Parashat Dvarim 9 de Av
5775 Shabat Jazon No 1028
Rav Eran
Tamir
La persona debe complementar la
realidad en dos planos: El plano general y el plano particular. Y como
dice el
Rav Kuk (Ein Aya Brajot Bet, pág. 366 inciso 276): “El bien
humano se divide en
dos partes, la tendencia a complementarse a sí mismo, a
través de todos los
caminos del bien, y la tendencia a complementar a la generalidad”.
Está claro
que hay cierta influencia de un campo al otro, cuando la persona se
ocupa del
complementado de la generalidad a la complementación de ella
como particular, y
viceversa. Como dice allí “y como es sabido, influyen una sobre
la otra, ya que
cuanto más se añada… personas particulares con aptitudes
y plenas, será enriquecida
la generalidad y se multiplicará su éxito. Y
también todo el que se ocupa de
elevar a la generalidad… influye para bien sobre muchos individuos
particulares”.
Pero por otro lado, el equilibrio
exacto entre la complementación de la generalidad y la
complementación de los
particulares es inalcanzable, ya que “de momento que la persona
está compuesta
de diferentes características, no podrá llegar al
equilibrio exacto”. Y por
ello, para complementar ambos campos en forma equilibrada, la
providencia Divina
actúa de esta forma: “Durante una época entera gobierna
en el mundo el espíritu
de la complementación de los individuos particulares, y cada uno
se concentra
en su complementación particular… y de todas formas, por tanto
que cada uno se
concentra en su complementación, son abandonados los asuntos
genéricos”.
Y también al revés, en otra época
histórica se ocuparán las personas de la
complementación genérica, y de ello
surgirán desperfectos para los individuos particulares.
El asunto central de la época del
primer Beit HaMikdash (El Templo) era la complementación
genérica, y por
ello en la época del rey Shlomó se manifestó el Clal
(totalidad genérica
del Pueblo de Israel) en su apogeo dese el punto de vista de
El tema central de la época del
segundo Beit HaMikdash en contraste era la
complementación de los
individuos particulares, para corregir los desperfectos de la
época anterior.
Pero de momento que el plano colectivo fue dañado, “en el
segundo Beit
HaMikdash la fuerza pública de Israel no se manifestó
en él, sino que la
fuerza de los particulares… toda esa individualidad práctica –
del cuidado de
Entonces, el beneficio del primer Beit
HaMikdash en el plano del Clal generó su
destrucción, y a través de
la edificación de los individuos particulares que fue el
beneficio del segundo Beit
HaMikdash se generó su destrucción, por la falta de
complementación del Clal.
El tercer Beit HaMikdash debe
comprender dentro suyo los dos anteriores, el Clal
y los particulares. Y por ello en nuestra época, marchando hacia
el tercer Beit
HaMikdash, tenemos una vida de doble espíritu. Por un lado,
en el mundo
gobierna un espíritu genérico global – el deseo de paz
mundial, organizaciones
y pactos internacionales, políticos, sociales,
económicos, etc. Y también el
Internet, en el que todo el mundo se encuentra sobre la pantalla del
individuo
particular. Y por otro lado, vivimos una época de
espíritu de individualidad,
como la realización personal, orgullo nacional, etc.
Por ello, en nuestra época, en la que hay mucha confusión
entre
generalidad e individualidad, debemos saber cómo edificar el
particular y
también la generalidad en forma equilibrada, que conjuga a ambos
hasta la
edificación del tercer Beit HaMikdash, con la ayuda de
D’s.
Rav Jagai
Londin
¿Acaso la belleza es importante? Según
nuestros sabios, tal parece que sí. El Beit HaMikdash (El
Templo) es
apodado “la belleza del mundo”, Ierushalaim “recibió nueve
medidas de belleza”,
y en el lamento “Alei Tzion VeEria” que recitamos luego de haber
leído “Eija”,
entre otras cosas, nos lamentamos por “su belleza (de los hijos de
Tzion) que
se oscureció, cuando los acosaron los sitiadores”.
¿Qué es, entonces, la belleza? Belleza es
armonía. Es decir, una sensación de belleza nace en la
persona cuando siente
que hay una intención y un orden por detrás de las cosas.
Para que algo sea
conceptuado como “bello”, es necesario que haya alguna intención
que se esconde
detrás de él. La definición de belleza es la
comprensión de muchos detalles en
una misma figura armónica. El Rav Kuk (Shmona Kvatzim 8:55)
escribe: “No se
siente la belleza del mundo, sino que según la medida de la
belleza que hay en
el interior del alma. Porque realmente toda la belleza del mundo, es
sólo una
pequeña expresión de la belleza del alma”. Es decir: La
armonía y plenitud que
se expresan en el mundo superficial, son un pálido reflejo de la
armonía y la
plenitud que existen en el mundo interno. La belleza externa es
sólo algo que
permite expresar en la práctica la belleza del alma.
Cuando el Beit HaMikdash existe,
hay belleza y abundancia en el mundo. En una situación en que
El llanto en Tisha VeAv (el ayuno
del 9 de Av) es por la belleza de Ierushalaim que se desvaneció
del mundo. Por
la pureza, la sensibilidad y la nobleza que no pueden expresarse en el
plano
terrenal, mientras Ierushalaim permanezca destruida. Cada año,
en Tisha VeAv
no lloramos y anhelamos sólo por el mundo espiritual que
existió y ya no, sino
que también por el imperio de kodesh (lo santo) que
existió aquí en la
época del primer Beit HaMikdash. Por la potencia
material, bélica,
económica y estética, por este mundo que se bendijo en
base a la kdushá.
Por la belleza que se oscureció - y ahora regresa,
paulatinamente.