Parashat Koraj 3 de
Tamuz 5775 No
1023
Niveles
Rav David
Landau
El pecado
que figura en nuestra Parashá, es el pecado de
la confusión de
los niveles. Todo borroneado genera destrucciones y peligros espantosos
para
todos. Koraj arguye: “Toda la congregación es santa”, todos son
iguales, hay
que ser democráticos. Pero la realidad es que hay niveles en
todos los campos,
también dentro de Am Israel (el Pueblo de Israel).
El
mundo es como un organismo, donde los miembros no son iguales, sino que
hay diferencias
de niveles. Cada miembro tiene su valor singular, y también una
función
singular, y el cuerpo podrá subsistir plenamente con salud
sólo si cada miembro
cumplirá su función especial. Cuando el rey de los
Kuzaros pregunta por qué no
le fue entregada la Torá
a todos los pueblos en el episodio de la Entrega de la Torá en el monte de
Sinai, le contesta el sabio preguntándole por qué no
todos los seres vivientes
son personas (HaKuzari 1:103). El orden en que se revela el Creador en
las
criaturas es en niveles: Reino mineral, vegetal, viviente, hablante e
Israel.
De la misma forma que en el cuerpo todos los miembros que se
complementan los
unos a los otros expresan el cuerpo entero, así también
en el mundo, el
organismo se revela en su plenitud según los niveles, cuando
cada nivel cumple
con su papel singular. En Am Israel mora la Shjina (manifestación
de la presencia Divina) en forma central, que en el futuro
influirá e imbuirá a
todo el mundo. Cuanto más se eleva la forma de vida, se expresa
una vitalidad
más central en todo el cuerpo. En las criaturas de bajo nivel –
como los
invertebrados - en cada miembro que es cortado del cuerpo se revela un
nivel de
vida semejante. Mientras que en las criaturas más desarrolladas
- que tienen
columna vertebral - hay una vitalidad central, y no todo miembro del
cuerpo la
expresa, y no puede continuar viviendo sin estar ligado al centro de
vida, sin
el corazón, que entrega la fuerza de vida.
También en Am Israel hay niveles. Es
cierto que el Clal (la totalidad genérica del Pueblo de
Israel) incluye
a todos, grandes o chicos, pero hay diferencias y niveles. De la misma
forma
que Am Israel fue elegido de entre los pueblos, así
también hay sectores
elegidos dentro de Am Israel. Hay un sector dentro de él
que es
celestial, que “el Eterno es su heredad”. Los Cohanim (sacerdotes)
son
el nivel más alto dentro de Am Israel, lo que es
detallado en la
Parashá Emor.
La afirmación de Koraj pone en duda todo el orden Divino de los
niveles dentro
de la nación, y por ello es necesario aclarar las cosas con
firmeza.
El pueblo se nutre de sus líderes, y si hay
alguna duda en cuanto a su liderazgo eso produce también un
descenso en el
pueblo, que absorbe de ellos su fuerza de existencia. Por ello, la
aspiración
de igualdad es una actitud destructora, que aspira a anular el valor
central, y
de esa forma arruinar el Clal. Así dicen nuestros
sabios: “No fue destruida
Ierushalaim hasta que igualaron el pequeño y el grande”, no
diferenciaron entre
los niveles, y la necesidad de absorber de los grandes. Hay necesidad
que hayan
niveles, una estructura que permite la expresión del kodesh
(lo santo)
de la vida (según Sijot HaRav Tzvi Iehudá, Orot
pág. 55-56, Bamidvar pág. 18,
176-178).
Donación
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La
difamación que mata
Rav
Shlomó Aviner
Pregunta:
¿Qué podemos decir en cuanto a
esa estimada persona que la difamaron diciendo que es racista, y de
tanto dolor
se suicidó?
Respuesta: Por supuesto, está prohibido
suicidarse, también en situaciones muy difíciles. Pero
podemos entender que
realmente se encontró en una situación espantosa. No
podemos decir más de lo
que dijeron nuestros sabios: Lashón HaRra (calumnias)
mata a tres, al
que cuenta, al que escucha y sobre el que cuentan.
Pregunta: ¿Qué culpa tiene el que
escuchó?
Respuesta: Antes que nada, escuchar Lashon
HaRra es una trasgresión. En segundo lugar, de hecho que
él escucha, el
otro habla. Si se negase a escuchar, el difamador no tendría con
quién hablar.
O en nuestro caso, si nadie leyese mensajes de difamación en el
Internet, las
personas dejarían de escribirlos.
Pregunta: ¿Pero, qué culpa tiene el que
fue difamado?
Respuesta: Él realmente no tiene la culpa.
Pero de la misma forma que un malvado mata a un inocente, hay un
malvado que
mata con sus palabras a un inocente.
Pregunta: ¿Pero en nuestra lucha contra
el mal podemos publicar al que hace maldades?
Respuesta: No es tan sencillo. Véase en el
libro “Jafetz Jaim” al final de las halajot de rejilut,
que hay muchas condiciones para permitirlo. Por ejemplo:
1. Comprobar que realmente esa
es la realidad.
2. Presentar toda la situación,
y no solo parte de ella. Porque muchas veces las cosas se ven distintas
cuando
se toma en cuenta toda la realidad.
3. Se habló con la persona de la
que se trata, se lo intentó corregir, y no tuvo éxito.
4. Se hace por amor al bien, y
no por rencor.
5. Que no sufra por ello más de
lo que sufriría si fuese juzgado en el tribunal por ello.
¡Hay! Cuán dolorosa
es esa condición en nuestro caso. Y hay más condiciones.
Pregunta: ¿Y si esas condiciones no se
dan, acaso hay que esconder la verdad?
Respuesta: Sí. La verdad es un gran ideal,
pero no es el único. “Amad, pues, la verdad y la paz” (Zjaria
8:19). Hay que
escuchar toda la Torá,
y entonces es una fuente de abundancia. “Las leyes del Eterno son
verdaderas,
son justas juntas” (Tehilim 19:10) – juntas, y no cada una por
separado. Lashón
HaRra puede destruir toda la sociedad, incluso si es verdad, y por
supuesto
si es mentira como en nuestro caso, cuando testigos que presenciaron de
lo
ocurrido dijeron que esa querida persona no hizo ni dijo nada racista.
Pregunta: ¿Si destruye la sociedad, por
qué en los países desarrollados no hay leyes en contra?
Respuesta: Por supuesto que las hay.
Incluso en la antigua Roma el que calumniaba era castigado con el
exilio y el
trabajo forzado. No porque los romanos fuesen tan tzadikim (justos),
sino que porque entendieron que destruye la sociedad. También en
nuestro país
hace poco fue dictaminada una ley muy severa en contra de Lashón
HaRra,
pero en el Internet quizás es más complicado demostrarlo.
Pregunta: ¿Por qué?
Respuesta: Porque por lo general la
identidad del que escribe es desconocida. Es un miedoso, y por ello se
esconde
tras una identidad falsa. Al respecto fue dicho en las maldiciones de la Parashá Ki
Tavo:
“Maldito sea el que golpee a su prójimo en secreto” (Dvarim
27:24). Rashi
explica que se está refiriendo a Lashón HaRra.
Pregunta: ¿Entonces, los que escriben son
malvados?
Respuesta: ¡Por supuesto! A no ser que
este permitido, pero esos casos son muy poco frecuentes. Sí, son
malvados, que
D’s se apiade de ellos y que se arrepientan sinceramente.
Pregunta: ¿Pero hay otras cosas malas?
¿Por qué hablar en forma tan severa respecto a Lashón
HaRra justamente?
Respuesta: Antes que nada, nuestros sabios
son los que hablaron severamente en contra de Lashón HaRra cuando
dijeron que es equivalente al asesinato, el adulterio y el culto a
otros
dioses. Y también que el que habla Lashon HaRra es como
quien no tiene
fe en el principio más básico (Arajin 15). En segundo
lugar, es lógico. Es como
un microbio que se va esparciendo, y no se lo puede parar. Incluso los
gentiles
lo comprendieron, como fue escrito en el libro “El Barbero de Sevilla”,
o la
ópera de Gioachino Rossini: “La difamación es un aliento
fresco, un viento muy
agradable, casi ni se siente, fino, liviano, que en silencio comienza a
susurrar, bien en silencio, sin revelarse en la altura, con una voz
baja sopla,
marcha y fluye, camina y tararea, penetra en los oídos de las
personas con
agilidad, y las cabezas turba e infla, sale afuera por la boca, el
alboroto va
creciendo. Se fortalece constantemente, ya vuela de un lugar al otro,
parece
ser un trueno, una tormenta, silva y brama en el corazón del
bosque, y congela
de miedo. Finalmente se desliza e irrumpe, multiplica su fuerza y
explota, como
el disparo de un cañón, un temblor, una tormenta
atronadora, que estremece el
aire. El difamado – desgraciado, denigrado y pisoteado bajo el peso de
la
desgracia pública – para su buena suerte, termina explotando…”.
Lamentablemente, para nuestra vergüenza, es justamente lo que
ocurrió en este
caso.
Pregunta: ¿Hay alguna forma en que el
difamado pueda hacerle frente a la calumnia?
Respuesta: Debe recordar lo que dice el
libro “Jovat HaLevavot” – citando al Zohar – que todos
los
méritos del que calumnia pasan al difamado, y todas las
trasgresiones del
difamado pasan al que calumnia. Y en nuestro caso, ¡a esa querida
persona se le
agregaron los méritos de unas seis mil personas que lo
calumniaron! Por
supuesto, aparte de todos los méritos que él ya
tenía, gracias a su aplicado
trabajo durante toda su vida.
Pregunta: ¿Realmente, esa es una forma
práctica de hacerle frente?
Respuesta: Por supuesto. Una vez publicaron
un panfleto en contra del Gaón, el Rav Aharón
Iehuda Leib Shteinman,
diciendo cosas espantosas. Él preguntó si saben
quién lo publicó, porque quiere
pagarle. Le preguntaron: ¿Por qué? Contestó: Yo,
en mi humildad, tengo faltas y
debo purgarlas. Pero soy anciano, no tengo fuerzas para ayunar y
sufrir, y esa
persona me lo ahorra…
Pregunta: ¿Hasta tal punto?
Respuesta: Sí. En el libro “Jovat
HaLevavot” escribe que esa persona sobre la que contaban Lashón
HaRra
le enviaba regalos a los difamadores a cambio de todos los
méritos que le
pasaban a ella.
Pregunta: ¿En resumen?
Respuesta: “La vida y la muerte están en
manos de la lengua”.