sea espiritual como material… no
podrá encorvarse
con el peso del yugo y la carga… una generación como esa no
podrá arrepentirse
por miedo, pero es muy capaz de arrepentirse por amor al que se le
sumará la
reverencia”.
Por ello, nos colmaremos de valentía
y seguridad, valor y alegría que expresarán el centro de
gravedad, la vía
principal del proceso de nuestra tshuvá, cuando la pena
y el dolor, el
temor y la desazón por todas las faltas lo
acompañarán en forma lateral, sin
paralizarlo, vinculados a él en base a la gran responsabilidad y
seriedad de
nuestra tshuvá plena…
Rav
Shlomó Aviner
Primera regla: La grandeza de los
conversos auténticos.
Pregunta: Los
distintos religiosos-nacionalistas siempre basan sus argumentos en
citas del
Rav Kuk. ¿Por qué en el caso de la conversión
ellos citan otros Rabanim (Rabinos),
y no al Rav Kuk?
Respuesta: Pregúntales
directamente. Pero
en general, el Rav Kuk valoró mucho a los conversos
auténticos. Él los apoda “almas
como perlas diseminadas entre los pueblos de la tierra, de las que
llegan a
nosotros los conversos auténticos que debemos amar doblemente”
(Maamarei
HaReaya 200). Él menciona con admiración (Maamarei
HaReaya 201) un converso que
fue cura en una gran y rica iglesia, desdeñó todas las
vanidades del honor, se
convirtió con su familia, llegó a Ierushalaim y
estudió con maravillosa
perseverancia hasta que se convirtió en un importante talmid
jajam (erudito
del estudio de
Segunda regla: Convertir sólo al que está
colmado de
Pregunta: ¿Cómo
explica entonces el Rav Kuk lo que dijeron nuestros sabios, “maldad
tras maldad
recaerá sobre el que acepta conversos”, y “los conversos son
duros para Israel
como la lepra” (Iebamot 109B)?
Respuesta: Él
cita la respuesta de Tosafot allí: “Es decir, cuando
los seducen a
convertirse o los aceptan enseguida, pero si ellos se esfuerzan por
convertirse
hay que aceptarlos” (Mamarei HaReaya 201).
Pregunta: ¿Entonces,
cómo acepto el anciano Hilel ese gentil que dijo
“conviérteme para que yo sea Cohen
Gadol (Sumo sacerdote)”, o también “para que me
enseñes toda
Respuesta: También
respecto a ello él cita a Tosafot: “Hilel sabía
que finalmente serán
conversos auténticos, como realmente ocurrió”. La
conclusión del Rav Kuk: “Ni
se debe hablar, estamos muy lejos de seducir alguna persona de
algún pueblo del
mundo a convertirse… pero también cuando llegan de por sí
mismos, los
investigamos con rigurosidad, para aclarar si realmente su alma fue
alumbrada
del destello del resplandor Divino de la santa Torá, y
la kdushá
de Israel en general” (Maamarei HaReaya 201).
Tercera regla: El Rav Kuk era temeroso de
dictaminar en el tema de la conversión.
Pregunta: De
esas citas tal parece que conversión es algo para unos pocos
elegidos. ¿Acaso
el Rav Kuk mismo convirtió a alguien?
Respuesta: En
efecto, el Rav Kuk era muy temeroso de dictaminar en el tema de la
conversión,
y evitó ocuparse de conversiones. Así escuchamos del Rav
Tzvi Iehudá Kuk.
Cuarta regla: No se debe aceptar
conversos que no tienen intención de cumplir las mitzvot.
Pregunta: ¿Cuál
sería la opinión del Rav Kuk en cuanto a la nueva idea de
aceptar también al
converso que no pretende cumplir las mitzvot?
Respuesta: No
es una idea nueva. Hubo algo similar en Argentina en su tiempo, cuando
los Rabanim
lo rechazaron en forma categórica, y el Rav Kuk
fortaleció su decisión,
“quitar los obstáculos del camino de nuestro pueblo, en cuanto
al aceptado de
conversos no de acuerdo con la religión y lo correcto, sobre los
que
seguramente dijeron nuestros santos sabios que maldad tras maldad
recaerá sobre
los que aceptan conversos, como está escrito en Iebamot 109B”. Y
cuando son
aceptados “está claro que es justamente cuando es notorio que se
convierten de
pleno corazón por la buena causa, pero los que aceptan conversos
de ese otro
tipo, que se convierten por algún interés material o para
satisfacer la pasión
de su corazón, por supuesto que hacen algo malo, y
recaerá sobre ellos maldad
tras maldad, porque esos conversos son duros para Israel como la lepra,
y ellos
introducen espinos en el viñedo de
Quinta regla: Aceptación de todas las mitzvot
realmente.
Pregunta: ¿Cuál
es la intención cuando se habla de aceptación de las mitzvot?
¿Todas las
mitzvot, o la mayoría de las mitzvot, o las mitzvot
más importantes?
Respuesta: Todas
las mitzvot. Es una Gmará explicita, que el Rav
Kuk cita: “Ya que
nuestros sabios dijeron en forma explícita (Bejorot 30B) que el
que acepta toda
Sexta regla: Conversión para casarse es
aceptada, a condición que hay una aceptación
auténtica de las mitzvot.
Pregunta: ¿Qué
será el dictamen tratándose de un converso para casarse?
Respuesta: “Y
a pesar que la halajá fue determinada según la
opinión que dice que
todos esos son considerados conversos en Iebamot 24B, y eso incluye
también al
que se convierte para casarse con una mujer, y una mujer que se
convierte para
casarse con un hombre, tal parece de Tosafot en Julin 3B
(comienza kesabar)
y también Tosafot allí (comienza halajá),
que justamente tratándose
de una conversión plena en cuanto al cumplimiento de las mitzvot.
Pero
cuando no se convirtieron totalmente, es decir, sin aceptación
del cumplimiento
y cuidado de las mitzvot, también si la intención
no era correcta (es
decir, para casarse), entonces son peores que los conversos por miedo a
los
leones (que se convirtieron por miedo que los coman los leones)… y la
formulación del Ramba”m y el Shuljan Aruj (inciso 268) es que se
convirtió por
interés (por ejemplo, para casarse), y se sospecha de él
hasta que sea aclarada
su intención real, y es aclarado allí que si vemos que no
se comporta según la
religión de Israel, y su conversión era por algún
interés, su conversión no es
plena” (Daat Cohen 154). Es decir, se debe esperar y observar su
conducta, si acaso
cumplirá las mitzvot o no, y mientras tanto su status es
dudoso. Si
cumple las mitzvot es un converso, y si no, no es un converso
pleno.
Séptima regla: Convertir al que no
cuidará las mitzvot es hacer pecar al público.
Pregunta: A
pesar de ello, en caso que no cumplirán las mitzvot,
¿quizás es
preferible que se convierta, porque si no servirá, por lo menos
no dañará?
Respuesta: ¡Dañará!
El Rav Kuk explica: “Y lo que es más, los que los aceptan ponen
obstáculos
frente a los ciegos. Porque si diremos que su conversión no
tiene valor, ellos
hacen pecar al público, porque piensan que esos gentiles son
parte de Am
Israel (el Pueblo de Israel), y cuántas averías y
ruinas eso produce, en
cuanto a casamientos, divorcios, etc…” (Daat Cohen 154).
Octava regla: Conversión del que no
cumplirá mitzvot es hacer pecar al converso mismo.
Pregunta: ¿Y
si diremos que la conversión es válida?
Respuesta: Entonces
se hace pecar al converso. “Y si realmente son conversos, y son
incluidos en
todas las obligaciones de
Pregunta: ¿Tal
parece de las palabras del Rav Kuk que no es seguro que su
conversión no tenga
valor?
Respuesta: Es
cierto. Es una situación intermedia, dudosa, como él dice
“no es una
conversión plena”.
Novena regla: A veces se dictamina no
aceptar conversos de ningún tipo.
Pregunta: ¿Si
es tan complejo, quizás es preferible no aceptar conversos de
ningún tipo?
Respuesta: En
efecto, esa era la situación cuando los Rabanim de Argentina decretaron no aceptar conversos
de ningún tipo, y el Rav Kuk fortaleció su
decisión. “Por ello, bien hicieron
los santos Rabanim, que fortalecen su mano, e hicieron un
decreto en su
país, cuando era necesario y se multiplicaron los casos de
conversiones por
interés que lo eran sólo en apariencia, y decretaron no
aceptar conversiones de
ningún tipo” (Daat Cohen 154).
Décima regla: Beit Din (corte de
justicia) importante, que investigue detalladamente que es por la buena
causa.
Pregunta: ¡¿Pero
entonces se cierra totalmente las puertas de la conversión,
también para el que
realmente desea convertirse por la buena causa y ser un converso
auténtico?!
Respuesta: En
esa situación, ellos deberán dirigirse a Ierushalaim, la
ciudad santa, y allí
serán investigados minuciosamente hasta que se esté
seguro de su intención. “Y
el que desea realmente vincularse con la kdushá de
Israel, que llegue a
la ciudad santa de Ierushalaim que será reconstruida pronto,
para que lo
investiguen bien el gran Beit Din, de forma que no haya
ningún interés
de aceptar cualquiera, sino que cuando se esté seguro que se
convierten por la
buena causa y cuidarán el cumplimiento de toda
Onceava regla: El que se convierte sin
haber aceptado las mitzvot, de todas formas hay que obligarlo a
entregar
Guet [documento escrito según las reglas de la halajá,
que al
serle entregado a la esposa por el esposo disuelve su casamiento, y son
considerados divorciados según la halajá. N. del
T].
Pregunta: De
acuerdo a lo que fue dicho anteriormente - que no se trata de una
conversión
plena, pero puede que sí tenga vigor y no es seguro que es
considerado un
gentil - si se ha casado y desea divorciarse, ¿necesita entregar
Guet?
Respuesta: Es
cierto. Hay que ser estricto en las dos direcciones. “D’s no lo
permita, no se debe
ser menos estricto con ellas y tomarlas por conversas que han sido
incluidas en
la totalidad de Am Israel, está claro que se debe ser
estricto, pero de
todas formas no deben ser consideradas que pueden ser divorciadas por
sus
esposos sin Guet o similar, hasta que sea aclarada la
situación de cada
una en forma particular” (Daat Cohen 154). Y en efecto, hubo un caso de
un
converso que se casó con una mujer y luego se marchó sin
haberse divorciado
según la halajá. Los Rabanim de Egipto
opinaban que se le puede
permitir casarse, porque su esposo se convirtió sin haber
aceptado las mitzvot
en su corazón, sólo en su boca. El Rav Kuk decretó
que de momento que dijo que
las acepta, no se puede anular su conversión totalmente, e
incluso si llegará
Eliahu y dirá que en su corazón no pensó como
dijo, en ese caso nosotros
decimos que lo que pensó en su corazón no tiene validez.
Y también nuestros
antepasados aceptaron las mitzvot en su boca, y dijeron
‘cumpliremos y
escucharemos’, a pesar que en su corazón todavía se
encontraba el culto a otros
dioses, y cuando pasaron en el Iam Suf el ídolo de Mija
pasó con ellos,
y a pesar de ello su conversión era válida” (Daat Cohen
153).
Pregunta: ¿A
primera vista es una contradicción, porque en el inciso 153 el
Rav Kuk decreta
que no se debe decidir que la conversión es anulada en forma
retrospectiva.
Pero en el inciso 154 él escribe que “si no cumplen las mitzvot
y
también su pensamiento no era el correcto, no es una
conversión en absoluto”?
Respuesta: Es
cierto. Depende de qué se está hablando. Si se trata de
cuando se debe permitir
casar a su esposa sin Guet, él opina que es una
conversión dudosa, y así
escribe en el inciso 153. Pero si se trata de la conversión en
sí, si no hay
una aceptación de las mitzvot, no se lo considera un
converso, y así
escribe en el inciso 154. Dicho sea de paso, esa es la opinión
de la mayoría de
los Rishonim y Ajaronim.
Doceava regla: Conversión de un pequeño,
si sus padres no lo entregan al Beit Din con intención
que cumpla las mitzvot,
no se considera aceptación de las mitzvot.
Pregunta: ¿Qué
opinó el Rav Kuk respecto a conversión de un
pequeño cuando sus padres
continúan siendo gentiles, o uno de sus padres es gentil y el
otro es judío
laico?
Respuesta: Es
necesario que ambos padres deseen que cumpla mitzvot y lo
eduquen a
ello. Pero si ambos son gentiles, o uno de ellos, “debemos decir que es
seguro
que de momento que ella continúa siendo gentil… por supuesto que
no deseará que
su hijo sea incluido en la kdushá”. La conversión
será válida “sólo de
forma que sabemos que cuando crezca cumplirá las mitzvot,
cuando
realmente la aceptación de las mitzvot es lo principal
en la conversión,
porque es crítico”, “por supuesto que es necesario por lo menos
que su padre o
su madre, o ambos, lo entreguen con intención que reciba las mitzvot”,
“pero cuando está claro que su intención es no cumplir ni
cuidarse de las
prohibiciones de